Para enseñar a pensar a los niños, es necesario desarrollar habilidades como comparar, resumir, observar y clasificar, lo que los llevará a pensar de manera reflexiva. Imaginar también está aliado con el pensamiento y permite liberarse de la rutina diaria. Los maestros deben desarrollar programas que brinden múltiples oportunidades a los estudiantes para pensar correctamente a través de la práctica continua de métodos que enseñan a pensar y reflexionar sobre cómo actuar en diferentes situaciones.