Foucault desafía los pilares de la pedagogía moderna como la verdad y el saber, y ve la educación como un ejercicio de relaciones de poder entre maestros y estudiantes. Plantea que el conocimiento es una forma de poder y que la autoridad del maestro puede llevar a dominación, pero también reconoce que la enseñanza es necesaria. Propone una educación crítica que cuestione la verdad y el poder y promueva la libertad a través de nuevas experiencias.