El apóstol Pablo continúa hablando de la cruz del Mesías en una de las muchas vertientes que nos ayudan a comprender la profundidad de aquel sacrificio perfecto, después de haber hablado de las implicaciones de permanecer en este tabernáculo terrestre que viene a ser causa de aflicciones frente al contraste del anhelo de ya estar presentes en el Señor, en aquel edificio construido no de manos humanas sino por el Padre que nos creó. De manera que las arras de las que nos habla Pablo son la garantía de que seremos provistos de aquello sobrenatural que requerimos para poder cumplir nuestro objetivo mientras aun estamos en la tierra, ausentes del Señor, advertidos todos de que compareceremos al tribunal del Mesías para recibir lo que merezcamos según nuestras obras en nuestro peregrinar por este mundo. Ante este preámbulo en el que el apóstol Pablo nos habla de este proceso de peregrinación de una condición que mantenemos en este mundo hacia la eternidad como el tiempo anhelado por todo creyente, también nos habla de la importante función que tienen todos aquellos que han recibido el llamado para proclamar el evangelio como lo hizo Pablo, esta función a la que le denominó. El ministerio de la reconciliación, es decir, un servicio que tiene como propósito cumplir la tarea de reconciliar a los creyentes con Dios mediante Jesucristo, el único vínculo para ser aceptos delante del Padre...

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Autor del comentario: Humberto Rendón Rojas
Transcripción: Humberto Rendón Rojas
Capítulo 5 (2ª. Parte) El propósito del ministerio de la
reconciliación
El apóstol Pablo continúa hablando de la cruz del Mesías en una de las muchas
vertientes que nos ayudan a comprender la profundidad de aquel sacrificio
perfecto, después de haber hablado de las implicaciones de permanecer en
este tabernáculo terrestre que viene a ser causa de aflicciones frente al
contraste del anhelo de ya estar presentes en el Señor, en aquel edificio
construido no de manos humanas sino por el Padre que nos creó.
De manera que las arras de las que nos habla Pablo son la garantía de que
seremos provistos de aquello sobrenatural que requerimos para poder
cumplir nuestro objetivo mientras aun estamos en la tierra, ausentes del
Señor, advertidos todos de que compareceremos al tribunal del Mesías para
recibir lo que merezcamos según nuestras obras en nuestro peregrinar por
este mundo.
Ante este preámbulo en el que el apóstol Pablo nos habla de este proceso de
peregrinación de una condición que mantenemos en este mundo hacia la
eternidad como el tiempo anhelado por todo creyente, también nos habla de
la importante función que tienen todos aquellos que han recibido el llamado
para proclamar el evangelio como lo hizo Pablo, esta función a la que le
denominó. El ministerio de la reconciliación, es decir, un servicio que tiene
como propósito cumplir la tarea de reconciliar a los creyentes con Dios
mediante Jesucristo, el único vínculo para ser aceptos delante del Padre;
2 Corintios 5.- 11 Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los
hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero que también lo
sea a vuestras conciencias…

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Las escrituras describen el temor a Dios como una actitud que debe tener el
hombre frente al Señor, una actitud que implica respeto, obediencia, honor,
gratitud, etc. Pero nunca miedo, pues muchas veces podríamos confundir el
respeto con el miedo, pero son conceptos distintos.
Aunque, por otro lado, el temor a Dios también implica una consecuencia a la
transgresión de su voluntad pues cuando transgredimos hay consecuencias;
• Levítico 19.- 32 Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro
del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová…
En el ejemplo que vemos en levítico capítulo 19, vemos claramente que el
temor del Señor implica una consecuencia a la transgresión al mandamiento,
porque esa transgresión traerá consecuencias, así es que el temor a Dios no
debe ser entendido como una actitud permanente de un creyente fiel, sino
que debe ser entendido como la consecuencia de nuestro pecado y
entendiendo el temor a Dios en ese sentido, podemos entender claramente
que nuestra actitud permanente para con el Señor debe ser de amor y ese
amor manifestado a través de nuestra obediencia y en una vida que se
complace en hacer el bien en todos los aspectos de nuestra vida.
Ahora bien, una vez que hemos entendido el contexto correcto del temor a
Dios, toca analizar la razón por la que Pablo refiere que quienes compartimos
la Palabra de Dios persuadimos a los hombres. La palabra “persuadimos” en
el griego es la palabra “πείθω peídso” que por analogía se traduce como
“pacificar o conciliar por medio pacífico”. Esto significa que Pablo está
exhortando para que los creyentes comprendan que el servicio que damos los
que compartimos la Palabra de Dios se basa primeramente en el temor a Dios
y por lo tanto no podríamos o no deberíamos apoyarnos en medios que van
en contra de la voluntad de Dios, por eso inicia advirtiendo que por cuanto
Pablo conoce el temor del Señor, es decir, que conoce las consecuencias de
transgredir la voluntad del Padre, entonces persuadimos a los hombres,
entonces y solo entonces trabajamos para pacificar, para conciliar a los
hombres con Dios, y ¿Cuál sería ese medio pacífico que debemos usar y que
fue el medio que usó Pablo? La doctrina de Yeshúa claro, persuadimos a los
hombres por medio del único vínculo que nos justifica delante de Dios y ese
vínculo es Yeshúa;

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2 Corintios 5.- 11… pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero que
también lo sea a vuestras conciencias…
Es decir, que independientemente del trabajo que ejercemos para conciliar a
los hombres con Dios, el Señor nos conoce y Él sabe lo que somos en realidad,
si somos fieles o si somos infieles, si lo que hacemos lo hacemos con temor
del Señor o lo hacemos transgrediendo su voluntad. Así es que Pablo les dice
a los corintios que por cuanto que Dios conoce la condición de Pablo, espera
que ese conocimiento también esté en las conciencias de los corintios, en
quienes había estado ejerciendo este servicio, el ministerio de la
reconciliación;
2 Corintios 5.- 12 No nos recomendamos, pues, otra vez a vosotros, sino os
damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis con qué
responder a los que se glorían en las apariencias y no en el corazón…
Efectivamente Pablo confirma que un ministerio verdadero no debería buscar
ser muy popular, los predicadores de la Palabra de Dios no deberían
preocuparse por matizar el verdadero evangelio, por eso dice que él no se
recomienda a los creyentes, sino que aconseja que su servicio sirva para que
los creyentes se jacten (gloriaros) de ése ministerio, es decir, para que se
sirvan de esa enseñanza para en su momento tengan oportunidad de
responder a quienes se jactan solo de las apariencias y no en el corazón.
Para que el ministerio de la reconciliación cumpla su objetivo en las vidas de
los creyentes, primeramente debe cumplir con el principio de la honradez y
fidelidad por causa del temor a Dios, en ese sentido, al ser un ministerio que
no busca la popularidad, la persona del siervo queda fuera del protagonismo
y solo de esa manera el creyente puede jactarse de lo aprendido en dicho
ministerio para responder a quienes se jactan en la apariencia de piedad y
amor cuando en realidad solo hacen uso de la hipocresía.
Un ejemplo de los que se glorían en las apariencias Pablo lo expresó en su
primera carta a los corintios, en donde criticó a estos mismo creyentes de
Corinto por jactarse cuando en realidad debieron haberse avergonzado de lo
que estaba pasando en la congregación;

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• 1 Corintios 5.- 6 No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco
de levadura leuda toda la masa? 7 Limpiaos, pues, de la vieja levadura,
para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra
pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros…
La palabra “Jactancia” en este pasaje es la palabra “καύχημα kaújema” y es la
misma palabra griega que es utilizada para la palabra “gloriaros” que utiliza
Pablo en el versículo 12 de este capítulo, por lo tanto, el gloriaros se refiere a
jactarse en un buen sentido o en un mal sentido, pero en este caso Pablo
refiere a los dos aspectos, primeramente se refiere al buen sentido con el que
se pueden jactar los corintios de su enseñanza pero en mal sentido de la
palabra al referirse a cómo pueden jactarse algunos solo en apariencia y no de
corazón;
2 Corintios 5.- 13 Porque si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos,
es para vosotros…
Los que predicamos la Palabra somos locos para Dios por la predicación de la
cruz, un concepto inconcebible para el incrédulo;
• 1 Corintios 1.- 18 Porque la Palabra de la cruz es locura a los que se
pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
19 Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el
entendimiento de los entendidos. 20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está
el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido
Dios la sabiduría del mundo? 21 Pues ya que en la sabiduría de Dios, el
mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a
los creyentes por la locura de la predicación. 22 Porque los judíos piden
señales, y los griegos buscan sabiduría; 23 pero nosotros predicamos a
Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los
gentiles locura; 24 mas para los llamados, así judíos como griegos,
Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. 25 Porque lo insensato de Dios
es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los
hombres…
Pablo sabía que la gente podría pensar que él estaba loco por su forma de
pensar, pero en realidad, Pablo estaba consciente de que todo lo que hacía, lo

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hacía para Dios, así es que no es que no le importara que la gente pensara que
no estuviera en su sano juicio, sino que se aseguraba de que los creyentes
entendieran su mensaje para comprender que en realidad estaba cuerdo,
pero por cuanto que los creyentes se encontraban en la misma sintonía que
Pablo;
2 Corintios 5.- 14 Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que
si uno murió por todos, luego todos murieron…
La palabra griega para “Constriñe” es la palabra “συνέχω sunéjo” y se traduce
como “comprimir” en el sentido de la fidelidad al Señor, lo que significa que el
amor del Mesías nos constriñe, es decir que el amor de Yeshúa tiene poder,
tiene una fuerza que nos puede atar, comprimir e influenciar. En el caso de
Pablo, el amor de Yeshúa había comprimido su pasión por el evangelio con
una potencia que logró canalizar y luego la condujo hacia el objetivo según la
manifestación del Espíritu respecto a su ministerio, hasta que él y los que con
él estuvieron, se convirtieron en un instrumento de poder para el bien de los
creyentes;
• Gálatas 2.- 20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo,
mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del
Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí…
…pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron…Esto es
de vital importancia porque Pablo continúa su disertación en el contexto de la
muerte de la que hemos sido objeto por causa de Adán, una muerte adquirida
por el pecado original, pero al hablar de la muerte de Uno que genera la
muerte en todos, Pablo se refiere al propósito de morir en Yeshúa, para lo
cual el creyente decide dejar la naturaleza del pecado de Adán muriendo a esa
naturaleza, eso es lo que la muerte de Yeshúa genera, morir a nuestra vieja
naturaleza, morir a nosotros mismos.
Así es que Yeshúa murió por todos en el sentido de que el propósito de su
muerte hace que todo aquel que llega a conocer y a creer en Él es salvo y no
como lo enseña la doctrina del universalismo que dice que todos son salvos
automáticamente sin hacer absolutamente nada debido a que Yeshúa murió,
por supuesto que Yeshúa murió por el mundo como muestra de la

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misericordia de Dios, pero a partir de la muerte del Hijo, todo aquel que viene
a Yeshúa y cree en Él ése es el que no se perderá;
• Juan 3.- 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que
en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado,
porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19 Y esta
es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más
las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo
aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus
obras no sean reprendidas. 21 Mas el que practica la verdad viene a la
luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios…
Así es que la muerte de Yeshúa implicó que Dios quiere que el mundo sea salvo
por causa de dicho sacrificio, pero solo los que creen y vienen a Yeshúa son
salvos, en ese sentido no todos son salvos automáticamente sin hacer nada,
porque su incredulidad les niega aceptar el sacrificio de Yeshúa para su propia
salvación. Así es que Pablo al decir: …murió por todos… Es obvio que se refiere
a todos los salvos, es decir a los que creen porque también escribió: todos los
que murieron… y los que murieron o mueren son los que creen y no los
incrédulos;
• Romanos 6.- 1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para
que la gracia abunde? 2 En ninguna manera. Porque los que hemos
muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 3 ¿O no sabéis que todos
los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados
en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para
muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos
por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. 5
Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su
muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; 6 sabiendo
esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para
que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al
pecado…

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2 Corintios 5.- 15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para
sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos…
Una vez más Pablo esta hablando del propósito original de nuestra creación,
un propósito que lamentablemente ha sido distorsionado por causa del
pecado, por causa del estado de muerte que heredamos de Adán que hace
que el hombre viva su vida para sí mismo, esforzándose por cumplir sus
propios placeres totalmente desvinculado de la potestad de Dios en sus vidas.
Así es que nuestro amor por Dios debe estar expresado en la forma en que
servimos a los demás, porque cuando decimos que vivimos para Dios, no debe
ser una excusa para descuidar el servicio y el amor a los demás;
2 Corintios 5.- 16 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie
conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no
lo conocemos así…
Recordemos que Pablo esta hablando en el contexto de la transformación de
la que seremos objeto todos, una transformación que implica la asimilación
de lo que es tener una vida en este mundo pero anhelando ya la vida eterna,
deseando estar presentes en el Señor, así es que una vida que está siendo
adiestrada en este anhelo, por supuesto que comienza a conocer a las
personas más allá de sus vidas mundanas, comienza a adquirir la habilidad de
conocer a las personas en el espíritu, por ello dice Pablo que a nadie
conocemos según la carne, porque hemos aprendido a conocer a las personas
en base a su tipo de vida, a su forma de hablar, a sus preferencias, la forma de
conducirse, etc.
En ese mismo sentido al decir que él junto con los demás apóstoles conocieron
a Yeshúa según la carne ya no le conocen así, es una referencia a la condición
de debilidad en que Yeshúa vivió entre los hombres por cuanto que se hizo
carne, pero ahora la forma en que le conocemos es sobrenatural, en el
espíritu, porque su doctrina nos hace conocerle a ese nivel, conocer la
doctrina de Yeshúa es conocerle no en la carne sino en su divinidad eterna.
Pablo junto con los demás apóstoles conocieron a Yeshúa en la carne, pero
cuando Yeshúa resucitó, comenzarían a conocerle de forma distinta porque
por causa del Espíritu Santo, todos los que estuvieron con Yeshúa en el tiempo

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de su ministerio comenzaron a recibir la revelación de su doctrina y eso les
permitió tener un conocimiento distinto de Yeshúa, ya no en la carne sino en
el Espíritu. Y en el caso del apóstol Pablo por supuesto que cuando recibió el
llamado de Yeshúa, marcó su vida para siempre, haciendo de aquel evento
sobrenatural impresionante en su camino a Damasco el inicio de un
conocimiento del Hijo de Dios totalmente sobrenatural, no en la carne, sino
en el espíritu;
2 Corintios 5.- 17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas…
Esta es una promesa para cualquiera, sin acepción de personas, de manera
que cualquier persona puede ser una nueva creación y la única condición es
que esa persona haya decidido vivir para aquel que le dio la vida y ya no vivir
para sí mismo, habiendo alejado de su vida toda actitud egoísta. Aún así el ser
una nueva criatura no nos hace perfectos como muchos que justifican su
incredulidad se empeñan en pensar, pues la perfección llegará cuando
estemos en su presencia.
El efecto del nuevo pacto en nuestras vidas genera que seamos nuevas
criaturas y, en consecuencia, todas las cosas en nuestra perspectiva son
hechas nuevas, pues ése es el objetivo de estar en Cristo;
2 Corintios 5.- 18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo
mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación…
El milagro de poder ser nuevas criaturas obedece al hecho de que así lo ha
permitido el Señor y el medio para lograrlo ha sido la comprensión de la cruz
como mensaje central de nuestra predicación, pues es ese el ministerio de la
reconciliación.
Recordemos que, en la antigüedad, en la práctica del sistema sacrificial el
medio para que el pueblo se reconciliara con Dios fueron los sacrificios; de
manera que, si hoy en día el medio de reconciliación con Dios es el sacrificio
perfecto de Jesucristo, entonces la predicación del evangelio que enfoca de
manera prioritaria la comprensión de la cruz, cumple el objetivo de reconciliar
al hombre con Dios;

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2 Corintios 5.- 19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo,
no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a
nosotros la palabra de la reconciliación…
Una vez más, Pablo esta haciendo patente la gran responsabilidad de todo
aquel que predica la Palabra de Dios, pues debemos ser conscientes de que
en el momento mismo en que recibimos un llamado nos comprometemos a
ejercer un ministerio que tenga por objetivo principal, predicar la Palabra de
reconciliación;
2 Corintios 5.- 20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si
Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo:
Reconciliaos con Dios…
Podemos imaginarnos ese ruego del que habla Pablo si consideramos que el
nivel de ese ruego fue el sacrificio mismo del Hijo de Dios como un ruego al
mundo por parte del Padre para que nos reconciliemos con Él;
2 Corintios 5.- 21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para
que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Fuimos hechos justicia de Dios porque nuestros pecados fueron puestos en
Yeshúa a fin de que fuésemos justificados solamente por sus méritos, nuestras
culpas fueron puestas en el Salvador y su justicia fue puesta en nosotros, de
manera que somos hechos justicia de Dios en Yeshúa.
Si bien es cierto que el ministerio de reconciliación es un servicio que debe ser
ejercido principalmente por quienes ejercen la enseñanza de la Palabra de
Dios, ello no limita a todos los demás para que hagan lo propio en ese mismo
sentido una vez que han entendido el propósito de haber muerto, para vivir
para el Mesías, como una forma de manifestar la gratitud por lo que ha hecho
por nosotros…