La directora del FMI ha instado a los líderes del planeta a gastar cuanto puedan para minimizar los desastres ocasionados por Covid19. Pero también les ha pedido transparencia.
1. FOTOGRAFIA: FINANCIAL TIMES.
KRISTALINA GEORGIEVA.
Manfred Nolte
No hay dinero en el mundo que pueda rescatar las más de trescientas mil vidas
que COVID19 ha segado de forma inmisericorde. Pero, afortunadamente, el
dinero si puede prevenir sucesivas fatalidades sanitarias y al mismo tiempo
proteger las rentas de todos aquellos que sufren las devastadoras consecuencias
económicas de la pandemia. No era necesario que nadie aleccionara a nadie. Las
heridas de la gran crisis de 2008 están aun recientes y los Estados cuentan en
general con una amplia experiencia acerca de las políticas compensatorias: las
cotidianas y también las excepcionales.
No obstante lo cual, las palabras de la directora del Fondo Monetario
Internacional, Kristalina Georgieva han resonado altas y claras en las instancias
gubernamentales de los países miembros. La ejecutiva búlgara ha sido expeditiva
en sus recomendaciones a los dispensadores de fondos públicos en todo el atlas
planetario: “Tiempos excepcionales requieren acciones excepcionales. Gasten
todo lo que puedan, pero asegúrense de guardar los recibos”.
La original llamada de la Georgieva lleva doble sentido. Dada la ferocidad de la
crisis humanitaria, alienta a los estados a activar el gasto público con rapidez y
sin cicatería, mas allá de su espacio fiscal ordinario. El segundo mensaje -tan
importante como el anterior- se refiere a la responsabilidad y transparencia del
gasto, aspecto este que no debe pasar a segundo plano. Porque llegará el
momento, -aun no ha llegado, no hay traza alguna de él- en que habrá que hacer
las cuentas, valorar la efectividad de las políticas emprendidas y buscar a
continuación la manera de saldar las astronómicas deudas acumuladas. Es por
esta razón por la que las facturas deben estar completas y visibles, para que
ninguna quede sin su religioso reembolso. A eso se refiere la búlgara.
2. El contexto de la compensación pública no es otro que el de los estragos globales
causados por el Sars-Cov-2. Las pérdidas totales producidas por la pandemia se
estiman en 8,8 billones de dólares este año, según el Banco de Desarrollo
Asiático. En España la caída del PIB en 2020 superará los 120.000 millones de
euros y el paro afectará al 19% de la población activa.
En consecuencia de lo cual, el monto de la partida anticíclica global es billonario,
con ‘b’ latina y no sajona: millones de millones. Prácticamente todos los países
del mundo han activado formidables mecanismos en apoyo de consumidores y
empresas en los últimos dos meses. En nuestro país, sin incluir los programas
autonómicos, las medidas anticíclicas se recogen en el ‘Programa Nacional de
reformas’, enviado recientemente a Bruselas. Cien mil millones de avales del ICO
para préstamos al tejido productivo, y ayudas directas por 35.000 millones de los
cuales el grueso se aplican a los ERTES, con un aumento del gasto público de
55.ooo millones. A ello se une una drástica caída de la recaudación tributaria -
40.000 millones en 2020- que debilita la acción beligerante del gobierno.
La pregunta clave, en consecuencia, estriba en cómo se pagará todo esto en lo que
queda de año y cómo se restablecerá el equilibrio, cuando las aguas vuelvan a su
cauce, al menos de forma relativa. ¿Con qué cartas contamos en este momento
para jugar y acaso ganar la partida financiera?
El primer instrumento consistiría en transferir recursos desde los que tienen
ingresos hacia los que no los tienen durante este año y el siguiente, mediante la
introducción de impuestos extraordinarios. Tal es la intención de Pablo Iglesias,
buscando elevar la recaudación en 20.000 millones de euros aproximadamente.
Pero con la excepción del Impuesto sobre las grandes fortunas que incluye a pocos
y recaudaría una cantidad exigua, el resto de las figuras planteadas afecta a
amplios segmentos sociales con el consiguiente efecto procíclico y depresor en la
economía. Su aplicación sería un despropósito en el momento actual y es en todo
caso insuficiente para taponar la hemorragia fiscal declarada.
La segunda estrategia, que el gobierno utiliza con éxito hasta el momento consiste
en financiar las transferencias compensatorias mediante el endeudamiento en los
mercados internacionales, emitiendo más deuda soberana. Mientras el Banco
Central europeo prosiga con sus programas de compra de bonos en el mercado
secundario (acumula el 25% de nuestras emisiones), la gran ventaja estriba en el
coste irrisorio de este vehículo de financiación. El problema surgiría si todos los
países buscaran financiar a la vez sus déficits por este mismo camino y los
Inversores Institucionales paralizan sus compras en un momento dado.
La tercera vía reside en obtener fondos de fuentes restringidas -en nuestro caso
de la Unión Europea- a bajo o nulo coste (subvenciones) y, en su caso, a plazo
muy largo o indefinido. Bruselas ha aprobado ya algunas vías, que no complacen
en su totalidad a la ministra Calviño, abierta al SURE (12.000 millones), pero no
al MEDE. La excepcionalidad de la situación hace que varios países europeos,
entre ellos España, clamen ante la Comisión europea por un llamado ‘Fondo de
recuperación’, resucitando la vieja idea de un ‘Fondo de redención de deuda’ de
hasta 2 billones de euros, sin condicionalidad y sin retorno, que es aun objeto de
intensa discusión, aunque cuente con el aval de Parlamento europeo.
3. Las cosas por su orden. Y en el gasto contra presupuesto o tomando a préstamo,
guardar todas las facturas, para ver más adelante cuánto se debe, a quien, y si se
ha gastado con corazón y con inteligencia.
Kristalina Georgieva
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