El documento analiza las grandes tendencias y desafíos de la educación superior en América Latina, incluyendo la masificación de la demanda educativa, la expansión de la oferta a través de plataformas diferenciadas, y los límites del gasto público que han llevado a la privatización de las matrículas. También discute las transformaciones del mercado laboral, la internacionalización de la educación, y los desplazamientos en la coordinación de los sistemas educativos.