Gestaciones que duran más de 42 semanas (294 días) se consideran prolongadas y representan un 10% de los embarazos. Esto puede aumentar el riesgo de complicaciones para la madre y el bebé, como síndrome de aspiración meconial, oligoamnios, macrosomía, distocia de hombros, acidosis neonatal y bajo Apgar. Se recomienda la inducción del parto o cesárea entre las semanas 41 y 42 para reducir estos riesgos.