Transcripciones Estudiantes de la Biblia Carta del apóstol Pablo a los romanos

1. Estudiantes de la Biblia
Carta a los romanos
Verso x Verso. Capítulo 3
Por: Humberto Rendón Rojas
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Autor del comentario: Humberto Rendón Rojas
Transcripción: Humberto Rendón Rojas
Revisión: Esli Fabiola Resendiz Domínguez
Capítulo 3 La justificación por la fe
En el análisis de la segunda parte del capítulo 2 de la carta a los romanos
entendimos que el apóstol Pablo hizo una distinción entre el llamado judío
religioso y el que es verdadero judío en su interior en referencia al concepto
etimológico como aquella persona que proclama y que alaba con sus hechos
el Nombre de Dios.
De manera que esa diferencia que marcó Pablo es la base para entender mejor
el tema que aborda en el capítulo 3 de esta carta ya que Pablo continúa
hablando de uno de los temas que causa mucho conflicto en muchas personas
respecto a la circuncisión física que, si bien es cierto que no es causa de la
salvación, si tiene que ver con una señal de convicción para quienes han
adquirido una gran responsabilidad puesto que la circuncisión es señal de
quien tiene la ley del Señor;
Romanos 3.- 1 ¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la
circuncisión?...
La pregunta de Pablo esta enfocada a la confirmación de sus palabras en el
capítulo 2 en el sentido de quién es un verdadero judío y la segunda pregunta
que tiene que ver con lo que aprovecha a quien tiene la circuncisión, resulta
interesante si consideramos que para este tiempo Pablo era consciente de que
muchos gentiles ya habían procedido a la circuncisión por haber creído en
Yeshúa.
Sin embargo, en el contexto de sus palabras Pablo va a hacer una referencia
especial al judío en cuanto a su responsabilidad por haber recibido la ley,
porque haber recibido la ley era el propósito de su ventaja sobre los demás;
Romanos 3.- 2 Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha
sido confiada la palabra de Dios…

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La palabra “confiada” significa guardar, por lo que al decir que al judío se le
confió la Palabra de Dios, ese hecho tuvo el propósito de guardar su Palabra,
sin embargo, como Pablo mismo lo refiere en el capítulo 2 de esta carta y
como lo va a referir en las próximas líneas, el hecho de que el pueblo judío no
haya guardado la Palabra de Dios, les implicó su incredulidad;
Romanos 3.- 3 ¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su
incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios?...
La palabra “incrédulo” en el griego es la palabra “apistéo” que significa:
“desobedecer”, así es que no es lo mismo creer solo en la mente a creer
cuando se manifiesta en obras, como ya lo hemos confirmado en nuestros
estudios anteriores, porque creer tiene que ver con vivir en lo que se cree y
no solo decir que se cree porque como bien lo dijo Santiago, hasta los
demonios creen y tiemblan;
● Santiago 2.- 18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras.
Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19
Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y
tiemblan. 20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es
muerta? 21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre,
cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿No ves que la fe actuó
juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? 23 Y
se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado
por justicia, y fue llamado amigo de Dios. 24 Vosotros veis, pues, que el
hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. 25
Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras,
cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? 26 Porque
como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está
muerta…
De manera que el hecho de que los judíos hayan desobedecido a Dios por no
haber llevado a cabo las obras de fe, eso de ninguna manera implicó que Dios
no haya sido fiel, en verdad la fidelidad de Dios siempre se ha mantenido
firme;

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Romanos 3.- 4 De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre
mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, Y
venzas cuando fueres juzgado…
Pablo citó el salmo 51 como una referencia a la responsabilidad que adquirió
el pueblo judío;
Salmo 51.- Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio…
En tales circunstancias, la calidad de inexcusable del pueblo judío, le obliga en
consecuencia a aceptar que ha pecado delante de Dios por haberse alejado de
su Palabra, por haberle desobedecido y por no haber aprovechado la ventaja
de haber sido guarda de la palabra de Dios;
Romanos 3.- 5 Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué
diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.)…
La expresión de Pablo al decir que habla como hombre, fue con el propósito
de poner una perspectiva específica; Alguien podría argumentar con sutileza
que si la maldad de la nación simplemente revela la maravillosa e infinita
fidelidad de Dios, entonces Dios es injusto al juzgar aquello que le trae gloria
a sí mismo. Esta fue la crítica más severa que Pablo enfrentó al predicar el
evangelio de la gracia de Dios. Si Dios utiliza el pecado para recibir gloria Él
mismo, entonces, no debería castigar al pecador. Esto, por supuesto, fue
usado como excusa para pecar;
Romanos 3.- 6 En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al
mundo? 7 Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria,
¿por qué aún soy juzgado como pecador? 8 ¿Y por qué no decir (como se nos
calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirma que nosotros
decimos): Hagamos males para que vengan bienes?...
Bajo la misma perspectiva expuesta por el apóstol Pablo, pregunta si acaso
por el hecho de haber abundado la gloria del Señor por causa del pecado, ¿Es

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justificado el hecho de que las personas quieran continuar en la misma
condición de transgresión esperando recibir más bienes de parte de Dios?
Existen personas que han llegado al colmo de justificar su pecado por el hecho
de que su testimonio de pecado ha hecho que otros vean la grandeza de la
misericordia de Dios y consideran que Dios no les va a juzgar por eso.
En esas condiciones, debe quedarnos muy claro que el hecho de que el judío
con todo y la ventaja de haber recibido la ley a pesar de haber pecado,
nosotros no somos mejores que ellos, porque si bien, el judío pecó transgredió
teniendo la ley, el gentil también pecó sin tener la ley;
Romanos 3.- 9 ¿Qué, pues? Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna
manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo
pecado…
Es claro que Pablo no pretende demostrar que el hombre es pecador, lo que
Pablo está exponiendo es la condición en que se encuentran quienes tienen la
ley y la circuncisión y quienes no tienen ni una ni otra cosa y bajo esa premisa,
es claro que todos estamos bajo pecado y para confirmarlo Pablo se basa en
la propia escritura;
Romanos 3.- 10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11 No hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. 12 Todos se desviaron, a una se
hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. 13
Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides
hay debajo de sus labios; 14 Su boca está llena de maldición y de amargura.
15 Sus pies se apresuran para derramar sangre; 16 Quebranto y desventura
hay en sus caminos; 17 Y no conocieron camino de paz. 18 No hay temor de
Dios delante de sus ojos…
Efectivamente el argumento de Pablo lo encontramos en varios salmos y en la
profecía de Isaías;
Salmo 14.- 1 Dice el necio en su corazón:
No hay Dios.
Se han corrompido, hacen obras abominables;
No hay quien haga el bien.

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2 Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres,
Para ver si había algún entendido, (inteligente-prudente)
Que buscara a Dios.
3 Todos se desviaron, a una se han corrompido;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno…
Salmo 5.- 9 Porque en la boca de ellos no hay sinceridad;
Sus entrañas son maldad,
Sepulcro abierto es su garganta,
Con su lengua hablan lisonjas…
Salmo 140.- 3 Aguzaron su lengua como la serpiente;
Veneno de áspid hay debajo de sus labios…
Salmo 10.- 7 Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude;
Debajo de su lengua hay vejación y maldad…
Isaías 59.- 7 Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la
sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad;
destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos. 8 No conocieron
camino de paz, ni hay justicia en sus caminos; sus veredas son torcidas;
cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz…
Salmo 36.- 1 La iniquidad del impío me dice al corazón:
No hay temor de Dios delante de sus ojos…
Una vez que ha quedado claro que tanto los que tuvieron el beneficio de la ley
como quienes no tuvieron ese beneficio pecaron, significa que no hay nadie
que por méritos propios puedan ser considerados justos si ya entendimos que
el concepto de justicia tiene que ver con la voluntad de Dios.
El hecho de que no haya quien entienda significa que no hay comprensión en
las mentes de los hombres a cerca del propósito de la justicia de Dios y al no
tener esa comprensión, el hombre carece del discernimiento para poder
buscar a Dios, al menos no en la condición de la naturaleza propia del hombre.
Los textos que Pablo citó basándose en los salmos para referir la condición en
que se encuentra el hombre, constituyen un juicio muy duro para el hombre

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que por causa, a pesar de la jactancia de quienes sintiéndose muy justos
consideran que no se encuentran en ninguna de estas hipótesis;
Romanos 3.- 19 Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que
están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo
el juicio de Dios; 20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será
justificado delante de él…
¿Quiénes están bajo la ley? Bueno este es uno de los pasajes en donde Pablo
fue mal entendido debido a que por mucho tiempo se ignoró a qué se refería
el apóstol Pablo cuando hablaba de las obras de la ley.
Por ejemplo, en el cristianismo por causa de la interpretación incorrecta del
concepto de “las obras de la ley”, se enseña que las obras de la ley es el
equivalente a la ley de Moisés, en ese sentido se enseña que el hombre no es
justificado por la obediencia a la ley de Moisés sino por la fe de Jesucristo;
Sin embargo, fue hasta el descubrimiento de los rollos del mar muerto que se
supo que cuando Pablo hablaba de las obras de la ley, era una referencia a la
ley de la tradición judía, las costumbres que el pueblo judío implementó como
ley y que todas esas obras de la ley a las que se refiere el apóstol Pablo hoy en
día se encuentran compiladas en el libro judío titulado: “Suljan Aruj”.
Así es que aquello a lo que Pablo describió como las obras de la ley, en el nuevo
testamento podemos ver que Yeshúa siempre juzgó en contraposición a la ley
de Moisés que Él mismo dijo que vino a cumplir y mandó que se enseñase así,
pero siempre juzgó duramente a quienes se preocupaban mas por cumplir lo
que Pablo describió como “las obras de la ley”;
De modo que Pablo en la primera parte del versículo 20 está hablando de la
ley de los hombres y no de la ley de Dios y a continuación se refiere a la ley de
Dios que, por su conocimiento, sí nos permite exponer el pecado;
Romanos 3.- 20… porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado…
No fueron las tradiciones, no fueron las leyes creadas por los hombres las que
le hicieron ver al hombre que estaba en pecado, en transgresión, sino que fue

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la ley de Dios, sus mandamientos y ese es el parámetro que define sin
interpretación de hombre, la condición en que nos encontramos;
Romanos 3.- 21 Pero ahora, aparte de la ley…
En el contexto de la explicación de Pablo en la que está hablando de las obras
de la ley, continúa refiriéndose a esa ley, es decir, a la ley oral, (las obras de la
ley) y por ello dice: “aparte de la ley”, es decir, de forma independiente a la
ley que los judíos cumplen como obras de la ley;
Romanos 3.- 21… se ha manifestado la justicia de Dios…
Recordemos que la palabra “justicia” en el griego es la palabra “dikaiosúne”
que se traduce como “justificación”, lo que es equitativo, justo;
Romanos 3.- 21… testificada por la ley y por los profetas…
Obviamente que Pablo al hablar de la ley y los profetas habló de la ley de
Moisés y los profetas y esto significa que la justificación que viene de Dios en
la vida de las personas solo puede ser evidenciada a través de un testimonio,
ese testimonio que deben tener las personas es que viven sus vidas conforme
la ley y los profetas, bajo el gobierno de la ley;
Romanos 3.- 22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos
los que creen en él…
Es decir, que tú y yo seremos justificados solo por la justificación que viene de
Dios por cumplir la ley de Moisés, pero no por la interpretación de los hombres
que es lo que dio origen a las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, es
decir, por la enseñanza del Mesías. Nuestra justificación viene por vivir vidas
como Yeshúa enseñó que viviéramos, no solo cumpliendo la ley por legalismo,
sino entendiendo el espíritu de la ley y viviendo en consecuencia.
Y en seguida Pablo explica por qué razón debemos desechar las obras de la ley
y atender a la justificación por la fe de Jesucristo;

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Romanos 3.- 22… Porque no hay diferencia, 23 por cuanto todos pecaron, y
están destituidos de la gloria de Dios, 24 siendo justificados gratuitamente
por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús…
Efectivamente, por cuanto que para haber recibido la redención de Yeshúa,
nuestras obras no tuvieron nada que ver, ni para nosotros ni para el judío que
cumplía las obras de la ley (tradición-ley oral) sin hacer diferencia, ni acepción
de personas, todos fuimos considerados pecadores delante de Dios y al haber
sido destituidos de su gloria, tuvimos que haber recibido algo que no pudo
haber estado en nosotros, sino que tuvo que haber sido una influencia
sobrenatural de Dios y eso que recibimos fue su gracia, el regalo de su
influencia divina en nuestros espíritus que al ser sobrenatural tuvo el objetivo
de influir en nuestras vidas, eso es la gracia, la influencia divina.
En consecuencia, si recibir su gracia está vinculada a la redención de Yeshúa,
quien no se adhiere al beneficio de su Salvación, no puede recibir su gracia y
tampoco puede ser justificado, sino que permanece en la condición de muerte
espiritual y permanece en la condición de destituidos de la gloria de Dios;
Romanos 3.- 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en
su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en
su paciencia, los pecados pasados…
Recordemos que “propiciación” tiene que ver con “expiar” lo que significa que
el único medio de expiación de los pecados fue Yeshúa a través de su sangre
tal cual el sistema sacrificial, eso fue lo único que permitió que Dios perdonara
nuestros pecados pasados;
Romanos 3.- 26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de
que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús…
Entonces ¿cómo es que te va a justificar el justo que es Yeshúa? Solo si eres
de su fe, es decir, si eres fiel a lo que Él fue fiel, a la voluntad del Padre
plasmada en su ley;
Romanos 3.- 27 ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál
ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe…

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Con toda claridad Pablo está exponiendo las dos leyes, la ley de las obras que
tiene que ver con las leyes creadas por los hombres y la otra ley, que es la ley
de Dios que le dio a Moisés para transmitirla al pueblo.
De manera que entender que Pablo habla de dos tipos de leyes, es
indispensable para entender todas sus cartas, en donde siempre concluyó que
la única ley que justifica al hombre es la ley de Moisés siempre sea cumplida
no de forma religiosa, sino con todo el discernimiento en el espíritu habiendo
pues entendido que cumplimos la ley del Señor bajo el espíritu de su ley;
Romanos 3.- 28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las
obras de la ley…
Una vez más, somos justificados por la fe, por la obediencia a la ley de Moisés,
la ley escrita, pero excluyendo de nuestra observancia las obras de la ley (la
ley tradicional judía).
Lo anterior deja en claro que no es bueno que además de la ley de Moisés
puedas cumplir también las tradiciones judías como algunos enseñan bajo el
engaño de que no hace daño, todo lo contrario por consecuencia lógica,
porque cuando has aprendido a escudriñar el espíritu de la ley de Dios y te
preocupas por ser fiel a ello, entonces en tu fe no hay lugar para las tradiciones
y fábulas creadas en las mente de los hombres;
Romanos 3.- 29 ¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios
de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles. 30 Porque Dios es uno,
y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de
la incircuncisión…
Es decir, siempre que el judío (de la circuncisión) proceda a la fe y conste que
estamos hablando de la justificación por la fe de Jesucristo, entonces y solo
entonces será justificado; de igual manera el que no es judío (de la
incircuncisión) siempre que proceda a la fe de Jesucristo será justificado.
Romanos 3.- 31 ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino
que confirmamos la ley.

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Claramente Pablo advierte que no por el hecho de creer en el Hijo de Dios te
tienes que olvidar de la ley, todo lo contrario, porque creer en el Hijo de Dios
solo se testifica cuando en tu vida hay testimonio claro de que vives bajo el
gobierno del Todopoderoso, por cuanto que vives consciente de que has sido
justificado por la sangre de aquel que expió el pecado.
Confirmemos pues que creemos en Yeshúa confirmando así, la ley que
transforma nuestras vidas.