La Enfermedad Renal Crónica es una patología que acompaña y evoluciona a lo largo de la vida de muchos de nuestros pacientes. Su evaluación, diagnóstico y seguimiento son fundamentales para evitar una evolución tórpida de la misma; así como para detectar todas aquellas causas reversibles y mejorar el abordaje de nuestros pacientes. Así mismo, el control de muchos otros factores como es la anemia o la hiperpotasemia nos obligan a manejar la enfermedad renal desde un punto de vista multidisciplinar. Por ello, en esta sesión, repasaremos los puntos fundamentales y las claves para realizar un abordaje desde Atención Primaria junto con Nefrología.
seminario patología de los pares craneales 2024.pptx
(2021 -5-27) enfermedad renal cronica en atencion primaria
1. ENFERMEDAD RENAL
CRÓNICA EN ATENCIÓN
PRIMARIA
Irene Castillo Torres y Alberto Villota Bello
Hospital Universitario Miguel Servet – Sector Zaragoza II
2. 1
ÍNDICE
1 Definición ……………………………………………………………..…………….. 2
2 Factores de riesgo ……………………………………………………………….. 2
3 Parámetros analíticos ………………………………………………………….. 3
4 Evaluación de las lesiones renales ……………………………………….. 3
5 Estadios de la enfermedad renal crónica ……………………………… 4
6 Progresión de la enfermedad renal crónica ………….……………… 6
7 Derivación a Nefrología….…………………………………………………..… 6
8 Seguimiento del paciente renal desde Atención Primaria ……. 7
9 Diabetes tipo 2 en el paciente con enfermedad renal crónica .8
9.1 Introducción y epidemiología …………………………………………………………………... 8
9.2 Presión arterial en el paciente con diabetes y ERC: objetivos de control ….. 9
9.3 Control lipídico en el paciente con diabetes y ERC ……………………………………. 9
9.4 Hemoglobina glicosilada en el paciente con ERC ………………………….………… 10
9.5 Objetivos de control glucémico en el paciente con ERC. ..……….………….….. 10
9.6 Farmacopea antidiabética en ERC …………………………………………………………..11
10 Anemia en el paciente con ERC.……………………………………….… 12
11 Recomendaciones dietéticas en hiperpotasemia ……….……… 13
12 Bibliografía ………………………………………………………………………… 14
3. 2
1 DEFINICIÓN
Se define enfermedad renal crónica (ERC), como la presencia durante 3 meses
o más de:
Filtrado glomerular estimado (eFG) con valores inferiores a 60 ml/min /
1.73m2
Lesión renal: alteraciones morfológicas objetivadas tras una biopsia renal
o prueba de imagen, así como la presencia de proteínas en orina
(albuminuria)
La población española destaca por ser una población envejecida y, por tanto,
con mayor prevalencia de enfermedades crónicas: hipertensión arterial, diabetes
mellitus, síndrome metabólico... Se estima que casi un 10% de la población
adulta padece algún grado de ERC y que casi un 7% de la población general, se
encuentra en estadios 3-5.
2 FACTORES DE RIESGO
Se dividen fundamentalmente en cuatro subtipos; en los que encontramos:
Las guías aconsejan el cribado de la ERC en pacientes con:
HTA
DM tipo 2
Enf. Cardiovascular establecida
Personas mayores de 60 años
IMC > 35 kg/m2
DM tipo 1 de más de 5 años de evolución
Antecedentes de enfermedad renal en familiares de primer grado
Enfermedades de tipo obstructivo del tracto urinario
Pacientes en tratamiento con fármacos nefrotóxicos
SUSCEPTIBILIDAD INICIADORES PROGRESIÓN ESTADIO FINAL
Edad avanzada
Ant. Familiares
Masa renal disminuída
Raza negra
DM
Obesidad
HTA
Enf. Autoinmunes
Infecciones sistémicas
Litiasis renal
Obstrucción de la vía urinaria
baja
Toma de AINE y otros
nefrotóxicos
HTA
DM
Proteinuria persistente
HTA mal controlada
DM mal controlada
Tabaquismo
Dislipemia
Anemia
Enf. Cardiovascular
Anemia
Hipoalbuminemia
Dosis baja de diálisis
Derivación tardía a Nefrología
4. 3
Antecedente de enfermedades crónicas, autoinmunes o neoplasias con
asociación a ERC
3 PARÁMETROS ANALÍTICOS
La creatinina sérica junto con la estimación del filtrado glomerular por la
fórmula CKD-EPI son las herramientas más útiles para la valoración de la
enfermedad renal. Es, sobre todo, el filtrado, el que aporta una mayor
información del estado funcional de los pacientes.
En el urianálisis la presencia de leucocitos, hematíes y proteínas pueden ser
indicadores de alteraciones en la vía urinaria. Si bien, todos estos datos han de
contextualizarse con la clínica del paciente, valorar la evolución del mismo y
acompañarse de otras determinaciones como el cociente albúmina/creatinina
en orina como una primera aproximación complementaria.
La verdadera significación clínica de este cociente dependerá en gran medida
de la normalidad del sedimento; ya que la presencia de leucocitos o hematíes
(sobre todo si estos ya estaban presentes en el evolutivo) ha de tomarse como
una sobreestimación de la presencia de estas proteínas en orina. Por ello, puede
ser necesario recoger una muestra de orina de 24 horas; para establecer con
mayor certeza la cantidad de proteinuria, entre otros valores.
4 EVALUACIÓN DE LAS LESIONES RENALES:
Los objetivos básicos de la aproximación al paciente con ERC son la evaluación
de la cronicidad, de la causa, del FG y de la albuminuria. La cronicidad se
verificará de forma retrospectiva, revisando la historia previa, o bien de forma
prospectiva cuando no existan determinaciones analíticas previas. La causa se
determinará según la presencia o ausencia de una enfermedad sistémica con
potencial afectación renal o mediante las alteraciones anatomopatológicas
observadas o presuntas. Además, se evaluarán la historia familiar de la
enfermedad, la toma mantenida de fármacos nefrotóxicos, los factores
medioambientales, como el contacto con metales como el plomo o el mercurio,
y las pruebas de imagen.
La determinación puede hacerse a través de:
Albúmina en orina: de forma persistente y siempre teniendo en cuenta el
sedimento. Se valora a través del cociente albúmina/creatinina. Para
considerar albuminuria significativa; se han de obtener un mínimo de dos
valores alterados en un período de 3-6 meses.
La presencia de leucocitos o hematíes de forma aislada y sin otra clínica
acompañante pueden ser indicativos de patología renal.
Imágenes radiológicas patológicas; valoradas sobre todo a través de
ecografía renal.
5. 4
La ecografía renal y urológica; que permite una aproximación a través de
técnicas de imagen de la morfología del aparato excretor, está indicada en caso
de:
ERC progresiva
Hematuria macroscópica o albuminuria persistente
Síntomas obstructivos del tracto urinario
Edad > 15 años y antecedentes familiares de enfermedad poliquística
Estadios 4 y 5; valorando de manera individual la existencia de otras
comorbilidades
ERC con proteinuria
Infecciones urinarias de repetición con afectación renal
La albuminuria se evaluará inicialmente en una muestra aislada de orina de
primera hora de la mañana mediante la determinación del cociente
albúmina/creatinina (GR 2B). En caso de grados avanzados de albuminuria, el
cociente proteínas/creatinina ofrece una mejor aproximación a la proteinuria, si
bien esta determinación no se lleva a cabo de forma rutinaria en nuestro medio.
Se contempla también la utilización de las clásicas tiras reactivas como método
de despistaje. El hallazgo de un cociente albúmina/creatinina ≥ 30 mg/g se
confirmará en una segunda muestra. La cuantificación de la excreción urinaria
de albúmina o de proteínas en un determinado período de tiempo, por ejemplo,
la clásica determinación en orina de 24 horas, se reservará para casos
especiales en los que se considere necesaria una estimación más precisa.
El término clásico de microalbuminuria debería ser abandonado (GR, sin grado),
expresando la albuminuria en los citados grados A1, A2 o A3. En todo caso, la
albuminuria deberá considerarse como tal en ausencia de factores que puedan
aumentarla circunstancialmente, como infecciones urinarias, ejercicio físico,
fiebre o insuficiencia cardíaca.
5 ESTADIOS DE LA ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA:
De forma general se establece una estratificación para determinar el grado de
Enfermedad Renal Crónica, y así poder dirigir de una manera más específica el
abordaje diagnóstico-terapéutico de los pacientes. En función del filtrado
glomerular se establecen las siguientes categorías:
CATEGORÍA FILTRADO ESTADÍO
G1 >90 ml/min Normal
G2 60-89 ml/min Levemente disminuido
G3a 45-59 ml/min Descenso leve-moderado
G3b 30-44 ml/min Descenso moderado-grave
G4 15-29 ml/min Descenso grave
G5 <15 ERCA
6. 5
Así también; la albuminuria también quedaría estratificada en 3 categorías
principales, en función de los datos obtenidos:
A1 A2 A3
<30 mg/g 30-300 mg/g >300 mg/g
En pacientes con alteración reciente del filtrado glomerular; se han de excluir
posibles causas desencadenantes (infecciones, procesos agudos, fármacos) y
realizar un posterior control de la función renal en un tiempo no inferior a 3 meses
para evaluar si existe o no progresión.
En pacientes con ERC ya conocida, en función de la estabilidad, pueden
realizarse controles anuales con filtrado glomerular y cociente
albúmina/creatinina.
7. 6
6 PROGRESIÓN DE LA ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA
La progresión y la evolución de la ERC es muy variable entre los sujetos que la
padecen. Al no disponer de evidencias suficientes para definir e identificar a
aquellos que van a tener una progresión rápida, la recomendación es evaluar
simultánea y sistemáticamente el FG estimado y la albuminuria. Tanto la
reducción del FG como el grado de albuminuria condicionan el pronóstico,
ejerciendo, además, un efecto sinérgico.
La progresión de la ERC se define por un descenso sostenido del FG > 5
ml/min/1,73 m2 al año o por el cambio de categoría (de G1 a G2, de G2 a G3a,
de G3a a G3b, de G3b a G4 o de G4 a G5), siempre que este se acompañe de
una pérdida de FG ≥ 5 ml/min/1,73 m2 (GR, sin grado). Pequeñas fluctuaciones
del FG no indican necesariamente progresión.
Cuando se detecten los citados criterios de progresión, habrá que descartar
factores potencialmente reversibles de agudización (progresión frente a
agudización), como uropatía obstructiva, depleción de volumen, situaciones de
inestabilidad hemodinámica o uso de antiinflamatorios no esteroideos,
inhibidores de la ciclooxigenasa 2, antibióticos nefrotóxicos, contrastes
radiológicos o fármacos bloqueantes del sistema renina-angiotensina (SRA) en
determinadas condiciones hemodinámicas.
En caso de progresión, se procurará identificar factores de progresión como
etiología de la ERC, edad, sexo, raza, tabaco, obesidad, HTA, hiperglucemia,
dislipemia, enfermedad cardiovascular previa y exposición a agentes
nefrotóxicos, y se tratarán aquellos modificables.
Los pacientes con ERC progresiva sufren también un mayor riesgo
cardiovascular, por lo que serán subsidiarios de las medidas de prevención
apropiadas.
7 DERIVACIÓN A NEFROLOGÍA:
La derivación a Nefrología se hará teniendo en cuenta los siguientes criterios:
Filtrado glomerular <30ml/min
Albuminuria >1000 mg/g de cociente albúmina/creatinina
Proteinuria significativa asociada a hematuria
Progresión grave de la ERC: disminución del eFG > 30% en 3-4 meses
sin causa filiada
Hiperpotasemia persistente > 5.5-5.8 mEq/L pese a tratamiento
Hipertensión refractaria
Sospecha de hipertensión secundaria
Complicaciones de fármacos que precisan un control estrecho
8. 7
En general, los documentos de consenso abogan por una derivación del paciente
desde Atención Primaria cuando presenta un eFG > 30 ml/min/1.73m2; sin
embargo, hay que sopesar de manera individualizada los criterios de derivación
ya que, en pacientes con diabetes y nefropatía diabética, se pueden dar niveles
de filtrado correctos y sin embargo es adecuado un control estrecho debido a la
proteinuria o a otros factores de riesgo que puedan generar una evolución
tórpida.
En el extremo opuesto, se encuentra el paciente añoso, con un filtrado
descendido pero estable analítica y sobre todo clínicamente; sobre el cual sería
recomendable un seguimiento anual o semestral en función de su situación
basal; pero teniendo en cuenta que la evolución de su enfermedad renal crónica
es debido a la senescencia del órgano.
En pacientes diabéticos se aplican las mismas condiciones; teniendo en cuenta
además:
Albuminuria confirmada >300 mg/g a pesar de un buen control de su TA.
Aumento de las cifras de albuminuria, a pesar de un tratamiento óptimo.
HTA refractaria.
En términos generales, los pacientes de riesgo bajo se revisarán con
periodicidad anual, los pacientes de riesgo moderado con periodicidad
semestral, y los pacientes de riesgo alto y muy alto se deberán revisar tres,
cuatro o más veces al año.
8 SEGUIMIENTO DEL PACIENTE RENAL DESDE ATENCIÓN
PRIMARIA:
Medidas higiénico-dietéticas: control de peso, dieta adecuada a las
necesidades del paciente y ejercicio físico. Cese del hábito tabáquico.
Control óptimo de la presión arterial con cifras objetivo en consulta
inferiores a 140/90 mmHg; y en domicilio a 130/80 mmHg.
Control de las cifras de hemoglobina (Hb superior a 10.5 g/dL); en caso
de anemia de causa renal (excluida ferropenia) valorar derivación para
plantear administración de factores estimulantes de la eritropoyesis.
Revisar la receta electrónica del paciente: prevención activa de la
polifarmacia y ajustar los medicamentos al filtrado glomerular del
paciente.
Como idea general, quedaría establecido que todos aquellos pacientes con
estadios 4-5 y aquellos con presencia de albuminuria, sea cual sea su
estadio; han de recibir un control por Nefrología.
9. 8
En filtrados inferiores a 30 ml/min; es importante la restricción hídrica así
como dietas pobres en sodio, potasio y fósforo.
Evitar la hiperpotasemia asociada a fármacos como IECA/ARAII y
diuréticos ahorradores de potasio: espironolactona, amiloride,
eplerenona.
El uso de fármacos nefrotóxicos como los aminoglucósidos o la
ciclosporina y los AINEs han de estar restringidos.
Tras la administración de contraste intravenoso en el paciente renal (por
ejemplo, tras un angioTC); realizar una analítica de control 48 horas tras
la prueba para valorar la toxicidad por contrastes.
9 DIABETES TIPO 2 EN EL PACIENTE CON ENFERMEDAD RENAL
CRÓNICA
9.1 Introducción y epidemiología
La diabetes mellitus tipo 2 (DM 2) es la causa principal de ERC en nuestro medio
y constituye además una importante comorbilidad de la nefropatía diabética.
Ambas enfermedades, DM2 y ERC son afecciones crónicas de elevada
prevalencia que además representan un importante problema de salud pública:
generan un gran consumo de recursos y requieren un abordaje interdisciplinario.
Los pacientes con presencia de ambas enfermedades tienen un mayor riesgo de
hipoglucemia que aquellos diabéticos con la función renal conservada,
presentando pues una mayor morbimortalidad.
La DM2 ha adquirido un carácter pandémico. La prevalencia de diabetes en
España se ha estimado cercana al 14 % de la población adulta mientras que el
estudio Epidemiología de la Insuficiencia Renal Crónica en España –EPIRCE–
estimó que aproximadamente el 10 % de la población adulta sufriría de algún
grado de ERC. Se ha estimado que el 27,9 % de los pacientes con DM2 en
España presentan ERC y que más del 35 % tienen microalbuminuria, proteinuria
o ERC. Según estos datos, en España existirían cerca de 2 millones de personas
con diabetes y diversos grados de afectación renal. Estudios realizados en
diferentes países han encontrado que, en población con DM2, la prevalencia de
microalbuminuria (la manifestación más precoz de nefropatía diabética) y de
proteinuria es del 27-43 % y del 7-10 %, respectivamente. La prevalencia de
proteinuria se incrementa de forma significativa a partir de los 15 años del
diagnóstico de la diabetes. La presencia de albuminuria en pacientes con DM2
es un factor predictivo de insuficiencia renal crónica, siendo la duración media
desde el inicio de la proteinuria hasta la insuficiencia renal terminal de 7 años. El
riesgo de aparición de insuficiencia renal se multiplica por 25 en el diabético con
respecto a la población no diabética. En España, un 22 % de los pacientes con
El control analítico incluye: hemograma, bioquímica, analítica de orina con
albúmina, sedimento y cociente albúmina/creatinina.
10. 9
DM2 presentan una disminución del filtrado glomerular por debajo de 60
ml/min/1,73 m2.
Por todo ello, se recomienda realizar al menos anualmente un cribado de la
función renal, mediante la determinación del FG y de la albuminuria, en todos los
pacientes con DM2.
9.2 Presión arterial en el paciente con diabetes y ERC: objetivos de control
En pacientes con ERC, el objetivo del tratamiento antihipertensivo es triple:
reducir la presión arterial
reducir el riesgo de complicaciones cardiovasculares
retrasar la progresión de la ERC
Los pacientes con diabetes presentan con frecuencia hipertensión nocturna no
diagnosticada, lo que podría explicar en parte el exceso de riesgo cardiovascular
de algunos pacientes. Además, en el normotenso diabético de años de evolución
hay que descartar una posible hipertensión enmascarada.
En el caso de los hipertensos con diabetes, un 5 % de los que tienen buen control
de la presión arterial en la consulta presentan un mal control en la monitorización
ambulatoria de la presión arterial (MAPA). Por todo ello, debe considerarse un
uso rutinario y protocolizado de la MAPA en el paciente con diabetes,
especialmente si presenta ERC.
La Guía Europea sobre Hipertensión Arterial cifra un objetivo general de presión
arterial sistólica < 140 mmHg para todos los pacientes, incluso para sujetos de
alto riesgo, incluyendo aquellos con diabetes y con ERC. En ancianos, se
propone un objetivo más flexible de 140-150 mmHg. La American Diabetes
Association recomienda en pacientes con diabetes unos objetivos generales de
control de presión arterial de < 140/80 mmHg.
9.3 Control lipídico en el paciente con diabetes y ERC
Los sujetos con ERC deben considerarse de alto o muy alto riesgo
cardiovascular, sin requerir aplicar escalas de riesgo. Así, la presencia de ERC
con FG < 60 ml/min/1,73 m2 clasifica al sujeto como equivalente coronario y
establece un objetivo de c-LDL < 70 mg/dl o una reducción del 50 % si el objetivo
previo no es alcanzable.
El fármaco de elección es la estatina, sola o asociada a ezetimiba. Las estatinas
con escasa eliminación renal, como atorvastatina y fluvastatina, no requieren
ajuste de dosis en pacientes con ERC. La dosis de simvastatina y pravastatina
debe reducirse en pacientes con FG < 30 ml/min. Según su ficha técnica,
rosuvastatina no requiere ajuste de dosis con FG > 60 ml/min, debe usarse a
dosis medias si el FG es < 60 ml/ min, y está contraindicada en pacientes con
ERC avanzada.
11. 10
Pitavastatina debe usarse con precaución en pacientes con insuficiencia renal
moderada o grave, evitando dosis máximas en estos casos. Ezetimiba no
requiere ajuste de dosis.
Hay que tener en cuenta que el riesgo de rabdomiolisis por estatinas se
incrementa en pacientes con ERC.
9.4 Hemoglobina glicosilada en el paciente con ERC
La hemoglobina glicosilada (HbA1c) es el parámetro de referencia para valorar
el control metabólico en el paciente con ERC, aunque en esta existen unas
circunstancias que limitan su precisión. Por un lado, la uremia favorece la
formación de carbamilato de hemoglobina, que interfiere en la determinación de
la HbA1c cuando se determina mediante cromatografía líquida de alta presión,
dando lugar a niveles falsamente elevados.
Por el contrario, hay otros factores que pueden producir un falso descenso en
los niveles de HbA1c, como la menor vida media de los eritrocitos, las
transfusiones y el aumento de la eritropoyesis tras el tratamiento con
eritropoyetina.
La alternativa en estos casos sería realizar controles frecuentes de la glucemia
capilar.
9.5 Objetivos de control glucémico en el paciente con ERC
La mayoría de los estudios que han valorado el objetivo de control glucémico
mediante HbA1c no tenían estratificados a los pacientes en función del FG o el
aclaramiento de creatinina; a lo sumo, el estado de la función renal fue valorado
mediante los niveles de creatinina plasmática, por lo que las evidencias
existentes en este sentido son limitadas.
En pacientes con DM2 de corta evolución, sin comorbilidad importante, con un
bajo riesgo de episodios de hipoglucemia y con buena expectativa de vida, es
recomendable realizar un control glucémico intensivo y alcanzar una HbA1c de
6,5-7 %.
Esta recomendación podría ser aplicable a pacientes con DM2 y ERC leve (FG
> 60 ml/min/1,73 m2), especialmente si presentan microalbuminuria, ya que el
control estricto de la glucemia en estos casos puede retrasar la progresión de la
lesión renal.
Por el contrario, en pacientes con DM2 de larga duración, con comorbilidad
importante, marcado riesgo de episodios de hipoglucemia, alto riesgo vascular o
corta expectativa de vida, se recomienda un control glucémico menos intensivo
(HbA1c 7,5-8 %).
Estos objetivos podrían asumirse para pacientes con ERC moderada-avanzada
(FG < 60 ml/min/1,73 m2), dado su carácter de equivalente coronario, su elevado
12. 11
riesgo de episodios de hipoglucemia y la ausencia de evidencias sobre la
prevención de la progresión de la ERC en estos casos.
En ancianos frágiles puede ser preferible, incluso, un objetivo de control
glucémico más laxo (HbA1c < 8,5 %). No obstante, un control glucémico más
estricto (HbA1c < 7 %) puede estar justificado en estos pacientes siempre que
pueda obtenerse de forma segura, con fármacos que no condicionen riesgo de
hipoglucemias y que sean bien tolerados.
9.6 Farmacopea antidiabética en ERC
Efectos a nivel renal de los distintos fármacos antidiabéticos:
Progresión de la ERC Posología/recomendaciones de uso
Metformina Efecto neutro Contraindicado con FG <30
iSGLT2 Han mostrado beneficio
canaglifocina, empaglifocina y
dapaglifocina
Requieren ajuste de dosis (canaglifocina,
dapaglifocina, empaglifocina, ertuglifocina)
arGLP1 Han mostrado beneficio en la
progresión de la albuminuria:
liraglutida, semaglutida y
dulaglutida
Exenatide y lixisenatide contraindicados con FG<30
Dulaglutide, liraglutide y semaglutide no requieren
ajuste de dosis
iDPP-4 Efecto neutro Se pueden usar ajustando dosis: sitagliptina,
saxagliptina y alogliptina
Único que no requiere ajuste de dosis: linaglitpina
Tiazolindionas Efecto neutro No requieren ajuste de dosis
Evitar en la medida de lo posible por posible retención
de líquidos
Sulfonilureas Efecto neutro Gliburida no recomendada
Glipicida y glimepirida iniciar a dosis bajas para evitar
hipoglucemias
Insulina Efecto neutro Disminución de la dosis requerida de insulina
13. 12
Algoritmo terapéutico en pacientes con DM2 y ERC:
10 ANEMIA EN EL PACIENTE CON ERC
La anemia contribuye de forma importante en la sintomatología y la calidad de
vida del paciente y tiene un impacto determinante en el pronóstico de la ERC. La
determinación de la hemoglobina sérica se llevará a cabo al menos con
periodicidad anual en pacientes con grados 3a y 3b, y al menos semestralmente
con FG estimado < 30 ml/ min/1,73 m2.
Los tratamientos y los objetivos terapéuticos detallados se tratan en la guía
correspondiente, si bien los aspectos fundamentales incluyen:
1) descartar causas secundarias, fundamentalmente déficit de hierro
2) suplementar farmacológicamente hierro en caso de déficit
3) emplear agentes estimuladores de la eritropoyesis con una hemoglobina
objetivo que no supere los 11,5 g/dl. El tratamiento con agentes
eritropoyéticos no se recomienda en casos con enfermedad maligna
activa.
Los estudios básicos para la evaluación de una anemia en el paciente con ERC
incluirán un hemograma completo y la determinación de reticulocitos, ferritina
sérica, índice de saturación de la transferrina, vitamina B12 y folato.
El primer paso en el tratamiento de la anemia asociada a ERC será el aporte
farmacológico de hierro en caso de un índice de saturación de la transferrina ≤
30 % y una ferritina sérica ≤ 500 ng/ml. El tratamiento con agentes estimuladores
de la eritropoyesis se valorará con niveles de hemoglobina <10 g/dl.
14. 13
11 RECOMENDACIONES DIETÉTICAS EN HIPERPOTASEMIA
Debido a la morbimortalidad de estos pacientes asociada al precario equilibrio
de su organismo, en muchos casos es necesario, no sólo restringir el aporte
hídrico sino también educar a los pacientes en dietas equilibradas, con escaso
contenido en sal y potasio con el fin de evitar reagudizaciones de su Enfermedad
Renal Crónica y desajustes farmacológicos.
Las recomendaciones más habituales son:
Dieta con moderada restricción de proteínas de origen animal:
CANTIDAD DE ALIMENTOS CANTIDAD DE PROTEÍNAS
120 gr de carne o pesado limpio 20 gr
1 huevo 10 gr
50 gr de queso 10 gr
250 ml de leche (entera o desnatada) 10 gr
Alimentos con contenido en potasio, recomendables en mayor o menor
medida según la evolución del paciente y de su terapia farmacológica.
ALTO CONTENIDO EN K CONTENIDO MEDIO EN K BAJO CONTENIDO
EN K
FRUTAS Albaricoques, plátanos,
aguacate, nectarina,
naranja, ciruela, pasas,
dátiles, higos secos,
melón, pomelo y kiwi
Piña, mandarinas, sandía,
cerezas, moras, uvas,
pomelo, mango, papaya y
melocotón
Limón, peras en
conserva, zumo de
uva y de papaya,
arándanos, pera,
manzana
VERDURAS Y
HORTALIZAS
Tomate, espinacas,
patatas, espárragos,
coles, remolacha
Alcachofas, coliflor,
calabaza, nabos, hongos,
berenjenas, zanahoria,
repollo, maíz
Lechuga, pimientos,
berro, brotes de
soja, pepino, alubias,
repollo.
MISCELÁNEA Frutos secos, salvado de
trigo, chocolate, sal
dietética
Consumo limitado de sal. No usar sal dietética.
15. 14
12 BIBLIOGRAFÍA
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paciente con enfermedad renal crónica. Ricardo Gómez-Huelgas, Alberto
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