Este documento describe criterios para interpretar el juego de los niños y detectar posibles patologías. Explica cómo observar la modalidad de aproximación al juguete, la plasticidad y rigidez del juego, y la capacidad simbólica. También describe tipos de juego que podrían indicar depresión, hiperactividad, psicosis u otras condiciones y la importancia de considerar factores contextuales al realizar diagnósticos.
BIENESTAR TOTAL - LA EXPERIENCIA DEL CLIENTE CON ATR
Interpretacion en la terapia de juego
1. Criterios de interpretación de la hora de juego
Elección de juguetes y de
juegos, aquí debemos
tener presente los
siguientes aspectos:
La modalidad de
aproximación:
La distancia (el niño mira el juguete desde una distancia, pero no logra
acercarse.
Dependencia (espera nuestra indicación, para tomar algún juguete).
Evitativa (se va aproximando lentamente al juguete, en ocasiones con
pequeñas pausas).
Dubitativa (toma y deja los materiales).
Irrupción (toma bruscamente los materiales o de forma caótica).Es de
suma importancia observar el primer juguete que toma el niño, si es de
acorde a su edad, conocer la relación o la iniciativa que lo llevo a tomar el
material de la sala.
2. El juego debe tener un principio, desarrollo y fin, aquí podemos observar si el niño
inicia a jugar y deja inmediatamente el juguete, estos detalles, nos servirán para
conocer más sobre la vida psíquica de nuestro niño.
Además en la modalidad del juego, debemos observar si tiene:
Plasticidad (el niño toma el juguete y puede expresar sus fantasías en el
juguete).
Rigidez (es un juego monótono y con poca capacidad de creatividad),
estereotipado (es cuando los niños juegan un solo juego y lo repiten, en
algunos casos el niño mantiene esta repetición a lo largo de la hora de
juego diagnóstica).
Capacidad simbólica
El juego es una vía de acceso a las fantasías inconscientes del niño. Podemos
observar:
La riqueza expresiva: es la capacidad del niño para buscar materiales con
los cuales pueda expresar su problemática.
Capacidad intelectual: observaremos si el niño puede manejar la realidad
acorde a su edad cronológica.
Conflicto: aquí veremos el contenido de la simbolización.
Personificación
3. El niño exterioriza roles en forma dramática o puede adjudicar a los materiales de
juegos situaciones o conflictos.
Dentro de la hora de juego es significativo observar la tolerancia a la frustración en
el juego de los niños, por ejemplo: se enoja por las dificultades que puedan darse
por no realizar adecuadamente un juego, es un niño muy pasivo.
Criterios de interpretación
El juego del niño es adecuado “normal”
La plasticidad en el juego contiene buena creatividad y capacidad
simbólica.
Sus representaciones de situaciones son de acorde a su momento
evolutivo, su contexto sociocultural
y su realidad familiar.
Personificaciones que se
aproximan a los objetos reales
representados equilibrio entre
fantasía y realidad.
El juego del niño neurótico
4. Su capacidad simbólica, le permite la emergencia de sus conflictos en el
“como si” de la situación de juego. Capacidadde discriminar entre fantasía
y realidad.
Capacidad de comunicación con el
psicólogo o terapeuta y con los juguetes.
Bajo umbral de tolerancia a la
frustración o por lo contrario evidencian
sobreadaptación en ciertas áreas.
Dramatizan personajes cercanos a
la realidad, con cierta dosis de omnipotencia y agresividad.
El juego del niño psicótico
Dificultad para jugar.
No se trataría de un juego, en sentido estricto, en tanto hay simbolización
(significante y significado son una
misma cosa). Es sólo un juego de
descarga.
Los personajes son
extremadamente crueles.
Lenguaje poco adecuado y
actitudes bizarras.
Dificultades de adecuación a la realidad.
Baja tolerancia a la frustración.
5. Como profesionales tenemos que observar detalladamente como el niño utiliza el
juego y expresa sus emociones o fantasías inconscientes.
El simbolismo lúdico de interpretación Standard
La destrucción de un trabajo ya hecho o el desarmar un rompecabezas, evidencia
una duda en el niño, pero también es un medio para valorar, para evaluar el grado
de participación de integración del psicoterapeuta al proceso de la terapia.
Jugar con fosforo, o querer encender un fuego o bien la reproducción plasmática de
un incendio significa que un conflicto, una crisis no va a tardar en instalarse en la
existencia del niño o bien podría tratarse de la reactualización de un conflicto ya
viejo.
Jugar con lodo o chapotear en el agua, podría transparentar la liberación del
inconsciente reprimido, la prueba o la puesta a prueba de la libertad de expresión
del niño, respecto a la permisividad del psicoterapeuta.
6. Cerrar las ventanas, correr cortinas, apagar luces, dejar el teléfono sonar sin
descolgar. Estos símbolos podrían interpretarse como un temor al contacto con el
psicoterapeuta o bien como una frustración de la necesidad de establecer un
contacto afectivo o bien esto podría significar una tendencia evolutiva peyorativa
hacia un síndrome autista.
Jugar al ladrón que robo esto evidencia una falta de seguridad n el niño, una
importante inconsistencia de su personalidad, pero también podría interpretarse
esto como una necesidad de liberar la pulsión agresiva de atacar a otro, o bien de
ocasionar daño.
Jugar a mimar enfermedades o a reproducir accidentes, esto no está más que
reproduciendo sus angustias, o sus deseos inconscientes, o bien su falta de
vitalidad, su falta de fuerza, o su escasa estima por sí mismo.
Dejar los juguetes en desorden, después de haber terminado el juego o la sesión, a
pesar de que como se había establecido durante las primeras sesiones era de rigor,
reordenar y guardar todo material utilizado. Esta tendencia a introducir el elemento
caos pone de lleva a la explicación de una necesidad de ese niño de extrovertirse,
mediante la exposición.
Jugar a construir, montar piezas de un juguete o de armar rompecabezas, como
una actividad central de la psicoterapia podría mostrarnos la necesidad de ese de
reestructuración, o bien el hecho de que ya él se encamina hacia la estructuración.
Jugar a los naufragios, a las tempestades, a las inundaciones, revela una necesidad
en el niño de rebozar sus límites y al mismo tiempo, una inquietud, una angustia
centrada sobre ese tema.
Jugar a construir diques, represas, ríos, cuencas hidrográficas ponen de manifiesto
una tendencia en el niño de crear un sistema de regulación interna.
Jugar a ahogar por inmersión algún personaje, alguna muñeca, o bien el hecho de
anegar (patio lleno de agua), pone en relieve la tendencia en el niño hacia la
destrucción o hacia la liquidación de determinadas figuras simbólicas ocultas.
7. Enterrar algo en la arena, pone de manifiesto la necesita en el niño de dejar
momentáneamente de lado un problema, de anular un conflicto.
Patología del Juego
“Dígame como él juega y le diré como le va”, se planteó Jonathan Swift, en el sentido
de que se puedan llegar a diagnósticos tomando en cuenta la cantidad y la calidad
del juego del niño; referente al niño que juega poco, el que no juega o juega
inadecuadamente. Haciendo como comparaciones entre el juego normal y el juego
patológico, podríamos situarnos en una de las cuatro opciones diagnosticas:
El niño que no juega o lo hace muy poco:
Es síntoma de un síndrome depresivo, en que la lentitud de la ideación repercute
sobre praxis lúdica del niño. “Esta inhibición al juego es para Melanie Klein la
primera indicación importante que es testigo de una angustia, impidiendo el
desplazamiento y el simbolismo del juego, por lo que existe la urgencia de
interpretar estas inquietudes para permitir una nueva marca para el niño, que pueda
ser de hecho en formación y rápida.”
Esta ausencia de juego es típico en el llamado comúnmente, niño depresivo, en que
la haraganería, la inercia son evidentes, en contraste con la actividad de vigilia. Este
conflicto es situado en un nivel de alta consideración pues de no ser atendido, el
niño puede entrar en una fase más sombría y suicidarse.
Algunos adolescentes o adultos dicen “yo no he jugado nunca”, “nunca he sido un
niño. Estos muy probablemente tengan una estructura obvencionalmente cerrada
donde la creatividad estaría perdida o frustrada.
8. El niño que se retira de una total inmovilidad, es la catatonia antes los 12 años. En
los niños hospitalizados en los servicios de medicina o de cirugía que juegan poco,
de forma mínima, es allí donde se presenta el problema a los observadores.
El niño que juega demasiado:
En estos casos los padres y/o tutores que ellos solo piensen en jugar. Se pueden
encontrar dos tipos de niños que hacen cosas diferentes:
El hipomaniaco: donde el niño es alegre, travieso, inventor, nunca serio, presenta
un exceso de actividad motora al movimiento constante y cambiante.
Neurosis blanca: esta es caracterizada por una prevalencia ansiosa que lleva al
niño a moverse y a jugar constantemente como una forma de evacuar la ansiedad.
El niño que juega mal o en forma desordenada
Una actividad lúdica sin objetivos precisos, sin cronología y de prevista de una
situación especial, lo cual conlleva a dividir en los siguientes diagnósticos:
Una hiperquisenia (inestabilidad psicomotora)
Una debilidad mental (retardado mental)
Un cuadro psicótico debutante o en curso de evolución
El niño que juega en forma extraña,que juega rarasveces:
Este tipo de niños eventualmente en una psicosis latente o en evolución. Entre
estos, se encuentran ninos que juegan no solo con respecto a su edad, sino también
9. con respecto a su sexo. Por ejemplo una niña que juega siempre a los vaqueros, un
niño que juega siempre con un cofre de collares, juegos de marionetas entre otros,
que podría tratarse de cierta tendencia a una prevención sexual.
Nos encontramos con niños con juegos repetitivos, que puede llevar la
meticulosidad, en estos casos se puede diagnosticar una neurosis obsesiva. En
términos cualitativos el juego puede resultar patológico a partir de la utilización
exclusive de ciertos juegos, siempre y cuando esa exclusividad, bloquee la
posibilidad de emprender la acción lúdica en otros ámbitos (otros juegos).
El diagnostico de una patología para la observación del juego del niño no debe
hacerse jamás sin una estimulación del medio de vida del niño, la familia, la
colectividad. Cada niño tendrá una forma diferente de jugar dentro de cada familia.
Las colectividades son también muy variadas en cuanto a la política del juego dentro
de ciertos límites y los juegos que los adultos ponen a la disposición del niño.
El ambiente social, cultural, económico, influye de una manera determinante en el
ludismo del niño, pues ciertos niños tendrán acceso por ejemplo a juegos más
diversos y sofisticado como existen hoy día y otros niños de escasos recursos se
inventaran sus propios juegos. De ahí que antes de diagnosticar una patología hay
que tomar en cuenta los aspectos señalados de la familia, la cultura, sub-cultura,
clase social, entre otros.
El juego de los niños hospitalizados, enfermos o
minusválidos.
Se trata de niños que, por una u otra razón tienen necesidades especiales, ´pueden
ser niños hospitalizados por enfermedades transitorias o no, niños minusválidos,
físicos, mentales o ambos pueden haber nacido en ambiente de prohibición o ser
"especiales" temporalmente, por hallarse enfermos o verse obligados a permanecer
inmóviles durante una temporada. Es necesario lograr que al niño enfermo este
10. contento y se adopte de ahí se atribuye importancia a las actividades lúdicas de los
niños hospitalizados.
Es necesario reconocer que una necesidad del niño enfermo, consiste en que se
permita hacer las cosas a su ritmo. Las actividades que se preveen para el niño
deben tener en cuenta sus necesidades físicas de recuperación. La tarea del
terapeuta consiste en fomentar el interés del niño por las actividades más
adecuadas para la etapa de desarrollo en que se encuentre, teniendo en cuenta que
necesita pensar primordialmente en su recuperación física, tomando en cuenta el
grado de reposo que el pequeño requiere para ayudarle a tolerar su forzada
inactividad mediante juegos interesantes y tranquilos.
Los niños ciegos, en este caso, el rol de la madre es importante, resuelta necesaria
la utilización de juegos sonoros y atractivos de manera tal que se mantenga una
secuencia activa viva a pesar de las eventualidades fracasos y asegurarle a los
niños una evolución libre de riesgos.
Los niños sordos-mudos o con trastorno del lenguaje, sobre todo los que son
sordos al nacer en los que el lenguaje esta más desorganizado los juegos utilizados
deben ser imaginativos y de representación, pero teniendo en cuenta que a menos
edad habrá necesidad de instaurar una mejor riqueza representativa, deberá
fomentar también la actividad grupal en estos niños evitándose la actividad en
solitario.
Los paralíticos cerebrales, en estos el juego espontaneo es frecuente lo cual
facilita la intervención, sin embargo, las secuencias lúdicas se verifican en periodos
breves y a veces fragmentarios.
Los niños retrasados mentales, las madres de los niños retardados deben
instruirse a fin de que elijan un material más estructural que colme en estos niños
su imposibilidad creativa.
El terapeuta debe aportar su modelo de juego, para mostrar siempre la finalidad
de este, es importante no perder de vista que los juegos utilizados van a vivir en
función de la relación edad cronológica, versus mental.