El abdomen agudo es una de las causas más frecuentes de consulta tanto en Atención Primaria como en el Servicio de Urgencias hospitalario. Es por ello que los médicos de AP debemos saber reconocerlo. Para ello, se debe manejar la realización de una correcta anamnesis y exploración física. Entre los cuadros más comunes de abdomen agudo encontramos la apendicitis, la pancreatitis, los trastornos vasculares y la patología biliar, entre otros.
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DEFINICIÓN:
El dolor abdominal agudo (DAA) es un síntoma frecuente; representa entre un
5-10% de las consultas a un servicio de urgencias. Puede ser la expresión de
patologías de muy diversa índole (medicas, quirúrgicas, intraabdominales,
extrabdominales, banales o potencialmente graves).
Se define DAA cuando tiene una duración inferior a un mes, ydentro de esta
entidad es importante diferenciar el abdomen agudo (AA) que se caracteriza
por tener una evolución inferior a 48-72 horas, ser constante, intenso,
acompañarse con frecuencia de vómitos, afectación del estado general y
exploración abdominal dolorosa.
El diagnóstico es clínico, pero según la sospecha clínica pueden ser necesarias
algunas pruebas complementarias.
En resumen, el AA es un síndrome que se caracteriza por dolor abdominal de
comienzo brusco con una importante repercusión en el estado general del
paciente y que implica muchas veces un proceso intraabdominal grave que con
frecuencia requiere de un tratamiento quirúrgico urgente.
EPIDEMIOLOGÍA:
En general, entre un 10% y un 25% de los pacientes con dolor abdominal
agudo presentan un cuadro que requiere tratamiento quirúrgico.
Las enfermedades que suponen una amenaza inmediata para la vida del
paciente y que pueden manifestarse como un abdomen agudo son el
aneurisma de aorta abdominal, la disección de aorta, la isquemia mesentérica,
la perforación gastrointestinal, la obstrucción intestinal o el vólvulo, la hernia
incarcerada, la pielonefritis, la diverticulitis, las colecistopatías, el embarazo
ectópico, la ruptura placentaria, el infarto de miocardio y la ruptura esplénica.
Según la edad que presenta el paciente la frecuencia de los distintos procesos
cambiará:
En menores de 50 años las consultas más habituales se darán por dolor
abdominal inespecífico, seguido de la apendicitis y de la patología biliar.
En los pacientes mayores de 50 años se debería de pensar con más
frecuencia en la posibilidad de que el origen sea biliar, obstructivo y
como tercera opción el dolor inespecífico.
4. 3
FISIOPATOLOGÍA
El dolor según sus características se puede clasificar en distintos tipos:
Dolor visceral o cólico: Su origen se relaciona con la distensión o
contracción violenta de la musculatura de una víscera hueca o a la
afectación de la cápsula de órganos sólidos. El estímulo se transmite a
través de las fibras C que forman parte de los nervios esplácnicos. Éstos
transmiten impulsos de conducción lenta que dan lugar a un dolor mal
delimitado, de comienzo gradual e intensidad creciente, denominado
protopático. Es un tipo de dolor que frecuentemente se asocia a
síntomas vegetativos (inquietud, sudoración, palidez, náuseas y
vómitos). No existen áreas de hiperalgesia ni de contractura muscular y,
debido a que la inervación visceral alcanza ambos lados de la médula,
su localización se sitúa en la línea media.
Dolor parietal o somático: Se debe a la inflamación del peritoneo
parietal. En este caso el impulso álgido se transmite a través de fibras A
y D mielínicas, que se hallan integradas en los nervios somáticos o
cerebroespinales. Son de conducción rápida, poseen pequeños campos
de recepción y producen un impulso álgido y bien localizado, por lo que
producen un dolor sordo, sostenido y bien localizado (a punta de dedo).
En definitiva, son responsables del denominado dolor epicrítico, como el
que se describe en el punto de McBurney en un caso de apendicitis
aguda avanzada. Este tipo de dolor se localiza exactamente en la zona
estimulada, agravándose con las maniobras de Valsalva, la
deambulación y la palpación de la zona afectada. En todos estos casos
es característica la presencia de hiperalgesia y defensa muscular.
Dolor referido: En ocasiones, el dolor originado en una víscera es
percibido como si procediese de una zona localizada a distancia del
órgano afectado. Aparece cuando el estímulo visceral es intenso o el
umbral del dolor está disminuido. Su origen puede explicarse por la
teoría de la convergencia-proyección. Así, las fibras que conducen los
estímulos viscerales convergen en el asta posterior de la médula junto
con las fibras que conducen los estímulos somáticos (p. ej: procedentes
de la piel). Debido a que la densidad de estos últimos es muy superior y
a que los impulsos procedentes de la piel son mucho más frecuentes,
cuando un impulso de origen visceral es más intenso o el umbral del
dolor está disminuido, las neuronas del asta posterior medular localizan
erróneamente la procedencia del estímulo, situándolo en el área cutánea
inervada por el mismo segmento medular (cuando la vesícula es
afectada por un proceso inflamatorio, la inflamación hace descender el
umbral del dolor, justificando la aparición de un dolor referido a la
escápula). Es decir, el dolor referido es aquel que se percibe en un lugar
distante al del origen, bien sea fuera del abdomen en relación con una
patología abdominal (en el dorso en la patología pancreática) o en el
abdomen en relación con una patología extraabdominal (neumonía,
neumotórax o isquemia miocárdica).
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ETIOLOGÍA
El dolor abdominal puede deberse a:
Procesos intraabadominales: Cualquier estructura localizada en el
abdomen puede presentar patologías y, en consecuencia, ser causa de
dolor abdominal.
o Estomago y duodeno: Gastritis aguda, ulcera duodenal, vólvulo
gástrico…
o Intestino delgado: enteritis aguda, enfermedad inflamatoria
intestinal (EII), obstrucción, perforación, oclusión, colitis
isquémica…
o Intestino grueso: Apendicitis, colitis infecciosa, EII, megacolon,
diverticulitis, Ca. Colorrectal…
o Hígado: Hepatitis aguda, trombosis portal, infarto hepático,
absceso hepático, rotura o necrosis…
o Vía biliar: colangitis, colecistitis aguda, coledocolitiasis…
o Bazo: Rotura, infarto esplénico, necrosis…
o Pared abdominal: Hematoma de los músculos de los rectos…
o Peritoneo: Peritonitis…
o Mesenterio: linfadenitis mesentérica…
o Vejiga: litiasis, infecciones, tumores…
o Patología ginecológica: rotura, torsión o quiste ovárico, salpingitis
aguda, endometriosis…
Procesos extrabadominales: Muchas patologías localizadas en
estructuras no abdominales puede provocar dolor referido en el
abdomen.
o Tórax: neumonía, derrame pleural, neumotórax, IAM, pericarditis,
rotura de esófago…
o Columna vertebral y sistema nervioso: espondilitis, hernia discal,
fractura vertebral, infección por VHZ…
o Aparato genital masculino: orquitis, epididimitis…
o Retroperitoneo: pancreatitis, pielonefritis, disección aortica…
Procesos sistémicos:
o Intoxicaciones: plomo (colico saturnino), mercurio, setas, cocaína,
anfetaminas…
o Fármacos: por su uso (anticolinergicos, bloqueantes
ganglionares…), por su depravación (opioides…)
o Enf. sistémicas, endocrinologías y hematológicas: insuficiencia
suprarrenal, tirotoxicosis, feocromacitoma, alteraciones en el
metabolismo del calcio, acidosis metabólica, porfiria aguda
intermitente, hemocromatosis, fiebre mediterránea familiar...
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CLÍNICA:
Además del dolor abdominal tenemos que estar atentos a los síntomas
acompañantes que nos cuente el paciente ya que éstos guiarán nuestra
sospecha diagnóstica y las pruebas complementarias que pediremos.
SINTOMAS DIGESTIVOS OTROS
Náuseas
Vómitos
Diarrea
Estreñimiento
Anorexia
Melenas, rectorragia, hematoquecia
Fiebre
Disuria
Metrorragia
Amenorrea
Tos
Disnea
Dolor torácico (Palpitaciones…)
Mareo /síncope
El abdomen agudo en ocasiones se puede ver acompañado de un cuadro de
síntomas vegetativos. Éstos aparecen cuando se estimula el sistema nervioso
autónomo, que engloba los efectos que ocurren en el cuerpo de forma
involuntaria y directa (sistema simpático, parasimpático y entérico),
apareciendo síntomas como taquicardia, sudoración profusa, mareos,
elevación de la tensión arterial, ansiedad, pánico y miedo.
DIAGNÓSTICO:
Como se ha mencionado con anterioridad, el diagnóstico del abdomen agudo
hace necesarias en la mayoría de las ocasiones la realización de pruebas
complementarias. Es por ello, que en las consultas de Atención Primaria
debemos estar alerta de los síntomas y signos que sugieran un cuadro de
abdomen agudo para derivar al paciente al Servicio de Urgencias lo antes
posible, puesto que en algunos casos, el tratamiento será quirúrgico y urgente.
Para realizar una buena orientación diagnóstica, es esencial la realización de
una buena anamnesis y exploración física, por lo que nos centraremos en ellas.
ANAMNESIS
En primer lugar, es muy importante atender a la edad y sexo del paciente, así
como a sus antecedentes personales y familiares. Además, debemos preguntar
por la toma de fármacos como anticoagulantes (causantes de hematomas
intramurales), anovulatorios (infartos intestinales), corticoides y AINEs
(potencial gastrolesivo), medicación cardiológica (isquemia intestinal),
esteroides y diuréticos (pancreatitis) y opiáceos (su síndrome de abstinencia
puede provocar dolor abdominal agudo).
Una vez realizada esta primera parte, nos centraremos en la descripción del
dolor atendiendo a los siguientes puntos:
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Forma de instauración:
o Brusca. Tarda segundos o minutos en alcanzar la máxima
intensidad. El paciente sabe precisar en qué momento empezó y
suele señalar el dolor a punta de dedo. Es típico de la irritación
peritoneal y de la isquemia intestinal aguda.
o Aguda. Tarda minutos y horas en alcanzar la máxima intensidad y
el paciente suele localizarlo bien. Es típico de la patología biliar, la
pancreatitis o el cólico nefrítico.
o Subaguda. Tarda horas o incluso días en alcanzar la máxima
intensidad y suele ser de localización imprecisa. Es típico de
procesos inflamatorios localizados, como la colecistitis aguda o la
apendicitis.
Intensidad:
o Muy intenso. Típico de irritación peritoneal, isquemia intestinal o
distensión de la fibra muscular lisa
o Moderado. Típico de procesos inflamatorios localizados.
Irradiación:
o A zona subescapular: patología biliar.
o En cinturón: pancreatitis.
o A espalda: patología biliopancreática, ulcus perforado, cólico
nefrítico, aneurisma de aorta abdominal, patología ginecológica.
o A ingle, trayecto ureteral o escroto: cólico nefrítico, aneurisma de
aorta.
Actitud del paciente:
o Inmóvil: típico de irritación peritoneal brusca o isquemia intestinal.
o Agitado: típico de cólico biliar o nefrítico.
o Posición antiálgica: la posición en decúbito prono o fetal es típica
de la pancreatitis aguda.
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Topografía: invariable (según cuadrantes, se muestra en la tabla
inferior) o cambiante (típica de la apendicitis aguda).
Hipocondrio derecho Epigastrio Hipocondrio izquierdo
Patología hepatobiliar
Pancreatitis
Gastritis. Duodenitis.
Ulcus péptico
Apendicitis retrocecal
Obstrucción intestinal
Enf. Inflamatoria intest.
Herpes zoster
Patología torácica
Esofagitis. RGE
Gastritis. Duodenitis.
Ulcus péptico
Gastroenteritis
Pancreatitis
Apendicitis (temprana)
Obstrucción intestinal
Enf. Inflamatoria intest.
Aneurisma aórtico roto
Trombosis mesentérica
Patología torácica
Gastritis
Pancreatitis
Rotura de bazo. Infarto
esplénico
Diverticulitis
Obstrucción intestinal
Enf. Inflamatoria intest.
Estreñimiento
Herpes zoster
Patología torácica
Flanco derecho Mesogastrio Flanco izquierdo
Aneurisma aortico
Cólico nefrítico
Pielonefritis aguda
Gastroenteritis
Pancreatitis
Apendicitis (temprana)
Adenitis mesentérica
Trombosis mesentérica
Obstrucción intestinal
Enf. Inflamatoria intest.
Aneurisma aórtico abd
Hernia/torsión testicular
Aneurisma aórtico abd
Cólico nefrítico
Pielonefritis aguda
Fosa iliaca derecha Hipogastrio Fosa iliaca izquierda
Apendicitis
Obstrucción intestinal
Enf. Inflamatoria intest.
Hernia inguinal estrang.
Diverticulitis
Cólico nefrítico
Embarazo ectópico roto
Quiste ovárico
roto/torsión
Enf. Inflamat. Pélvica
Hematoma de pared abd
Vesiculitis seminal
Absceso del psoas
Adenitis mesentérica
Cistitis. Retención
urinaria
Patología prostática
Diverticulitis
Estreñimiento
Enf. Inflamatoria pélvica
Quiste ovárico
roto/torsión
Embarazo ectópico roto
Hernias
Cólico nefrítico
Apendicitis
Enf. Inflamatoria intest.
Hematoma de pared abd
Obstrucción intestinal
Diverticulitis sigmoidea
Obstrucción intestinal
Enf. Inflamatoria intest.
Hematoma de pared abd
Enf. Inflamatoria pélvica
Quiste ovárico
roto/torsión
Embarazo ectópico roto
Vesiculitis seminal
Absceso del psoas
Hernia inguinal estrang
Cólico nefrítico
Sdme. intestino iritable
Síntomas acompañantes:
o Fiebre. Puede aparecer en cuadros como la apendicitis
(febrícula), la patología biliar (en picos) y pielonefritis
(acompañada de síntomas miccionales).
o Vómitos. Acompañan en gran cantidad de procesos abdominales
y es por ello que debemos fijarnos en sus características:
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Frecuencia. Pueden ser repetidos (obstrucción intestinal
alta, cólico biliar o pancreatitis) o espaciados (obstrucción
intestinal baja o peritonitis aguda difusa).
Relación con el dolor. Lo preceden (gastroenteritis aguda),
aparecen después (procesos abdominales agudos como
apendicitis o colecistitis) o lo modifican (empeoran el dolor
en los procesos inflamatorios intraabdominales).
Aspecto. Puede ser de contenido alimenticio, bilioso,
hemático (excepcional) o fecaloide (sugerente de
obstrucción intestinal baja).
o Modificación del hábito intestinal
Diarrea. Se debe preguntar por la presencia de productos
patológicos como sangre o pus. No suele ser orientativo de
abdomen quirúrgico.
Estreñimiento. Suele aparecer en los cuadros quirúrgicos.
Hablaremos de obstrucción intestinal total si no hay
emisión de gases ni de heces en 24 h.
o Alteraciones locales, como síntomas miccionales o ginecológicos.
o Otros: anorexia, ictericia, coluria, acolia, síntomas respiratorios,
etc.
EXPLORACIÓN FÍSICA
Aunque nos vamos a centrar en la exploración abdominal, es importante
atender al estado general del paciente y realizar una buena auscultación
cardiopulmonar.
INSPECCIÓN
Una buena inspección pasa por explorar la presencia de cicatrices quirúrgicas,
así como lesiones cutáneas, que pueden orientarnos el diagnóstico. Así,
podemos encontrarnos equimosis periumbilical (signo de Cullen) o en los
flancos (signo de Grey-Turner), que indican, aunque tardíamente, hemorragia
peritoneal por procesos pancreáticos. Otro signo es el nódulo de la hermana
María José, que corresponde a una masa en región umbilical sugestiva de
metástasis cutánea de un tumor maligno intraabdominal.
En ocasiones, la visualización de vesículas arracimadas nos hace pensar en un
herpes zoster, que puede ser el causante de un dolor abdominal.
En cuanto a la forma del abdomen, podemos encontrarlo inmóvil, plano, lo que
sugerirá irritación peritoneal, o por el contrario, abombado, lo que puede indicar
obstrucción de intestino delgado, grueso o incluso la presencia de un vólvulo.
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AUSCULTACIÓN
Debe realizarse antes de la palpación y durante al menos 1 minuto. Debemos
constatar la presencia de ruidos hidroaéreos. La ausencia de ellos nos debe
hacer pensar en íleo paralítico o peritonitis generalizada. Si, por el contrario, el
peristaltismo está aumentado, deberemos descartar obstrucción intestinal o
gastroenteritis aguda.
Especial atención requiere la presencia de ruidos metálicos, que aparecen en
la obstrucción intestinal mecánica y la detección de soplos abdominales, que
nos deben orientar a la presencia de un aneurisma aórtico.
PALPACIÓN
Deberá realizarse de forma superficial en primer lugar, para posteriormente
realizar la palpación profunda. Es importante comenzar por la zona de menor
dolor y dejar para el final la zona dolorosa.
La exploración se realizará por cuadrantes, puesto que nos orientará al cuadro
clínico que presente al paciente y debemos prestar atención a la presencia de
masas o tumoraciones y megalias, así como la contractura voluntaria e
involuntaria del paciente a la palpación. Generalmente, la contracción
involuntaria del abdomen suele corresponder a cuadros de abdomen agudo,
pudiendo ser generalizada (lo que se denomina abdomen en tabla) o
localizada.
Existen una serie de signos exploratorios abdominales que debemos realizar:
Signo de Murphy: Dolor en hipocondrio derecho a la inspiración
profunda.
Signo de Blumberg: Dolor intenso a la descompresión brusca del
punto de Mac Burney.
Signo de Rovsing: Dolor en fosa iliaca derecha al palpar
profundamente la fosa iliaca izquierda.
Signo del obturador: dolor al a rotación interna pasiva del muslo
derecho cuando se encuentra colocado en ángulo recto.
Signo del psoas: la flexión activa del muslo derecho origina o
aumenta el dolor en fosa iliaca derecha.
Signo de Courvoisier-Terrier: detección en hipocondrio derecho
de la vesícula biliar palpable.
PERCUSIÓN
Se puede detectar timpanismo (indica retención de gases) o matidez (indica
presencia de masas o megalias, así como líquido en la cavidad peritoneal).
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TACTO RECTAL
Lo ideal sería realizarlo después de la radiografía de abdomen en todo dolor
pélvico, con síntomas anorrectales o en sospecha de obstrucción. En él,
debemos buscar tumoraciones o fecalomas.
Además, nos permite caracterizar las heces: las de color negro pueden ser
melenas (pegajosas, brillantes, malolientes), las de color rojo nos deben hacer
pensar en hemorragia del colon, las amarillentas son características del
síndrome de malabsorción intestinal, mientras que las acólicas suelen indicar
cuadros de ictericia obstructiva.
CRITERIOS DE DERIVACIÓN HOSPITALARIA
Una vez realizada la anamnesis y la exploración física, el médico de
Atención Primaria debe atender a una serie de criterios de derivación
hospitalaria para realización de pruebas complementarias:
Inestabilidad hemodinámica.
Sospecha de patología que requiera tratamiento quirúrgico.
Sospecha de patología que requiera tratamiento médico hospitalario.
Hernias irreductibles.
Signos de peritonismo.
Vómitos fecaloideos o sanguinolentos.
Rectorragia profusa de origen incierto.
EXPLORACIONES COMPLEMENTARIAS
Hemograma: podemos encontrar leucocitosis con neutrofilia en
infecciones y anemización en rotura de aneurisma abdominal o
hemoperitoneo.
Bioquímica: podemos añadir a una bioquímica básica según sea
nuestra sospecha diagnóstica, la amilasemia (pancreatitis), troponinas
(si sugiere cuadro cardiológico), bilirrubina total e indirecta (cuadro biliar)
y procalcitonina y PCR (si se sospecha cuadro séptico).
Coagulación: importante en pacientes anticoagulados y con sospecha
de sepsis. También se debe solicitar si pensamos que estamos ante un
cuadro quirúrgico.
Gasometría venosa: en un cuadro abdominal agudo, la detección de
acidosis metabólica nos debe hacer pensar en sepsis, shock,
cetoacidosis diabética, insuficiencia renal, isquemia mesentérica o
tóxicos, mientras que la alcalosis metabólica nos puede indicar vómitos
repetidos.
Orina: en todos los casos se debería realizar una tira de orina, y una
orina completa en sospecha de infección urinaria, cólico nefrítico,
cetoacidosis o fracaso renal.
o En mujeres jóvenes, no olvidar descartar el embarazo.
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Radiología:
o Abdomen: debe realizarse en decúbito supino y en bipedestación.
No es recomendable realizarla de forma rutinaria, por lo que se
debería solicitar ante la sospecha de presencia de cuerpos
extraños, perforación u obstrucción intestinal.
o Tórax: debe realizarse en todo dolor abdominal agudo para
descartar neumoperitoneo, visualizar elevación diafragmática y
descartar procesos pleuropulmonares, que en ocasiones se
manifiestan como dolor referido.
Electrocardiograma: si se sospecha isquemia miocárdica o arritmias
cardiacas potencialmente embolígenas.
Ecografía abdominal: útil en patología hepatobiliar, pancreática,
urológica y ginecológica.
TC: es la prueba más sensible y específica y se deberá solicitar ante
traumatismos abdominales con estabilidad hemodinámica, hemorragia
digestiva baja activa y sospecha de disección aórtica.
TRATAMIENTO INICIAL
En los pacientes con sospecha de abdomen agudo se deben seguir una serie
de indicaciones previas al diagnóstico etiológico del mismo:
Dejar al paciente en dieta absoluta.
Vigilar la posición del paciente (por ej., incorporado en caso de vómitos).
Control de constantes (tensión arterial, frecuencia cardiaca y respiratoria
y temperatura).
Canalizar vía periférica y administrar suero glucosalino.
Descompresión gastrointestinal, si es necesaria, con sonda nasogástrica
o rectal en casos de obstrucción intestinal.
Administración de antieméticos, como metoclopramida.
Analgesia. Se ha demostrado que no enmascara los hallazgos
exploratorios, por lo que paliar el del paciente debe ser uno de los
objetivos principales. Los analgésicos que podemos usar en el
tratamiento del dolor son el paracetamol 1g cada 6 h, dexketoprofeno
trometamol 50 mg cada 8 h, metamizol magnésico 2 g cada 6 h y, si
persiste el dolor, tramadol 100 mg cada 6 h.
13. 12
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE ABDOMEN AGUDO
APENDICITIS:
Se denomina así a la inflamación e infección del apéndice. No se conoce la
causa que lo puede producir totalmente, aunque en la mayoría de los casos
podría ser una obstrucción a nivel apendicular.
Es la urgencia quirúrgica más frecuente y una de las causas de dolor
abdominal más comunes en los servicios de urgencias. Más de 5% de la
población sufre apendicitis alguna vez en su vida.
El dolor empieza en la parte superior del abdomen o periumbilical, es de tipo
visceral y aumenta al toser y con los movimientos; después aparecen náuseas
y vómitos, y posteriormente, el dolor se desplaza hacia la parte inferior derecha
del abdomen. Es frecuente presentar fiebre. Si se perfora el apéndice, el dolor
puede disminuir durante unas horas. A continuación, se produce una peritonitis,
y el dolor y la fiebre pueden hacerse muy intensos.
Será importante la realización de una analítica de sangre donde se pueden ver
elevados parámetros de inflamación (leucocitos, PCR elevado…) y la
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realización de una prueba de imagen (ecografía y en caso de no ver el
apéndice, TAC).
Su tratamiento consiste en fluidoterapia y antibioterapia hasta la realización de
cirugía de extirpación.
PANCREATITIS:
Es la inflamación del páncreas (y de los tejidos adyacentes). Los
desencadenantes más frecuentes son las litiasis biliares y el consumo de
alcohol.
El dolor es intenso en región epigástrica o en mesogastrio y se irradia en
“cinturón” hacia la espalda. Suele ser resistente a la analgesia habitual. El dolor
se puede aliviar al sentarse o inclinarse hacia delante y se puede acompañar
de náuseas y vómitos. Pueden presentar fiebre e impresionar de gravedad
(taquicardia, taquipnea, sudoración…).
Será importante la realización de una analítica se sangre en la que deberemos
incluir la amilasa y la lipasa. En algunos casos, será necesario acompañar la
alteración a analítica con la realización de una prueba de imagen (TC). Es
importante recordar los criterios de Ranson y la escala POP-score que definen
la gravedad de la pancreatitis.
El tratamiento de esta patología es sintomático, fluidoterapia, analgesia y
soporte nutricional ya que el paciente estará en dieta absoluta.
DIVERTICULITIS:
Es la inflamación y/o infección de los divertículos, que frecuentemente se
encuentran en las secciones finales del colon (sigma).
Produce dolor e hipersensibilidad a la palpación de la fosa iliaca izquierda, se
puede acompañar de fiebre y en ocasiones de nauseas y vómitos. La
hemorragia no es característica de esta patología.
En el primer cuadro de diverticulitis será necesaria la realización de un TAC
para identificar los divertículos. Si el paciente ya ha sido diagnosticado de los
mismos no será necesaria la realización de ninguna prueba de imagen. Una
vez resuelto el cuadro es recomendable la realización de una colonoscopia
para descartar otras causas (cáncer de colon).
Las personas con síntomas leves de diverticulitis se tratan con reposo, dieta
líquida y, a veces, antibióticos por vía oral; mientras que las que presentan
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síntomas graves son hospitalizadas y tratadas con antibióticos por vía
intravenosa y, en ciertas ocasiones, con cirugía.
ÚLCERA PÉPTICA
El paciente refiere dolor en epigastrio, que puede irradiarse a espalda o a
hipocondrio derecho. Se suele describir como urente y suele estar acompañado
de pirosis, flatulencia, nauseas y vómitos. Es importante conocer la toma de
AINEs en los días previos y en la exploración física solo encontraremos dolor
en epigastrio. Es típico el alivio de los síntomas con la ingesta de alimentos y
antiácidos.
ISQUEMIA MESENTÉRICA
Muy típica de pacientes con edad avanzada, ateromatosis y arritmias cardiacas
y en tratamiento con digitálicos, diuréticos o antiagregantes plaquetarios.
Aparece un dolor difuso que inicialmente es de tipo cólico para hacerse
posteriormente continuo. Suele iniciarse de forma brusca y acompañarse de
náuseas y vómitos (en algunas ocasiones de vómitos “en posos de café”) y
deposiciones diarreicas con sangre. Antes de que aparezca peritonismo, es
posible que el paciente esté 2-3 días sintomático. Por ello, en una etapa inicial
tan solo objetivaremos timpanismo difuso, mientras que posteriormente se
añadirán signos de hipoperfusión.
PERFORACIÓN DE VÍSCERA HUECA
Cuadro que se inicia por un dolor súbito y violento, generalmente en epigastrio,
irradiado en muchas ocasiones a hombro. Suele ser continuo, exacerbado con
los movimientos, por lo que el paciente se encuentra inmóvil. Supone una
importante afectación del estado general, encontrándonos al paciente
sudoroso, pálido y con el abdomen en tabla. En las pruebas complementarias
se debe buscar el neumoperitoneo y si el paciente se encuentra estable, se
debe realizar TC.
OBSTRUCCIÓN INTESTINAL:
Es la obstrucción que detiene por completo o afecta gravemente el paso de los
alimentos, los líquidos, las secreciones digestivas y los gases a través del
intestino. La causa más frecuente son las adherencias.
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El dolor abdominal es de tipo cólico, aparece en oleadas y finalmente se hace
continuo, acompañado de distensión y pérdida de apetito. La obstrucción
completa produce estreñimiento y dificultad para evacuar gases, mientras que
en las obstrucciones parciales se puede presentar diarrea. Se puede
acompañar de náuseas y vómitos.
Para su diagnóstico puede ser útil la realización de una radiografía abdominal
en la que podremos ver asas intestinales dilatadas y ausencia de gas a nivel
distal.
El tratamiento variará en dependencia de la gravedad de la obstrucción
pudiendo no necesitar ningún tratamiento, tratamiento sintomático o medidas
más invasivas como sondaje, endoscopia o incluso la cirugía.
VÓLVULO DE COLON:
Es la torsión del intestino sobre sí mismo que puede afectar al mesenterio y por
lo tanto a la irrigación del asa de intestino afecta. Son más frecuentes a nivel
del sigma.
Se produce dolor abdominal agudo, náuseas, vómitos y estreñimiento, y en
algunos casos se puede acompañar de rectorragia.
La realización de una radiografía abdominal en esta patología mostrará
distensión del asa proximal, el signo del grano de café y ausencia de gas distal.
Para tratar esta patología puede ser necesario la realización de una
intervención quirúrgica o una endoscopia.
HERNIA ABDOMINAL:
Apertura o área de debilidad en la pared abdominal a través de la cual puede
sobresalir el contenido abdominal. En la exploración se presenta una
protuberancia perceptible.
Suele producir pocas molestias y el bulto puede ser reducido. Cuando la hernia
se complica (incarcerada o estrangulada) produce dolor abdominal que
aumenta de manera gradual, acompañado de nauseas y vómitos. En estos
supuestos, la hernia no puede ser reducida y es dolorosa a la palpación.
Para su diagnóstico suele ser suficiente con la exploración, aunque en caso de
quedar dudas se realizará una prueba de imagen (ecografía o TC).
Cuando una hernia se complica, el tratamiento es la realización de una
intervención quirúrgica para resolver el problema.
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ANEURISMA DE AORTA ABDOMINAL
Esta patología es más propia de varones, hipertensión y otros factores de
riesgo cardiovascular y pacientes de edad avanzada. La sospecharemos
cuando el paciente nos refiera un dolor de inicio brusco en columna lumbar,
epigastrio o en fosa renal. Suele irradiarse a la espalda y a la porción inferior
del abdomen.
En la exploración, podemos encontrarnos con una disminución o incluso de los
pulsos femorales. En algunos casos, el paciente presencia desde el inicio
situación de shock.
Nos encontramos ante un cuadro grave, por lo que se deberá optar por realizar
ecografía o TC abdominal.
HEMATOMA DE PARED ABDOMINAL
Debemos sospecharlo ante la presencia de una masa abdominal adherida a la
pared, que se acompaña de equimosis (puede verse precedido de esfuerzos
físicos). Se suele presentar en pacientes con alteraciones en la coagulación o
en tratamiento anticoagulante.
El diagnostico se realiza con un TC abdominal con contraste para descartar
sangrado activo, y en caso de presentarlo sería necesario la realización de una
embolización urgente.
PERITONITIS BACTERIANA ESPONTÁNEA:
Infección de origen desconocido que afecta al líquido ascítico.
Presentan dolor, fiebre y malestar general. Algunos pacientes pueden
presentar afectación en la función hepática o incluso encefalopatía.
Es una entidad de difícil diagnóstico. Para ello, será necesario realizar una
paracentesis diagnóstica y cultivo del mismo.
Para su tratamiento será necesaria la antibioterapia IV (pudiendo empezar de
manera empírica con una cefalosporina de 3ª generación).
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ORIGEN UROLÓGICO
Una miscelánea de patologías a este nivel pueden llevar a los pacientes a
consultar por dolor abdominal. Entre ellas se incluye el cólico renal, la infección
del tracto urinario, escroto agudo y la retención aguda de orina.
ORIGEN GINECOLÓGICO
Las patologías ginecológicas agudas que pueden llevar a consultar por dolor
abdominal son muy variadas. Las que pueden revestir mayor gravedad son la
rotura de embarazo ectópico, la enfermedad inflamatoria pélvica, los abscesos
tuboováricos, la torsión de trompas de Falopio, la rotura de quiste ovárico y el
desprendimiento de placenta.
ORIGEN BILIAR
Muchas de las patologías agudas que se presentan a este nivel cursan con
dolor abdominal en el hipocondrio derecho que pueden irradiar hacia epigastrio
o espalda. Los motivos más comunes por los que se consulta en urgencias son
el cólico biliar, la colecistitis y la colangitis.
19. 18
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