El documento describe las facultades del emperador en la antigua Roma. El emperador tenía poderes políticos, judiciales y religiosos. Sus poderes políticos incluían convocar asambleas, dirigir el estado, declarar la guerra, conceder ciudadanía y nombrar magistrados. Judicialmente era el juez supremo en causas civiles y criminales. Religiosamente era el Pontífice Máximo y se le consideraba sagrado.