El doctor Mats Brännström dirige un ensayo clínico en el que diez mujeres suecas con síndrome MRKH recibieron con éxito un trasplante de útero de donantes vivas para poder quedar embarazadas. Cuatro de las pacientes lograron tener bebés sanos mediante este procedimiento. Brännström busca mejorar la cirugía para reducir las horas de duración y el trauma para las donantes. Sus pacientes son una inspiración para seguir avanzando en la investigación de nuevas técnicas de reproducción asistida.
Matts Branstrom: Recibo dos correos al mes de mujeres que quieren donar su útero.
1. INÉS BAUCELLS
Mats Brännström en un momento de la entrevista con ABC en Barcelona
ANA LUISA ISLAS
BARCELONA
El doctor Mats Brännström es la es-
trella de la reproducción asistida a ni-
vel mundial. El profesor, investigador
y médico de la Universidad de Gotem-
burgo (Suecia) dirige actualmente un
ensayo por el que diez mujeres suecas
que nacieron sin útero (síndrome
MRKH, que conduce a la ausencia, to-
tal o parcial de vagina y útero, y que
afecta a una de cada 5.000 mujeres al
nacer) recibieron un trasplante de do-
nantes vivas para lograr quedar em-
barazadas por fecundación in vitro
(FIV). De éstas, dos rechazaron el úte-
ro; seis lograron el embarazo, pero, la-
mentablemente, hubo dos pérdidas.
El primer bebé de un útero transplan-
tado, Vincent (Vencedor), nació en Sue-
cia en octubre; dos más nacieron en
diciembre, y para verano nacerá uno
más (actualmente de 18 semanas).
—¿Cuatro de diez?
—Para un tratamiento nuevo son muy
buenos resultados.
—¿Y las otras seis?
—Hay que darse cuenta de que para
estas mujeres que nacieron sin un úte-
ro y que a los 15 años les dijeron que
no podrían tener nunca un bebé, este
tratamiento les da la esperanza de una
posibilidad. Antes no tenían ni eso.
—¿Quiénes son las donantes?
—En Suecia no hay tantas muertes de
jóvenes como en España, ahí todo el
mundo usa casco al andar en moto.
Así que tuvimos que buscar donantes
vivas.
—¿Vivas?
—Sí, amigas de la familia que ya hu-
bieran tenido su familia, así nos ase-
guramos de que el útero trabaja bien.
—La del primer bebé tiene más de 60
años.
—Sí, es la madre del mejor amigo del
padre de Vincent. Hace poco le bauti-
zaron, ella fue su madrina [el doctor
muestra orgulloso la foto del bautizo,
que lleva en su móvil].
—¿Qué falta para aumentar el éxito?
—La cirugía es costosa (cuesta entre
60.000 y 70.000 euros) y larga, sobre
todo la de la extracción. Dura 12 ho-
ras. En un siguiente ensayo queremos
hacer que la cirugía sea laparoscópi-
ca, para reducir su duración a 6 horas.
—¿Demasiado para la donante?
—Y para el cirujano; aunque, sin abrir
el cuerpo, habrá menos trauma para
la mujer.
—¿Quién puede ser donante?
—Mujeres fuertes, no fumadoras, de
preferencia deportistas, que estén fí-
sica y psicológicamente bien. Recibo
por lo menos dos correos al mes de
mujeres que se ofrecen para donar.
—¿Le asusta que su descubrimiento
se vuelva un negocio?
—No pienso mucho en ello, la inferti-
lidad es una enfermedad, no importa
si es porque naciste sin útero o has te-
nido una enfermedad. Si hay un trata-
miento, es nuestro deber buscarlo.
—Hay gente que se lucra con la nece-
sidad de ser madre.
—Es verdad, el 95% de las mujeres quie-
ren ser madres y en algunas culturas
serlo es muy importante.
—A eso me refiero.
—El negocio no será tan grande por-
que es complicado el procedimiento,
la cirugía de extracción es larga y no
debe producirse en hospitales pequeño
s. Sin embargo, esa no debe ser razón
para no seguir con esto. Recibo cada
día por lo menos 20 correos de muje-
res de todo el mundo con historias muy
tristes.
—¿Sí?
—Historias de todo tipo, que no espe-
rábamos. Por ejemplo, he recibido co-
rreos de personas que han cambiado
de sexo que quieren ser madres.
—¿Y es posible?
—No lo sé, nadie ha hecho investiga-
ción acerca de esto. Sé que hay casos
en Francia de mujeres que van a so-
meterse a una cirugía transgénero y
que quieren donar sus óvulos y su úte-
ro. Es buena idea, simplificaría el te-
ner que hacer una fecundación in vi-
tro.
—¿Le inspiran estos correos?
—Los pacientes clínicos son una gran
fuente de inspiración para los que nos
dedicamos a la investigación.
—¿De dónde se inspiró para este en-
sayo?
—En 1998 atendí a una paciente en Aus-
tralia que perdió su útero por un cán-
cer. Me preguntó si no podría recibir
un trasplante. Desde entonces traba-
jo en esa inocente idea. Antes de ese
día nunca había pensado en ello.
—¿Ella lo sabe?
—Murió tres años después. El cáncer
regresó. Me gustaría que su familia su-
piera que lo logré y que gracias a ella,
ahora hay tres nuevas madres en Sue-
cia que jamás pensaron que podrían
dar a luz.
—¿Quiere decir que no hay que cor-
tarse al hablar con el médico?
—Ninguna pregunta que hacerle es
loca o inocente. Gracias a su pregun-
ta, yo me di cuenta de que lo que ella
sugería realmente se podría hacer, aun-
que habría que hacerlo de la forma co-
rrecta. Por eso me llevó casi veinte años
lograrlo.
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√Ahora lleva 12 horas
«Queremos que la cirugía
de extracción del útero sea
laparoscópica para reducir
las horas de duración»
Mats Brännström
«Recibo por lo menos
dos correos al mes de
mujeres que quieren
donar su útero»
ARTÍFICE DEL PRIMER NACIMIENTO TRAS
UN TRASPLANTE DE MATRIZ
∑ El mayor experto mundial en reproducción asistida
afirma que las historias de sus pacientes son «una
fuente de inspiración» para la investigación
Esperanza para
miles de mujeres
Hace apenas 30 años nació la
primera bebé concebida por
fecundación in vitro (FIV) en
España. Hoy en día hay 5,5
millones de personas en el
mundo que han nacido
gracias a esta técnica. Aún
queda mucho por hacer. Esta
semana, Salud de la Mujer
Dexeus, reconoció al doctor
Mats Brännström con el
premio de su fundación. El
médico sueco es el artífice del
primer nacimiento después
de un trasplante de útero.
Una de cada 5.000 mujeres en
el mundo nacen sin útero o
con una malformación que
les impide quedar embaraza-
das. Hay otras miles de
mujeres que a raíz de un
cáncer han perdido su útero.
Hasta octubre del año
pasado, estas mujeres no
tenían ninguna esperanza de
tener un bebé. Una paciente,
como ellas, inspiró al doctor
Brännström a encontrar una
solución.
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DOMINGO, 22 DE FEBRERO DE 2015 ABC
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