Las principales razones para controlar los microorganismos son prevenir la transmisión de enfermedades, evitar el deterioro de los alimentos y evitar la contaminación en procesos industriales y de laboratorio. Los agentes antimicrobianos se clasifican según su aplicación y cómo actúan para matar o inhibir el crecimiento de microorganismos. Los factores como la concentración del agente, la temperatura, el tiempo de exposición y el número y tipo de organismos afectan la eficacia del control microbiano.