1. TECNICA DE MEDITACION N°112 ENTRA EN EL ESPACIO INTERNO.
Cuarta técnica: Entra en el espacio, sin soporte, eterno, en calma.
En esta técnica se han dado tres cualidades del espacio. Sin soporte: no puede haber ningún soporte en el
espacio. Eterno: no puede tener fin. En calma: será silencioso, sin sonido.
Pero la mente siempre pide soportes. La gente viene a mí, y si les digo: «Siéntate en silencio, con los ojos
cerrados, y no hagas nada», dicen: «Dame algún avalamban, algún soporte. Dame algún mantra como
soporte, porque no puedo sentarme.»
Simplemente sentarse es difícil. Si les doy un mantra, está bien. Entonces pueden seguir repitiendo el mantra.
Entonces es fácil. Con un soporte nunca estás vacío; por eso es fácil. Debe pasar algo, debes estar haciendo
algo. Haciendo, el que hace permanece; haciendo, estás lleno. Puede que estés lleno de omkar, aum, Rama,
Jesús, Ave María, cualquier cosa; puede que estés lleno de cualquier cosa, pero estás lleno; entonces estás
bien. La mente se resiste al vacío. Quiere siempre estar llena de otra cosa, porque si está llena, puede
existir. Si no está llena, desaparecerá. En el vacío, alcanzarás el estado de no-mente. Por eso la mente
pide soportes.
Si quieres entrar en el espacio interno, no pidas soportes. Desecha todos los soportes, mantras, dioses,
Escrituras, todo lo que te de un soporte. Si sientes que estás siendo sustentado, deséchalo, y entra en ti... sin
soportes. Será atemorizador, te sentirás asustado. Estás entrando donde puedes perderte completamente.
Puede que no seas capaz de volver, porque todos los soportes habrán desaparecido. Has perdido de vista la
orilla y nadie sabe adónde te llevará el río. Tu soporte ha desaparecido. Puede que caigas en un abismo infinito.
Por eso, te posee el miedo, y pides algún soporte. Incluso si es un soporte falso, lo disfrutas. Incluso un soporte
falso es útil, porque a la mente le da lo mismo que un soporte sea real o falso: debe ser un soporte; eso es lo
que importa. No estás solo; hay algo y te está sustentando.
Sucedió una vez que vino a mí un hombre... Estaba viviendo en una casa en la que sentía que había espíritus y
fantasmas, y estaba muy preocupado. Por culpa de las preocupaciones, empezó a ver más alucinaciones. Por
culpa de las preocupaciones, se puso enfermo, débil. Su mujer le dijo: «Si sigues viviendo en esta casa, yo me
voy.» Sus hijos fueron enviados a casa de unos parientes.
El hombre vino a mí y me dijo: «Ahora es muy difícil. Los veo claramente. Caminan por la noche. Toda la casa
está llena de espíritus. Ayúdame.»
Así que le di una fotografía mía y le dije: «Cógela. Ahora yo me ocuparé de esos espíritus. Tú simplemente
duerme tranquilamente; no necesitas preocuparte. De verdad, yo me ocuparé de ellos, yo me encargaré de
ellos. Ahora es asunto mío. Y no interfieras. Ya no necesitas preocuparte.»
El hombre volvió al día siguiente. Dijo: «¡He dormido, ha sido estupendo! ¡Has hecho un milagro!». Y lo único
que había hecho fue darle un soporte. Con ese soporte, la mente se llenó. Ya no estaba vacía; había alguien.
En la vida ordinaria te apoyas en muchos soportes falsos, pero ayudan. Y a no ser que te vuelvas lo
suficientemente fuerte, los necesitarás. Por eso digo que ésta es la técnica suprema: ningún soporte.
Buda estaba muriéndose, y Ananda le preguntó: «¿Qué haremos ahora que nos estás dejando? ¿Cómo lo
alcanzaremos? ¿Cómo proseguiremos ahora? Cuando el maestro se haya ido, vagaremos en la oscuridad
durante muchísimas vidas. No hay nadie que nos lleve, que nos guíe; la luz se está apagando.»
Así que Buda dijo: «Será bueno para ti.. Cuando yo ya no esté, vuélvete tu propia luz. Avanza solo, no pidas
ningún soporte, porque el soporte es la última barrera.»
Y sucedió. Ananda no se había iluminado. Estuvo con Buda durante cuarenta años, fue como la sombra de
Buda, yendo con él, viviendo con él; fue el que tuvo el contacto más prolongado con él. Durante cuarenta años,
la compasión de Buda estuvo cayendo sobre él, lloviendo sobre él: durante cuarenta años. Pero no sucedió
nada; Ananda permaneció tan ignorante como siempre. Y el día después de que muriese Buda, Ananda se ilu-
minó: el día siguiente, el mismo día siguiente. El soporte mismo había sido la barrera. Cuando ya no estaba
Buda, Ananda no pudo encontrar ningún soporte. Es difícil. Si vives con un buda, y el buda se va, entonces
nadie puede ser un soporte para ti. Ahora no habrá nadie a quien merezca la pena aferrarse. Alguien que
2. ha estado aferrándose a un buda, no puede aferrarse a nadie más en este mundo. Todo este mundo estará
vacío. Una vez que has conocido a un buda y su amor y compasión, entonces ningún amor, ninguna compasión
se le puede comparar. Una vez que has conocido eso, nada más merece la pena conocerse. Así es que
Ananda estaba solo por primera vez en cuarenta años. No había manera de encontrar un soporte. Había
conocido el soporte más alto; ahora los soportes más bajos no servirían. Al día siguiente, se iluminó. Debió
de entrar en el espacio interno... sin soporte, eterno, en calma.
Así que recuerda: no trates de encontrar ningún soporte. Estate sin soportes. Si estás intentado hacer esta
técnica, entonces estate sin soportes. Eso es lo que está enseñando Krishnamurti: «Estate sin soportes. No te
aferres a un maestro. No te aferres a una Escritura. No te aferres a nada.»
Esto es lo que todo maestro ha estado haciendo. Todo el esfuerzo de un maestro es, primero, atraerte hacia él,
para que empieces a aferrarte a él. Cuando empiezas a aferrarte a él, cuando te vuelves allegado e íntimo
con él, él sabe que hay que cortar el aferramiento. Y ya no puedes aferrarte a nadie más; eso se ha
terminado. Y no puedes acudir a otra persona; eso es imposible. Entonces corta el aferramiento y, de pronto,
quédate sin soportes. Al principio serás muy desdichado. Llorarás y sollozarás y gritarás y sentirás con todo tu
ser que estás perdido. Caerás en lo más hondo del sufrimiento. Pero de ahí uno sube solo, sin soportes.
Entra en el espacio, sin soporte, eterno, en calma. Ese espacio no tiene principio ni fin. Y ese espacio es
absolutamente silencioso. No hay nada, ni siquiera un sonido vibrando, ni una onda. Todo está en calma.
Ese punto está dentro de ti. Puedes entrar en él en cualquier momento. Si tienes la valentía de estar sin
soportes, puedes entrar en él en este mismo momento. La puerta está abierta. La invitación es para todos,
para todos y cada uno. Pero se necesita valentía; valentía para estar solo, valentía para estar vacío,
valentía para disolverse y fundirse, valentía para morir. Y si puedes morir en tu espacio interno,
alcanzarás la vida que nunca muere, alcanzarás amrit, la inmortalidad.