Las enfermedades autoinmunes se caracterizan por la pérdida de tolerancia del sistema inmunológico, la misma que implica procesos autorreactivos que afectan los propios tejidos de uno o varios órganos. Esta reacción de autoagresión, se encuentra ligada a la producción de autoanticuerpos, hiperactividad de los linfocitos B, incremento en la apoptosis de células linfoides y el aumento en la síntesis de IL-10.
ROL DEL LUPUS ERITEMATOSO GENERALIZADO (LEG) COMO ENFERMEDAD AUTOINMUNE
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Nefer Alquinga Mendoza, Jorge Cañarte Alcívar; ROL DEL LUPUS ERITEMATOSO GENERALIZADO
(LEG) COMO ENERMEDAD AUTOINMUNE.
Catedra de Inmunología, Escuela de Medicina, Facultad Ciencias de la Salud. Universidad Técnica de Manabí.
ROL DEL LUPUS ERITEMATOSO GENERALIZADO (LEG)
COMO ENFERMEDAD AUTOINMUNE
Nefer Alquinga Mendoza1
, Jorge Cañarte Alcívar2-3-4
1Estudiante de la Escuela de Medicina. Facultad Ciencias de la Salud. Universidad Técnica de Manabí, Portoviejo – Manabí
– Ecuador
2Docente Investigador. Facultad Ciencias de la Salud. Universidad Técnica de Manabí. Portoviejo – Manabí – Ecuador
3Medico especialista en Inmunología Clínica, StemMedic, Manta – Manabí – Ecuador.
4Director de Docencia e Investigación, Instituto Ecuatoriano de Enfermedades Digestiva IECED, Portoviejo – Manabí –
Ecuador
Resumen
Las enfermedades autoinmunes se
caracterizan por la pérdida de tolerancia del
sistema inmunológico, la misma que implica
procesos autorreactivos que afectan los propios
tejidos de uno o varios órganos. Esta reacción de
autoagresión, se encuentra ligada a la producción
de autoanticuerpos, hiperactividad de los
linfocitos B, incremento en la apoptosis de células
linfoides y el aumento en la síntesis de IL-10. El
lupus eritematoso generalizado (LEG) y como
enfermedad autoinmune sistémica es de carácter
inflamatorio y crónico, de modo que, causa
afectación en diferentes tejidos, principalmente
riñón, piel, vasos sanguíneos y sistema nervioso
central. Afecta de manera primordial a mujeres
en edad fértil, y presenta además otros factores
de riesgo como los ambientales, genéticos y
hormonales que contribuyen a la perdida de la
tolerancia inmunológica.
Palabras claves: Autoinmune, Lupus eritematoso
generalizado, LEG, anticuerpos, citocinas.
Introducción
Las enfermedades autoinmunes se conocen
por presentar una supresión de la tolerancia del
sistema inmunológico a antígenos propios, es
decir, “el desarrollo de una enfermedad causada
por una reacción de autoagresión” (1) y por la
“pérdida de la tolerancia central y periférica” (8).
De igual forma, se caracterizan por la
producción de anticuerpos y/o de células
efectoras que reaccionan contra los propios
tejidos de uno o de varios órganos (2). Por este
motivo, sus manifestaciones clínicas “dependen
de la distribución del autoantígeno (el elemento
fisiológico que actúa como desencadenante
patológico del cuadro autoinmune)” (2). Podemos
considerar así dos tipos de enfermedades
autoinmunes: órgano-específicas con “múltiples
áreas focales de desmielinización”(9) y sistémicas,
“que se relacionan con antígenos de distribución
más amplia, por lo que la reacción inflamatoria
autoinmune puede afectar a cualquier órgano o
incluso al conjunto del cuerpo” (2).
De esta manera, el presente trabajo se centra
en la investigación exhaustiva de las principales
causas de enfermedades autoinmunes sistémicas,
específicamente y como objeto de estudio al
lupus eritematoso generalizado (LEG).
Lupus eritematoso generalizado (LEG)
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(LEG) COMO ENERMEDAD AUTOINMUNE.
Catedra de Inmunología, Escuela de Medicina, Facultad Ciencias de la Salud. Universidad Técnica de Manabí.
El lupus eritematoso generalizado (LEG) es una
“enfermedad autoinmune, inflamatoria, crónica y
multisistémica, cuya etiología es multifactorial y
propia del tejido conectivo” (1). Se caracteriza por
la pérdida de la tolerancia a antígenos propios y la
síntesis de diferentes autoanticuerpos, con la
formación y depósito de complejos inmunes que
causan un fenómeno inflamatorio-necrótico en
diferentes tejidos, principalmente riñón, piel,
vasos sanguíneos y sistema nervioso central (3).
Afecta “al 0.1% de la población y es más
frecuente en mujeres que en hombres con
relación 9:1" (1). Los factores de riesgo que
participan en el desarrollo de la patogenia son
ambientales, genéticos y hormonales que
contribuyen a la perdida de la tolerancia
inmunológica. Los estímulos estresantes como “la
radiación ultravioleta, virus, metales pesados,
fármacos como hidralazina, procainamida,
isoniacida, clorpromacina, metildopa y
minociclina (Lupus inducido por drogas), entre
otros, desencadena el fenotipo del Lupus” (1).
La radiación ultravioleta es el factor ambiental
más ligado a lupus; y “provoca exacerbación en el
70% de los pacientes al incrementar la apoptosis
de los queratinocitos y otras células o al alterar el
DNA y las proteínas intracelulares de manera que
se tornen antigénicas” (Figura 1) (4).
Esta enfermedad se caracteriza por múltiples
alteraciones inmunológicas, entre las que se
incluyen la síntesis de diferentes autoanticuerpos,
la hiperactividad de los linfocitos B, el incremento
en la apoptosis de células linfoides y el aumento
en la síntesis de IL-10 (3). Además, “los linfocitos
T de los pacientes con LEG muestran disminución
en la respuesta in vitro a diferentes estímulos,
alteraciones en los fenómenos iniciales de la
activación celular, así como producción y
respuesta a la IL-2 disminuidas” (3).
Hormonas
Los estrógenos causan la pérdida de la
tolerancia y “facilitan la sobrevida de los linfocitos
B autorreactivos a través del aumento en la
expresión génica y de los linfocitos T CD40” (1).
Estas hormonas in vitro, “actúan en la reducción
de apoptosis, de células mononucleares de sangre
periférica, reducción de niveles de TNF-a, activan
las células dendríticas (DC) y reducen el número
de colonias de granulocitos y macrófagos” (1).
Otra hormona es la prolactina (PRL), donde
ciertos estudios demuestran su papel como una
verdadera citocina, y “su expresión parece estar
asociada a la clínica del LEG, ya que estimula la
expresión de linfocitos T CD40 y el rescate de
linfocitos B autorreactivos” (1).
Inmunopatogenia y su relación con citocinas
El LEG se caracteriza por “la activación e
hiperreactividad de Linfocitos B y formación de
autoanticuerpos, mediados por la secreción de
diversas citocinas producidas por linfocitos T” (1).
Una de las citocinas más importantes en la
patogenia del LEG, es el interferón tipo 1, el cual,
actúa como una molécula de estrés en el sistema
inmune, señalando peligro en la patogenicidad y
sus efectos influyen sobre la mayoría de los
procesos de regulación, es decir, “actúa como un
factor inmunomodulador en varias células blanco,
como células dendríticas (CD), CDp, LTc, células
natural killer (NK), LT cooperadores (Th),
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Linfocitos B, etc” (1). Las IL-4, IL-6, e IL-10, ayudan
al desequilibrio de las Th1 y Th2, favoreciendo la
patogénesis del LEG (3).
Estas interleucinas “participan también con
TGF-β coestimulando las células T nativas,
activándolas para diferenciarse a células Th1 o
TH2” (1). Para la activación constante de
Linfocitos B, encontramos el factor activador de
Linfocitos B (BAFF), el cual es regulado por INFg,
IL-10 e IL-6. El INFg también “participa en el
desequilibrio de la tolerancia hacia
autoantígenos, aumentando la expresión de MHC
de clase II” (1). Otra citocina descrita en LEG, es
“el TNFa, que junto con IFNg e IL-10 están
relacionadas con nefritis lúpica y la IL-6 con lupus
discoide cutáneo” (1).
Así mismo, los genes del MHC “están asociados
a un riesgo aumentado de una respuesta
autoinmune para autoantígenos y por lo tanto a
un riesgo para las enfermedades como el LEG” (5).
Anticuerpos antinucleares (ANA)
Se presentan “en un 98- 99.5% en pacientes
con LEG, el 0.5% que no los presentan se
denominan seronegativos” (1). Se pueden
encontrar 3 tipos de ANA, siendo el tercer tipo de
ANA, autoinmunes, “los cuales reflejan la pérdida
de tolerancia a lo propio y su origen es
multifactorial” (1). Los anticuerpos anti-sdDNA
nativos o de doble cadena “son muy importantes
ya que son los principales para diagnóstico y
análisis de la enfermedad” (1); están presentes en
el 40-60 % de los pacientes y es muy específica
para LEG.
Los anticuerpos anti-dcADN “se han
encontrado directamente asociados con la
afectación a nivel renal” (6). Están ubicados en el
Figura 1. Esquema general de la inmunopatogenia en LEG (1).
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colágeno de la membrana basal del riñón y la piel,
desencadenando una respuesta inflamatoria
donde interviene los múltiples mediadores
inflamatorios (1).
Los anticuerpos IgG “se unen con gran afinidad
al DNA de doble cadena para provocar daño
tisular” (4).
De igual forma, los anticuerpos
antifosfolípidos, “pueden causar daño en la pared
de los vasos sanguíneos, incrementando el riesgo
de eventos graves cardiovasculares de tipo
trombótico, están presentes en cerca de 30% de
pacientes con lupus” (2).
Células T reguladoras (Treg)
Las células T reguladoras desempeñan un
papel esencial en el balance entre la inmunidad y
la tolerancia. Son “inducidas principalmente por
TGF-β” (10). Esta subpoblación de linfocitos “se
compone de células T CD4+ que expresan la
cadena α del receptor de la interleucina-2 (IL-2)
con una intensidad elevada (CD25high) y el factor
de transcripción Foxp3” (3). La falta de expresión
de la proteína Foxp3 resulta en la ausencia de
células Treg, lo que conduce a efectos fatales. Por
su parte, las Treg “muestran una habilidad
importante para inhibir la activación,
proliferación y síntesis de citocinas por los
linfocitos T efectores” (3).
Las células Treg “pueden ejercer su actividad
inmunosupresora a través de diferentes
mecanismos, entre los que se encuentran la
síntesis de citocinas antinflamatorias (TGF-β, IL-
10, IL-35)” (3). No obstante, las células T CD4+
NKG2D+ también pueden ejercer actividad
inmunosupresora (3).
Tratamiento
El lupus “es una enfermedad crónica que no
tiene cura, pero existen algunos medicamentos
como los corticoesteroides y los
inmunosupresores como los glucocorticoides que
la pueden controlar y prevenir los brotes” (7). Así
mismo, el evitar los rayos solares como medida de
prevención, pueden tener algún efecto (7).
Por último, se ha propuesto que “las células
Treg podrían constituir una herramienta
terapéutica para los pacientes con enfermedades
autoinmunes” (3).
Conclusiones
El lupus eritematoso generalizado (LEG),
constituye como enfermedad autoinmune uno de
los pocos riesgos que afectan a la población a
nivel mundial; sin embargo la presencia de la
patología representa para la sociedad, en especial
para personas del sexo femenino, una
enfermedad peligrosa, puesto que es crónica y
multisistémica. Sin embargo, tener en cuenta
ciertos factores de riesgos que participan en el
desarrollo de la patogenia, tales como los
genéticos, hormonales y ambientales (ligado
principalmente a la radiación ultravioleta),
permitirá evitar desequilibrios en la tolerancia
inmunológica.
De esta forma, es importante se tenga
presente la valoración temprana de la
enfermedad, así como el entendimiento del
proceso autoinmune que se da por mecanismos
autorreactivos llevados a cabo principalmente
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por hormonas, tales como el estrógeno y
prolactina, además de citocinas, anticuerpos
antinucleares y células T reguladoras que
protagonizan la pérdida de la tolerancia a
antígenos propios y la síntesis de diferentes
autoanticuerpos, con la formación y depósito de
complejos inmunes que causan un fenómeno
inflamatorio-necrótico en diferentes tejidos,
principalmente riñón, piel y vasos sanguíneos.
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