Las vanguardias latinoamericanas de las décadas de 1920 a 1940 se nutrieron de las innovaciones introducidas por las vanguardias europeas para elaborar una propuesta artística que construyera una identidad nacional y se preocupara por las tradiciones culturales locales. Algunas de estas propuestas incluyeron el muralismo mexicano de Rivera, Orozco y Siqueiros, el nativismo de Pedro Figari en Uruguay, el rescate de la herencia afrocubana por parte de Wilfredo Lam, y las obras que representaban el Brasil mulato de Di Caval