1. EXPERIENCIAS DE FORMACIÓN EN VALORES CON JÓVENES
ESTUDIANTES DE NIVEL SUPERIOR
Mesa de Trabajo: 1. Formación en Valores
Autor: Ing. Francisco Javier Escamilla López
Profesor Asociado en Educación Superior en el Instituto Politécnico
Nacional1 y de asignatura en la Universidad Autónoma del Estado de
Hidalgo.
Alumno de la Especialidad en Docencia del Área Académica de
Ciencias de la Educación en la UAEH.
RESUMEN
La formación en los valores es fundamental para el desarrollo de los individuos, pues
le permiten insertarse en la sociedad para desenvolverse en ella y contribuir a su
florecimiento, a continuación se presenta una reflexión sobre el papel que en este
sentido juega la educación en las escuelas, particularmente en el nivel superior, los
problemas que enfrenta y algunas pautas para resolverlos.
1
Instituto Politécnico Nacional.
Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura. Unidad Ticomán Teléfono: 01 (55) 57 29 60 00 ext. 56029
2. Experiencias de formación en valores
EDUCACIÓN Y VALORES
La educación desde sus orígenes tiene como fin la socialización del individuo
a partir de la reproducción e innovación de la cultura. La escuela se ha convertido en
el medio formal para realizar el proceso educativo y en ella el profesor es el poseedor
de la cultura que ha de transmitirse; cada generación aporta novedades, cambios,
críticas y reflexiones lo que permite que la cultura se perfeccione y avance.
La escuela es entonces la institución que regula los principios que organizan
las actividades de los individuos, normalizan los problemas de la sociedad y la
conducta de sus miembros a través de la instauración de normas y sanciones. La
institución educativa tiene por objeto transmitir ideologías, valores y conocimientos
para preservar el medio social, se dice pues que forja la cultura y es una de las
estructuras fundamentales de un país. La función escolar de “reproducir” el
conocimiento consiste así, en favorecer la adaptación de la persona al sistema
existente para que pueda coexistir con sus semejantes en la sociedad, a la vez, la
educación busca formar sujetos críticos y reflexivos y los valores representan un eje
primordial en el proceso.
VALORES EN EDUCACIÓN SUPERIOR
Aceptando el concepto de valores como aquellas cualidades positivas que
muestran los individuos en su relación con quienes le rodean, debe reconocerse que
su génesis fundamental es el núcleo familiar2, en el que al niño se le forma
inicialmente y en donde le son inculcados los principios éticos morales y religiosos
que la propia familia profesa; en la escuela, al menos en los niveles preescolar y
básico se pretende que desarrollen se habilidades adicionales para luego propiciar
que se inserten en el mundo productivo: paulatinamente se conforma su
personalidad a partir de actitudes y valores que habrán de ser determinantes en su
vida futura
2
El niño pertenece a una familia y a un medio que tiene características sociales, económicas, políticas y religiosas
específicas que le son transmitidas primero en la familia y luego en la escuela y en su vida social en general.
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3. Experiencias de formación en valores
Sin embargo, ante el acelerado desarrollo de los medios de comunicación y
acceso a la información, así como el inminente proceso de globalización, en los
últimos años se ha descuidado la atención a las actitudes, valores, emociones y
sentimientos de los estudiantes, la reforma educativa actual prevé recuperar estos
aspectos pero se enfrenta a una sociedad carente de honestidad, justicia, igualdad,
respeto, sensibilidad, solidaridad, lealtad, valores que en las sociedades
democráticas se debe cultivar, hoy se afirma que existe una crisis de identidad en el
mundo actual a consecuencia de la modernización social que lo caracteriza.
La educación superior3 de hoy no puede conformarse con preparar mano de
obra para el mercado global de trabajo, cuya dinámica se mueve con distintas reglas
que las escuelas. Más bien, debe formar profesionales con perfiles polivalentes y
flexibles, bien armados intelectualmente que puedan adaptarse a las necesidades
laborales, con perfiles creativos, que alimenten el deseo de superación, la formación
de identidad y que sobre todo propicien el desenvolvimiento social basado en valores
y principios éticos y morales que desemboquen en una convivencia social más
armónica.
La escuela por definición debe ser formadora, pero en realidad, en el proceso
de transmisión de valores, éstos deben vivirse, se practicarse todos los días, no se
enseñan, tienen más que ver con el modelo que proyecta el profesor y el centro
educativo en general, que con las palabras y los discursos que se exprese. Las
escuelas deben vivenciar los valores, éstos deben formar parte de la cultura de la
escuela, misma que, sin embargo, en ocasiones y como resultado de la forma de
actuar de sus autoridades y maestros, se convierte en generadora de ciudadanos sin
valores éticos y morales, la educación es entonces hipócrita (Bolívar, 1999). En las
escuelas se jerarquiza a los alumnos por sus resultados académicos, se les
discrimina por el su sexo, nivel socioeconómico, creencias religiosas e ideologías.
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Entendiendo por educación superior a la institución social, creada y pactada en el devenir de los tiempos por
diversos actores sociales, en función de sus concepciones, valores e intereses, en un proceso histórico inmerso en luchas entre
distintas fuerzas sociales, con sus respectivos proyectos educativos, hegemonías y pactos que han resuelto temporalmente los
conflictos (Quintanilla, 2004).
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4. Experiencias de formación en valores
Los alumnos en ocasiones se someten a este estado de las cosas y se defienden
con rebeldía y a veces con actitudes violentas, otras, muestran apatía, se conforman
y terminan formando parte un ciclo de perversiones ocultas en las instituciones
educativas (Santos Guerra, 2000).
Muchos esfuerzos se realizan ahora por inculcar valores a los estudiantes de
nivel superior, este año la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo inició un
programa de fortalecimiento de la Identidad Institucional basada en cinco valores
primordiales: Compromiso, Honestidad, Lealtad, Respeto y Responsabilidad.
Empero, como se dijo antes, los valores deben inculcarse desde la familia,
desde el primer día de vida de los individuos y fortalecerse constantemente en la
escuela, el trabajo y la sociedad en general.
En este sentido, es posible definir cuál es el mayor obstáculo que enfrentan
los programas de formación en valores de las escuelas: la contradicción entre el
discurso y la realidad social y familiar; por un lado se habla a los estudiantes de la
necesidad de los valores y las consecuencias negativas de su ausencia y por otro se
enfrentan a una realidad totalmente contradictoria en la que se les bombardea con
información sobre corrupción, injusticia, guerra, mediocridad, falta de respeto e
individualismo, entre muchos otros “antivalores” que provocan en los alumnos una
marcada falta de interés cuando se les habla de valores.
Por si fuera poco, los alumnos, sobre todo en los niveles superiores, son
concientes de la realidad que les rodea, son observadores y perciben que incluso en
las instituciones educativas hay conductas indeseables y contrarias a los valores que
el discurso oficial promueve, profesores que hablan de una forma y actúan de otra,
situaciones y acciones que contradicen las mínimas normas de convivencia social y
que provoca en los muchachos, más que indiferencia, rechazo total a las palabras de
quienes les piden actitudes que ellos mismos no practican.
Para terminar, hay que tomar en cuenta que es difícil cambiar radicalmente los
patrones de conducta de adolescentes o alumnos jóvenes, quienes ya tienen más o
menos definida su forma de ser y muchas veces reaccionan con desdén ante ideas
que consideran anticuadas, represivas o coercitivas.
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5. Experiencias de formación en valores
Los medios de comunicación juegan un papel determinante y debe
promoverse su participación en la formación de valores, otra vez más allá de las
palabras o frases pintorescas, debe cuidarse los contenidos de la programación, las
actitudes de los protagonistas, periodistas e intérpretes, pero sobre todo la actuación
de los medios como actores sociales que participan en la vida cotidiana de los
pueblos y estados.
Por lo anteriormente expuesto, su puede afirmar que la formación en valores
en educación superior enfrenta serias dificultades que pueden ser superadas si se
fomenta la formación de valores desde la educación inicial y se asume en los niveles
superiores sólo como una forma de “reforzar” los valores ya adquiridos. En este
proceso, es fundamental que las instituciones, los profesores vivan los valores, es
decir que se conviertan en VERDADEROS MODELOS de vivencia de los principios
que profesan para generar en sus alumnos y estudiantes una conciencia social de
concordia y constante superación en beneficio propio y de la comunidad.
CONCLUSIONES
La educación es proceso de formación de las personas para transmitir, de una
generación a otra, los conocimientos, valores y formas de actuar de los individuos
para que puedan insertarse a la vida social. La formación en valores para los
alumnos de niveles superiores de educación, debe fundamentarse en fortalecer la
aplicación de los valores adquiridos en niveles iniciales, básicos y medios; las
escuelas, sus autoridades y sus profesores, deben ser modelos de vivencia de los
principios éticos, morales, cívicos y de convivencia social armónica para generar en
sus alumnos la conciencia de la necesidad de poseerlos y vivirlos todos los días en
todas las actividades que realicen. El contexto social debe contribuir a la vivencia de
los valores, ha de propiciarse pues que el estado, las instituciones y los medios de
comunicación construyan un ambiente de vida en comunidad basado en valores. El
primer paso quizá debe ser dado por las escuelas y en ellas, por los profesores, por
eso la invitación a la reflexión y a empezar desde hoy a vivir los valores para ser
ejemplo de quienes nos rodean y contribuir así al establecimiento de una sociedad
mejor.
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6. Experiencias de formación en valores
BIBLIOGRAFÍA
Desarrollo institucional de los centros educativos, en Bolívar A. (1999). Cómo
mejorar los centros educativos. Ed. Síntesis. Madrid, España. Pp. 55-77.
Elizondo, H. Aurora. (2003). La Nueva Escuela. Serie Maestros y Enseñanza.
Ed. Paidos. México.
Quintanilla González (2004). La transformación de la educación superior en
México. En Anzaldúa Arce, Ramírez Grajeada (Eds.) Formación y Tendencias
Educativas. (pp.211-253). Universidad Autónoma Metropolitana, México.
Santos Guerra, M. A. (2000). La luz del prisma para comprender las
organizaciones educativas. Ed. Aljibe. España. Pp. 81-110.
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