Planificacion Anual 2do Grado Educacion Primaria 2024 Ccesa007.pdf
Letra a letra
1. Letra más letra
Con una y otra, fui engarzando lo que digo ahora. Como palabras envolventes, dichas en pleno. En
un avanzar hacia allá. Recorriendo lo que somos. Nombrándolo todo. En una hegemonía de voces.
En veces solas. Otras, en compañía de la vida. Yéndose, en ello, la maravilla de lo pensado.
Actuado, ahora, como simpleza milenaria. De lo venido ayer. E ido hoy. Y, según creo, mañana
también. No encontrando sujeto límpido. Como ese que creí que yo era. Y que, en decir de las
palabras y las letras en ellas, me fui hundiendo en el ajetreo imbécil. Y, una a una, las letras me
fueron llevando a reconocer esa hendidura bruja. Como aquella que acompañó mi niñez. En un
respiro de miedo infante. Diciéndome, ya en ese entonces, que la vida es lo que las palabras digan
que es. Por eso de entender que vamos en el proceso de lo que entendemos. En una habladera de
no acabar. Hasta que se acabe la vida. Una romería no silente. Más bien entendido como letra a
letra.
Y edifican sonetos y trinos. Relatos ampulosos, en veces. O profundas relaciones de hechos y
cosas. Aquí. O, en ese inmenso azul que se pierde. Recorriendo lo no conocido. En envolvente
súplica que no termina. O cuando, hablan de esas historias de vida y de muerte. En este inhóspito
momento. O, en el que fue ya pasado. Metiéndose en los hangares de las aves templarías. Hechas
de liviano metal. O de pesado mineral acorazado.
En fin que, sea lo que pudo haber sido. Lo cierto es que, ellas matizan. O infunden aroma a las
cosas. Y a los hechos. Bien sean ligeros. O inmensos, insondables, inclementes. En endecasílabo. O
en lo potente de la libertad al decir y al escribir. Y se va, como en derrota, cuando definen o
infieren espasmos de luchas. Dicientes propuestas. O probabilidades para un manifiesto por la
muerte. O por lo que vendrá, sin saber qué.
Y, por eso, fijo mi memoria, en lo que aprendí. Allá en la escuelita tierna, mía. Cuando, ésa
maestra, dulcemente gruñona, hacía los énfasis en las verdades del catecismo. O de lo contado por
Elvira Quintana en su Alegría de Leer. O, en el escondido cierto, del hablar de las matemáticas.
Que, sin ellas, no sería lo que han sido. Y serán. Letra más letra. Palabras. Hechas para deambular
sin ton no son. O para hablar del desalambrar. Como lo hizo el libertario Víctor Jara. O para hablar
de la canción de las simples cosas de nuestra amada Mercedes. O como, en locura abrumadora y
estridente, construyen lo dicho por los imperios y por los impertinentes ídolos de barro sangrante.
Yo aquí. Ahora quiero decir lo que he pensado decir desde los milenios que no viví. Pero que, los
soñé. Aun sin haber nacido. Pero, lo que es cierto sí, es que no estoy para vender hechizos con la
palabra. Creo estar, y espero que así sea, para ufanarme de haber escrito siempre libertad con
ellas.
Hoy en pleno, entonces, diré lo que sea. Como nervio potente de libertad buscada. Y escrita en el
molde no pulido. Pero si diciente. Con una y otra he de mencionar lo certero. O lo ambiguo. Más no
lo vergonzante. Ni lo de hacer sufrir a los que son, conmigo, huella de potestad infinita. Y, con una.
Y, con otra. Iré forjando lo complejo. Y lo simple. Y, diciendo siempre con ellas al lado, haré honor
a lo que fueron. Y, a lo que son y serán, esas dichosas emblemáticas iconografías habladas y
escritas. Hechas con ellas. Con la impertinencia. O con la pertinencia. Con lo ortodoxo. O lo
heterodoxo. Como sea. Pero, eso si, volcadas al unísono que reclama la vida para ser libertaria.