Los nevos son alteraciones de la piel congénitas o adquiridas que persisten de forma casi inalterada. Existen dos tipos principales: nevos epidérmicos como el nevo verrucoso y nevos dérmicos como los nevos melanocíticos. Los nevos melanocíticos pueden ser congénitos o adquiridos y requieren tratamiento si cambian de tamaño o apariencia o si existe riesgo de malignidad. Los nevos displásicos son lesiones de alto riesgo que requieren biopsia debido a su potencial de progresión a melanoma