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Muerte dulce y traicionera
1. M. en C. Raul Herrera Fragoso
Fisiología animal – química respiratoria
2. "en la mayoría de los
casos las víctimas no
se percatan de lo que
está ocurriendo, y en
el supuesto de que se
den cuenta, la
inhalación les provoca
una parálisis en las
piernas, que les
impide salir
corriendo"
3. Algunos de los síntomas que
se producen por intoxicación,
en función de la cantidad
inhalada, son: dolor de
cabeza, irritabilidad,
confusión, comportamiento
grotesco o caprichoso,
dificultad respiratoria,
desmayos, mareos, pulso
acelerado del corazón, dolor
torácico, convulsiones, visión
borrosa, desorientación,
pérdida del conocimiento,
coma, paro cardiaco y fallo
respiratorio
4. En un periodo breve,
puede producir daños
irreparables, desde
cambios de humor y
cefaleas permanentes
hasta lesiones
neurológicas. Si la persona
afectada presenta
síntomas de deterioro de
la capacidad mental
después de dos semanas,
hay una escasa
probabilidad de que se
recupere completamente.
5. Es un gas muy peligroso que
sólo se puede detectar por
medio de sensores, debido a
que es incoloro, inodoro e
insípido. Por ello, puede
causar la muerte cuando se
respira en niveles elevados
sin que los afectados se den
cuenta, ya que se entra en un
estado de sopor, que no da
sensación de ahogo ni de
asfixia, de ahí que se conozca
por muerte dulce : el cuerpo
se va quedando sin oxígeno
sin darse cuenta.
6. Se une a la hemoglobina
mediante una reacción
reversible y forma
carboxihemoglobina, unión
que depende de la Pco.
El monóxido de carbono es
210 veces mas afín por la
hemoglobina que el oxigeno.
Mínimas concentraciones de
CO en el aire respirado
saturan grandes
proporciones de
hemoglobina.
Lo cual funcionalmente
supondrá un déficit de
oxigenación en los tejidos.
7. La presencia de CO en el aire
respirado desplaza la curva
hacia la izquierda, con lo cual
aun será mas difícil liberar el
poco oxigeno que este unido a la
hemoglobina.
Como la presión parcial alveolar
del oxigeno se mantiene normal,
no se ponen en marcha los
mecanismos de defensa.
Puesto que el oxigeno y el CO
compiten por el mismo lugar de
unión con la hemoglobina, la
única forma de evitar la
intoxicación consiste en
incrementar la concentración de
oxigeno respirado.