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Ademásde las raras metástasisdirectasde los tumores sólidos a la mem­
brana sinovial muy vascularizada, las neoplasias que surgen de órganos
extraarticulares pueden afectar articulaciones, por otros mecanismos. Las
leucemias agudas en niños pueden imitar la artritis inflamatoria juvenil
con artralgias y fiebre graves. En los adultos, la leucemia mieloide crónica
y aguda infiltra la membrana sinovial en muy pocas ocasiones. La tricoleu­
cemia poco comúnmuestra una tendencia peculiar a ocasionar oligoartritis
inflamatoria episódica y tenosinovitis. Los episodios son impresionantes e
imitan las crisis de gota aguda. Mejoran con antiinflamatorios potentes co­
mo los glucocorticoides; una vez que la leucemia se encuentra en remisión
también ceden los síntomas. Los carcinomas aparecen junto con los síndro­
mes articulares paraneoplásicos que incluyen la osteoartropatía pulmonar
hipertrófica (que se revisó antes). La fascitis palmar aguda con poliartritis
es un cuadro coexistente poco común, aunque perfectamente descrito en
algunos cánceres, en particular los adenocarcinomas. En términos clíni­
cos, este síndrome tiene un comienzo bastante repentino con dolor en las
articulaciones metacarpofalángicas e interfalángicas proximales de las ma­
nos con contracturas de evolución rápida de los dedos por el engrosamien­
to de los tendones palmares (flexores). En los diabéticos se observa a veces
un síndrome similar. Se ha descrito artritis paraneoplásica y puede apare­
cer en varias distribuciones: asimétrica con predominio en articulaciones
de extremidades inferiores y poliartritis simétrica con afectación de articu­
laciones de manos. Con frecuencia también se identifican tumores des­
pués de comenzar la artritis, y muchos pacientes desde antes tuvieron un
periodo de malestar general o pérdida de peso. El comienzo suele ser agu­
do y los enfermos tienden a ser ancianos varones. Estos signos deben plan­
tear la posibilidad de una neoplasia maligna oculta (o una infección viral,
como hepatitis C), como la causa de la artritis. En una serie, los síntomas
mostraron resolución con el tratamiento satisfactorio de la neoplasia y no
reaparecieron cuando esta última mostró recidiva. Se ha descrito una rela­
ción entre dermatomiositis y ciertas neoplasias, y en estos casos incluye
dolor articular y artritis. La artritis que acompaña a las neoplasias puede
mejorar con NSAID y el tratamiento de la neoplasia primaria.
AGRADECIMIENTO
Este capítulo es una versión revisada del capítulo escrito por el Dr. Bruce C.
Gilliland en las ediciones previas del Harrison's. El Dr. Gilliland falleció el 17 de
febrero de 2007. Fue colaborador de Harrison's Principles of Interna/ Medicine
desde la 11ª edición.
■ LECTURAS ADICIONALES
AcuILAR C et al.: Bone and joint disease in sickle cell disease. Hematol
Oncol Clin North Am 19:929, 2005.
BoTEK G et al.: Charcot neuroarthropathy: An often overlooked complica­
tion of diabetes. Cleve Clin J Med 77:593, 2010.
GucGENBUHL P et al.: Miscellaneous non-inflammatory musculoskeletal
conditions. Haemochromatosis: The bone and the joint. Best Pract Res
Clin Rheumatol 25:649, 2011.
l<EDAR E, GARDNER GC: Lipid-associated rheumatologic syndromes. Rheum
Dis Clin North Am 39:481, 2013.
KlLLINGER Z et al.: Arthropathy in acromegaly. Rheum Dis Clin North Am
36:713, 2010.
ÜTTAVIANI S et al.: Pigmented villonodular synovitis: A retrospective sin­
gle-center study of 122 cases and review of the literature. Semin Arthri­
tis Rheum 40:539, 2011.
PINEDA C, MARTÍNEZ-LAVÍN M: Hypertrophic osteoarthropathy: What a rheu­
matologist should know about this uncommon condition. Rheum Dis
Clin North Am 39:383, 2013.
VANDERHAVE KL et al.: Musculoskeletal care of the hemophiliac patient. J
Am Acad Orthop Surg 20:553, 2012.
Trastornos
■ BURSITIS
La bursitis es la inflamación de una bolsa sinovial, que es un saco de pare­
des delgadas, revestido de tejido sinovial. La función de la bolsa es favore­
cer el movimiento de los tendones y los músculos sobre las prominencias
óseas. Las fuerzas de fricción excesivas, traumatismos, infecciones o algu­
nas enfermedades generales (p. ej., artritis reumatoide, gota) pueden pro­
ducir bursitis. La bursitis subacromial (bursitis subdeltoidea) es la forma más
frecuente. La bolsa subacromial, que está junto a la bolsa subdeltoidea, se
encuentra entre la superficie inferior del acromion y la cabeza del húmero
y está cubierta por el músculo deltoides. La tendinitis del manguito de los
rotadores a menudo se acompaña de bursitis. Otra forma de bursitis que
se observa con frecuencia es la bursitis trocantérea, que afecta la bolsa que
rodea la inserción del glúteo medio en el trocánter mayor del fémur. Los
pacientes presentan dolor en la cara externa de la cadera y en la parte su­
perior del muslo y tienen hipersensibilidad en la cara posterior del trocán­
ter mayor. La rotación externa y la abducción contra resistencia de la cade­
ra inducen dolor, igual que la presión directa sobre la bolsa. La bursitis del
olécranon ocurre sobre la cara posterior del codo y cuando la región se in­
flama es importante excluir la posibilidad de gota o infección aspirando la
bolsa y realizando tinción de Gram y cultivo del líquido, además de buscar
cristales de urato en éste. La bursitis aquz1ea afecta la bolsa situada por en­
cima de la inserción del tendón del calcáneo y se debe a uso excesivo y a
los roces que produce un calzado ajustado. La bursitis retrocalcánea es la in­
flamación de la bolsa situada entre el calcáneo y la superficie posterior del
tendón de Aquiles. El dolor se percibe en la parte posterior del talón y apa­
rece edema en la cara interna o externa del tendón. Se observa en espon­
diloartropatías, artritis reumatoide, gota o traumatismos. La bursitis isquiá­
tica afecta la bolsa que separa el glúteo medio de la tuberosidad isquiática
y aparece después de estar mucho tiempo sentado girando sobre una super­
ficie dura. La bursitis del psoasiliaco afecta la bolsa que se encuentra entre
el músculo psoas ilíaco y la articulación de la cadera y por fuera de los va­
sos femorales. El dolor se localiza en esa zona y empeora con la flexión y
extensión de la cadera. La bursitis anserina es una inflamación de la bolsa
del músculo sartorio situada en la cara interna de la tibia inmediatamente
por debajo de la rodilla y del tendón conjunto, y se manifiesta por dolor al
subir escaleras. Existe sensibilidad excesiva al contacto y la presión en la
inserción del tendón común del sartorio, del recto interno y del semitendi­
noso. La bursitis prerrotuliana se localiza en la bolsa situada entre la rótula
y la piel suprayacente y ocurre al permanecer arrodillado sobre una super­
ficie dura. También puede haber gota o infección en este sitio. La bursitis
por lo general se diagnostica con base en la historia clínica y exploración
física, pero en ciertos casos es útil observarla en una ecografía para fines
de diagnóstico y para la inyección dirigida de glucocorticoides. El tratamien­
to consiste en evitar la situación agravante, dar reposo a la región enfer­
ma, administrar un fármaco antiinflamatorio no esteroideo (NSAID, nons­
teroidal anti-inflammatory drug) o inyectar un glucocorticoide en el sitio de
la inflamación.
■ TENDINITIS DEL MANGUITO DE LOS ROTADORES
Y SÍNDROME DE COMPRESIÓN Y ATRAPAMIENTO
La tendinitis del manguito de los rotadores es la causa principal del dolor
de hombro y actualmente se cree que es causada por inflamación de uno
o más tendones. El manguito de los rotadores está formado por los ten­
dones de los músculos supraespinoso, infraespinoso, subescapular y redon­
do menor, y se inserta en las tuberosidades del húmero. De todos estos
tendones, el afectado con mayor frecuencia es el supraespinoso, tal vez por­
que queda atrapado y pinzado repetidamente (síndrome de atrapamiento)
entre la cabeza del húmero y la superficie inferior del tercio anterior del
acromion y del ligamento acromiocoracoideo situado por encima y porque
el riego sanguíneo del tendón disminuye durante la abducción del brazo
(fig. 368-1). Con menor frecuencia se lesiona el tendón del infraespinoso
o el de la porción larga del bíceps. Este proceso se acompaña también de
una bursitis subacromial. Los síntomas suelen aparecer después de alguna
lesión o del uso excesivo, en especial cuando se realizan movimientos de
periarticulares ......� elevación del brazo con cierto grado de flexión hacia adelante. El síndro-
de las extremidades
Carol A. Langford
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Los trastornos periarticulares son alteraciones musculoesqueléticas fre­
cuentes que pueden afectar a personas de diferente edad. En este capítulo
se revisan algunos de los trastornos periarticulares más frecuentes.
- me de compresión-atrapamiento ocurre en personas que practican béis­
bol, tenis o natación o que trabajan en tareas que obligan a elevar el brazo.
Los individuos mayores de 40 años son en particular susceptibles. Los
pacientes se quejan de dolor sordo en el hombro que en ocasiones dificul­
ta el sueño. El dolor se agudiza al realizar movimientos de abducción acti­
va con el brazo para colocarlo por encima de la cabeza. El arco compren-
dido entre los 60 y 120º
es en especial doloroso. Hay hipersensibilidad en
la cara externa de la cabeza del húmero inmediatamente por debajo del
acromion. Los NSAID, la inyección local de glucocorticoides y la fisiotera­
pia pueden aliviar los síntomas. En los pacientes que no responden a las
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Bolsa
subacromial
Troquiter
Deltoides
Húmero
Acromion
Cápsula
Zona crítica
del tendón del
supraesp1noso
Supraespinoso
Escápula
Cavidad
glenoidea
de la articulación
Bolsa inferior (axilar) glenohumeral
FIGURA 368-1 Sección coronal del hombro, que ilustra las relaciones de la articula­
ción glenohumeral, la cápsula articular, la bolsa subacromial y el manguito de rota­
dores (tendón supraespinoso). (De FKozin, enArthritis and Allied Conditions, 13th
ed, WJ Koopman[ed}. Baltimore, Williams & Wilkins, 1997, con autorización.)
medidas conservadoras se debe realizar una desbridación quirúrgica del
espacio subacromial.
A veces se produce un desgarro del tendón del supraespinoso al caer
con el brazo extendido o levantar un objeto pesado. Los síntomas consisten
en dolor con debilidad para la abducción y la rotación externa del hombro;
después aparece atrofia del músculo supraespinoso. El diagnóstico se con­
firma por artrografía, ecografía o MRI. Puede ser necesaria la reparación
quirúrgica en los pacientes que no mejoran con las medidas conservado­
ras. La cirugía está indicada en aquellos con desgarros moderados o inten­
sos acompañados de pérdida funcional.
■ TENDINITIS CALCIFICADA
Este proceso se caracteriza por el depósito de sales de calcio, principalmen­
te hidroxiapatita, en un tendón. No se conoce bien el mecanismo de esa
calcificación pero quizá se inicie por efecto de la isquemia o de la dege­
neración del tendón. El tendón del supraespinoso es el afectado más a
menudo porque sufre atrapamiento o compresión con mayor frecuencia,
además de experimentar disminución en su riego sanguíneo durante la
abducción del brazo. Este proceso suele observarse en personas >40 años.
La calcificación tendinosa puede inducir inflamación aguda causante de
dolor agudo e intenso en el hombro. Sin embargo, también puede ser asin­
tomática o no guardar relación con los síntomas del paciente. El diagnós­
tico de calcificación tendinosa se establece por medio de ecografía o una
radiografía. La mayor parte de los casos se resuelve espontáneamente y
responde al tratamiento conservador con fisioterapia, NSAID o ambos.
Unos cuantos pacientes no responden y necesitan aspiración percutánea
con aguja bajo guía ecográfica y lavado o cirugía.
■ TENDINITIS Y ROTURA DEL TENDÓN DEL BÍCEPS
La tendinitis bicipital o tenosinovitis se debe a la fricción que sufre el ten­
dón de la porción larga del bíceps a su paso por el surco bicipital. Cuando
la inflamación es aguda, los pacientes presentan dolor en la parte anterior
del hombro que se irradia hacia abajo por el bíceps hasta el antebrazo. Hay
dolor y movilidad limitada al efectuar los movimientos de abducción y ro­
tación externa. El surco bicipital es muy doloroso a la palpación. Se puede
provocar dolor a lo largo del tendón realizando con el antebrazo un movi­
miento de supinación contra resistencia, mientras el codo permanece en
flexión de 90º
(signo de la supinación de Yergason). Un esfuerzo enérgico
con el brazo puede provocar la rotura brusca del tendón, que suele ser do­
lorosa. Si el paciente es joven, esta lesión debe repararse quirúrgicamente;
en personas mayores, la rotura del tendón produce dolor escaso o nulo y
se reconoce por la presencia de hinchazón persistente del bíceps que se
debe a retracción de la porción larga del bíceps. En estos casos no suele ser
necesaria la cirugía.
■ TENOSINOVITIS DE DE QUERVAIN
En este trastorno, la inflamación se extiende hasta el abductor largo y ex­
tensor corto del pulgar en el sitio donde atraviesan una vaina fibrosa al ni­
vel de la apófisis estiloides del radio. La causa por lo general es la rotación
repetitiva de la muñeca. Puede ocurrir durante el embarazo y también en
las madres de niños pequeños por cargarlos con el pulgar extendido. Estos
pacientes sienten dolor como de pinchazo al tomar algo con el pulgar. A
menudo se acompaña de edema e hipersensibilidad sobre la apófisis esti­
loides del radio. El signo de Finkelstein es positivo; éste se induce pidien­
do al paciente que apoye el pulgar sobre la palma de la mano y luego que
cierre los dedos. A continuación gira la muñeca en sentido cubital, lo cual
provoca dolor en la vaina tendinosa afectada en la región de la apófisis es­
tiloides del radio. El tratamiento inicial consiste en la aplicación de una fé­
rula en la muñeca y la administración de NSAID. Si el dolor es intenso o
resistente al tratamiento conservador, la inyección de glucocorticoides sue­
le ser muy eficaz.
■ TENDINITIS ROTULIANA
Esta tendinitis abarca el tendón rotuliano y su unión con el extremo infe­
rior de la rodilla. Los pacientes sienten dolor al saltar jugando baloncesto,
al subir escaleras o al hacer sentadillas. Se acompaña de hipersensibilidad
a la exploración física del extremo inferior de la rodilla. El tratamiento
consiste en reposo, aplicación de hielo y administración de NSAID, segui­
dos de ejercicios de estiramiento y flexibilidad.
■ TENDINOPATÍAS FARMACOLÓGICAS
Con la cantidad creciente de fármacos disponibles, la posibilidad de tendi­
nopatías inducidas por medicamentos se reconoce cada vez más. Las cla­
ses de fármacos más relacionadas con tendinopatías incluyen quinolonas,
glucocorticoides, inhibidores de la aromatasa y estatinas. Aunque cualquier
tendón puede afectarse, los de las extremidades inferiores son los que se
alteran con mayor frecuencia, en particular el tendón de Aquiles. Todavía
se desconocen los mecanismos fisiopatológicos causantes de las tendino­
patías por fármacos. Las manifestaciones iniciales incluyen dolor y quizá
inflamación sobre el tendón, aunque algunos pacientes se presentan con
rotura tendinosa. La ecografía y la MRI aportan información sobre la es­
tructura e integridad del tendón para respaldar el diagnóstico. Ante la sos­
pecha, el fármaco potencial debe suspenderse y no reiniciarse, de ser po­
sible, enel tratamientomédicogeneral delpaciente. Lasroturas tendinosas
a veces ameritan cirugía.
■ SÍNDROME DE BANDA ILIOTIBIAL
La banda iliotibial es el tejido conjuntivo grueso que viaja desde el ilion
hasta la fíbula. Los pacientes con síndrome de la banda iliotibial manifies­
tan dolor o ardor en el sitio donde la banda cruza el cóndilo femoral lateral
de la rodilla; algunas veces el dolor se irradia sobre el muslo hacia la cade­
ra. Los factores que predisponen a la formación de una banda iliotibial
comprenden alineación en varo de la rodilla, correr distancias muy largas,
zapatos mal ajustados o correr con frecuencia sobre terreno irregular. El
tratamiento consiste en reposo, NSAID, fisioterapia y corregir los factores
de riesgo como los zapatos y la superficie donde la persona corre. La in­
yección de glucocorticoides en el área dolorosa ofrece alivio, pero es im­
portante evitar correr al menos por 2 semanas después de la inyección. En
unos cuantos pacientes en quienes fracasa el tratamiento conservador se
han obtenido buenos resultados con la liberación quirúrgica de la banda
iliotibial.
■ CAPSULITIS ADHESIVA
Llamada habitualmente "hombro congelado", la capsulitis adhesiva se ca­
racteriza por dolor y limitación de los movimientos del hombro, en ausencia
casi siempre de una enfermedad intrínseca de éste. Sin embargo, la capsu­
litis adhesiva puede aparecer después de una bursitis o tendinitis del hom­
bro o asociarse a ciertos procesos generales, como enfermedades pulmo­
nares crónicas, infarto de miocardio y diabetes mellitus. La inmovilidad
prolongada del brazo favorece el desarrollo de capsulitis adhesiva. Desde
el punto de vista patológico, la cápsula del hombro está engrosada y puede
haber un infiltrado inflamatorio poco intenso acompañado de fibrosis.
La capsulitis adhesiva ocurre más a menudo en mujeres mayores de 50
años. El dolor y la rigidez suelen aparecer de manera paulatina pero en al­
gunos pacientes empeora con rapidez. El paciente manifiesta dolor noc­
turno de hombro que interfiere con el sueño. El hombro es doloroso a la
palpación y hay limitación de los movimientos activos y pasivos. Las radio­
grafías del hombro muestran osteopenia. El diagnóstico casi siempre se
hace en la exploración física, pero si es necesario puede confirmarse con
artrografía, en la que sólo puede inyectarse a presión una cantidad limita­
da de material, casi siempre <15 mL, en la articulación del hombro.
En la mayor parte de los casos, este trastorno mejora de manera espon­
tánea entre 1 y 3 años después de su inicio. Si bien el dolor suele dismi­
nuir, casi siempre queda cierta limitación en la motilidad del hombro. La
movilización precoz del brazo después de sufrir la lesión puede evitar el
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desarrollo de esta enfermedad. La base del tratamiento de la capsulitis ad­
hesiva es la fisioterapia. Las inyecciones locales de glucocorticoides y los
NSAID también alivian los síntomas. La inyección lenta pero forzada del
medio de contraste en la articulación es capaz de lisar las adherencias y de
conseguir la distensión de la cápsula, aumentando así la amplitud de los
movimientos. En algunos pacientes es útil la manipulaciónforzada delhom­
bro bajo anestesia.
■ EPICONDILITIS EXTERNA
Esta patología dolorosa, conocida también como codo de tenista, afecta
los tejidos blandos de la cara externa del codo. El dolor se origina en el si­
tio de unión de los extensores comunes al epicóndilo o muy cerca del mis­
mo y se irradia hacia el antebrazo y el dorso de la muñeca. El dolor suele
aparecer después de un trabajo o actividad recreativa que obliga a realizar
movimientos repetidos de extensión y supinación de la muñeca contra re­
sistencia. La mayoría de los pacientes se lesiona cuando realizan esfuerzos
ajenos al tenis, como desyerbar, llevar maletas o portafolios, o usar un des­
tornillador. En el tenis, la lesión suele producirse al golpear de revés con
el codo en flexión. Movimientos como estrechar la mano al saludar o abrir
una puerta pueden reproducir el dolor y lo mismo ocurre si la parte exter­
na del codo se golpea con un objeto duro.
El tratamiento suele consistir en reposo junto con la administración de
un NSAID; la aplicación de ultrasonido, hielo y masajes de fricción tam­
bién ayudan a calmar el dolor. Cuando éste es intenso, conviene colocar el
codo en flexión de 90º
en un cabestrillo o una férula. Si el dolor es agu­
do y bien localizado, puede ser eficaz una inyección de glucocorticoides
con aguja fina. Después, se indica al paciente mantener el brazo en reposo
al menos por 1 mes y que evite las actividades que agravarían el proceso.
Una vez que remiten los síntomas, el paciente debe iniciar un proceso de
rehabilitación para aumentar la flexibilidad y fortalecer los músculos ex­
tensores antes de reanudar las actividades ordinarias con el brazo. La co­
locación de una banda de 2.5 a 5 cm en el antebrazo, por debajo del codo,
ayuda a disminuir la tensión de los músculos extensores al nivel de su in­
serción en el epicóndilo. El paciente debe restringir los movimientos que
exigen extensión y supinación forzadas de la muñeca. La mejoría puede
tardar meses. A veces el paciente sigue quejándose de dolores leves, pe­
ro con el tratamiento suele evitarse la reaparición de un dolor incapacitan­
te. En ocasiones, es necesario liberar con cirugía la aponeurosis de los ex­
tensores.
■ EPICONDILITIS INTERNA
Es un síndrome por uso excesivo, que produce dolor en la parte interna
del codo con irradiación al antebrazo. Se considera que su causa estriba en
la ejecución repetida de movimientos de flexión y pronación de la muñeca
contra alguna resistencia, los cuales dan lugar a microdesgarros y la apari­
ción de tejido de granulación en el sitio de origen del pronador redondo
y de los flexores del antebrazo, en especial del palmar mayor. Este síndro­
me de fatiga suele observarse en pacientes >35 años y es mucho menos
frecuente que la epicondilitis externa. Aparece sobre todo con los movi­
mientos repetidos relacionados con ciertos trabajos pero también se obser­
va en algunas actividades recreativas, como en los movimientos de swin­
ging del golf (codo del jugador de golf) o en los lanzamientos del béisbol.
En la exploración física se provoca dolor palpando distalmente a la epitró­
clea, en el origen de los flexores del antebrazo. El dolor se puede reprodu­
cir al realizar movimientos de flexión y pronación de la muñeca contra
resistencia, mientras se mantiene el codo en extensión. Las radiografías
suelen ser normales. El diagnóstico diferencial de los pacientes con sínto­
mas de la epitróclea debe hacerse con los desgarros del pronador redondo
y con el desgarro agudo y la inestabilidad del ligamento colateral interno.
La neuritis del cubital se ha encontrado en 25 a 50% de los pacientes con
epicondilitis interna, y produce sensibilidad excesiva al contacto y la pre-
sión sobre el nervio cubital a nivel del codo, así como hipoestesia y pares­
tesias en el lado cubital de la mano.
El tratamiento inicial de la epicondilitis interna es conservador y con­
siste en reposo, NSAID, fricciones, aplicación de ultrasonido y de hielo.
Algunos pacientes requieren la colocación de una férula. Las inyeccio­
nes de glucocorticoides en el sitio del dolor también pueden ser eficaces.
Se le indica al paciente descansar por lo menos 1 mes. Además, se inicia
fisioterapia una vez que remite el dolor. En los pacientes con epicondilitis
interna debilitante crónica que siguen sin mejorar después de 1 año de
tratamiento como mínimo, puede ser necesario liberar quirúrgicamente el
músculo flexor en su origen, cirugía que suele dar buenos resultados.
■ FASCITIS PLANTAR
Esta es causa frecuente de podalgia en adultos y su incidencia máxima se
observa entre 40 y 60 años. El dolor se origina en el sitio en que la fascia
plantar se une a la tuberosidad interna del calcáneo. Algunos de los facto­
res que agravan el riesgo de padecer fascitis plantar son obesidad, pie
plano (pronación excesiva del pie), pie cavo (con arco alto), limitación de la
dorsiflexión del tobillo, permanecer de pie por tiempo prolongado, cami­
nar en superficies duras y calzado inadecuado. En los corredores, la carre­
ra excesiva o un cambio a una superficie más dura para correr pueden de­
sencadenar dicho trastorno.
El diagnóstico de fascitis plantar por lo común se hace con base en la
anamnesis y la exploración física. El individuo siente dolor intenso con los
primeros pasos al levantarse por la mañana o después de inactividad en el
transcurso del día. La molestia suele disminuir con la actividad del pie du­
rante el día y empeora al continuarla. También empeora cuando la perso­
na camina descalza o sube escaleras. En la exploración existe dolor a la
palpación en la porción inferior del talón, que corresponde al sitio de in­
serción de la aponeurosis plantar.
Los estudios de imágenes están indicados si no se corrobora el diag­
nóstico. En la radiografía simple se pueden detectar espolones calcáneos,
que tienen poca importancia diagnóstica. La ecografía en esta enfermedad
puede demostrar engrosamiento de la aponeurosis e hipoecogenicidad
difusa, que denota edema en el punto de inserción de la aponeurosis con
el hueso. La MRI es un método sensible para detectar la fascitis, pero por
lo común no es necesaria para corroborar el diagnóstico.
Se ha observado que en más de 80% de los individuos los síntomas
desaparecen en 12 meses. El tratamiento inicial consiste en aplicación de
hielo, calor, masaje, estiramiento y eliminación de actividades que pueden
agravar la fascitis plantar. Las ortesis permiten el apoyo del arco interno y
a veces son eficaces para reducir los síntomas. Con frecuencia se colocan
bandas o cintas en los pies y algunos pacientes se benefician de una férula
nocturna para conservar el tobillo en posición neutra. Para aliviar los sín­
tomas se puede recurrir por un lapso breve a los NSAID en individuos en
que los beneficios son mayores que los riesgos. También se ha demostrado
eficacia de inyecciones locales de glucocorticoides, pero pudieran conlle­
var un mayor peligro de que se rompa la aponeurosis plantar. La fascioto­
mía plantar se reserva para individuos que no han mejorado después de
utilizar tratamiento conservador por 6 a 12 meses, como mínimo.
■ LECTURAS ADICIONALES
BucHBINDER R: Plantar fasciitis. N Engl J Med 350:2159, 2004.
GRE1s AC et al.: Evaluation and nonsurgical management of rotator cuff
calcific tendinopathy. Orthop Clin North Am 46:293, 2015.
HARRISON AK, FLATOW EL: Subacromial impingement syndrome. J Am Acad
Orthop Surg 19:701, 2011.
l<IRCHGESNER T et al.: Drug-induced tendinopathy: From physiology to clini­
cal applications. Joint Bone Spine 81:485, 2014.
NEVIASER AS, NEVIASER RJ: Adhesive capsulitis of the shoulder. J Am Acad
Orthop Surg 19:536, 2011.
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En.doc11i:mología i metabolismo PARTE 12
Sección 1 Endocrinología
Enfoque del paciente
con trastornos
endocrinos
J. Larry Jameson
I
El manejo de los trastornos endocrinos requiere de un amplio conocimien­
to del metabolismo intermediario, de la fisiología reproductiva, del meta­
bolismo óseo y del crecimiento. En consecuencia, la práctica de la endocri­
nología está íntimamente ligada a un marco conceptual para entender la
secreción hormonal, la acción hormonal y los principios del control de re­
troalimentación (cap. 370). El sistema endocrino se valora principalmente
al cuantificar las concentraciones hormonales, dotando al médico una in­
formación diagnóstica valiosa. La mayoría de los trastornos del sistema en­
docrino son susceptibles de un tratamiento efectivo, una vez que se ha es­
tablecido el diagnóstico correcto. Los trastornos endocrinos por déficit, son
tratados con reemplazo hormonal fisiológico; las condiciones de exceso de
hormonas, que por lo general son ocasionadas por adenomas glandulares
benignos, son tratadas extirpando quirúrgicamente los tumores o dismi­
nuyendo las concentraciones de hormonas con tratamiento médico.
CAMPO DE LA ENDOCRINOLOGÍA
La especialidad de la endocrinología comprende el estudio de las glándu­
las y de las hormonas que éstas producen. El término endocrino fue acuña­
do por Starling para contrastar las acciones de las hormonas secretadas
internamente (endocrino) con aquellas secretadas externamente (exocrino)
o hacia la luz, como el tubo gastrointestinal. El término hormona es deriva­
do de un vocablo griego que significa "poner en movimiento", y describe
acertadamente las acciones dinámicas de las hormonas, para provocar res­
puestas celulares y regular procesos fisiológicos a través de mecanismos
de retroalimentación.
A diferencia de muchas otras especialidades en medicina, no es posi­
ble definir endocrinología de manera estricta por líneas anatómicas. Las
glándulas endocrinas clásicas -hipófisis, tiroides, paratiroides, islotes pan­
creáticos, suprarrenales y gónadas- se comunican ampliamente con otros
órganos a través del sistema nervioso, hormonas, citocinas y factores de
crecimiento. Además de sus funciones sinápticas tradicionales, el cerebro
produce un conjunto amplio de hormonas peptídicas, y esto ha originado
la disciplina de la neuroendocrinología. A través de la producción de fac­
tores de liberación hipotalámicos, el sistema nervioso central (central ner­
vous system, CNS) ejerce una influencia regulatoria mayor sobre la secre­
ción de hormonas hipofisarias (cap. 371). El sistema nervioso periférico
estimula la médula suprarrenal. Los sistemas endocrino e inmune también
se encuentran íntimamente entrelazados. La hormona suprarrenal corti­
sol es un poderoso inmunosupresor. Las citocinas y las interleucinas (IL,
interleukins) tienen efectos significativos sobre las funciones de la hipó­
fisis, la glándula suprarrenal, la tiroides y las gónadas. Enfermedades en­
docrinas comunes como la enfermedad tiroidea autoinmune y la diabetes
mellitus tipo 1, son ocasionadas por la desregulación de la vigilancia y to­
lerancia inmunes. Enfermedades menos comunes como la falla poliglan­
dular, la enfermedad de Addison y la hipofisitis linfocítica, también tienen
una base inmunológica.
La interdigitación de la endocrinología con procesos fisiológicos en
otras especialidades, en ocasiones oscurece el papel de las hormonas. Por
ejemplo, las hormonas desempeñan una función importante en el man­
tenimiento de la presión arterial, el volumen intravascular y la resistencia
periférica en el sistema cardiovascular. Sustancias vasoactivas como las ca­
tecolaminas, la angiotensina 11, la endotelina y el óxido nítrico participan
en los cambios dinámicos del tono vascular, además de sus múltiples fun­
ciones en otros tejidos. El corazón es la fuente principal del péptido natri­
urético auricular, que actúa de manera endocrina clásica para inducir na­
triuresis en un órgano blanco distante (el riñón). La eritropoyetina, una
hormona circulante tradicional, es producida en el riñón y estimula la eri­
tropoyesis en la médula ósea (cap. 59). El riñón participa de manera inte-
gral en el eje renina-angiotensina (cap. 379) y es un blanco primario de
varias hormonas, incluyendo la hormona paratiroidea (PTH, parathyroid
hormone), los mineralocorticoides y la vasopresina. El tubo digestivo pro­
duce un número sorprendente de hormonas peptídicas, como colecistoci­
nina, grelina, gastrina, secretina y el péptido intestinal vasoactivo, entre
muchas otras. Los tumores carcinoides y de los islotes pueden secretar can­
tidades excesivas de estas hormonas, ocasionando síndromes clínicos es­
pecíficos (cap. 80). Muchas de estas hormonas gastrointestinales también
son producidas en el SNC, donde se comprenden poco sus funciones. El
tejido adiposo produce leptina, que actúa a nivel central para controlar el
apetito, junto con la adiponectina, la resistina y otras hormonas que regu­
lan el metabolismo. A medida de que hormonas como inhibina, grelina y
leptina son descubiertas, son integradas en la ciencia y en la práctica de la
medicina sobre la base de sus papeles funcionales, más que de sus tejidos
de origen.
La caracterización de los receptores de hormonas con frecuencia re­
vela relaciones inesperadas con factores de disciplinas no endocrinas. Por
ejemplo, los receptores a la hormona de crecimiento (GH, groivth hormo­
ne) y la leptina, son miembros de la familia de receptores de citocinas. Los
receptores acoplados a proteínas G (GPCR, G protein-coupled receptors), que
median las acciones de muchas hormonas peptídicas, son utilizados en nu­
merosos procesos fisiológicosincluyendo la visión, el gusto y la neurotrans-
. . ,,
m1s1on.
MECANISMOS PATOLÓGICOS DE ENFERMEDADES
ENDOCRINAS
Las enfermedades endocrinas pueden dividirse en tres tipos principales:
1) exceso de hormonas, 2) deficiencia de hormonas y 3) resistencia a hor­
monas (cuadro 369-1).
■ CAUSAS DE EXCESO DE HORMONAS
Los síndromes de exceso de hormonas pueden ocurrir por el crecimiento
neoplásico de células endocrinas, trastornos autoinmunitarios y adminis­
tración en exceso de hormonas. Los tumores endocrinos benignos, inclu­
yendo los de la paratiroides, de la hipófisis y los adenomas suprarrena­
les, con frecuencia mantienen la capacidad de producir hormonas, tal vez
reflejando el hecho de que estos tumores están relativamente bien dife­
renciados. Muchos tumores endocrinos exhiben defectos sutiles en sus
"puntos de ajuste" para retroalimentación negativa. Por ejemplo, en la en­
fermedad de Cushing, la inhibición alterada de la retroalimentación de la
secreción de la hormona adrenocorticotrópica (ACTH, adrenocorticotropic
hormone) se asocia con funcionamiento autónomo. Sin embargo, las célu­
las tumorales no son completamente resistentes a la retroalimentación, lo
cual es evidenciado por la supresión de ACTH con dosis más altas de de­
xametasona (p. ej., la prueba con altas dosis de dexametasona) (cap. 379).
Defectos similares del punto de ajuste son también típicos de los adeno­
mas paratiroideos y de los nódulos tiroideos que funcionan en forma au­
tónoma.
Las bases moleculares de algunos tumores endocrinos, como los sín­
dromes de neoplasia endocrina múltiple (MEN, multiple endocrine neopla­
sia) (MEN 1, 2A, 2B), también han proporcionado una perspectiva impor­
tante sobre la tumorogénesis (cap. 381). La MEN 1 se caracteriza por la
tríada de tumores paratiroideos, de islotes pancreáticos e hipofisarios. La
MEN 2 predispone a carcinoma medular de tiroides, feocromocitoma e hi­
perparatiroidismo. El gen MENl, localizado en el cromosoma 11q13, codi­
fica un gen supresor tumoral putativo, la menina. De manera análoga al
paradigma inicialmente descrito en el retinoblastoma, el individuo afecta­
do hereda una copia mutante del gen MENl, y la tumorogénesis resulta
después de una segunda mutación somática ("segundo golpe") que ocasio­
na la pérdida de la función del gen MENl normal (a través de eliminación
[deleción] o de mutaciones puntuales).
A diferencia de la inactivación de un gen supresor tumoral, como ocu­
rre en la MEN 1 y en la mayoría de los otros síndromes de cáncer heredi­
tario, la MEN 2 es ocasionada por mutaciones activadoras en un solo alelo.
En este caso, las mutaciones activadoras del protooncogén RET, que codi­
fica a un receptor de cinasa de tirosina, ocasiona, en la infancia, hiperplasia
de células C tiroideas antes del desarrollo de carcinoma medular de tiroi­
des. El dilucidar este mecanismo patogénico ha permitido el tamizaje ge­
nético temprano para mutaciones de RET en individuos en riesgo de MEN
2, permitiendo la identificación de aquellos que pudieran beneficiarse de
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26S0
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2.
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Neoplásico
Benigno
Maligno
Ectópico
Adenomas hipofisarios,hiperparatiroidismo,nódulos tiroideos o suprarrenales autónomos,feocromocitoma
Cáncer suprarrenal,cáncer medular de tiroides,carcinoide
ACTH ectópica,secreción SIADH
Neoplasia endocrina múltiple (MEN)
Autoinmunitario
MEN1,MEN2
Enfermedad deGraves
Yatrógeno
1nfeccioso/inflamatorio
Síndrome de Cushing, hipoglucemia
Tiroiditis subaguda
Mutaciones activadoras del receptor LH,TSH,Ca2+
, receptores de PTH,Gsa
Hipofunción
Autoinmunitaria
Yatrógena
Tiroiditis de Hashimoto,diabetes mellitus tipo 1,enfermedad de Addison,falla poliglandular
Hipopituitarismo inducido por radiación,hipotiroidismo,quirúrgico
1nfeccioso/inflamatorio
Mutaciones de hormonas
Defectos enzimáticos
Insuficiencia suprarrenal,sarcoidosis hipotalámica
GH, LHB,FSHB,vasopresina
Deficiencia de 21-hidroxilasa
Defectos del desarrollo
Deficiencia nutricional/vitamina
Hemorragia/infarto
Síndrome de Kallmann,síndrome de Turner,factores transcripcionales
Deficiencia de vitamina D,deficiencia de yodo
Síndrome de Sheehan,insuficiencia suprarrenal
Resistencia a hormonas
Mutaciones del receptor
Membrana!
Nuclear
GH,vasopresina,LH,FSH, ACTH,GnRH,GHRH,PTH,leptina,Ca2
+
AR,TR,VDR,ER,GR,PPARy
Mutaciones en vías de señalización
Posreceptor
Osteodistrofia hereditaria de Albright
Diabetes mellitus tipo 2,resistencia a la leptina
ACTH, hormona adrenocorticotrópica; AR, receptor de andrógenos; ER, receptor de estrógenos; FSH, hormona foliculoestimulante; GHRH, hormona liberadora de la hormona del creci­
miento; GnRH, hormona liberadora de gonadotropinas; GR, receptor de glucocorticoides; LH, hormona luteinizante; PPAR, receptor activador del proliferador de peroxisomas; PTH, hor­
mona paratiroidea; SIADH, síndrome de secreción inapropiada de hormona antidiurética; TR, receptor de hormonas tiroideas; TSH, hormona estimulante de la tiroides; VDR, receptor de
vitamina D.
tiroidectomía profiláctica y del tamizaje bioquímico para feocromocitoma
e hiperparatiroidismo.
Se han identificado mutaciones que activan la señalización de recepto­
res de hormonas en varios GPCR. Por ejemplo, las mutaciones activadoras
del receptor de hormona luteinizante (LH, luteinizing hormone) ocasionan
una forma transmitida de manera dominante de pubertad precoz limitada
a los varones, reflejando la estimulación prematura de la biosíntesis de
testosterona en las células de Leydig (cap. 384). Las mutaciones activado­
ras de estos GPCR se localizanpredominantemente en los dominios trans­
membrana e inducen el acoplamiento del receptor a G5a aun en ausencia
de hormona. En consecuencia, la adenilato ciclasa es activada y las con­
centraciones de monofosfato cíclico de adenosina (cAMP, cyclic adenosine
monophosphate) incrementan en una manera que imita la acción hormonal.
Un fenómeno similar resulta de las mutaciones activadoras en G5a. Cuan­
do estas mutaciones ocurren temprano en el desarrollo, ocasionan síndro­
me de McCune-Albright. Cuando ocurren sólo en los somatotropos, las
mutaciones activadoras en Gsa ocasionan tumores secretores de GH y acro­
megalia (cap. 373).
En la enfermedad autoinmune de Graves, la interacción de anticuer­
pos con el receptor de hormona estimulante de la tiroides (TSH, thyroid­
stimulating hormone), imita la acción de la TSH, ocasionando una sobre­
producción hormonal (cap. 375). De manera análoga a los efectos de las
mutaciones activadoras de los receptores de TSH, estos autoanticuerpos
estimuladores inducen cambios conformacionales que liberan al receptor
de un estado restringido, y por tanto desencadenan el acoplamiento del re­
ceptor a las proteínas G.
■ CAUSAS DE DEFICIENCIA HORMONAL
La mayoría de los ejemplos de estados de deficiencia hormonal se atribu­
yen a destrucción glandular ocasionada por autoinmunidad, cirugía, in­
fección, inflamación, infarto, hemorragia o infiltración tumoral (cuadro
369-1). El daño autoinmune a la glándula tiroides (tiroiditis de Hashimoto)
y a las células de los islotes� pancreáticos (diabetes mellitus tipo 1), es una
causa prevalente de enfermedad endocrina. Las mutaciones en varias hor­
monas, receptores de hormonas, factores de transcripción, enzimas y ca­
nales también pueden ocasionar deficiencia de hormonas.
■ RESISTENCIA A HORMONAS
La mayoría de los síndromes graves de resistencia a hormonas se debe a
defectos hereditarios en receptores de membrana, receptores nucleares, o
en las vías que transducen las señales del receptor. Estos trastornos se ca­
racterizan por la acción hormonal defectuosa a pesar de la presencia de
concentraciones incrementadas de hormona. Por ejemplo, en la resisten­
cia completa a los andrógenos, las mutaciones en el receptor de andróge­
nos resultan en una apariencia fenotípica femenina en varones genéticos
(XY), a pesar de que las concentraciones de LH y testosterona estén incre­
mentadas (cap. 381). Además de estos trastornos genéticos relativamente
poco frecuentes, las formas adquiridas más comunes de resistencia funcio­
nal a las hormonas incluyen: resistencia a la insulina en la diabetes melli­
tus tipo 2, resistencia a la leptina en la obesidad y resistencia a la GH en
estados catabólicos. La patogenia de la resistencia funcional involucra la
baja regulación del receptor y la desensibilización posreceptor de las vías
de señalización; las formas funcionales de resistencia son generalmente
reversibles.
■ VALORACIÓN CLÍNICA DE LOS TRASTORNOS
ENDOCRINOS
Como la mayoría de las glándulas son relativamente inaccesibles, la explo­
ración física por lo general se enfoca en las manifestaciones de exceso o
deficiencia de hormonas, así como en la exploración directa de las glándu­
las palpables, como la tiroides y las gónadas. Por estas razones, es impor­
tante valorar a los pacientes en el contexto de los síntomas que presentan,
revisión de los sistemas, historia familiar y social, y exposición a medica­
mentos que pueden afectar el sistema endocrino. Son necesarias habili­
dades clínicas experimentadas para detectar síntomas y signos sugestivos
de enfermedad endocrina subyacente. Por ejemplo, un paciente con síndro­
me de Cushing puede manifestar hallazgos específicos, como redistribu­
ción de la grasa central, estrías y debilidad muscular proximal, además de
las características observadas con frecuencia en la población general, co­
mo obesidad, plétora, hipertensión e intolerancia a la glucosa. De manera
similar, el inicio insidioso de hipotiroidismo -con lentitud mental, fatiga,
piel seca y otras características- puede ser difícil de distinguir de hallaz­
gos similares, inespecíficos en la población general. El juicio clínico que se
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basa en el conocimiento de la fisiopatología y la prevalencia de la enferme­
dad, es necesario para decidir cuándo emprender una evaluación más am­
plia de estos trastornos. Las pruebas de laboratorio desempeñan un papel
esencial en la endocrinología, al permitir la evaluación cuantitativa de la
dinámica y de las concentraciones hormonales. Las pruebas de imagen
radiológicas como la tomografía computarizada (CT, computed tomogra­
phy), las imágenes por resonancia magnética (MRI, magneticresonance ima­
ging), la gammagrafía de tiroides y la ecografía, también se utilizan para el
diagnóstico de trastornos endocrinos. Sin embargo, estas pruebas en gene­
ral se utilizan solamente después de que se ha establecido una alteración
hormonal mediante pruebas bioquímicas.
■ CUANTIFICACIONES HORMONALES Y PRUEBAS
ENDOCRINAS
Los inmunoanálisis son la herramienta diagnóstica más importante en la
endocrinología, debido a que permiten la determinación sensible, espe­
cífica y cuantitativa del estado estable y de los cambios dinámicos en las
concentraciones hormonales. Los inmunoanálisis utilizan anticuerpos pa­
ra detectar hormonas específicas. En la actualidad, para muchas hormo­
nas peptídicas se utilizan dos anticuerpos diferentes para incrementar la
afinidad y especificidad de unión. Existen muchas variaciones de estos
análisis: un formato frecuente involucra el uso de un anticuerpo para captu­
rar el antígeno (hormona) sobre una superficie inmovilizada y un segundo
anticuerpo, acoplado a una señal quimioluminiscente (análisis inmunoqui­
mioluminiscente [ICMA, immunochemiluminiscent assay]) o a una señal ra­
diactiva (análisis inmunorradiométrico [IRMA, immunoradiometric assay]),
para detectar el antígeno. Estos análisis son lo suficientemente sensi­
bles para detectar las concentraciones de hormonas en plasma en el rango
picomolar a nanomolar, y pueden distinguir fácilmente proteínas relacio­
nadas estructuralmente, tales como PTH, del péptido relacionado a PTH
(PTHrP, PTH-related peptide). Diversas otrastécnicas sirven para cuantificar
hormonas específicas, incluyendo espectrometría de masas, varias formas
de cromatografía y métodos enzimáticos; en la actualidad se utilizan poco
los bioanálisis.
La mayoría de las cuantificaciones hormonales se basa en muestras de
plasma o suero. Sin embargo, las determinaciones de hormonas en orina
aún son útiles para la evaluación de algunas condiciones. La recolección
de orina durante 24 h proporciona una evaluación integrada de la produc­
ción de una hormona o un metabolito, muchos de los cuales varían duran­
te el día. Es importante garantizar recolecciones completas de muestras de
orina de 24 h; las cuantificaciones simultáneas de creatinina proporcionan
un control interno de la idoneidad de la recolección y se pueden utilizar
para normalizar algunas cuantificaciones hormonales. Una cuantificación
de cortisol libre en orina de 24 h refleja ampliamente la cantidad de corti­
sol no unido, por tanto proporciona un índice razonable de hormona bio­
lógicamente disponible. Otras determinaciones en orina utilizadas con fre­
cuencia incluyen a los 17-hidroxicorticosteroides, los 17-cetoesteroides, el
ácido vanililmandélico, la metanefrina, las catecolaminas, el ácido 5-hidroxi­
indolacético y el calcio.
El valor de las determinaciones cuantitativas de hormonas yace en su
correcta interpretación en un contexto clínico. El rango normal de la ma-
yoría de las hormonas es relativamente amplio, a menudo varía por un fac­
tor de dos a diez veces. Los rangos normales para muchas hormonas son
sexo y edad específicos. Por tanto, el utilizar la base de datos normativa
correcta, es una parte esencial de la interpretación de las pruebas hor­
monales. La naturaleza pulsátil de las hormonas y de los factores que pue­
den afectar a su secreción, tales como el sueño, alimentos y medicamen­
tos, también debe ser considerada. Los valores de cortisol incrementan
cinco veces entre la media noche y la madrugada; las concentraciones de
hormonas reproductivas varían dramáticamente durante el ciclo mens­
trual femenino.
Para muchos sistemas endócrinos, se puede obtener bastante informa­
ción de las pruebas hormonales basales, en particular cuando diferentes
componentes de un eje endocrino son evaluados simultáneamente. Por
ejemplo, las concentraciones disminuidas de testosterona e incrementadas
de LH sugieren un problema gonadal primario, mientras que un trastorno
hipotalámico-hipofisario es probable si la testosterona y la LH se encuen­
tran disminuidas. Debido a que la TSH es un indicador sensible de la fun­
ción tiroidea, generalmente se recomienda como prueba de primera línea
para los trastornos tiroideos. Una concentración elevada de TSH casi siem­
pre es el resultado de hipotiroidismo primario, mientras que una TSH dis­
minuida con frecuencia es ocasionada por tirotoxicosis. Estas predicciones
se pueden confirmar mediante la determinación del índice de tiroxina li­
bre. En la circunstancia menos común cuando la tiroxina libre y la TSH se
encuentran disminuidas, es importante considerar hipotiroidismo secun­
dario ocasionado por enfermedadhipotalámica-hipofisaria. Las concentra­
ciones de PTH y calcio elevadas sugieren hiperparatiroidismo, mientras
que la PTH está disminuida en la hipercalcemia ocasionada por enferme­
dad granulomatosa o neoplásica. Una ACTH reducida en el escenario de
hipercortisolemia, o de cortisol libre en orina aumentado, se observa en
adenomas suprarrenales hiperfuncionantes.
No es infrecuente, sin embargo, que las concentraciones hormonales
basales asociadas con condiciones endocrinas patológicas se solapen con
el rango normal. En esta circunstancia, la prueba dinámica es útil para se­
parar los dos grupos. Existe una multitud de pruebas endocrinas dinámi­
cas, pero todas se basan en principios de regulación por retroalimentación,
y la mayoría de las respuestas se pueden racionalizar en base a principios
que gobiernan la regulación de ejes endocrinos. Las pruebas de supresión se
utilizan en el contexto de sospecha de hiperfunción endocrina. Un ejem­
plo es la prueba de supresión con dexametasona, utilizada para valorar el
síndrome de Cushing (caps. 373 y 379). Las pruebas de estimulación en ge­
neral se utilizan para evaluar la hipofunción endocrina. Por ejemplo, la
prueba de estimulación con ACTH se utiliza para evaluar la respuesta de
la glándula suprarrenal en pacientes con sospecha de insuficiencia supra­
rrenal. Otras pruebas de estimulación utilizan factores de liberación hi­
potalámicos tales como la hormona liberadora de corticotropina (CRH,
corticotropin-releasing hormone) y la hormona liberadora de hormona de cre­
cimiento (GHRH, growth hormone-releasing hormone), para evaluar la reser­
va hormonal hipofisaria (cap. 373). La hipoglucemia inducida por insulina
también evoca las respuestas hipofisarias de ACTH y GH. En la actualidad,
las pruebas de estimulación basadas en la reducción o inhibición de hor­
monas endógenas se utilizan con poca fr,ecuencia. Los ejemplos incluyen la
TRASTORNO PREVALENCIA APROXIMADA EN ADULTOSª
RECOMENDACIONES DE TAMIZAJE/PRUEBASb
CAPÍTULO(S)
Obesidad
Diabetes mellitus tipo 2
Hiperlipidemia
36% BMI >30 Calcular BMI 395
70% BMI >25
>8%
20-25%
Medir circunferencia de cintura
Excluir causas secundarias
Considerar complicaciones de comorbilidades
Comenzar a los 45 años de edad, tamizar cada 3 años o antes en
grupos de alto riesgo:
Glucosa plasmática en ayuno (FPG, fasting plasma g/ucose} >126
mg/100 ml
Glucosa plasmática al azar >200 mg/100 ml
Una HbA1c elevada
Considerar complicaciones de comorbilidades
396
Tamizaje de colesterol al menos cada 5 años; con más frecuencia en 400
grupos de alto riesgo
Análisis de lipoproteínas (LDL, HDL} para colesterol aumentado, CAD,
diabetes
Considerar causas secundarias
(continúa)
2651
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2652
TRASTORNO
Síndrome metabólico
Hipotiroidismo
Enfermedad de Graves
Nódulos tiroideos y neoplasia
Osteoporosis
Hiperparatiroidismo
Infertilidad
Síndrome de ovarios
poliquísticos
Hirsutismo
Menopausia
Hiperprolactinemia
Disfunción eréctil
Hipogonadismo, masculino
Ginecomastia
Síndrome de Klinefelter
Deficiencia de vitamina D
Síndrome de Turner
PREVALENCIA APROXIMADA EN ADULTOSª
RECOMENDACIONES DE TAMIZAJE/PRUEBASb
35% Medir circunferencia de cintura, FPG, BP, lípidos
5-10% mujeres TSH; confirmar con T4 libre
0.5-2% varones
1-3% mujeres
0.1% varones
2-5% palpable
>25% por ultrasonido
5-10% mujeres
2-5% varones
0.1-0.5%, mujeres > varones
10% de las parejas
5-10%, mujeres
5-10%
Tamizar a las mujeres después de los 35 años y posteriormente cada
5 años
TSH, T4 libre
Exploración física de la tiroides
Biopsia por aspiración con aguja fina
Mediciones de densidad mineral ósea en mujeres >65 años o en
mujeres posmenopáusicas o varones en riesgo
Excluir causas secundarias
Calcio en suero
PTH, si el calcio está elevado
Valorar condiciones de comorbilidad
Investigar a ambos miembros de la pareja
Análisis de semen en los varones
Evaluar ciclos ovulatorios en la mujer
Pruebas específicas como esté indicado
Testosterona libre, DHEAS
Considerar condiciones de comorbilidad
Testosterona libre, DHEAS
Excluir causas secundarias
Pruebas adicionales como esté indicado
Mediana de edad, 51 FSH
15% en mujeres con amenorrea o galactorrea Concentración de PRL
10-25%
1-2%
15%
0.2%, varones
10%
0.03%, mujeres
MRI, si no hay algún medicamento relacionado
Historia cuidadosa, PRL, testosterona
Considerar causas secundarias (p. ej., diabetes}
Testosterona, LH
Con frecuencia las pruebas no están indicadas
Considerar síndrome de Klinefelter
Considerar medicamentos, hipogonadismo, enfermedad hepática
Cariotipo
Testosterona
Cuantificar 25-OH vitamina D en suero
Considerar causas secundarias
Cariotipo
Considerar condiciones de comorbilidad
CAPÍTULO(S)
401
377
376
378
404
403
384,385
385
387
388
373
390
384
384
383
402
383
ª La prevalencia de la mayoría de los trastornos varía entre los grupos étnicos y con el envejecimiento. Los datos están basados principalmente en la población de Estados Unidos.
b Véanse capítulos individuales para información adicional sobre evaluación y tratamiento. Las pruebas de detección temprana están indicadas en pacientes con signos y síntomas de en­
fermedad y en aquellos con riesgo incrementado.
BMI, índice de masa corporal; BP, presión arterial; CAD, enfermedad arterial coronaria; DHEAS, dehidroepiandrosterona; FSH, hormona foliculoestimulante; HbA1c, hemoglobina A,c; HDL,
lipoproteínas de alta densidad; LDL, lipoproteínas de baja densidad; LH, hormona luteinizante; MRI, imágenes por resonancia magnética; PRL, prolactina; PTH, hormona paratiroidea;
TSH, hormona estimulante de la tiroides.
inhibición de la biosíntesis de cortisol con metirapona y la inhibición de
la retroalimentación de estrógenos con clomifeno.
■ TAMIZAJE Y VALORACIÓN DE TRASTORNOS
ENDOCRINOS COMUNES
Muchos trastornos endocrinos son prevalentes en la población adulta (cua­
dro 369-2) y se pueden diagnosticar y tratar por internistas generales, mé­
dicos familiares u otros especialistas de atención primaria a la salud. La
alta prevalencia y el impacto clínico de ciertos trastornos endocrinos justi­
fica la búsqueda de las características de estos trastornos durante los exá­
menes físicos de rutina; el tamizaje por laboratorio está indicado en pobla­
ciones seleccionadas de alto riesgo.
■ LECTURAS ADICIONALES
GoLDEN SH et al.: Prevalence and incidence of endocrine and metabolic
disorders in the United States: A comprehensive review. J Clin Endocri­
no! Metab 94:1853, 2009
GoLDEN SH et al.: Health disparities in endocrine disorders: Biological,
clinical, and nonclinical factors-an Endocrine Society Scientific State­
ment. J Clin Endocrino! Metab 97:El579, 2012.
JAMESON JL, DEGROOT LJ (eds): Endocrinology: Adult and Pediatric, 7th ed.
Philadelphia, Elsevier, 2016.
LoRIAUX DL: A Biographical History of Endocrinology. Hoboken, Wiley
Blackwelt 2016.
MELMED S, PoLONSKY KS, LARSEN PR, KRONENBERG HM (eds): Williams Text­
book of Endocrinology, 13th ed. Philadelphia, Elsevier, 2016.
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Mecanismos de acción,·
hormonal
J. Larry Jameson
.....
..
Las hormonas actúan como un sistema de comunicación en el interior del
organismo. El sistema endocrino, compuesto de glándulas y las hormonas
que secretan, interactúa con todos los demás sistemas fisiológicos para
regular el crecimiento, el metabolismo, la homeostasia y la reproducción.
Las hormonas circulan y actúan por medio de receptores en los tejidos sen­
sibles a ellas y por ello integran las respuestas fisiológicas con estímulos
externos o internos. Por ejemplo, el ciclo de luz y oscuridad, que se percibe
gracias a la vista, modula la hormona liberadora de corticotropina (CRH,
corticotropin-releasinghormone) hipotalámica, que intensifica la producción
de hormona adrenocorticotrópica hipofisaria (ACTH, adrenocorticotropic
hormone), lo que conduce a que las suprarrenales produzcan más cortisol
antes de que la persona se despierte por la mañana. A su vez, el cortisol en
mayor cantidad circula en todo el cuerpo y actúa por medio del receptor de
glucocorticoides en el núcleo celular para activar innumerables programas
genéticos que influyen en elmetabolismo, el aparato cardiovascular, la con­
ducta y el sistema inmunitario. Este capítulo ofrece una revisión general
de los diversos tipos de hormonas y la manera como actúan a nivel celular
para controlar innumerables procesos fisiológicos.
CLASES DE HORMONAS
Las hormonas pueden dividirse en cinco tipos principales: 1) derivados de
aminoácidos, como dopamina, catecolamina y hormona tiroidea; 2) neuro­
péptidos pequeños, como hormona liberadora de gonadotropina (GnRH),
hormona liberadora de tirotropina (TRH), somatostatina y vasopresina;
3) proteínas grandes, como insulina, hormona luteinizante (LH) y hormona
paratiroidea (PTH); 4) hormonas esteroideas, como cortisol y estrógenos sin­
tetizados de precursores con base de colesterol, y 5) derivados de vitamina,
como retinoides (vitamina A) y vitamina D. Diversosfactores de crecimiento
peptídicos, la mayor parte de los cuales tiene efecto local, comparten accio­
nes con las hormonas. Como regla, los derivados de aminoácidos y las hor­
monas peptídicas interactúan con receptores en la membrana superficial
celular. Los esteroides, hormonas tiroideas, vitamina D y retinoides son
liposolubles e interactúan con receptores intracelulares nucleares, aunque
muchos también lo hacen con los receptores de membrana o proteínas de
señalización intracelular.
■ FAMILIAS DE HORMONAS Y RECEPTORES
Las hormonas y receptores pueden agruparse en familias, basadas en simi­
litudes estructurales y orígenes evolutivos (cuadro 370-1). La evolución de
estas familias genera vías diversas, pero muy selectivas, de acción hormonal.
La identificación de estas relacionesha sido útil para extrapolar la informa­
ción obtenida de una hormona o receptor a otros miembros de la familia.
La familia de hormonas glucoproteínicas, formada por la hormona es­
timulante de la tiroides (TSH), hormona estimulante del folículo (FSH), LH
y gonadotropina coriónica humana (hCG), ilustra muchas características
de las hormonas relacionadas por su evolución. Las hormonas glucoproteí­
nicas son heterodímeros que comparten la subunidad a; las subunidades
B son distintas y confieren las acciones biológicas específicas. La morfo­
logía tridimensional general de las subunidades B es similar, lo cual refleja
las localizaciones de los enlaces disulfuro conservados que restringen la
conformación de las proteínas. La clonación de los genes de la subunidad
B de múltiples especies sugiere que esta familia surgió de un gen ancestral
común, quizá por duplicación génica y divergencia subsiguiente para desa­
rrollar nuevas funciones biológicas.
A medida que las familias hormonales crecen y divergen, sus recepto­
res deben co-evolucionar para desarrollar nuevas funciones biológicas. Por
ejemplo, los receptores acoplados a la proteína G (GPCR, G protein-coupled
receptors) relacionados evolucionaron por cada una de las hormonas glu­
coproteínicas. Estos receptores tienen estructura similar y cada uno se aco­
pla de manera predominante con la vía de señalización Gs<x. Sin embargo,
hay una superposición mínima de unión hormonal. Por ejemplo, la TSH
se une de modo muy específico con el receptor de TSH, pero tiene inter­
acción mínima con los receptores de LH u FSH. No obstante, puede ha­
ber consecuencias fisiológicas sutiles de reactividad cruzada hormonal con
otros receptores. Las concentraciones muy altas de hCG en el embarazo
estimulan al receptor de TSH y aumentan la concentración de hormonas
Adrenérgico,LH,
FSH,TSH
Glucagón,PTH,
PTHrP,ACTH,MSH,
GHRH,CRH
Adrenérgico,
somatostatina
TRH,GnRH
Gsa adenilato ciclasa Estimulación de la síntesis de AMP
cíclico,proteína cinasa A
Conductos del Ca2+
Calmodulina,cinasas dependientes
de Ca2+
G¡a Inhibición de la síntesis de AMP cíclico
Activación de conductos del K+
,Ca2+
Fosfolipasa C,diacilglicerol,IP3, pro­
teína cinasa C,conductos del ca+
de-
Gq
,G11 pendientes del voltaje
Receptor con actividad de tirosina cinasa
Insulina,IGF-1
EGF,NGF
Tirosina cinasas,IRS MAP cinasas,PI 3 cinasa; AKT
Tirosina cinasas,ras Raf,MAP cinasas,RSK
Activina,TGF-B,MIS Serina cinasa Smads
IP3, trifosfato de inositol; IRS, sustratos del receptor de insulina; MAP, proteína activada por
mitógeno; MSH, hormona estimulante del melanocito; NGF, factor de crecimiento nervioso;
PI, fosfatidilinositol; RSK, cinasa ribosómica 56; TGF-P, factor p de crecimiento transforma­
dor. Para todas las demás abreviaturas, véase el texto. Hay que observar que la mayor
parte de los receptores interactúa con múltiples efectores y activan redes de vías de seña­
lización.
tiroideas, lo que produce un descenso compensatorio de la TSH por vía de
la inhibición de la retroalimentación.
La insulina, el factor de crecimiento similar a la insulina I (IGF-I) y el
IGF-II tienen similitudes estructurales que resultan más evidentes cuando
se comparan las formas precursoras de las proteínas. A diferencia del alto
grado de especificidad de las hormonas glucoproteínicas, hay una activi­
dad cruzada moderada entre los miembros de la familia insulina/IGF. Las
concentraciones altas de un precursor del IGF-II producido por ciertos tu­
mores (p. ej., sarcomas) puede causar hipoglucemia, en parte porque se
une con los receptores para insulina y para IGF-I (cap. 403). Las concen­
traciones altas de insulina también se unen con el receptor para IGF-I, lo
que quizá explique algunas de las manifestaciones clínicas de trastornos
con hiperinsulinemia crónica.
Otro ejemplo relevante de la acción cruzada de los receptores es el
de la PTH y el péptido vinculado con hormona paratiroidea (PTHrP)
(cap. 403). La PTH se produce en las glándulas paratiroides, en tanto que
el PTHrP se expresa en concentraciones altas durante el desarrollo y en
presencia de diversos tumores (cap. 89). Estas hormonas tienen una secuen­
cia de aminoácidos semejante, sobre todo en las regiones finales amino.
Ambas hormonas se unen al receptor para PTHlR que se expresa en el
hueso y los riñones. Por tanto, la producción excesiva de cualquiera de esas
hormonas puede ocasionar hipercalcemia e hipofosfatemia, lo que dificul­
ta distinguir el hiperparatiroidismo de la hipercalcemia de la neoplasia ma­
ligna sólo con la química sanguínea. Sin embargo, ahora las pruebas sensi­
bles y específicas para PTH y PTHrP permiten diferenciar estos trastornos
con mayor facilidad.
Con base en su especificidad por sitios de unión con DNA, la familia
de receptores nucleares puede subdividirse en receptores tipo 1 (receptor
glucocorticoide, receptor mineralocorticoide, receptor androgénico, recep­
tor estrogénico, receptor progestágeno) que se unen con esteroides, y re­
ceptores tipo 2 (receptor para hormona tiroidea, receptor para vitamina D,
receptor para ácido retinoico, receptor activado para proliferador de peri­
xosoma), que se unen con la hormona tiroidea, vitamina D, ácido retinoico
o derivados lipídicos. Hay algunos dominios funcionales de los receptores
nucleares, como los dominios de unión con DNA de los dedos de zinc,
que son elementos muy conservados. Sin embargo, las diferencias selecti­
vas en aminoácidos dentro de este dominio confieren especificidad a la se­
cuencia de DNA. Los dominios para unión con hormonas son más varia­
bles y generan una gran diversidad en el conjunto de moléculas pequeñas
que se unen con receptores nucleares diferentes. Con pocas excepciones,
la unión hormonal es muy específica para un solo tipo de receptor nuclear.
Los receptores para glucocorticoides y mineralocorticoides son una excep-
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2654 ción. Como el receptor de mineralocorticoide también tiene una gran afi­
nidadde unión con glucocorticoides, una enzima (llB-hidro:xiesteroide des­
hidrogenasa) de las células tubulares renalesdesactiva los glucocorticoides,
lo que genera respuestas selectivas a mineralocorticoides como la aldoste­
rona. Sin embargo, cuando hay concentraciones muy altas de glucocor­
ticoides, como en el síndrome de Cushing, la vía de degradación gluco­
corticoide se satura, lo que permite que el cortisol abundante tenga efectos
mineralocorticoides (retención de sodio, pérdida de potasio). Este fenóme­
no es muy marcado en los síndromes con hormona adrenocorticotrópica
(ACTH) ectópica (cap. 379). Otro ejemplo de baja especificidad del recep­
tor nuclear es el receptor estrogénico, que puede unirse con diversos com­
puestos, algunos de los cuales poseen poca similitud estructural aparente
con el estradiol, el ligando de alta afinidad. Esta característica del recep­
tor estrogénico lo hace susceptible a la activación por "estrógenos ambien­
tales", como resveratrol, octilfenol y muchos otros hidrocarburos aromá­
ticos. Sin embargo, esta falta de especificidad ofrece la oportunidad de
sintetizar una serie importante de antagonistas con utilidad clínica (p. ej.,
tamoxifeno) y moduladores selectivos de la respuesta a estrógenos (SERM,
selective estrogen response modulators), como raloxifeno. Estos compuestos
crean conformaciones particulares que alteran las interacciones del recep­
tor con componentes de los mecanismos de transcripción (véase más ade­
lante), lo que explica sus acciones singulares.
■ SÍNTESIS Y PROCESAMIENTO DE HORMONAS
La síntesis de hormonas peptídicas y sus receptores se produce por una
vía típica de expresión génica: transcripción ➔ mRNA ➔ proteína ➔ pro­
cesamiento proteínico posterior a la traducción ➔ clasificación intracelular,
seguida de su integración a la membrana o su secreción.
Muchas hormonas están incluidas en polipéptidos precursores más
grandes que se someten a proteólisis para generar la hormona con activi­
dad biológica. Algunos ejemplos son la proopiomelanocortina (POMC) ➔
ACTH; proglucagón ➔ glucagón; proinsulina ➔ insulina; y pro-PTH ➔
PTH, entre otros. En muchos casos, como la POMC y el proglucagón, es­
tos precursores generan múltiples péptidos con actividad biológica. Es
interesante que los precursores casi nunca tengan actividad, lo que qui­
zá sume un nivel más en la regulación. La conversión a partir de prohor­
monas no sólo ocurre para las hormonas peptídicas, sino también para
ciertos esteroides (testosterona ➔ dihidrotestosterona) y hormona tiroidea
(T4 ➔ T3).
El procesamiento del precursor peptídico tiene una relación cercana
con las vías de clasificación intracelulares que transportan las proteínas a
las vesículas y enzimas apropiadas, lo que activa pasos de división especí­
ficos, seguidos de plegamiento y translocación de las proteínas a las vesícu­
las secretoras. Las hormonas destinadas a la secreción se desplazan por el
retículo endoplásmico bajo la guía de la secuencia señalizadora del extre­
mo amino, que luego se separa. Los receptores de la superficie celular se
insertan en el interior de la membrana mediante segmentos cortos de ami­
noácidos hidrófobos que permanecen incrustados dentro de la bicapa lipí­
dica. Durante la translocación por el aparato de Golgi y el retículo endo­
plásmico, las hormonas y receptores se someten a diversas modificaciones
postraduccionales, como glucosilación y fosforilación, que modifican la con­
formación de la proteína, cambian su semivida circulante y alteran su ac­
tividad biológica.
La síntesis de la mayor parte de las hormonas esteroideas se basa en
modificaciones del precursor, el colesterol. Se necesitan múltiples pasos
enzimáticos regulados para la síntesis de testosterona (cap. 384), estradiol
(cap. 385), cortisol (cap. 379) y vitamina D (cap. 402). Esta gran cantidad
de pasos sintéticos predispone a múltiples trastornos genéticos y adquiri­
dos en la esteroidogénesis.
Los genes endocrinos contienen elementos de DNA reguladores simi­
lares a los que se encuentran en muchos otros genes, pero su control tan
preciso por las hormonas refleja la presencia de elementos de respuesta
hormonal específicos. Por ejemplo, los genes de la TSH se reprimen de ma­
nera directa por las hormonas tiroideas que actúan a través del receptor de
hormona tiroidea (TR), integrante de la familia de receptores nucleares. La
expresión génica de enzimas esteroidogénicas necesita factores de trans­
cripción específicos, como el factor esteroidogénico 1 (SF-1), que actúa jun­
to con las señales transmitidas por hormonas tróficas (p. ej., ACTH o LH).
Una vez activado, SF-1 funciona como un regulador maestro e induce di­
versos genes indispensables para las vías metabólicas y esteroidógenas
para la síntesis de esteroides. En algunas hormonas, una parte importante
de la regulación ocurre en la eficiencia de la traducción. Aunque la biosín­
tesis de insulina exige la transcripción génica continua, está regulada so­
bre todo al nivel de la traducción y la secreción como respuesta a las con­
centraciones altas de glucosa o aminoácidos.
■ SECRECIÓN, TRANSPORTE Y DEGRADACIÓN
DE HORMONAS
La concentración de una hormona depende de la velocidad de su secre­
ción y su semivida circulante. Después del procesamiento proteínico, las
hormonas peptídicas (p. ej., GnRH, insulina, hormona del crecimiento
[GH]) se almacenan en gránulos secretorios. A medida que estos gránulos
maduran, se sitúan debajo de la membrana plasmática para su liberación
inminente a la circulación. En muchos casos, el estímulo para la secreción
hormonal es un factor liberador o una señal neural que induce cambios
rápidos en las concentraciones intracelulares de calcio, lo que conduce a la
fusión del gránulo secretorio con la membrana plasmática y la liberación
de su contenido al ambiente extracelular y la corriente sanguínea. En cam­
bio, las hormonas esteroideas se difunden a la circulación conforme se sin­
tetizan. Por tanto, sus velocidades de secreción coinciden con su velocidad
de síntesis. Por ejemplo, para inducir la esteroidogénesis, la ACTH y la LH
estimulan la actividad de la proteína reguladora aguda esteroidógena
(StAR, steroidogenic acute regulatory) (transporta colesterol a la mitocon­
dria), además de otros pasos limitantes de la velocidad (p. ej., enzima se­
paradora de la cadena colateral del colesterol, CYPllAl) en la vía de la
esteroidogénesis.
El transporte y degradación hormonal dictan la rapidez con la que una
señal hormonal decae. Algunas señales hormonales son evanescentes (p.
ej., somatostatina), en tanto que otras son prolongadas (p. ej., TSH). Como
la somatostatina tiene efectos en todos los tejidos, su semivida corta posi­
bilita el control local de su concentración y actividad. Las modificaciones
estructurales que afectan la degradación de la somatostatina sirven para
generar análogos terapéuticos de acción prolongada, como el octreótido
(cap. 373). Por el contrario, las acciones de la TSH son muy específicas pa­
ra la glándula tiroides. Su semivida prolongada explica la concentración sé­
rica relativamente constante, aunque la TSH se secrete en pulsos diferentes.
Es importante conocer la semivida de la hormona circulante para lo­
grar la sustitución hormonal fisiológica, dado que la frecuencia de admi­
nistración y el tiempo necesario para alcanzar el estado estable están muy
vinculados con la velocidad de degradación hormonal. Por ejemplo, la se­
mivida circulante de T4 es de 7 días. Por consiguiente, se necesita >1 mes
para alcanzar un nuevo estado estable, y una sola dosis al día es suficien­
te para conseguir concentraciones hormonales constantes. Por el contra­
rio, la semivida de T3 es de 1 día. Su administración produce concentracio­
nes séricas más dinámicas y debe suministrarse dos o tres veces al día.
De igual manera, los glucocorticoides sintéticos tienen semividas muy va­
riables; los de semivida prolongada (p. ej., dexametasona) producen una
mayor supresión del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA). Casi to­
das las hormonas peptídicas (p. ej., ACTH, GH, prolactina [PRL], PTH,
LH) tienen semivida corta (<20 min), lo que genera aumentos pronuncia­
dos de la secreción y declive. La única manera exacta de obtener el perfil
de la frecuencia y amplitud de los pulsos de estas hormonas consiste en
medir su concentración en muestras sanguíneas obtenidas con frecuencia
(cada 10 min o menos) durante un periodo largo (8 a 24 h). Como esto no
es práctico en el entorno clínico, una alternativa es acumular tres o cuatro
muestras obtenidas a intervalos de 30 min, o interpretar los resultados en
el contexto de un intervalo normal relativamente amplio. La degradación
hormonal rápida es útil en algunas situaciones clínicas. Por ejemplo, la se­
mivida corta de PTH permite usar las mediciones transoperatorias de esta
hormona para confirmar la extirpación exitosa de un adenoma. Esto tiene
un valor diagnóstico particular cuando existe la posibilidad de enferme­
dad multicéntrica o hiperplasia paratiroidea, como ocurre en la neoplasia
endocrina múltiple (MEN, multiple endocrine neoplasia) o en la insuficien­
cia renal.
Muchas hormonas circulan en asociación con proteínas séricas de
unión. Los ejemplos incluyen 1) la unión de T4 y T3 con la globulina trans­
portadora de tiroxina (TBG), albúmina y prealbúmina transportadora de
tiroxina (TBPA, thyroxine-binding prealbumin); 2) la unión de cortisol con
la globulina transportadora de cortisol (CBG, cortisol-binding globulin): 3) la
unión de andrógenos y estrógeno con la globulina transportadora de hor­
monas sexuales (SHBG, sex hormone-binding globulin); 4) la unión de IGF-1
y IGF-11 con múltiples proteínas transportadoras de IGF (IGFBP, IGF-bin­
ding proteins); 5) interacciones de la GH con la proteína transportadora de
GH (GHBP, growth hormone-binding protein), un fragmento circulante del
dominio extracelular del receptor para GH, y 6) la unión de la activina con
la folistatina. Estas interacciones representan un reservorio hormonal, im­
piden la degradación rápida de las hormonas libres, limitan el acceso de la
hormona a determinados sitios (p. ej., el IGFBP) y modulan la concentra­
ción de hormona libre. Aunque se identificaron diversas anomalías en las
proteínas de unión, muchas tienen pocas consecuencias clínicas, aparte de
generar problemas diagnósticos. Por ejemplo, la deficiencia de TBG redu-
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ce mucho la concentración de hormona tiroidea total, pero las concentra­
ciones libres de T4 y T3 permanecen normales. La hepatopatía y algunos
fármacos también influyen en la cantidad de proteínas de unión (p. ej., el
estrógeno aumenta la TBG) o desplazan a las hormonas de sus proteínas
de unión (p. ej., el salsalato desplaza la T4 de la TBG). En general, sólo la
hormona libre está disponible para interactuar con los receptores y, por
tanto, induce una respuesta biológica. Las alteraciones transitorias en las
proteínas de unión cambian la concentración de hormona libre, lo que a su
vez induce adaptaciones compensatorias mediante ciclos de retroalimen­
tación. Los cambios en la SHBG en mujeres son una excepción a este me­
canismo auto-correctivo. Cuando la SHBG disminuye por resistencia a la
insulina o exceso de andrógeno, la concentración de testosterona libre au­
menta, lo que puede causar hirsutismo (cap. 387). El aumento de la testos­
terona libre no induce una compensación adecuada mediante retroalimen­
tación porque el estrógeno, no la testosterona, es el principal regulador del
eje reproductivo.
Una excepción más a la hipótesis de la hormona libre se refiere a la
megalina, un miembro de la familia de receptores de lipoproteína de baja
densidad (LDL, loiv-density lipoprotein) que sirve como receptor endocitó­
tico para la tiroglobulina, las vitaminas A y D unidas con transportador, y
los andrógenos y estrógenos unidos conSHBG. Después de la interioriza­
ción, las proteínas portadoras se degradan en lisosomas y liberan sus ligan­
dos unidos dentro de las células.También se han identificado transportado­
res de membrana para las hormonas tiroideas.
La degradación hormonal puede ser un mecanismo importante para
regular las concentraciones locales. Como se indicó antes, la 11B-hidroxi­
esteroide deshidrogenasa desactiva a los glucocorticoides en las células tu­
bulares renales, lo que impide las acciones mediadas por el receptor de
mineralocorticoide. Las desyodinasas con acción en la hormona tiroidea
convierten T4 en T3 y pueden desactivar a esta última. Durante el desarro­
llo, la degradación de ácido retinoico por acción de CYP26b1 impide que
las células germinales primordiales en el varón inicien la meiosis, como
ocurre en el ovario femenino.
■ ACCIÓN HORMONAL MEDIANTE RECEPTORES
Los receptores para hormonas se dividen en dos clases principales: de
membrana y nucleares. Los receptores de membrana se unen sobre todo con
hormonas peptídicas y catecolaminas; los nucleares se unen con moléculas
pequeñas las cuales se difunden en toda la membrana celular, como los
esteroides y la vitamina D. Hay algunos principios generales que se apli­
can a las interacciones entre hormona-receptor, cualquiera que sea la clase
de este último. Las hormonas se unen con sus receptores de manera espe­
cífica y con una afinidad que coincide las más de las veces con el intervalo
dinámico de las concentraciones sanguíneas de la hormona. Las concen­
traciones bajas de hormona libre (casi siempre 10-12
a 10-9
M) se unen y
separan con rapidez de sus receptores en una reacción bimolecular, por lo
que la ocupación del receptor en cualquier momento determinado guarda
relación con la concentración hormonal y la afinidad del receptor por la
hormona. El número de receptores varía mucho con los tejidos blanco, y
es uno de los principales determinantes de las res-
puestas tisulares específicas a las hormonas circulan-
y forman un saco hidrófobo con el cual se acoplan determinados ligandos
pequeños. La unión hormonal induce cambios en la conformación de es­
tos dominios, lo que produce cambios estructurales en el dominio intrace­
lular, que es el sitio de unión para las proteínas G.
La extensa familia de proteínas G, llamadas así porque se unen con nu­
cleótidos de guanina (trifosfato de guanosina [GTP], difosfato de guano­
sina [GDP]), proporciona una gran diversidad para el acoplamiento de
receptores con distintas vías de señalización. Las proteínas G forman un
complejo heterotrimérico compuesto por varias subunidades a, y BY (fig.
370-2). La subunidada, contiene el sitio de unión con el nucleótido de gua­
nina e hidroliza el GTP ➔ GDP. Las subunidades BY tienen una relación
muy cercana y modulan la actividad de la subunidad a, además de mediar
sus propias vías de señalización del efector. La actividad de la proteína G
está regulada por un ciclo que incluye hidrólisis de GTP e interacciones
dinámicas entre las subunidades a, y aB. La unión de la hormona con el
receptor induce la disociación de GDP, lo que permite que Ga, se una con
GTP y se separe del complejo aB. En estas condiciones se activa la subuni­
dad Ga, y media la transducción de la señal a través de varias enzimas,
como la adenilato ciclasa y la fosfolipasa C. La hidrólisis del GTP a GDP
permite que vuelva a asociarse con las subunidades BY y restaura el esta­
do inactivo. Las proteínas G interactúan con otras proteínas celulares, co­
mo cinasas, canales, cinasas receptoras acopladas con proteína G (GRK) y
arrestinas, que median la señalización, así como la desensibilización y re­
ciclaje del receptor.
Diversas endocrinopatías son consecuencia de mutaciones de los re­
ceptores de GPCR que alteran sus interacciones con las proteínas G (cua­
dro 370-2). En general, las mutaciones con pérdida de la función suelen
ser recesivas e inactivan la vía de señalización hormonal correspondiente.
Muchos de estos receptores son importantes para el desarrollo y también
la señalización, por loque los cuadros clínicos suelen parecerse a síndromes
de insuficiencia glandular (p. ej., mutaciones en LH-R, FSH-R, TSH-R). Las
mutaciones con ganancia de función constituyen un mecanismo más com­
plejo. Algunas mutaciones escogidas inducen cambios en la conformación
en GPCR que simulan el estado activado inducido en circunstancias nor­
males por la unión hormonal. Tales mutaciones originan un estado consti­
tucionalmente activo en que el acoplamiento con la proteína G estimula
las vías de señalización celular, muy a menudo a través del 5' monofosfato
de adenosina cíclico (cAMP, cyclic adenosine monophosfhate) y la proteína
cinasa A. Cuando se producen mutaciones en la linea germinativa, los pa­
decimientos son hereditarios y surgen en el comienzo de la vida (p. ej.,
LH-R TSH-R). También se producen mutaciones somáticas, y ocasionan
expansión clona! de células hiperfuncionantes.
Las mutaciones de TSH-R ilustran las consecuencias clínicas posibles
de las mutaciones de GPCR. Las mutaciones recesivas inactivadoras en
TSH-R originan hipotiroidismo congénito con hipoplasia de la glándula
tiroides y resistencia a TSH. En términos clínicos, el perfil hormonal se
parece al del hipotiroidismo primario en que hay nivel bajo de T4 y alto de
TSH.Por otra parte, las mutaciones activadoras en la linea germinativa oca­
sionan hipertiroidismo congénito. Dicho trastorno es autosómico domi-
Siete dominios
tes. Por ejemplo, los receptores para ACTH son casi
exclusivos de la corteza suprarrenal, y los receptores
para FSH se observan sobre todo en las gónadas. En
cambio, los receptores para insulina y los TR tienen
una distribución amplia, reflejo de la necesidad de
respuestas metabólicas en todos los tejidos.
Citocina/GH/PRL
transmembrana
acoplados a proteína G
lnsulina/lGF-1
Tirosina cinasa
■ RECEPTORES DE MEMBRANA
Los receptores de membrana para hormonas pueden
dividirse en varios grupos principales: 1) siete GPCR
transmembrana; 2) receptores con tirosina cinasa;
3) receptores para citocina, y 4) receptores con serina
cinasa (fig. 370-1). Lafamilia de siete GPCR transmem­
brana se une con una variedad importante de hormo­
nas, incluidas proteínas grandes (como LH, PTH),
péptidos pequeños (p. ej., TRH, somatostatina), cate­
colaminas (adrenalina, dopamina) e incluso minera­
les (p. ej., calcio). Los dominios extracelulares de los
GPCR varían mucho en tamaño, y son el principal
sitio de unión para las hormonas grandes. Las regio­
nes que cruzan la membrana están formadas por do­
minios hidrófobos helicoidales a, que cruzan la bica­
pa de lípidos. Como algunos conductos, se cree que
estos dominios adquieren una conformación circular
Activina/MIS/BMP
TGF-serina cinasa

JAK/STAT
Smads
Proteína G
PKA, PKC
...--1-
Gen blanco
,
Ras/Ra.f
MAPK
�--Núcleo
Factor de crecimiento
Tirosina cinasa
Membrana
FIGURA 370-1 Señalización del receptor de membrana. MAPK, proteína cinasa activada por mitógeno; PKA,
C, proteína cinasa A, C; TGF, factor de crecimiento transformador. Para otras abreviaturas, véase el texto.
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26S6 nas circunstancias clínicas más frecuentes en las
Receptor acoplado a
proteína G unido
a ligando
Unido
a ligando
� No unido que los anticuerpos de la gestante que ha tenido
a ligando enfermedad de Graves activa o tratada cruzan la
Membrana
Gsa
@
!tcAMP
Proliferación y
señalización celulares
Ciclado
FIGURA 370-2 Señalización de la proteína G. Los receptores acoplados a la proteína G emiten señales a través
de las familias de las proteínas C denominadas de este modo, porque se unen a los guanililnucleótidos. En el
ejemplo que se muestra, un receptor acoplado a proteína G (GPCR, G protein coup/ed receptor) unido a un ligan­
do induce la disociación de GDS y permite que Gsa se una a GTP y se disocie del complejo BY- Gsa unida a GTP
aumenta la producción de cAMP por parte de la adenilil ciclasa y activa la vía de la proteína cinasa A. En esta fi­
gura no se muestran las vías separadas de señalización activadas por el complejo BY- Cuando una GTPasa intrín­
seca transforma GTP en GDP, las unidades BY se asocian de nuevo con Gsa unido a GDP y el complejo vuelve a
su estado inactivo. Corno se señala en el texto, las mutaciones en Gsa que eliminan la actividad de la GTPasa ori­
ginan una activación de tipo constitucional de las vías de señalización de receptores, porque Gsa se liga a GTP y
no se convierte a su estado unido a GDP inactivo.
placenta y estimulan la tiroides del feto. Si en eta­
pas posteriores de la vida se produce una muta­
ción activadora TSH-R en tejido somático, habrá
una expansión clonal de los tirocitos que poseen
la mutación, lo cual culmina en un nódulo tiroi­
deo autónomo e hiperfuncional. Es importante
destacar quelas mutaciones somáticas de Gsa cau­
san un cuadro similar. En este caso, se inactiva
la Gsa GTPASA y es imposible convertir GTP en
GDP. En consecuencia, la vía de señalización de
Gsa en tal célula particular muestra actividad
constitucional y simula la estimulacion crónica
con TSH, lo que conduce de nuevo a expansión
clonal y aparición de un nódulo tiroideo hiperfun­
cional autónomo. Cerca del 33% de nódulos tiroi­
deos hiperfuncionales "calientes" alberga muta­
ciones en TSH-R o Gsa (las más comunes son las
de TSH-R).
Las mutaciones de Gsa en tejidos distintos de
los de la tiroides también originan endocrinopa­
tías. Por ejemplo, las mutaciones Gsa en células
somatotrópicas de hipófisis simulan la activación
de la vía de la hormona liberadora de hormona de
crecimiento (GHRH) y producen adenomas que
sintetizan GH y acromegalia. En contadas ocasio­
nes, las mutaciones en otros componentes de la
vía de la proteína cinasa A en células somatotró­
picas originarán adenomas productores de CH.
Las mutaciones de Gsa que aparecen al comien­
zo del desarrollo (casi siempre por un mecanismo
nante porque basta la mutación activadora de un alelo TSH-R para inducir
la hiperfunción celular y la enfermedad. TSH-R es activado en todas las
células de la tiroides, por lo que hay hiperplasia e hipertensión que se pa­
rece al cuadro patológico de la enfermedad de Graves. Este trastorno poco
frecuente se manifiesta en la lactancia y es necesario diferenciarlo de algu-
de mosaico) causan el síndrome de McCuney-Albright (cap. 405) y las ma­
nifestaciones clínicas son evidentes porque la vía de proteína G activada
simula las acciones de diversas hormonas [PTH, hormona estimulante de
melanocitos (MSH), TSH, GHRH] en diferentes tejidos. Las mutaciones
de Gsa inactivadoras de la línea germinativa causan trastornos transmi­
CUADRO 370-2 Causas genéticas de trastornos del receptor de pr_oteína G
RECEPTOR TRASTORNO GENETICA
LH Hipoplasia de células de Leydig (varón) AR inactivadora
Amenorrea primaria, resistencia a LH (mujer) AR inactivadora
Pubertad precoz familiar del varón (varón) AD, activadora
Adenomas de células de Leydig, con pubertad pre- Esporádica activadora
coz (varón)
FSH Insuficiencia ovárica hipergonadotrópica (mujer) AR, inactivadora
Hiposperrnia (varón) AR, inactivadora
Hiperestirnulación ovárica (mujer) AD, activadora
TSH Hipotiroidismo congénito, resistencia a TSH AR, AD inactivadora
Hipertiroidisrno familiar no autoinrnunitario AD, inactivadora
Adenoma tiroideo hiperfuncional Esporádica, activadora
GnRH Hipogonadisrno hipogonadotrópico AR, inactivadora
Kisspeptina Hipogonadisrno hipogonadotrópico AR, inactivadora
Pubertad precoz AD, activadora
TRH Hipotiroidismo central AR, inactivadora
GHRH Deficiencia de GH AR, inactivadora
PTH Condrodisplasia de Blornstrand AR, inactivadora
Condrodisplasia rnetafisaria de Jansen AD, activadora
Receptor sensor de calcio Hipercalcernia hipocalciúrica familiar AD, inactivadora
Hiperparatiroidisrno grave neonatal AR, inactivadora
Hipercalciuria hipocalcérnica familiar AD, activadora
Receptor 2 de arginina- Diabetes insípida nefrógena XL, inactivadora
vasopresma SIADH nefrógena XL, activadora
ACTH Resistencia a ACTH familiar AR, inactivadora
Melanocortina 4 Obesidad grave Codorninante, inactivadora
ACTH, hormona adenocorticotrópica; AD, autósomica dominante; AR, autosómica recesiva; FSH, hormona foliculoestimu­
lante; GH, hormona del crecimiento; GHRH, hormona liberadora de hormona del crecimiento; GnRH, hormona liberadora
de gonadotropina, LH, hormona luteinizante, PTH, hormona paratiroidea; SIADH síndrome de secreción inapropiada de
homona antidiurética; TRH, hormona liberadora de tirotropina; TSH, hormona estimulante de tiroides; XL, ligado al X
tidos y expresados en forma compleja, por el se­
llado genómico en el locus (cap. 403). Estos tras­
tornos incluyen la osteodistrofia hereditaria de
Albright (AHO, Albright hereditary osteodystrophy),
el pseudopseudohipoparatiroidismo (PPHP, pseu­
dopseudohipoparatyroidism), y elpseudohipoparati­
roidismo tipos lb, le y 2.
Los receptores con actividad de tirosina cinasa
traducen señales para la insulina y diversos facto­
res de crecimiento, comoIGF-1, el factor de creci­
miento epidérmico (EGF, epidermal growth fac­
tor), el factor de crecimiento nervioso, el factor
de crecimiento derivado de las plaquetas y el fac­
tor de crecimiento de fibroblastos. Los dominios
extracelulares ricos en cisteína contienen sitios
de unión con factores de crecimiento. Después de
la unión del ligando, esta clase de receptores ex­
perimenta autofosforilación, lo que induce inter­
acciones con las proteínas adaptadoras intracelu­
lares, como Shc y los sustratos del receptor de
insulina (IRS, insulin receptor substrates). En el ca­
so del receptor de insulina, se activan múltiples
cinasas, incluidas las vías de Raf-Ras-MAPK y la
de Akt/proteína cinasa B. Los receptores de tiro­
sina cinasa tienen una función importante en el
crecimiento y diferenciación celulares, así como
en el metabolismo intermediario.
Los receptores de GH y prolactina son de la fa­
milia de receptores de citocinas. Como con los recep­
tores de tirosina cinasa, la unión del ligando in­
duce la interacción del receptor con las cinasas
intracelulares: las cinasas Janus GAK), que fosfo­
rilan a integrantes de la familia de transducción de
señal y activadores de la transcripción (STAT), y
otras vías de señalización (Ras, PI3-K, MAPK). Las
proteínas STAT activadas se trasladan al núcleo y
estimulan la expresión de los genes blanco.
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Los receptores de serina cinasa median las acciones de las activinas, el
factor B de crecimiento transformador, la sustancia inhibidora mülleriana
(MIS, también llamada hormona antimülleriana, AMH) y proteínas mor­
fogénicas óseas (BMP, bone morphogenic proteins). Esta familia de recepto­
res (compuesta por subunidades tipos I y II) emite señales mediante proteí­
nas llamadas smads (fusión de los términos sma de Caenorhabditis elegans +
mad de mamíferos). Como las proteínas STAT, las smads tienen una ac­
ción doble, ya que transmiten la señal del receptor y actúan como factores
de transcripción. Las acciones pleomórficas de estos factores de crecimien­
to determinan que su acción principal sea local (efecto paracrino o autocri­
no). Las proteínas de unión como la folistatina (que se une con la activina
y otros integrantes de esta familia) desactivan los factores de crecimiento y
restringen su distribución.
En cada una de estas clases de receptores también se producen muta­
ciones patógenas; por ejemplo, las del receptor de insulina ocasionan una
forma extrema de resistencia a esa hormona. Las mutaciones del receptor
de GH causan el enanismo tipo Laron, que se caracteriza por niveles ba­
jos de IGS-1 y altos de GH. Las mutaciones del receptor AMH originan el
síndrome de los conductos persistentes de Müller. Estos síndromes de re­
sistencia hormonal son autosómico recesivos y poco frecuentes. A diferen­
cia de los GPCR, las mutaciones activadoras son poco comunes, aunque sí
se observan en el receptor RET de tirosina cinasa, que ocasiona la neopla­
sia endocrina múltiple, un trastorno autosómico dominante tipo 2 (MEN-
2) (cap. 381).
■ RECEPTORES NUCLEARES
La familia de receptores nucleares ha aumentado a casi 100miembros, mu­
chos de los cuales todavía se clasifican como receptores huérfanos, porque
sus ligandos, si existen, no se han identificado (fig. 370-3). Por lo demás,
la mayor parte de los receptores nucleares se clasifica por sus ligandos.
Aunque al final los receptores nucleares actúan por aumento o disminu­
ción de la transcripción génica, algunos (como el receptor glucocorticoide)
se encuentran sobre todo en el citoplasma, en tanto que otros (p. ej., TR) se
localizan en el núcleo. Después de la unión del ligando, los receptores situa­
dos en el citoplasma se trasladan al núcleo. Cada vez hay más evidencia de
que determinados receptores nucleares (p. ej., de glucocorticoide y estró­
geno) también pueden actuar en la membrana o el citoplasma para activar
o reprimir las vías de transducción de señal, lo que constituye un mecanis­
mo para la comunicación entre los receptores de membrana y los nucleares.
Las estructuras de los receptores nucleares se han estudiado en forma
extensa, incluso con cristalografía por rayos X. El dominio de unión con
DNA, consistente en dos dedos de zinc, entra en contacto con secuencias
específicas de identificación del DNA en los genes específicos. Casi todos
los receptores nuclearesse unen con el DNA como dímeros. Por consiguien­
te, cada monómero reconoce una fracción individual de DNA, referida
como "medio sitio". Los receptores de esteroides, incluidos los de glucocor­
ticoide, estrógeno, progesterona y andrógeno, se unen con el DNA como
homodímeros. Congruente con esta doble simetría, sus medios sitios de
identificación DNA son palíndromos. Los receptores tiroideo, retinoide,
los activados por el proliferador del peroxisoma y los receptores de vitami­
na D se unen con el DNA de manera preferente como heterodímeros en
combinación con receptores X de retinoide (RXR). Sus medios sitios para
DNA casi siempre están dispuestos como repeticiones directas.
El dominio de unión con hormonas por el extremo carboxi media el
control de la transcripción. Para los receptores tipo II, como TR y el recep­
tor de ácido retinoico (RAR), las proteínas correpresoras se unen con el
receptor en ausencia de ligando e impiden latranscripción génica. La unión
de la hormona induce cambios en la conformación, lo que desencadena
la liberación de correpresores e induce el reclutamiento de coactivadores
que estimulan la transcripción. En consecuencia, estos receptores pueden
mediar cambios drásticos en la intensidad de la actividad génica. Algunas
enfermedades se relacionan con defectos en la regulación de estos fenó­
menos. Por ejemplo, en la leucemia promielocítica, la fusión de RARa con
otras proteínas nucleares causa un bloqueo génico anormal que impide la
diferenciación celular normal. El tratamiento con ácido retinoico revier­
te esta represión y posibilita la diferenciación celular y la apoptosis. Casi
todos los receptores esteroideos tipo 1 interactúan de forma débil con los
correpresores, pero la unión con el ligando aún induce interacciones con
diversos coactivadores. La cristalografía por rayos X muestra que varios
SERM inducen conformaciones distintivas en el receptor estrogénico. Las
respuestas tisulares específicas causadas por estos genes en la mama, hue­
so y útero parecen reflejo de distintas interacciones con los coactivadores.
El complejo receptor-coactivador estimula la transcripción génica por va­
rias vías: 1) reclutamiento de enzimas (acetil transferasas de histonas) que
modifican la estructura de la cromatina, 2) interacciones con más factores
de transcripción en el gen específico y 3) interacciones directas con com­
ponentes del mecanismo de transcripción general para aumentar la velo­
cidad de la trascripción mediada por RNA polimerasa II. Los estudios de
transcripción mediada por receptores nucleares muestran que éstos son fe­
nómenos dinámicos que implican ciclos rápidos (p. ej., de 30-60 min) de
complejos de transcripción en cualquier gen blanco específico.
Las mutaciones de receptores nucleares son causa importante de en­
docrinopatías. Las mutaciones en los receptores de andrógenos ocasionan
el síndrome de insensibilidad a dicha hormona (AIS, androgen insensitivity
syndrome) (cap. 383). El receptor de andrógenos está situado en el cromo­
soma X, por lo que las mutaciones son más evidentes que con otros trastor­
nos de receptores nucleares. Las personas afectadas de AIS son mujeres
XY que tienen testículos y niveles de testosterona dentro de los márge­
nes del varón. La insensibilidad tisular a los andrógenos cambia con la gra­
vedad de la mutación. Faltan las estructuras de Müller, porque las células
de Sertoli de los testículos producen AMH duran­
Receptores esteroideos
homodiméricos
Receptores heterodiméricos Receptores huéñanos te el desarrollo. Las portadoras de mutaciones del
receptor de andrógenos son fenotípicamente nor­
males. Muy pocas veces hay mutaciones recesivas
de los receptores de estrógeno, glucocorticoides
ns
(.)
·-
ER,AR,PR,GR TR,VDR,RAR,PPAR SF-1, DAX-1, HNF4a
Ligandos
Elementos
de respuesta
del DNA
El ligando induce la
unión del coactivador
El ligando separa a los correpresores
e induce la unión del coactivador
Activador constitutivo
o unión del represor
Activado
Bloq_ueado
+ Basal - + +
Hormona Hormona Receptor
Activado
FIGURA 370-3 Señalización del receptor nuclear. AR, receptor androgénico; DAX, reversión sexual sensible a
la dosis, hipoplasia suprarrenal (adrenal} congénita, cromosoma X; ER, receptor estrogénico; GR, receptor gluco­
corticoide; HNF4a, factor nuclear hepático 4a; PPAR, receptor activado por el proliferador de peroxisoma; PR, re­
ceptor para progesterona; RAR, receptor para ácido retinoico; SF-1, factor esteroidogénico 1; TR, receptor para
hormona tiroidea; VDR, receptor para vitamina D.
y de vitamina D.
Las mutaciones en el receptor B de hormona
tiroidea (TRB, thyroid hormone receptor /3) presen­
tan una fisiopatología pococomún.Son autosómi­
cas dominantes y actúan a través de un mecanismo
"dominante negativo" para ocasionar resistencia
a la hormona tiroidea (RTH) (cap. 375). Las muta­
ciones se manifiestan en regiones seleccionadas
del dominio de unión de hormona TR�, y conser­
van la capacidad del receptor mutante de hete­
rodimerizar con RXR y unirse a los sitios regula­
dores de DNA. Los receptores mutantes actúan
como antagonistas de receptores de la copia nor­
mal del gen TRB. Las personas afectadas tienen
niveles altos de T4 y T3 tiroideos y aumento ex­
cesivo de los niveles de TSH (no son suprimidos),
lo cual refleja la alteración de la regulación retro­
alimentaria del eje hipotálamo-hipófisis-tiroides.
Los órganos y sistemas muestran resistencia va­
riable a las hormonas tiroideas con base en la
expresión relativa de las proteínas TRB y TRa. Las
mutaciones en los genes que codifican TRa y
PPARy también ocasionan un cuadro patológico,
porque actúan de una forma negativa dominante
análoga.
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  • 1. 2646 .... ::s = s» a s» ,.. o .. .... o u, -e: .. e, a a 2. o� .... n o u, g,. .... s» g,. o u, ,, o .. .... ::s ::s .... g,. s» g,. Ademásde las raras metástasisdirectasde los tumores sólidos a la mem­ brana sinovial muy vascularizada, las neoplasias que surgen de órganos extraarticulares pueden afectar articulaciones, por otros mecanismos. Las leucemias agudas en niños pueden imitar la artritis inflamatoria juvenil con artralgias y fiebre graves. En los adultos, la leucemia mieloide crónica y aguda infiltra la membrana sinovial en muy pocas ocasiones. La tricoleu­ cemia poco comúnmuestra una tendencia peculiar a ocasionar oligoartritis inflamatoria episódica y tenosinovitis. Los episodios son impresionantes e imitan las crisis de gota aguda. Mejoran con antiinflamatorios potentes co­ mo los glucocorticoides; una vez que la leucemia se encuentra en remisión también ceden los síntomas. Los carcinomas aparecen junto con los síndro­ mes articulares paraneoplásicos que incluyen la osteoartropatía pulmonar hipertrófica (que se revisó antes). La fascitis palmar aguda con poliartritis es un cuadro coexistente poco común, aunque perfectamente descrito en algunos cánceres, en particular los adenocarcinomas. En términos clíni­ cos, este síndrome tiene un comienzo bastante repentino con dolor en las articulaciones metacarpofalángicas e interfalángicas proximales de las ma­ nos con contracturas de evolución rápida de los dedos por el engrosamien­ to de los tendones palmares (flexores). En los diabéticos se observa a veces un síndrome similar. Se ha descrito artritis paraneoplásica y puede apare­ cer en varias distribuciones: asimétrica con predominio en articulaciones de extremidades inferiores y poliartritis simétrica con afectación de articu­ laciones de manos. Con frecuencia también se identifican tumores des­ pués de comenzar la artritis, y muchos pacientes desde antes tuvieron un periodo de malestar general o pérdida de peso. El comienzo suele ser agu­ do y los enfermos tienden a ser ancianos varones. Estos signos deben plan­ tear la posibilidad de una neoplasia maligna oculta (o una infección viral, como hepatitis C), como la causa de la artritis. En una serie, los síntomas mostraron resolución con el tratamiento satisfactorio de la neoplasia y no reaparecieron cuando esta última mostró recidiva. Se ha descrito una rela­ ción entre dermatomiositis y ciertas neoplasias, y en estos casos incluye dolor articular y artritis. La artritis que acompaña a las neoplasias puede mejorar con NSAID y el tratamiento de la neoplasia primaria. AGRADECIMIENTO Este capítulo es una versión revisada del capítulo escrito por el Dr. Bruce C. Gilliland en las ediciones previas del Harrison's. El Dr. Gilliland falleció el 17 de febrero de 2007. Fue colaborador de Harrison's Principles of Interna/ Medicine desde la 11ª edición. ■ LECTURAS ADICIONALES AcuILAR C et al.: Bone and joint disease in sickle cell disease. Hematol Oncol Clin North Am 19:929, 2005. BoTEK G et al.: Charcot neuroarthropathy: An often overlooked complica­ tion of diabetes. Cleve Clin J Med 77:593, 2010. GucGENBUHL P et al.: Miscellaneous non-inflammatory musculoskeletal conditions. Haemochromatosis: The bone and the joint. Best Pract Res Clin Rheumatol 25:649, 2011. l<EDAR E, GARDNER GC: Lipid-associated rheumatologic syndromes. Rheum Dis Clin North Am 39:481, 2013. KlLLINGER Z et al.: Arthropathy in acromegaly. Rheum Dis Clin North Am 36:713, 2010. ÜTTAVIANI S et al.: Pigmented villonodular synovitis: A retrospective sin­ gle-center study of 122 cases and review of the literature. Semin Arthri­ tis Rheum 40:539, 2011. PINEDA C, MARTÍNEZ-LAVÍN M: Hypertrophic osteoarthropathy: What a rheu­ matologist should know about this uncommon condition. Rheum Dis Clin North Am 39:383, 2013. VANDERHAVE KL et al.: Musculoskeletal care of the hemophiliac patient. J Am Acad Orthop Surg 20:553, 2012. Trastornos ■ BURSITIS La bursitis es la inflamación de una bolsa sinovial, que es un saco de pare­ des delgadas, revestido de tejido sinovial. La función de la bolsa es favore­ cer el movimiento de los tendones y los músculos sobre las prominencias óseas. Las fuerzas de fricción excesivas, traumatismos, infecciones o algu­ nas enfermedades generales (p. ej., artritis reumatoide, gota) pueden pro­ ducir bursitis. La bursitis subacromial (bursitis subdeltoidea) es la forma más frecuente. La bolsa subacromial, que está junto a la bolsa subdeltoidea, se encuentra entre la superficie inferior del acromion y la cabeza del húmero y está cubierta por el músculo deltoides. La tendinitis del manguito de los rotadores a menudo se acompaña de bursitis. Otra forma de bursitis que se observa con frecuencia es la bursitis trocantérea, que afecta la bolsa que rodea la inserción del glúteo medio en el trocánter mayor del fémur. Los pacientes presentan dolor en la cara externa de la cadera y en la parte su­ perior del muslo y tienen hipersensibilidad en la cara posterior del trocán­ ter mayor. La rotación externa y la abducción contra resistencia de la cade­ ra inducen dolor, igual que la presión directa sobre la bolsa. La bursitis del olécranon ocurre sobre la cara posterior del codo y cuando la región se in­ flama es importante excluir la posibilidad de gota o infección aspirando la bolsa y realizando tinción de Gram y cultivo del líquido, además de buscar cristales de urato en éste. La bursitis aquz1ea afecta la bolsa situada por en­ cima de la inserción del tendón del calcáneo y se debe a uso excesivo y a los roces que produce un calzado ajustado. La bursitis retrocalcánea es la in­ flamación de la bolsa situada entre el calcáneo y la superficie posterior del tendón de Aquiles. El dolor se percibe en la parte posterior del talón y apa­ rece edema en la cara interna o externa del tendón. Se observa en espon­ diloartropatías, artritis reumatoide, gota o traumatismos. La bursitis isquiá­ tica afecta la bolsa que separa el glúteo medio de la tuberosidad isquiática y aparece después de estar mucho tiempo sentado girando sobre una super­ ficie dura. La bursitis del psoasiliaco afecta la bolsa que se encuentra entre el músculo psoas ilíaco y la articulación de la cadera y por fuera de los va­ sos femorales. El dolor se localiza en esa zona y empeora con la flexión y extensión de la cadera. La bursitis anserina es una inflamación de la bolsa del músculo sartorio situada en la cara interna de la tibia inmediatamente por debajo de la rodilla y del tendón conjunto, y se manifiesta por dolor al subir escaleras. Existe sensibilidad excesiva al contacto y la presión en la inserción del tendón común del sartorio, del recto interno y del semitendi­ noso. La bursitis prerrotuliana se localiza en la bolsa situada entre la rótula y la piel suprayacente y ocurre al permanecer arrodillado sobre una super­ ficie dura. También puede haber gota o infección en este sitio. La bursitis por lo general se diagnostica con base en la historia clínica y exploración física, pero en ciertos casos es útil observarla en una ecografía para fines de diagnóstico y para la inyección dirigida de glucocorticoides. El tratamien­ to consiste en evitar la situación agravante, dar reposo a la región enfer­ ma, administrar un fármaco antiinflamatorio no esteroideo (NSAID, nons­ teroidal anti-inflammatory drug) o inyectar un glucocorticoide en el sitio de la inflamación. ■ TENDINITIS DEL MANGUITO DE LOS ROTADORES Y SÍNDROME DE COMPRESIÓN Y ATRAPAMIENTO La tendinitis del manguito de los rotadores es la causa principal del dolor de hombro y actualmente se cree que es causada por inflamación de uno o más tendones. El manguito de los rotadores está formado por los ten­ dones de los músculos supraespinoso, infraespinoso, subescapular y redon­ do menor, y se inserta en las tuberosidades del húmero. De todos estos tendones, el afectado con mayor frecuencia es el supraespinoso, tal vez por­ que queda atrapado y pinzado repetidamente (síndrome de atrapamiento) entre la cabeza del húmero y la superficie inferior del tercio anterior del acromion y del ligamento acromiocoracoideo situado por encima y porque el riego sanguíneo del tendón disminuye durante la abducción del brazo (fig. 368-1). Con menor frecuencia se lesiona el tendón del infraespinoso o el de la porción larga del bíceps. Este proceso se acompaña también de una bursitis subacromial. Los síntomas suelen aparecer después de alguna lesión o del uso excesivo, en especial cuando se realizan movimientos de periarticulares ......� elevación del brazo con cierto grado de flexión hacia adelante. El síndro- de las extremidades Carol A. Langford ,· I 1 I Los trastornos periarticulares son alteraciones musculoesqueléticas fre­ cuentes que pueden afectar a personas de diferente edad. En este capítulo se revisan algunos de los trastornos periarticulares más frecuentes. - me de compresión-atrapamiento ocurre en personas que practican béis­ bol, tenis o natación o que trabajan en tareas que obligan a elevar el brazo. Los individuos mayores de 40 años son en particular susceptibles. Los pacientes se quejan de dolor sordo en el hombro que en ocasiones dificul­ ta el sueño. El dolor se agudiza al realizar movimientos de abducción acti­ va con el brazo para colocarlo por encima de la cabeza. El arco compren- dido entre los 60 y 120º es en especial doloroso. Hay hipersensibilidad en la cara externa de la cabeza del húmero inmediatamente por debajo del acromion. Los NSAID, la inyección local de glucocorticoides y la fisiotera­ pia pueden aliviar los síntomas. En los pacientes que no responden a las ◢◤ Biblioteca Medica Virutal ◢◤
  • 2. Bolsa subacromial Troquiter Deltoides Húmero Acromion Cápsula Zona crítica del tendón del supraesp1noso Supraespinoso Escápula Cavidad glenoidea de la articulación Bolsa inferior (axilar) glenohumeral FIGURA 368-1 Sección coronal del hombro, que ilustra las relaciones de la articula­ ción glenohumeral, la cápsula articular, la bolsa subacromial y el manguito de rota­ dores (tendón supraespinoso). (De FKozin, enArthritis and Allied Conditions, 13th ed, WJ Koopman[ed}. Baltimore, Williams & Wilkins, 1997, con autorización.) medidas conservadoras se debe realizar una desbridación quirúrgica del espacio subacromial. A veces se produce un desgarro del tendón del supraespinoso al caer con el brazo extendido o levantar un objeto pesado. Los síntomas consisten en dolor con debilidad para la abducción y la rotación externa del hombro; después aparece atrofia del músculo supraespinoso. El diagnóstico se con­ firma por artrografía, ecografía o MRI. Puede ser necesaria la reparación quirúrgica en los pacientes que no mejoran con las medidas conservado­ ras. La cirugía está indicada en aquellos con desgarros moderados o inten­ sos acompañados de pérdida funcional. ■ TENDINITIS CALCIFICADA Este proceso se caracteriza por el depósito de sales de calcio, principalmen­ te hidroxiapatita, en un tendón. No se conoce bien el mecanismo de esa calcificación pero quizá se inicie por efecto de la isquemia o de la dege­ neración del tendón. El tendón del supraespinoso es el afectado más a menudo porque sufre atrapamiento o compresión con mayor frecuencia, además de experimentar disminución en su riego sanguíneo durante la abducción del brazo. Este proceso suele observarse en personas >40 años. La calcificación tendinosa puede inducir inflamación aguda causante de dolor agudo e intenso en el hombro. Sin embargo, también puede ser asin­ tomática o no guardar relación con los síntomas del paciente. El diagnós­ tico de calcificación tendinosa se establece por medio de ecografía o una radiografía. La mayor parte de los casos se resuelve espontáneamente y responde al tratamiento conservador con fisioterapia, NSAID o ambos. Unos cuantos pacientes no responden y necesitan aspiración percutánea con aguja bajo guía ecográfica y lavado o cirugía. ■ TENDINITIS Y ROTURA DEL TENDÓN DEL BÍCEPS La tendinitis bicipital o tenosinovitis se debe a la fricción que sufre el ten­ dón de la porción larga del bíceps a su paso por el surco bicipital. Cuando la inflamación es aguda, los pacientes presentan dolor en la parte anterior del hombro que se irradia hacia abajo por el bíceps hasta el antebrazo. Hay dolor y movilidad limitada al efectuar los movimientos de abducción y ro­ tación externa. El surco bicipital es muy doloroso a la palpación. Se puede provocar dolor a lo largo del tendón realizando con el antebrazo un movi­ miento de supinación contra resistencia, mientras el codo permanece en flexión de 90º (signo de la supinación de Yergason). Un esfuerzo enérgico con el brazo puede provocar la rotura brusca del tendón, que suele ser do­ lorosa. Si el paciente es joven, esta lesión debe repararse quirúrgicamente; en personas mayores, la rotura del tendón produce dolor escaso o nulo y se reconoce por la presencia de hinchazón persistente del bíceps que se debe a retracción de la porción larga del bíceps. En estos casos no suele ser necesaria la cirugía. ■ TENOSINOVITIS DE DE QUERVAIN En este trastorno, la inflamación se extiende hasta el abductor largo y ex­ tensor corto del pulgar en el sitio donde atraviesan una vaina fibrosa al ni­ vel de la apófisis estiloides del radio. La causa por lo general es la rotación repetitiva de la muñeca. Puede ocurrir durante el embarazo y también en las madres de niños pequeños por cargarlos con el pulgar extendido. Estos pacientes sienten dolor como de pinchazo al tomar algo con el pulgar. A menudo se acompaña de edema e hipersensibilidad sobre la apófisis esti­ loides del radio. El signo de Finkelstein es positivo; éste se induce pidien­ do al paciente que apoye el pulgar sobre la palma de la mano y luego que cierre los dedos. A continuación gira la muñeca en sentido cubital, lo cual provoca dolor en la vaina tendinosa afectada en la región de la apófisis es­ tiloides del radio. El tratamiento inicial consiste en la aplicación de una fé­ rula en la muñeca y la administración de NSAID. Si el dolor es intenso o resistente al tratamiento conservador, la inyección de glucocorticoides sue­ le ser muy eficaz. ■ TENDINITIS ROTULIANA Esta tendinitis abarca el tendón rotuliano y su unión con el extremo infe­ rior de la rodilla. Los pacientes sienten dolor al saltar jugando baloncesto, al subir escaleras o al hacer sentadillas. Se acompaña de hipersensibilidad a la exploración física del extremo inferior de la rodilla. El tratamiento consiste en reposo, aplicación de hielo y administración de NSAID, segui­ dos de ejercicios de estiramiento y flexibilidad. ■ TENDINOPATÍAS FARMACOLÓGICAS Con la cantidad creciente de fármacos disponibles, la posibilidad de tendi­ nopatías inducidas por medicamentos se reconoce cada vez más. Las cla­ ses de fármacos más relacionadas con tendinopatías incluyen quinolonas, glucocorticoides, inhibidores de la aromatasa y estatinas. Aunque cualquier tendón puede afectarse, los de las extremidades inferiores son los que se alteran con mayor frecuencia, en particular el tendón de Aquiles. Todavía se desconocen los mecanismos fisiopatológicos causantes de las tendino­ patías por fármacos. Las manifestaciones iniciales incluyen dolor y quizá inflamación sobre el tendón, aunque algunos pacientes se presentan con rotura tendinosa. La ecografía y la MRI aportan información sobre la es­ tructura e integridad del tendón para respaldar el diagnóstico. Ante la sos­ pecha, el fármaco potencial debe suspenderse y no reiniciarse, de ser po­ sible, enel tratamientomédicogeneral delpaciente. Lasroturas tendinosas a veces ameritan cirugía. ■ SÍNDROME DE BANDA ILIOTIBIAL La banda iliotibial es el tejido conjuntivo grueso que viaja desde el ilion hasta la fíbula. Los pacientes con síndrome de la banda iliotibial manifies­ tan dolor o ardor en el sitio donde la banda cruza el cóndilo femoral lateral de la rodilla; algunas veces el dolor se irradia sobre el muslo hacia la cade­ ra. Los factores que predisponen a la formación de una banda iliotibial comprenden alineación en varo de la rodilla, correr distancias muy largas, zapatos mal ajustados o correr con frecuencia sobre terreno irregular. El tratamiento consiste en reposo, NSAID, fisioterapia y corregir los factores de riesgo como los zapatos y la superficie donde la persona corre. La in­ yección de glucocorticoides en el área dolorosa ofrece alivio, pero es im­ portante evitar correr al menos por 2 semanas después de la inyección. En unos cuantos pacientes en quienes fracasa el tratamiento conservador se han obtenido buenos resultados con la liberación quirúrgica de la banda iliotibial. ■ CAPSULITIS ADHESIVA Llamada habitualmente "hombro congelado", la capsulitis adhesiva se ca­ racteriza por dolor y limitación de los movimientos del hombro, en ausencia casi siempre de una enfermedad intrínseca de éste. Sin embargo, la capsu­ litis adhesiva puede aparecer después de una bursitis o tendinitis del hom­ bro o asociarse a ciertos procesos generales, como enfermedades pulmo­ nares crónicas, infarto de miocardio y diabetes mellitus. La inmovilidad prolongada del brazo favorece el desarrollo de capsulitis adhesiva. Desde el punto de vista patológico, la cápsula del hombro está engrosada y puede haber un infiltrado inflamatorio poco intenso acompañado de fibrosis. La capsulitis adhesiva ocurre más a menudo en mujeres mayores de 50 años. El dolor y la rigidez suelen aparecer de manera paulatina pero en al­ gunos pacientes empeora con rapidez. El paciente manifiesta dolor noc­ turno de hombro que interfiere con el sueño. El hombro es doloroso a la palpación y hay limitación de los movimientos activos y pasivos. Las radio­ grafías del hombro muestran osteopenia. El diagnóstico casi siempre se hace en la exploración física, pero si es necesario puede confirmarse con artrografía, en la que sólo puede inyectarse a presión una cantidad limita­ da de material, casi siempre <15 mL, en la articulación del hombro. En la mayor parte de los casos, este trastorno mejora de manera espon­ tánea entre 1 y 3 años después de su inicio. Si bien el dolor suele dismi­ nuir, casi siempre queda cierta limitación en la motilidad del hombro. La movilización precoz del brazo después de sufrir la lesión puede evitar el 2647 � ""'f .. o ""'f =­ o en e, ""'f .... .... s» ""'f e, en o. e, .... s» en .. ""'f e, .... o. s» o. e, en ◢◤ Biblioteca Medica Virutal ◢◤
  • 3. 2648 a-1 .. s» fn ,.. o .. ::s o fn .... ::s = s» a s» ,.. o .. .... o fn '< .. e, a a 2. o� .... n o fn 1 g. .... l o fn ,, o .. .... ::s 1 ::s .... g. s» g. desarrollo de esta enfermedad. La base del tratamiento de la capsulitis ad­ hesiva es la fisioterapia. Las inyecciones locales de glucocorticoides y los NSAID también alivian los síntomas. La inyección lenta pero forzada del medio de contraste en la articulación es capaz de lisar las adherencias y de conseguir la distensión de la cápsula, aumentando así la amplitud de los movimientos. En algunos pacientes es útil la manipulaciónforzada delhom­ bro bajo anestesia. ■ EPICONDILITIS EXTERNA Esta patología dolorosa, conocida también como codo de tenista, afecta los tejidos blandos de la cara externa del codo. El dolor se origina en el si­ tio de unión de los extensores comunes al epicóndilo o muy cerca del mis­ mo y se irradia hacia el antebrazo y el dorso de la muñeca. El dolor suele aparecer después de un trabajo o actividad recreativa que obliga a realizar movimientos repetidos de extensión y supinación de la muñeca contra re­ sistencia. La mayoría de los pacientes se lesiona cuando realizan esfuerzos ajenos al tenis, como desyerbar, llevar maletas o portafolios, o usar un des­ tornillador. En el tenis, la lesión suele producirse al golpear de revés con el codo en flexión. Movimientos como estrechar la mano al saludar o abrir una puerta pueden reproducir el dolor y lo mismo ocurre si la parte exter­ na del codo se golpea con un objeto duro. El tratamiento suele consistir en reposo junto con la administración de un NSAID; la aplicación de ultrasonido, hielo y masajes de fricción tam­ bién ayudan a calmar el dolor. Cuando éste es intenso, conviene colocar el codo en flexión de 90º en un cabestrillo o una férula. Si el dolor es agu­ do y bien localizado, puede ser eficaz una inyección de glucocorticoides con aguja fina. Después, se indica al paciente mantener el brazo en reposo al menos por 1 mes y que evite las actividades que agravarían el proceso. Una vez que remiten los síntomas, el paciente debe iniciar un proceso de rehabilitación para aumentar la flexibilidad y fortalecer los músculos ex­ tensores antes de reanudar las actividades ordinarias con el brazo. La co­ locación de una banda de 2.5 a 5 cm en el antebrazo, por debajo del codo, ayuda a disminuir la tensión de los músculos extensores al nivel de su in­ serción en el epicóndilo. El paciente debe restringir los movimientos que exigen extensión y supinación forzadas de la muñeca. La mejoría puede tardar meses. A veces el paciente sigue quejándose de dolores leves, pe­ ro con el tratamiento suele evitarse la reaparición de un dolor incapacitan­ te. En ocasiones, es necesario liberar con cirugía la aponeurosis de los ex­ tensores. ■ EPICONDILITIS INTERNA Es un síndrome por uso excesivo, que produce dolor en la parte interna del codo con irradiación al antebrazo. Se considera que su causa estriba en la ejecución repetida de movimientos de flexión y pronación de la muñeca contra alguna resistencia, los cuales dan lugar a microdesgarros y la apari­ ción de tejido de granulación en el sitio de origen del pronador redondo y de los flexores del antebrazo, en especial del palmar mayor. Este síndro­ me de fatiga suele observarse en pacientes >35 años y es mucho menos frecuente que la epicondilitis externa. Aparece sobre todo con los movi­ mientos repetidos relacionados con ciertos trabajos pero también se obser­ va en algunas actividades recreativas, como en los movimientos de swin­ ging del golf (codo del jugador de golf) o en los lanzamientos del béisbol. En la exploración física se provoca dolor palpando distalmente a la epitró­ clea, en el origen de los flexores del antebrazo. El dolor se puede reprodu­ cir al realizar movimientos de flexión y pronación de la muñeca contra resistencia, mientras se mantiene el codo en extensión. Las radiografías suelen ser normales. El diagnóstico diferencial de los pacientes con sínto­ mas de la epitróclea debe hacerse con los desgarros del pronador redondo y con el desgarro agudo y la inestabilidad del ligamento colateral interno. La neuritis del cubital se ha encontrado en 25 a 50% de los pacientes con epicondilitis interna, y produce sensibilidad excesiva al contacto y la pre- sión sobre el nervio cubital a nivel del codo, así como hipoestesia y pares­ tesias en el lado cubital de la mano. El tratamiento inicial de la epicondilitis interna es conservador y con­ siste en reposo, NSAID, fricciones, aplicación de ultrasonido y de hielo. Algunos pacientes requieren la colocación de una férula. Las inyeccio­ nes de glucocorticoides en el sitio del dolor también pueden ser eficaces. Se le indica al paciente descansar por lo menos 1 mes. Además, se inicia fisioterapia una vez que remite el dolor. En los pacientes con epicondilitis interna debilitante crónica que siguen sin mejorar después de 1 año de tratamiento como mínimo, puede ser necesario liberar quirúrgicamente el músculo flexor en su origen, cirugía que suele dar buenos resultados. ■ FASCITIS PLANTAR Esta es causa frecuente de podalgia en adultos y su incidencia máxima se observa entre 40 y 60 años. El dolor se origina en el sitio en que la fascia plantar se une a la tuberosidad interna del calcáneo. Algunos de los facto­ res que agravan el riesgo de padecer fascitis plantar son obesidad, pie plano (pronación excesiva del pie), pie cavo (con arco alto), limitación de la dorsiflexión del tobillo, permanecer de pie por tiempo prolongado, cami­ nar en superficies duras y calzado inadecuado. En los corredores, la carre­ ra excesiva o un cambio a una superficie más dura para correr pueden de­ sencadenar dicho trastorno. El diagnóstico de fascitis plantar por lo común se hace con base en la anamnesis y la exploración física. El individuo siente dolor intenso con los primeros pasos al levantarse por la mañana o después de inactividad en el transcurso del día. La molestia suele disminuir con la actividad del pie du­ rante el día y empeora al continuarla. También empeora cuando la perso­ na camina descalza o sube escaleras. En la exploración existe dolor a la palpación en la porción inferior del talón, que corresponde al sitio de in­ serción de la aponeurosis plantar. Los estudios de imágenes están indicados si no se corrobora el diag­ nóstico. En la radiografía simple se pueden detectar espolones calcáneos, que tienen poca importancia diagnóstica. La ecografía en esta enfermedad puede demostrar engrosamiento de la aponeurosis e hipoecogenicidad difusa, que denota edema en el punto de inserción de la aponeurosis con el hueso. La MRI es un método sensible para detectar la fascitis, pero por lo común no es necesaria para corroborar el diagnóstico. Se ha observado que en más de 80% de los individuos los síntomas desaparecen en 12 meses. El tratamiento inicial consiste en aplicación de hielo, calor, masaje, estiramiento y eliminación de actividades que pueden agravar la fascitis plantar. Las ortesis permiten el apoyo del arco interno y a veces son eficaces para reducir los síntomas. Con frecuencia se colocan bandas o cintas en los pies y algunos pacientes se benefician de una férula nocturna para conservar el tobillo en posición neutra. Para aliviar los sín­ tomas se puede recurrir por un lapso breve a los NSAID en individuos en que los beneficios son mayores que los riesgos. También se ha demostrado eficacia de inyecciones locales de glucocorticoides, pero pudieran conlle­ var un mayor peligro de que se rompa la aponeurosis plantar. La fascioto­ mía plantar se reserva para individuos que no han mejorado después de utilizar tratamiento conservador por 6 a 12 meses, como mínimo. ■ LECTURAS ADICIONALES BucHBINDER R: Plantar fasciitis. N Engl J Med 350:2159, 2004. GRE1s AC et al.: Evaluation and nonsurgical management of rotator cuff calcific tendinopathy. Orthop Clin North Am 46:293, 2015. HARRISON AK, FLATOW EL: Subacromial impingement syndrome. J Am Acad Orthop Surg 19:701, 2011. l<IRCHGESNER T et al.: Drug-induced tendinopathy: From physiology to clini­ cal applications. Joint Bone Spine 81:485, 2014. NEVIASER AS, NEVIASER RJ: Adhesive capsulitis of the shoulder. J Am Acad Orthop Surg 19:536, 2011. ◢◤ Biblioteca Medica Virutal ◢◤
  • 4. En.doc11i:mología i metabolismo PARTE 12 Sección 1 Endocrinología Enfoque del paciente con trastornos endocrinos J. Larry Jameson I El manejo de los trastornos endocrinos requiere de un amplio conocimien­ to del metabolismo intermediario, de la fisiología reproductiva, del meta­ bolismo óseo y del crecimiento. En consecuencia, la práctica de la endocri­ nología está íntimamente ligada a un marco conceptual para entender la secreción hormonal, la acción hormonal y los principios del control de re­ troalimentación (cap. 370). El sistema endocrino se valora principalmente al cuantificar las concentraciones hormonales, dotando al médico una in­ formación diagnóstica valiosa. La mayoría de los trastornos del sistema en­ docrino son susceptibles de un tratamiento efectivo, una vez que se ha es­ tablecido el diagnóstico correcto. Los trastornos endocrinos por déficit, son tratados con reemplazo hormonal fisiológico; las condiciones de exceso de hormonas, que por lo general son ocasionadas por adenomas glandulares benignos, son tratadas extirpando quirúrgicamente los tumores o dismi­ nuyendo las concentraciones de hormonas con tratamiento médico. CAMPO DE LA ENDOCRINOLOGÍA La especialidad de la endocrinología comprende el estudio de las glándu­ las y de las hormonas que éstas producen. El término endocrino fue acuña­ do por Starling para contrastar las acciones de las hormonas secretadas internamente (endocrino) con aquellas secretadas externamente (exocrino) o hacia la luz, como el tubo gastrointestinal. El término hormona es deriva­ do de un vocablo griego que significa "poner en movimiento", y describe acertadamente las acciones dinámicas de las hormonas, para provocar res­ puestas celulares y regular procesos fisiológicos a través de mecanismos de retroalimentación. A diferencia de muchas otras especialidades en medicina, no es posi­ ble definir endocrinología de manera estricta por líneas anatómicas. Las glándulas endocrinas clásicas -hipófisis, tiroides, paratiroides, islotes pan­ creáticos, suprarrenales y gónadas- se comunican ampliamente con otros órganos a través del sistema nervioso, hormonas, citocinas y factores de crecimiento. Además de sus funciones sinápticas tradicionales, el cerebro produce un conjunto amplio de hormonas peptídicas, y esto ha originado la disciplina de la neuroendocrinología. A través de la producción de fac­ tores de liberación hipotalámicos, el sistema nervioso central (central ner­ vous system, CNS) ejerce una influencia regulatoria mayor sobre la secre­ ción de hormonas hipofisarias (cap. 371). El sistema nervioso periférico estimula la médula suprarrenal. Los sistemas endocrino e inmune también se encuentran íntimamente entrelazados. La hormona suprarrenal corti­ sol es un poderoso inmunosupresor. Las citocinas y las interleucinas (IL, interleukins) tienen efectos significativos sobre las funciones de la hipó­ fisis, la glándula suprarrenal, la tiroides y las gónadas. Enfermedades en­ docrinas comunes como la enfermedad tiroidea autoinmune y la diabetes mellitus tipo 1, son ocasionadas por la desregulación de la vigilancia y to­ lerancia inmunes. Enfermedades menos comunes como la falla poliglan­ dular, la enfermedad de Addison y la hipofisitis linfocítica, también tienen una base inmunológica. La interdigitación de la endocrinología con procesos fisiológicos en otras especialidades, en ocasiones oscurece el papel de las hormonas. Por ejemplo, las hormonas desempeñan una función importante en el man­ tenimiento de la presión arterial, el volumen intravascular y la resistencia periférica en el sistema cardiovascular. Sustancias vasoactivas como las ca­ tecolaminas, la angiotensina 11, la endotelina y el óxido nítrico participan en los cambios dinámicos del tono vascular, además de sus múltiples fun­ ciones en otros tejidos. El corazón es la fuente principal del péptido natri­ urético auricular, que actúa de manera endocrina clásica para inducir na­ triuresis en un órgano blanco distante (el riñón). La eritropoyetina, una hormona circulante tradicional, es producida en el riñón y estimula la eri­ tropoyesis en la médula ósea (cap. 59). El riñón participa de manera inte- gral en el eje renina-angiotensina (cap. 379) y es un blanco primario de varias hormonas, incluyendo la hormona paratiroidea (PTH, parathyroid hormone), los mineralocorticoides y la vasopresina. El tubo digestivo pro­ duce un número sorprendente de hormonas peptídicas, como colecistoci­ nina, grelina, gastrina, secretina y el péptido intestinal vasoactivo, entre muchas otras. Los tumores carcinoides y de los islotes pueden secretar can­ tidades excesivas de estas hormonas, ocasionando síndromes clínicos es­ pecíficos (cap. 80). Muchas de estas hormonas gastrointestinales también son producidas en el SNC, donde se comprenden poco sus funciones. El tejido adiposo produce leptina, que actúa a nivel central para controlar el apetito, junto con la adiponectina, la resistina y otras hormonas que regu­ lan el metabolismo. A medida de que hormonas como inhibina, grelina y leptina son descubiertas, son integradas en la ciencia y en la práctica de la medicina sobre la base de sus papeles funcionales, más que de sus tejidos de origen. La caracterización de los receptores de hormonas con frecuencia re­ vela relaciones inesperadas con factores de disciplinas no endocrinas. Por ejemplo, los receptores a la hormona de crecimiento (GH, groivth hormo­ ne) y la leptina, son miembros de la familia de receptores de citocinas. Los receptores acoplados a proteínas G (GPCR, G protein-coupled receptors), que median las acciones de muchas hormonas peptídicas, son utilizados en nu­ merosos procesos fisiológicosincluyendo la visión, el gusto y la neurotrans- . . ,, m1s1on. MECANISMOS PATOLÓGICOS DE ENFERMEDADES ENDOCRINAS Las enfermedades endocrinas pueden dividirse en tres tipos principales: 1) exceso de hormonas, 2) deficiencia de hormonas y 3) resistencia a hor­ monas (cuadro 369-1). ■ CAUSAS DE EXCESO DE HORMONAS Los síndromes de exceso de hormonas pueden ocurrir por el crecimiento neoplásico de células endocrinas, trastornos autoinmunitarios y adminis­ tración en exceso de hormonas. Los tumores endocrinos benignos, inclu­ yendo los de la paratiroides, de la hipófisis y los adenomas suprarrena­ les, con frecuencia mantienen la capacidad de producir hormonas, tal vez reflejando el hecho de que estos tumores están relativamente bien dife­ renciados. Muchos tumores endocrinos exhiben defectos sutiles en sus "puntos de ajuste" para retroalimentación negativa. Por ejemplo, en la en­ fermedad de Cushing, la inhibición alterada de la retroalimentación de la secreción de la hormona adrenocorticotrópica (ACTH, adrenocorticotropic hormone) se asocia con funcionamiento autónomo. Sin embargo, las célu­ las tumorales no son completamente resistentes a la retroalimentación, lo cual es evidenciado por la supresión de ACTH con dosis más altas de de­ xametasona (p. ej., la prueba con altas dosis de dexametasona) (cap. 379). Defectos similares del punto de ajuste son también típicos de los adeno­ mas paratiroideos y de los nódulos tiroideos que funcionan en forma au­ tónoma. Las bases moleculares de algunos tumores endocrinos, como los sín­ dromes de neoplasia endocrina múltiple (MEN, multiple endocrine neopla­ sia) (MEN 1, 2A, 2B), también han proporcionado una perspectiva impor­ tante sobre la tumorogénesis (cap. 381). La MEN 1 se caracteriza por la tríada de tumores paratiroideos, de islotes pancreáticos e hipofisarios. La MEN 2 predispone a carcinoma medular de tiroides, feocromocitoma e hi­ perparatiroidismo. El gen MENl, localizado en el cromosoma 11q13, codi­ fica un gen supresor tumoral putativo, la menina. De manera análoga al paradigma inicialmente descrito en el retinoblastoma, el individuo afecta­ do hereda una copia mutante del gen MENl, y la tumorogénesis resulta después de una segunda mutación somática ("segundo golpe") que ocasio­ na la pérdida de la función del gen MENl normal (a través de eliminación [deleción] o de mutaciones puntuales). A diferencia de la inactivación de un gen supresor tumoral, como ocu­ rre en la MEN 1 y en la mayoría de los otros síndromes de cáncer heredi­ tario, la MEN 2 es ocasionada por mutaciones activadoras en un solo alelo. En este caso, las mutaciones activadoras del protooncogén RET, que codi­ fica a un receptor de cinasa de tirosina, ocasiona, en la infancia, hiperplasia de células C tiroideas antes del desarrollo de carcinoma medular de tiroi­ des. El dilucidar este mecanismo patogénico ha permitido el tamizaje ge­ nético temprano para mutaciones de RET en individuos en riesgo de MEN 2, permitiendo la identificación de aquellos que pudieran beneficiarse de ◢◤ Biblioteca Medica Virutal ◢◤
  • 5. 26S0 trJ ::s o.. o n ... .... 2. o � ...� '< CD .. 2. .... Neoplásico Benigno Maligno Ectópico Adenomas hipofisarios,hiperparatiroidismo,nódulos tiroideos o suprarrenales autónomos,feocromocitoma Cáncer suprarrenal,cáncer medular de tiroides,carcinoide ACTH ectópica,secreción SIADH Neoplasia endocrina múltiple (MEN) Autoinmunitario MEN1,MEN2 Enfermedad deGraves Yatrógeno 1nfeccioso/inflamatorio Síndrome de Cushing, hipoglucemia Tiroiditis subaguda Mutaciones activadoras del receptor LH,TSH,Ca2+ , receptores de PTH,Gsa Hipofunción Autoinmunitaria Yatrógena Tiroiditis de Hashimoto,diabetes mellitus tipo 1,enfermedad de Addison,falla poliglandular Hipopituitarismo inducido por radiación,hipotiroidismo,quirúrgico 1nfeccioso/inflamatorio Mutaciones de hormonas Defectos enzimáticos Insuficiencia suprarrenal,sarcoidosis hipotalámica GH, LHB,FSHB,vasopresina Deficiencia de 21-hidroxilasa Defectos del desarrollo Deficiencia nutricional/vitamina Hemorragia/infarto Síndrome de Kallmann,síndrome de Turner,factores transcripcionales Deficiencia de vitamina D,deficiencia de yodo Síndrome de Sheehan,insuficiencia suprarrenal Resistencia a hormonas Mutaciones del receptor Membrana! Nuclear GH,vasopresina,LH,FSH, ACTH,GnRH,GHRH,PTH,leptina,Ca2 + AR,TR,VDR,ER,GR,PPARy Mutaciones en vías de señalización Posreceptor Osteodistrofia hereditaria de Albright Diabetes mellitus tipo 2,resistencia a la leptina ACTH, hormona adrenocorticotrópica; AR, receptor de andrógenos; ER, receptor de estrógenos; FSH, hormona foliculoestimulante; GHRH, hormona liberadora de la hormona del creci­ miento; GnRH, hormona liberadora de gonadotropinas; GR, receptor de glucocorticoides; LH, hormona luteinizante; PPAR, receptor activador del proliferador de peroxisomas; PTH, hor­ mona paratiroidea; SIADH, síndrome de secreción inapropiada de hormona antidiurética; TR, receptor de hormonas tiroideas; TSH, hormona estimulante de la tiroides; VDR, receptor de vitamina D. tiroidectomía profiláctica y del tamizaje bioquímico para feocromocitoma e hiperparatiroidismo. Se han identificado mutaciones que activan la señalización de recepto­ res de hormonas en varios GPCR. Por ejemplo, las mutaciones activadoras del receptor de hormona luteinizante (LH, luteinizing hormone) ocasionan una forma transmitida de manera dominante de pubertad precoz limitada a los varones, reflejando la estimulación prematura de la biosíntesis de testosterona en las células de Leydig (cap. 384). Las mutaciones activado­ ras de estos GPCR se localizanpredominantemente en los dominios trans­ membrana e inducen el acoplamiento del receptor a G5a aun en ausencia de hormona. En consecuencia, la adenilato ciclasa es activada y las con­ centraciones de monofosfato cíclico de adenosina (cAMP, cyclic adenosine monophosphate) incrementan en una manera que imita la acción hormonal. Un fenómeno similar resulta de las mutaciones activadoras en G5a. Cuan­ do estas mutaciones ocurren temprano en el desarrollo, ocasionan síndro­ me de McCune-Albright. Cuando ocurren sólo en los somatotropos, las mutaciones activadoras en Gsa ocasionan tumores secretores de GH y acro­ megalia (cap. 373). En la enfermedad autoinmune de Graves, la interacción de anticuer­ pos con el receptor de hormona estimulante de la tiroides (TSH, thyroid­ stimulating hormone), imita la acción de la TSH, ocasionando una sobre­ producción hormonal (cap. 375). De manera análoga a los efectos de las mutaciones activadoras de los receptores de TSH, estos autoanticuerpos estimuladores inducen cambios conformacionales que liberan al receptor de un estado restringido, y por tanto desencadenan el acoplamiento del re­ ceptor a las proteínas G. ■ CAUSAS DE DEFICIENCIA HORMONAL La mayoría de los ejemplos de estados de deficiencia hormonal se atribu­ yen a destrucción glandular ocasionada por autoinmunidad, cirugía, in­ fección, inflamación, infarto, hemorragia o infiltración tumoral (cuadro 369-1). El daño autoinmune a la glándula tiroides (tiroiditis de Hashimoto) y a las células de los islotes� pancreáticos (diabetes mellitus tipo 1), es una causa prevalente de enfermedad endocrina. Las mutaciones en varias hor­ monas, receptores de hormonas, factores de transcripción, enzimas y ca­ nales también pueden ocasionar deficiencia de hormonas. ■ RESISTENCIA A HORMONAS La mayoría de los síndromes graves de resistencia a hormonas se debe a defectos hereditarios en receptores de membrana, receptores nucleares, o en las vías que transducen las señales del receptor. Estos trastornos se ca­ racterizan por la acción hormonal defectuosa a pesar de la presencia de concentraciones incrementadas de hormona. Por ejemplo, en la resisten­ cia completa a los andrógenos, las mutaciones en el receptor de andróge­ nos resultan en una apariencia fenotípica femenina en varones genéticos (XY), a pesar de que las concentraciones de LH y testosterona estén incre­ mentadas (cap. 381). Además de estos trastornos genéticos relativamente poco frecuentes, las formas adquiridas más comunes de resistencia funcio­ nal a las hormonas incluyen: resistencia a la insulina en la diabetes melli­ tus tipo 2, resistencia a la leptina en la obesidad y resistencia a la GH en estados catabólicos. La patogenia de la resistencia funcional involucra la baja regulación del receptor y la desensibilización posreceptor de las vías de señalización; las formas funcionales de resistencia son generalmente reversibles. ■ VALORACIÓN CLÍNICA DE LOS TRASTORNOS ENDOCRINOS Como la mayoría de las glándulas son relativamente inaccesibles, la explo­ ración física por lo general se enfoca en las manifestaciones de exceso o deficiencia de hormonas, así como en la exploración directa de las glándu­ las palpables, como la tiroides y las gónadas. Por estas razones, es impor­ tante valorar a los pacientes en el contexto de los síntomas que presentan, revisión de los sistemas, historia familiar y social, y exposición a medica­ mentos que pueden afectar el sistema endocrino. Son necesarias habili­ dades clínicas experimentadas para detectar síntomas y signos sugestivos de enfermedad endocrina subyacente. Por ejemplo, un paciente con síndro­ me de Cushing puede manifestar hallazgos específicos, como redistribu­ ción de la grasa central, estrías y debilidad muscular proximal, además de las características observadas con frecuencia en la población general, co­ mo obesidad, plétora, hipertensión e intolerancia a la glucosa. De manera similar, el inicio insidioso de hipotiroidismo -con lentitud mental, fatiga, piel seca y otras características- puede ser difícil de distinguir de hallaz­ gos similares, inespecíficos en la población general. El juicio clínico que se ◢◤ Biblioteca Medica Virutal ◢◤
  • 6. basa en el conocimiento de la fisiopatología y la prevalencia de la enferme­ dad, es necesario para decidir cuándo emprender una evaluación más am­ plia de estos trastornos. Las pruebas de laboratorio desempeñan un papel esencial en la endocrinología, al permitir la evaluación cuantitativa de la dinámica y de las concentraciones hormonales. Las pruebas de imagen radiológicas como la tomografía computarizada (CT, computed tomogra­ phy), las imágenes por resonancia magnética (MRI, magneticresonance ima­ ging), la gammagrafía de tiroides y la ecografía, también se utilizan para el diagnóstico de trastornos endocrinos. Sin embargo, estas pruebas en gene­ ral se utilizan solamente después de que se ha establecido una alteración hormonal mediante pruebas bioquímicas. ■ CUANTIFICACIONES HORMONALES Y PRUEBAS ENDOCRINAS Los inmunoanálisis son la herramienta diagnóstica más importante en la endocrinología, debido a que permiten la determinación sensible, espe­ cífica y cuantitativa del estado estable y de los cambios dinámicos en las concentraciones hormonales. Los inmunoanálisis utilizan anticuerpos pa­ ra detectar hormonas específicas. En la actualidad, para muchas hormo­ nas peptídicas se utilizan dos anticuerpos diferentes para incrementar la afinidad y especificidad de unión. Existen muchas variaciones de estos análisis: un formato frecuente involucra el uso de un anticuerpo para captu­ rar el antígeno (hormona) sobre una superficie inmovilizada y un segundo anticuerpo, acoplado a una señal quimioluminiscente (análisis inmunoqui­ mioluminiscente [ICMA, immunochemiluminiscent assay]) o a una señal ra­ diactiva (análisis inmunorradiométrico [IRMA, immunoradiometric assay]), para detectar el antígeno. Estos análisis son lo suficientemente sensi­ bles para detectar las concentraciones de hormonas en plasma en el rango picomolar a nanomolar, y pueden distinguir fácilmente proteínas relacio­ nadas estructuralmente, tales como PTH, del péptido relacionado a PTH (PTHrP, PTH-related peptide). Diversas otrastécnicas sirven para cuantificar hormonas específicas, incluyendo espectrometría de masas, varias formas de cromatografía y métodos enzimáticos; en la actualidad se utilizan poco los bioanálisis. La mayoría de las cuantificaciones hormonales se basa en muestras de plasma o suero. Sin embargo, las determinaciones de hormonas en orina aún son útiles para la evaluación de algunas condiciones. La recolección de orina durante 24 h proporciona una evaluación integrada de la produc­ ción de una hormona o un metabolito, muchos de los cuales varían duran­ te el día. Es importante garantizar recolecciones completas de muestras de orina de 24 h; las cuantificaciones simultáneas de creatinina proporcionan un control interno de la idoneidad de la recolección y se pueden utilizar para normalizar algunas cuantificaciones hormonales. Una cuantificación de cortisol libre en orina de 24 h refleja ampliamente la cantidad de corti­ sol no unido, por tanto proporciona un índice razonable de hormona bio­ lógicamente disponible. Otras determinaciones en orina utilizadas con fre­ cuencia incluyen a los 17-hidroxicorticosteroides, los 17-cetoesteroides, el ácido vanililmandélico, la metanefrina, las catecolaminas, el ácido 5-hidroxi­ indolacético y el calcio. El valor de las determinaciones cuantitativas de hormonas yace en su correcta interpretación en un contexto clínico. El rango normal de la ma- yoría de las hormonas es relativamente amplio, a menudo varía por un fac­ tor de dos a diez veces. Los rangos normales para muchas hormonas son sexo y edad específicos. Por tanto, el utilizar la base de datos normativa correcta, es una parte esencial de la interpretación de las pruebas hor­ monales. La naturaleza pulsátil de las hormonas y de los factores que pue­ den afectar a su secreción, tales como el sueño, alimentos y medicamen­ tos, también debe ser considerada. Los valores de cortisol incrementan cinco veces entre la media noche y la madrugada; las concentraciones de hormonas reproductivas varían dramáticamente durante el ciclo mens­ trual femenino. Para muchos sistemas endócrinos, se puede obtener bastante informa­ ción de las pruebas hormonales basales, en particular cuando diferentes componentes de un eje endocrino son evaluados simultáneamente. Por ejemplo, las concentraciones disminuidas de testosterona e incrementadas de LH sugieren un problema gonadal primario, mientras que un trastorno hipotalámico-hipofisario es probable si la testosterona y la LH se encuen­ tran disminuidas. Debido a que la TSH es un indicador sensible de la fun­ ción tiroidea, generalmente se recomienda como prueba de primera línea para los trastornos tiroideos. Una concentración elevada de TSH casi siem­ pre es el resultado de hipotiroidismo primario, mientras que una TSH dis­ minuida con frecuencia es ocasionada por tirotoxicosis. Estas predicciones se pueden confirmar mediante la determinación del índice de tiroxina li­ bre. En la circunstancia menos común cuando la tiroxina libre y la TSH se encuentran disminuidas, es importante considerar hipotiroidismo secun­ dario ocasionado por enfermedadhipotalámica-hipofisaria. Las concentra­ ciones de PTH y calcio elevadas sugieren hiperparatiroidismo, mientras que la PTH está disminuida en la hipercalcemia ocasionada por enferme­ dad granulomatosa o neoplásica. Una ACTH reducida en el escenario de hipercortisolemia, o de cortisol libre en orina aumentado, se observa en adenomas suprarrenales hiperfuncionantes. No es infrecuente, sin embargo, que las concentraciones hormonales basales asociadas con condiciones endocrinas patológicas se solapen con el rango normal. En esta circunstancia, la prueba dinámica es útil para se­ parar los dos grupos. Existe una multitud de pruebas endocrinas dinámi­ cas, pero todas se basan en principios de regulación por retroalimentación, y la mayoría de las respuestas se pueden racionalizar en base a principios que gobiernan la regulación de ejes endocrinos. Las pruebas de supresión se utilizan en el contexto de sospecha de hiperfunción endocrina. Un ejem­ plo es la prueba de supresión con dexametasona, utilizada para valorar el síndrome de Cushing (caps. 373 y 379). Las pruebas de estimulación en ge­ neral se utilizan para evaluar la hipofunción endocrina. Por ejemplo, la prueba de estimulación con ACTH se utiliza para evaluar la respuesta de la glándula suprarrenal en pacientes con sospecha de insuficiencia supra­ rrenal. Otras pruebas de estimulación utilizan factores de liberación hi­ potalámicos tales como la hormona liberadora de corticotropina (CRH, corticotropin-releasing hormone) y la hormona liberadora de hormona de cre­ cimiento (GHRH, growth hormone-releasing hormone), para evaluar la reser­ va hormonal hipofisaria (cap. 373). La hipoglucemia inducida por insulina también evoca las respuestas hipofisarias de ACTH y GH. En la actualidad, las pruebas de estimulación basadas en la reducción o inhibición de hor­ monas endógenas se utilizan con poca fr,ecuencia. Los ejemplos incluyen la TRASTORNO PREVALENCIA APROXIMADA EN ADULTOSª RECOMENDACIONES DE TAMIZAJE/PRUEBASb CAPÍTULO(S) Obesidad Diabetes mellitus tipo 2 Hiperlipidemia 36% BMI >30 Calcular BMI 395 70% BMI >25 >8% 20-25% Medir circunferencia de cintura Excluir causas secundarias Considerar complicaciones de comorbilidades Comenzar a los 45 años de edad, tamizar cada 3 años o antes en grupos de alto riesgo: Glucosa plasmática en ayuno (FPG, fasting plasma g/ucose} >126 mg/100 ml Glucosa plasmática al azar >200 mg/100 ml Una HbA1c elevada Considerar complicaciones de comorbilidades 396 Tamizaje de colesterol al menos cada 5 años; con más frecuencia en 400 grupos de alto riesgo Análisis de lipoproteínas (LDL, HDL} para colesterol aumentado, CAD, diabetes Considerar causas secundarias (continúa) 2651 tl1 =- o CD o. !!. • n .... CD CD n o =­ � o "'I =­ o u, CD o n "'I .... u, ◢◤ Biblioteca Medica Virutal ◢◤
  • 7. 2652 TRASTORNO Síndrome metabólico Hipotiroidismo Enfermedad de Graves Nódulos tiroideos y neoplasia Osteoporosis Hiperparatiroidismo Infertilidad Síndrome de ovarios poliquísticos Hirsutismo Menopausia Hiperprolactinemia Disfunción eréctil Hipogonadismo, masculino Ginecomastia Síndrome de Klinefelter Deficiencia de vitamina D Síndrome de Turner PREVALENCIA APROXIMADA EN ADULTOSª RECOMENDACIONES DE TAMIZAJE/PRUEBASb 35% Medir circunferencia de cintura, FPG, BP, lípidos 5-10% mujeres TSH; confirmar con T4 libre 0.5-2% varones 1-3% mujeres 0.1% varones 2-5% palpable >25% por ultrasonido 5-10% mujeres 2-5% varones 0.1-0.5%, mujeres > varones 10% de las parejas 5-10%, mujeres 5-10% Tamizar a las mujeres después de los 35 años y posteriormente cada 5 años TSH, T4 libre Exploración física de la tiroides Biopsia por aspiración con aguja fina Mediciones de densidad mineral ósea en mujeres >65 años o en mujeres posmenopáusicas o varones en riesgo Excluir causas secundarias Calcio en suero PTH, si el calcio está elevado Valorar condiciones de comorbilidad Investigar a ambos miembros de la pareja Análisis de semen en los varones Evaluar ciclos ovulatorios en la mujer Pruebas específicas como esté indicado Testosterona libre, DHEAS Considerar condiciones de comorbilidad Testosterona libre, DHEAS Excluir causas secundarias Pruebas adicionales como esté indicado Mediana de edad, 51 FSH 15% en mujeres con amenorrea o galactorrea Concentración de PRL 10-25% 1-2% 15% 0.2%, varones 10% 0.03%, mujeres MRI, si no hay algún medicamento relacionado Historia cuidadosa, PRL, testosterona Considerar causas secundarias (p. ej., diabetes} Testosterona, LH Con frecuencia las pruebas no están indicadas Considerar síndrome de Klinefelter Considerar medicamentos, hipogonadismo, enfermedad hepática Cariotipo Testosterona Cuantificar 25-OH vitamina D en suero Considerar causas secundarias Cariotipo Considerar condiciones de comorbilidad CAPÍTULO(S) 401 377 376 378 404 403 384,385 385 387 388 373 390 384 384 383 402 383 ª La prevalencia de la mayoría de los trastornos varía entre los grupos étnicos y con el envejecimiento. Los datos están basados principalmente en la población de Estados Unidos. b Véanse capítulos individuales para información adicional sobre evaluación y tratamiento. Las pruebas de detección temprana están indicadas en pacientes con signos y síntomas de en­ fermedad y en aquellos con riesgo incrementado. BMI, índice de masa corporal; BP, presión arterial; CAD, enfermedad arterial coronaria; DHEAS, dehidroepiandrosterona; FSH, hormona foliculoestimulante; HbA1c, hemoglobina A,c; HDL, lipoproteínas de alta densidad; LDL, lipoproteínas de baja densidad; LH, hormona luteinizante; MRI, imágenes por resonancia magnética; PRL, prolactina; PTH, hormona paratiroidea; TSH, hormona estimulante de la tiroides. inhibición de la biosíntesis de cortisol con metirapona y la inhibición de la retroalimentación de estrógenos con clomifeno. ■ TAMIZAJE Y VALORACIÓN DE TRASTORNOS ENDOCRINOS COMUNES Muchos trastornos endocrinos son prevalentes en la población adulta (cua­ dro 369-2) y se pueden diagnosticar y tratar por internistas generales, mé­ dicos familiares u otros especialistas de atención primaria a la salud. La alta prevalencia y el impacto clínico de ciertos trastornos endocrinos justi­ fica la búsqueda de las características de estos trastornos durante los exá­ menes físicos de rutina; el tamizaje por laboratorio está indicado en pobla­ ciones seleccionadas de alto riesgo. ■ LECTURAS ADICIONALES GoLDEN SH et al.: Prevalence and incidence of endocrine and metabolic disorders in the United States: A comprehensive review. J Clin Endocri­ no! Metab 94:1853, 2009 GoLDEN SH et al.: Health disparities in endocrine disorders: Biological, clinical, and nonclinical factors-an Endocrine Society Scientific State­ ment. J Clin Endocrino! Metab 97:El579, 2012. JAMESON JL, DEGROOT LJ (eds): Endocrinology: Adult and Pediatric, 7th ed. Philadelphia, Elsevier, 2016. LoRIAUX DL: A Biographical History of Endocrinology. Hoboken, Wiley Blackwelt 2016. MELMED S, PoLONSKY KS, LARSEN PR, KRONENBERG HM (eds): Williams Text­ book of Endocrinology, 13th ed. Philadelphia, Elsevier, 2016. ◢◤ Biblioteca Medica Virutal ◢◤
  • 8. Mecanismos de acción,· hormonal J. Larry Jameson ..... .. Las hormonas actúan como un sistema de comunicación en el interior del organismo. El sistema endocrino, compuesto de glándulas y las hormonas que secretan, interactúa con todos los demás sistemas fisiológicos para regular el crecimiento, el metabolismo, la homeostasia y la reproducción. Las hormonas circulan y actúan por medio de receptores en los tejidos sen­ sibles a ellas y por ello integran las respuestas fisiológicas con estímulos externos o internos. Por ejemplo, el ciclo de luz y oscuridad, que se percibe gracias a la vista, modula la hormona liberadora de corticotropina (CRH, corticotropin-releasinghormone) hipotalámica, que intensifica la producción de hormona adrenocorticotrópica hipofisaria (ACTH, adrenocorticotropic hormone), lo que conduce a que las suprarrenales produzcan más cortisol antes de que la persona se despierte por la mañana. A su vez, el cortisol en mayor cantidad circula en todo el cuerpo y actúa por medio del receptor de glucocorticoides en el núcleo celular para activar innumerables programas genéticos que influyen en elmetabolismo, el aparato cardiovascular, la con­ ducta y el sistema inmunitario. Este capítulo ofrece una revisión general de los diversos tipos de hormonas y la manera como actúan a nivel celular para controlar innumerables procesos fisiológicos. CLASES DE HORMONAS Las hormonas pueden dividirse en cinco tipos principales: 1) derivados de aminoácidos, como dopamina, catecolamina y hormona tiroidea; 2) neuro­ péptidos pequeños, como hormona liberadora de gonadotropina (GnRH), hormona liberadora de tirotropina (TRH), somatostatina y vasopresina; 3) proteínas grandes, como insulina, hormona luteinizante (LH) y hormona paratiroidea (PTH); 4) hormonas esteroideas, como cortisol y estrógenos sin­ tetizados de precursores con base de colesterol, y 5) derivados de vitamina, como retinoides (vitamina A) y vitamina D. Diversosfactores de crecimiento peptídicos, la mayor parte de los cuales tiene efecto local, comparten accio­ nes con las hormonas. Como regla, los derivados de aminoácidos y las hor­ monas peptídicas interactúan con receptores en la membrana superficial celular. Los esteroides, hormonas tiroideas, vitamina D y retinoides son liposolubles e interactúan con receptores intracelulares nucleares, aunque muchos también lo hacen con los receptores de membrana o proteínas de señalización intracelular. ■ FAMILIAS DE HORMONAS Y RECEPTORES Las hormonas y receptores pueden agruparse en familias, basadas en simi­ litudes estructurales y orígenes evolutivos (cuadro 370-1). La evolución de estas familias genera vías diversas, pero muy selectivas, de acción hormonal. La identificación de estas relacionesha sido útil para extrapolar la informa­ ción obtenida de una hormona o receptor a otros miembros de la familia. La familia de hormonas glucoproteínicas, formada por la hormona es­ timulante de la tiroides (TSH), hormona estimulante del folículo (FSH), LH y gonadotropina coriónica humana (hCG), ilustra muchas características de las hormonas relacionadas por su evolución. Las hormonas glucoproteí­ nicas son heterodímeros que comparten la subunidad a; las subunidades B son distintas y confieren las acciones biológicas específicas. La morfo­ logía tridimensional general de las subunidades B es similar, lo cual refleja las localizaciones de los enlaces disulfuro conservados que restringen la conformación de las proteínas. La clonación de los genes de la subunidad B de múltiples especies sugiere que esta familia surgió de un gen ancestral común, quizá por duplicación génica y divergencia subsiguiente para desa­ rrollar nuevas funciones biológicas. A medida que las familias hormonales crecen y divergen, sus recepto­ res deben co-evolucionar para desarrollar nuevas funciones biológicas. Por ejemplo, los receptores acoplados a la proteína G (GPCR, G protein-coupled receptors) relacionados evolucionaron por cada una de las hormonas glu­ coproteínicas. Estos receptores tienen estructura similar y cada uno se aco­ pla de manera predominante con la vía de señalización Gs<x. Sin embargo, hay una superposición mínima de unión hormonal. Por ejemplo, la TSH se une de modo muy específico con el receptor de TSH, pero tiene inter­ acción mínima con los receptores de LH u FSH. No obstante, puede ha­ ber consecuencias fisiológicas sutiles de reactividad cruzada hormonal con otros receptores. Las concentraciones muy altas de hCG en el embarazo estimulan al receptor de TSH y aumentan la concentración de hormonas Adrenérgico,LH, FSH,TSH Glucagón,PTH, PTHrP,ACTH,MSH, GHRH,CRH Adrenérgico, somatostatina TRH,GnRH Gsa adenilato ciclasa Estimulación de la síntesis de AMP cíclico,proteína cinasa A Conductos del Ca2+ Calmodulina,cinasas dependientes de Ca2+ G¡a Inhibición de la síntesis de AMP cíclico Activación de conductos del K+ ,Ca2+ Fosfolipasa C,diacilglicerol,IP3, pro­ teína cinasa C,conductos del ca+ de- Gq ,G11 pendientes del voltaje Receptor con actividad de tirosina cinasa Insulina,IGF-1 EGF,NGF Tirosina cinasas,IRS MAP cinasas,PI 3 cinasa; AKT Tirosina cinasas,ras Raf,MAP cinasas,RSK Activina,TGF-B,MIS Serina cinasa Smads IP3, trifosfato de inositol; IRS, sustratos del receptor de insulina; MAP, proteína activada por mitógeno; MSH, hormona estimulante del melanocito; NGF, factor de crecimiento nervioso; PI, fosfatidilinositol; RSK, cinasa ribosómica 56; TGF-P, factor p de crecimiento transforma­ dor. Para todas las demás abreviaturas, véase el texto. Hay que observar que la mayor parte de los receptores interactúa con múltiples efectores y activan redes de vías de seña­ lización. tiroideas, lo que produce un descenso compensatorio de la TSH por vía de la inhibición de la retroalimentación. La insulina, el factor de crecimiento similar a la insulina I (IGF-I) y el IGF-II tienen similitudes estructurales que resultan más evidentes cuando se comparan las formas precursoras de las proteínas. A diferencia del alto grado de especificidad de las hormonas glucoproteínicas, hay una activi­ dad cruzada moderada entre los miembros de la familia insulina/IGF. Las concentraciones altas de un precursor del IGF-II producido por ciertos tu­ mores (p. ej., sarcomas) puede causar hipoglucemia, en parte porque se une con los receptores para insulina y para IGF-I (cap. 403). Las concen­ traciones altas de insulina también se unen con el receptor para IGF-I, lo que quizá explique algunas de las manifestaciones clínicas de trastornos con hiperinsulinemia crónica. Otro ejemplo relevante de la acción cruzada de los receptores es el de la PTH y el péptido vinculado con hormona paratiroidea (PTHrP) (cap. 403). La PTH se produce en las glándulas paratiroides, en tanto que el PTHrP se expresa en concentraciones altas durante el desarrollo y en presencia de diversos tumores (cap. 89). Estas hormonas tienen una secuen­ cia de aminoácidos semejante, sobre todo en las regiones finales amino. Ambas hormonas se unen al receptor para PTHlR que se expresa en el hueso y los riñones. Por tanto, la producción excesiva de cualquiera de esas hormonas puede ocasionar hipercalcemia e hipofosfatemia, lo que dificul­ ta distinguir el hiperparatiroidismo de la hipercalcemia de la neoplasia ma­ ligna sólo con la química sanguínea. Sin embargo, ahora las pruebas sensi­ bles y específicas para PTH y PTHrP permiten diferenciar estos trastornos con mayor facilidad. Con base en su especificidad por sitios de unión con DNA, la familia de receptores nucleares puede subdividirse en receptores tipo 1 (receptor glucocorticoide, receptor mineralocorticoide, receptor androgénico, recep­ tor estrogénico, receptor progestágeno) que se unen con esteroides, y re­ ceptores tipo 2 (receptor para hormona tiroidea, receptor para vitamina D, receptor para ácido retinoico, receptor activado para proliferador de peri­ xosoma), que se unen con la hormona tiroidea, vitamina D, ácido retinoico o derivados lipídicos. Hay algunos dominios funcionales de los receptores nucleares, como los dominios de unión con DNA de los dedos de zinc, que son elementos muy conservados. Sin embargo, las diferencias selecti­ vas en aminoácidos dentro de este dominio confieren especificidad a la se­ cuencia de DNA. Los dominios para unión con hormonas son más varia­ bles y generan una gran diversidad en el conjunto de moléculas pequeñas que se unen con receptores nucleares diferentes. Con pocas excepciones, la unión hormonal es muy específica para un solo tipo de receptor nuclear. Los receptores para glucocorticoides y mineralocorticoides son una excep- 2653 e, n .... en a o en g. e, s» n n .... o� =­ ::r o ... a o =­ !. ◢◤ Biblioteca Medica Virutal ◢◤
  • 9. 2654 ción. Como el receptor de mineralocorticoide también tiene una gran afi­ nidadde unión con glucocorticoides, una enzima (llB-hidro:xiesteroide des­ hidrogenasa) de las células tubulares renalesdesactiva los glucocorticoides, lo que genera respuestas selectivas a mineralocorticoides como la aldoste­ rona. Sin embargo, cuando hay concentraciones muy altas de glucocor­ ticoides, como en el síndrome de Cushing, la vía de degradación gluco­ corticoide se satura, lo que permite que el cortisol abundante tenga efectos mineralocorticoides (retención de sodio, pérdida de potasio). Este fenóme­ no es muy marcado en los síndromes con hormona adrenocorticotrópica (ACTH) ectópica (cap. 379). Otro ejemplo de baja especificidad del recep­ tor nuclear es el receptor estrogénico, que puede unirse con diversos com­ puestos, algunos de los cuales poseen poca similitud estructural aparente con el estradiol, el ligando de alta afinidad. Esta característica del recep­ tor estrogénico lo hace susceptible a la activación por "estrógenos ambien­ tales", como resveratrol, octilfenol y muchos otros hidrocarburos aromá­ ticos. Sin embargo, esta falta de especificidad ofrece la oportunidad de sintetizar una serie importante de antagonistas con utilidad clínica (p. ej., tamoxifeno) y moduladores selectivos de la respuesta a estrógenos (SERM, selective estrogen response modulators), como raloxifeno. Estos compuestos crean conformaciones particulares que alteran las interacciones del recep­ tor con componentes de los mecanismos de transcripción (véase más ade­ lante), lo que explica sus acciones singulares. ■ SÍNTESIS Y PROCESAMIENTO DE HORMONAS La síntesis de hormonas peptídicas y sus receptores se produce por una vía típica de expresión génica: transcripción ➔ mRNA ➔ proteína ➔ pro­ cesamiento proteínico posterior a la traducción ➔ clasificación intracelular, seguida de su integración a la membrana o su secreción. Muchas hormonas están incluidas en polipéptidos precursores más grandes que se someten a proteólisis para generar la hormona con activi­ dad biológica. Algunos ejemplos son la proopiomelanocortina (POMC) ➔ ACTH; proglucagón ➔ glucagón; proinsulina ➔ insulina; y pro-PTH ➔ PTH, entre otros. En muchos casos, como la POMC y el proglucagón, es­ tos precursores generan múltiples péptidos con actividad biológica. Es interesante que los precursores casi nunca tengan actividad, lo que qui­ zá sume un nivel más en la regulación. La conversión a partir de prohor­ monas no sólo ocurre para las hormonas peptídicas, sino también para ciertos esteroides (testosterona ➔ dihidrotestosterona) y hormona tiroidea (T4 ➔ T3). El procesamiento del precursor peptídico tiene una relación cercana con las vías de clasificación intracelulares que transportan las proteínas a las vesículas y enzimas apropiadas, lo que activa pasos de división especí­ ficos, seguidos de plegamiento y translocación de las proteínas a las vesícu­ las secretoras. Las hormonas destinadas a la secreción se desplazan por el retículo endoplásmico bajo la guía de la secuencia señalizadora del extre­ mo amino, que luego se separa. Los receptores de la superficie celular se insertan en el interior de la membrana mediante segmentos cortos de ami­ noácidos hidrófobos que permanecen incrustados dentro de la bicapa lipí­ dica. Durante la translocación por el aparato de Golgi y el retículo endo­ plásmico, las hormonas y receptores se someten a diversas modificaciones postraduccionales, como glucosilación y fosforilación, que modifican la con­ formación de la proteína, cambian su semivida circulante y alteran su ac­ tividad biológica. La síntesis de la mayor parte de las hormonas esteroideas se basa en modificaciones del precursor, el colesterol. Se necesitan múltiples pasos enzimáticos regulados para la síntesis de testosterona (cap. 384), estradiol (cap. 385), cortisol (cap. 379) y vitamina D (cap. 402). Esta gran cantidad de pasos sintéticos predispone a múltiples trastornos genéticos y adquiri­ dos en la esteroidogénesis. Los genes endocrinos contienen elementos de DNA reguladores simi­ lares a los que se encuentran en muchos otros genes, pero su control tan preciso por las hormonas refleja la presencia de elementos de respuesta hormonal específicos. Por ejemplo, los genes de la TSH se reprimen de ma­ nera directa por las hormonas tiroideas que actúan a través del receptor de hormona tiroidea (TR), integrante de la familia de receptores nucleares. La expresión génica de enzimas esteroidogénicas necesita factores de trans­ cripción específicos, como el factor esteroidogénico 1 (SF-1), que actúa jun­ to con las señales transmitidas por hormonas tróficas (p. ej., ACTH o LH). Una vez activado, SF-1 funciona como un regulador maestro e induce di­ versos genes indispensables para las vías metabólicas y esteroidógenas para la síntesis de esteroides. En algunas hormonas, una parte importante de la regulación ocurre en la eficiencia de la traducción. Aunque la biosín­ tesis de insulina exige la transcripción génica continua, está regulada so­ bre todo al nivel de la traducción y la secreción como respuesta a las con­ centraciones altas de glucosa o aminoácidos. ■ SECRECIÓN, TRANSPORTE Y DEGRADACIÓN DE HORMONAS La concentración de una hormona depende de la velocidad de su secre­ ción y su semivida circulante. Después del procesamiento proteínico, las hormonas peptídicas (p. ej., GnRH, insulina, hormona del crecimiento [GH]) se almacenan en gránulos secretorios. A medida que estos gránulos maduran, se sitúan debajo de la membrana plasmática para su liberación inminente a la circulación. En muchos casos, el estímulo para la secreción hormonal es un factor liberador o una señal neural que induce cambios rápidos en las concentraciones intracelulares de calcio, lo que conduce a la fusión del gránulo secretorio con la membrana plasmática y la liberación de su contenido al ambiente extracelular y la corriente sanguínea. En cam­ bio, las hormonas esteroideas se difunden a la circulación conforme se sin­ tetizan. Por tanto, sus velocidades de secreción coinciden con su velocidad de síntesis. Por ejemplo, para inducir la esteroidogénesis, la ACTH y la LH estimulan la actividad de la proteína reguladora aguda esteroidógena (StAR, steroidogenic acute regulatory) (transporta colesterol a la mitocon­ dria), además de otros pasos limitantes de la velocidad (p. ej., enzima se­ paradora de la cadena colateral del colesterol, CYPllAl) en la vía de la esteroidogénesis. El transporte y degradación hormonal dictan la rapidez con la que una señal hormonal decae. Algunas señales hormonales son evanescentes (p. ej., somatostatina), en tanto que otras son prolongadas (p. ej., TSH). Como la somatostatina tiene efectos en todos los tejidos, su semivida corta posi­ bilita el control local de su concentración y actividad. Las modificaciones estructurales que afectan la degradación de la somatostatina sirven para generar análogos terapéuticos de acción prolongada, como el octreótido (cap. 373). Por el contrario, las acciones de la TSH son muy específicas pa­ ra la glándula tiroides. Su semivida prolongada explica la concentración sé­ rica relativamente constante, aunque la TSH se secrete en pulsos diferentes. Es importante conocer la semivida de la hormona circulante para lo­ grar la sustitución hormonal fisiológica, dado que la frecuencia de admi­ nistración y el tiempo necesario para alcanzar el estado estable están muy vinculados con la velocidad de degradación hormonal. Por ejemplo, la se­ mivida circulante de T4 es de 7 días. Por consiguiente, se necesita >1 mes para alcanzar un nuevo estado estable, y una sola dosis al día es suficien­ te para conseguir concentraciones hormonales constantes. Por el contra­ rio, la semivida de T3 es de 1 día. Su administración produce concentracio­ nes séricas más dinámicas y debe suministrarse dos o tres veces al día. De igual manera, los glucocorticoides sintéticos tienen semividas muy va­ riables; los de semivida prolongada (p. ej., dexametasona) producen una mayor supresión del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA). Casi to­ das las hormonas peptídicas (p. ej., ACTH, GH, prolactina [PRL], PTH, LH) tienen semivida corta (<20 min), lo que genera aumentos pronuncia­ dos de la secreción y declive. La única manera exacta de obtener el perfil de la frecuencia y amplitud de los pulsos de estas hormonas consiste en medir su concentración en muestras sanguíneas obtenidas con frecuencia (cada 10 min o menos) durante un periodo largo (8 a 24 h). Como esto no es práctico en el entorno clínico, una alternativa es acumular tres o cuatro muestras obtenidas a intervalos de 30 min, o interpretar los resultados en el contexto de un intervalo normal relativamente amplio. La degradación hormonal rápida es útil en algunas situaciones clínicas. Por ejemplo, la se­ mivida corta de PTH permite usar las mediciones transoperatorias de esta hormona para confirmar la extirpación exitosa de un adenoma. Esto tiene un valor diagnóstico particular cuando existe la posibilidad de enferme­ dad multicéntrica o hiperplasia paratiroidea, como ocurre en la neoplasia endocrina múltiple (MEN, multiple endocrine neoplasia) o en la insuficien­ cia renal. Muchas hormonas circulan en asociación con proteínas séricas de unión. Los ejemplos incluyen 1) la unión de T4 y T3 con la globulina trans­ portadora de tiroxina (TBG), albúmina y prealbúmina transportadora de tiroxina (TBPA, thyroxine-binding prealbumin); 2) la unión de cortisol con la globulina transportadora de cortisol (CBG, cortisol-binding globulin): 3) la unión de andrógenos y estrógeno con la globulina transportadora de hor­ monas sexuales (SHBG, sex hormone-binding globulin); 4) la unión de IGF-1 y IGF-11 con múltiples proteínas transportadoras de IGF (IGFBP, IGF-bin­ ding proteins); 5) interacciones de la GH con la proteína transportadora de GH (GHBP, growth hormone-binding protein), un fragmento circulante del dominio extracelular del receptor para GH, y 6) la unión de la activina con la folistatina. Estas interacciones representan un reservorio hormonal, im­ piden la degradación rápida de las hormonas libres, limitan el acceso de la hormona a determinados sitios (p. ej., el IGFBP) y modulan la concentra­ ción de hormona libre. Aunque se identificaron diversas anomalías en las proteínas de unión, muchas tienen pocas consecuencias clínicas, aparte de generar problemas diagnósticos. Por ejemplo, la deficiencia de TBG redu- ◢◤ Biblioteca Medica Virutal ◢◤
  • 10. ce mucho la concentración de hormona tiroidea total, pero las concentra­ ciones libres de T4 y T3 permanecen normales. La hepatopatía y algunos fármacos también influyen en la cantidad de proteínas de unión (p. ej., el estrógeno aumenta la TBG) o desplazan a las hormonas de sus proteínas de unión (p. ej., el salsalato desplaza la T4 de la TBG). En general, sólo la hormona libre está disponible para interactuar con los receptores y, por tanto, induce una respuesta biológica. Las alteraciones transitorias en las proteínas de unión cambian la concentración de hormona libre, lo que a su vez induce adaptaciones compensatorias mediante ciclos de retroalimen­ tación. Los cambios en la SHBG en mujeres son una excepción a este me­ canismo auto-correctivo. Cuando la SHBG disminuye por resistencia a la insulina o exceso de andrógeno, la concentración de testosterona libre au­ menta, lo que puede causar hirsutismo (cap. 387). El aumento de la testos­ terona libre no induce una compensación adecuada mediante retroalimen­ tación porque el estrógeno, no la testosterona, es el principal regulador del eje reproductivo. Una excepción más a la hipótesis de la hormona libre se refiere a la megalina, un miembro de la familia de receptores de lipoproteína de baja densidad (LDL, loiv-density lipoprotein) que sirve como receptor endocitó­ tico para la tiroglobulina, las vitaminas A y D unidas con transportador, y los andrógenos y estrógenos unidos conSHBG. Después de la interioriza­ ción, las proteínas portadoras se degradan en lisosomas y liberan sus ligan­ dos unidos dentro de las células.También se han identificado transportado­ res de membrana para las hormonas tiroideas. La degradación hormonal puede ser un mecanismo importante para regular las concentraciones locales. Como se indicó antes, la 11B-hidroxi­ esteroide deshidrogenasa desactiva a los glucocorticoides en las células tu­ bulares renales, lo que impide las acciones mediadas por el receptor de mineralocorticoide. Las desyodinasas con acción en la hormona tiroidea convierten T4 en T3 y pueden desactivar a esta última. Durante el desarro­ llo, la degradación de ácido retinoico por acción de CYP26b1 impide que las células germinales primordiales en el varón inicien la meiosis, como ocurre en el ovario femenino. ■ ACCIÓN HORMONAL MEDIANTE RECEPTORES Los receptores para hormonas se dividen en dos clases principales: de membrana y nucleares. Los receptores de membrana se unen sobre todo con hormonas peptídicas y catecolaminas; los nucleares se unen con moléculas pequeñas las cuales se difunden en toda la membrana celular, como los esteroides y la vitamina D. Hay algunos principios generales que se apli­ can a las interacciones entre hormona-receptor, cualquiera que sea la clase de este último. Las hormonas se unen con sus receptores de manera espe­ cífica y con una afinidad que coincide las más de las veces con el intervalo dinámico de las concentraciones sanguíneas de la hormona. Las concen­ traciones bajas de hormona libre (casi siempre 10-12 a 10-9 M) se unen y separan con rapidez de sus receptores en una reacción bimolecular, por lo que la ocupación del receptor en cualquier momento determinado guarda relación con la concentración hormonal y la afinidad del receptor por la hormona. El número de receptores varía mucho con los tejidos blanco, y es uno de los principales determinantes de las res- puestas tisulares específicas a las hormonas circulan- y forman un saco hidrófobo con el cual se acoplan determinados ligandos pequeños. La unión hormonal induce cambios en la conformación de es­ tos dominios, lo que produce cambios estructurales en el dominio intrace­ lular, que es el sitio de unión para las proteínas G. La extensa familia de proteínas G, llamadas así porque se unen con nu­ cleótidos de guanina (trifosfato de guanosina [GTP], difosfato de guano­ sina [GDP]), proporciona una gran diversidad para el acoplamiento de receptores con distintas vías de señalización. Las proteínas G forman un complejo heterotrimérico compuesto por varias subunidades a, y BY (fig. 370-2). La subunidada, contiene el sitio de unión con el nucleótido de gua­ nina e hidroliza el GTP ➔ GDP. Las subunidades BY tienen una relación muy cercana y modulan la actividad de la subunidad a, además de mediar sus propias vías de señalización del efector. La actividad de la proteína G está regulada por un ciclo que incluye hidrólisis de GTP e interacciones dinámicas entre las subunidades a, y aB. La unión de la hormona con el receptor induce la disociación de GDP, lo que permite que Ga, se una con GTP y se separe del complejo aB. En estas condiciones se activa la subuni­ dad Ga, y media la transducción de la señal a través de varias enzimas, como la adenilato ciclasa y la fosfolipasa C. La hidrólisis del GTP a GDP permite que vuelva a asociarse con las subunidades BY y restaura el esta­ do inactivo. Las proteínas G interactúan con otras proteínas celulares, co­ mo cinasas, canales, cinasas receptoras acopladas con proteína G (GRK) y arrestinas, que median la señalización, así como la desensibilización y re­ ciclaje del receptor. Diversas endocrinopatías son consecuencia de mutaciones de los re­ ceptores de GPCR que alteran sus interacciones con las proteínas G (cua­ dro 370-2). En general, las mutaciones con pérdida de la función suelen ser recesivas e inactivan la vía de señalización hormonal correspondiente. Muchos de estos receptores son importantes para el desarrollo y también la señalización, por loque los cuadros clínicos suelen parecerse a síndromes de insuficiencia glandular (p. ej., mutaciones en LH-R, FSH-R, TSH-R). Las mutaciones con ganancia de función constituyen un mecanismo más com­ plejo. Algunas mutaciones escogidas inducen cambios en la conformación en GPCR que simulan el estado activado inducido en circunstancias nor­ males por la unión hormonal. Tales mutaciones originan un estado consti­ tucionalmente activo en que el acoplamiento con la proteína G estimula las vías de señalización celular, muy a menudo a través del 5' monofosfato de adenosina cíclico (cAMP, cyclic adenosine monophosfhate) y la proteína cinasa A. Cuando se producen mutaciones en la linea germinativa, los pa­ decimientos son hereditarios y surgen en el comienzo de la vida (p. ej., LH-R TSH-R). También se producen mutaciones somáticas, y ocasionan expansión clona! de células hiperfuncionantes. Las mutaciones de TSH-R ilustran las consecuencias clínicas posibles de las mutaciones de GPCR. Las mutaciones recesivas inactivadoras en TSH-R originan hipotiroidismo congénito con hipoplasia de la glándula tiroides y resistencia a TSH. En términos clínicos, el perfil hormonal se parece al del hipotiroidismo primario en que hay nivel bajo de T4 y alto de TSH.Por otra parte, las mutaciones activadoras en la linea germinativa oca­ sionan hipertiroidismo congénito. Dicho trastorno es autosómico domi- Siete dominios tes. Por ejemplo, los receptores para ACTH son casi exclusivos de la corteza suprarrenal, y los receptores para FSH se observan sobre todo en las gónadas. En cambio, los receptores para insulina y los TR tienen una distribución amplia, reflejo de la necesidad de respuestas metabólicas en todos los tejidos. Citocina/GH/PRL transmembrana acoplados a proteína G lnsulina/lGF-1 Tirosina cinasa ■ RECEPTORES DE MEMBRANA Los receptores de membrana para hormonas pueden dividirse en varios grupos principales: 1) siete GPCR transmembrana; 2) receptores con tirosina cinasa; 3) receptores para citocina, y 4) receptores con serina cinasa (fig. 370-1). Lafamilia de siete GPCR transmem­ brana se une con una variedad importante de hormo­ nas, incluidas proteínas grandes (como LH, PTH), péptidos pequeños (p. ej., TRH, somatostatina), cate­ colaminas (adrenalina, dopamina) e incluso minera­ les (p. ej., calcio). Los dominios extracelulares de los GPCR varían mucho en tamaño, y son el principal sitio de unión para las hormonas grandes. Las regio­ nes que cruzan la membrana están formadas por do­ minios hidrófobos helicoidales a, que cruzan la bica­ pa de lípidos. Como algunos conductos, se cree que estos dominios adquieren una conformación circular Activina/MIS/BMP TGF-serina cinasa JAK/STAT Smads Proteína G PKA, PKC ...--1- Gen blanco , Ras/Ra.f MAPK �--Núcleo Factor de crecimiento Tirosina cinasa Membrana FIGURA 370-1 Señalización del receptor de membrana. MAPK, proteína cinasa activada por mitógeno; PKA, C, proteína cinasa A, C; TGF, factor de crecimiento transformador. Para otras abreviaturas, véase el texto. 2655 e, n .... en a o en g. e, s» n n .... o� =­ ::r o ... a o =­ !. ◢◤ Biblioteca Medica Virutal ◢◤
  • 11. 26S6 nas circunstancias clínicas más frecuentes en las Receptor acoplado a proteína G unido a ligando Unido a ligando � No unido que los anticuerpos de la gestante que ha tenido a ligando enfermedad de Graves activa o tratada cruzan la Membrana Gsa @ !tcAMP Proliferación y señalización celulares Ciclado FIGURA 370-2 Señalización de la proteína G. Los receptores acoplados a la proteína G emiten señales a través de las familias de las proteínas C denominadas de este modo, porque se unen a los guanililnucleótidos. En el ejemplo que se muestra, un receptor acoplado a proteína G (GPCR, G protein coup/ed receptor) unido a un ligan­ do induce la disociación de GDS y permite que Gsa se una a GTP y se disocie del complejo BY- Gsa unida a GTP aumenta la producción de cAMP por parte de la adenilil ciclasa y activa la vía de la proteína cinasa A. En esta fi­ gura no se muestran las vías separadas de señalización activadas por el complejo BY- Cuando una GTPasa intrín­ seca transforma GTP en GDP, las unidades BY se asocian de nuevo con Gsa unido a GDP y el complejo vuelve a su estado inactivo. Corno se señala en el texto, las mutaciones en Gsa que eliminan la actividad de la GTPasa ori­ ginan una activación de tipo constitucional de las vías de señalización de receptores, porque Gsa se liga a GTP y no se convierte a su estado unido a GDP inactivo. placenta y estimulan la tiroides del feto. Si en eta­ pas posteriores de la vida se produce una muta­ ción activadora TSH-R en tejido somático, habrá una expansión clonal de los tirocitos que poseen la mutación, lo cual culmina en un nódulo tiroi­ deo autónomo e hiperfuncional. Es importante destacar quelas mutaciones somáticas de Gsa cau­ san un cuadro similar. En este caso, se inactiva la Gsa GTPASA y es imposible convertir GTP en GDP. En consecuencia, la vía de señalización de Gsa en tal célula particular muestra actividad constitucional y simula la estimulacion crónica con TSH, lo que conduce de nuevo a expansión clonal y aparición de un nódulo tiroideo hiperfun­ cional autónomo. Cerca del 33% de nódulos tiroi­ deos hiperfuncionales "calientes" alberga muta­ ciones en TSH-R o Gsa (las más comunes son las de TSH-R). Las mutaciones de Gsa en tejidos distintos de los de la tiroides también originan endocrinopa­ tías. Por ejemplo, las mutaciones Gsa en células somatotrópicas de hipófisis simulan la activación de la vía de la hormona liberadora de hormona de crecimiento (GHRH) y producen adenomas que sintetizan GH y acromegalia. En contadas ocasio­ nes, las mutaciones en otros componentes de la vía de la proteína cinasa A en células somatotró­ picas originarán adenomas productores de CH. Las mutaciones de Gsa que aparecen al comien­ zo del desarrollo (casi siempre por un mecanismo nante porque basta la mutación activadora de un alelo TSH-R para inducir la hiperfunción celular y la enfermedad. TSH-R es activado en todas las células de la tiroides, por lo que hay hiperplasia e hipertensión que se pa­ rece al cuadro patológico de la enfermedad de Graves. Este trastorno poco frecuente se manifiesta en la lactancia y es necesario diferenciarlo de algu- de mosaico) causan el síndrome de McCuney-Albright (cap. 405) y las ma­ nifestaciones clínicas son evidentes porque la vía de proteína G activada simula las acciones de diversas hormonas [PTH, hormona estimulante de melanocitos (MSH), TSH, GHRH] en diferentes tejidos. Las mutaciones de Gsa inactivadoras de la línea germinativa causan trastornos transmi­ CUADRO 370-2 Causas genéticas de trastornos del receptor de pr_oteína G RECEPTOR TRASTORNO GENETICA LH Hipoplasia de células de Leydig (varón) AR inactivadora Amenorrea primaria, resistencia a LH (mujer) AR inactivadora Pubertad precoz familiar del varón (varón) AD, activadora Adenomas de células de Leydig, con pubertad pre- Esporádica activadora coz (varón) FSH Insuficiencia ovárica hipergonadotrópica (mujer) AR, inactivadora Hiposperrnia (varón) AR, inactivadora Hiperestirnulación ovárica (mujer) AD, activadora TSH Hipotiroidismo congénito, resistencia a TSH AR, AD inactivadora Hipertiroidisrno familiar no autoinrnunitario AD, inactivadora Adenoma tiroideo hiperfuncional Esporádica, activadora GnRH Hipogonadisrno hipogonadotrópico AR, inactivadora Kisspeptina Hipogonadisrno hipogonadotrópico AR, inactivadora Pubertad precoz AD, activadora TRH Hipotiroidismo central AR, inactivadora GHRH Deficiencia de GH AR, inactivadora PTH Condrodisplasia de Blornstrand AR, inactivadora Condrodisplasia rnetafisaria de Jansen AD, activadora Receptor sensor de calcio Hipercalcernia hipocalciúrica familiar AD, inactivadora Hiperparatiroidisrno grave neonatal AR, inactivadora Hipercalciuria hipocalcérnica familiar AD, activadora Receptor 2 de arginina- Diabetes insípida nefrógena XL, inactivadora vasopresma SIADH nefrógena XL, activadora ACTH Resistencia a ACTH familiar AR, inactivadora Melanocortina 4 Obesidad grave Codorninante, inactivadora ACTH, hormona adenocorticotrópica; AD, autósomica dominante; AR, autosómica recesiva; FSH, hormona foliculoestimu­ lante; GH, hormona del crecimiento; GHRH, hormona liberadora de hormona del crecimiento; GnRH, hormona liberadora de gonadotropina, LH, hormona luteinizante, PTH, hormona paratiroidea; SIADH síndrome de secreción inapropiada de homona antidiurética; TRH, hormona liberadora de tirotropina; TSH, hormona estimulante de tiroides; XL, ligado al X tidos y expresados en forma compleja, por el se­ llado genómico en el locus (cap. 403). Estos tras­ tornos incluyen la osteodistrofia hereditaria de Albright (AHO, Albright hereditary osteodystrophy), el pseudopseudohipoparatiroidismo (PPHP, pseu­ dopseudohipoparatyroidism), y elpseudohipoparati­ roidismo tipos lb, le y 2. Los receptores con actividad de tirosina cinasa traducen señales para la insulina y diversos facto­ res de crecimiento, comoIGF-1, el factor de creci­ miento epidérmico (EGF, epidermal growth fac­ tor), el factor de crecimiento nervioso, el factor de crecimiento derivado de las plaquetas y el fac­ tor de crecimiento de fibroblastos. Los dominios extracelulares ricos en cisteína contienen sitios de unión con factores de crecimiento. Después de la unión del ligando, esta clase de receptores ex­ perimenta autofosforilación, lo que induce inter­ acciones con las proteínas adaptadoras intracelu­ lares, como Shc y los sustratos del receptor de insulina (IRS, insulin receptor substrates). En el ca­ so del receptor de insulina, se activan múltiples cinasas, incluidas las vías de Raf-Ras-MAPK y la de Akt/proteína cinasa B. Los receptores de tiro­ sina cinasa tienen una función importante en el crecimiento y diferenciación celulares, así como en el metabolismo intermediario. Los receptores de GH y prolactina son de la fa­ milia de receptores de citocinas. Como con los recep­ tores de tirosina cinasa, la unión del ligando in­ duce la interacción del receptor con las cinasas intracelulares: las cinasas Janus GAK), que fosfo­ rilan a integrantes de la familia de transducción de señal y activadores de la transcripción (STAT), y otras vías de señalización (Ras, PI3-K, MAPK). Las proteínas STAT activadas se trasladan al núcleo y estimulan la expresión de los genes blanco. ◢◤ Biblioteca Medica Virutal ◢◤
  • 12. Los receptores de serina cinasa median las acciones de las activinas, el factor B de crecimiento transformador, la sustancia inhibidora mülleriana (MIS, también llamada hormona antimülleriana, AMH) y proteínas mor­ fogénicas óseas (BMP, bone morphogenic proteins). Esta familia de recepto­ res (compuesta por subunidades tipos I y II) emite señales mediante proteí­ nas llamadas smads (fusión de los términos sma de Caenorhabditis elegans + mad de mamíferos). Como las proteínas STAT, las smads tienen una ac­ ción doble, ya que transmiten la señal del receptor y actúan como factores de transcripción. Las acciones pleomórficas de estos factores de crecimien­ to determinan que su acción principal sea local (efecto paracrino o autocri­ no). Las proteínas de unión como la folistatina (que se une con la activina y otros integrantes de esta familia) desactivan los factores de crecimiento y restringen su distribución. En cada una de estas clases de receptores también se producen muta­ ciones patógenas; por ejemplo, las del receptor de insulina ocasionan una forma extrema de resistencia a esa hormona. Las mutaciones del receptor de GH causan el enanismo tipo Laron, que se caracteriza por niveles ba­ jos de IGS-1 y altos de GH. Las mutaciones del receptor AMH originan el síndrome de los conductos persistentes de Müller. Estos síndromes de re­ sistencia hormonal son autosómico recesivos y poco frecuentes. A diferen­ cia de los GPCR, las mutaciones activadoras son poco comunes, aunque sí se observan en el receptor RET de tirosina cinasa, que ocasiona la neopla­ sia endocrina múltiple, un trastorno autosómico dominante tipo 2 (MEN- 2) (cap. 381). ■ RECEPTORES NUCLEARES La familia de receptores nucleares ha aumentado a casi 100miembros, mu­ chos de los cuales todavía se clasifican como receptores huérfanos, porque sus ligandos, si existen, no se han identificado (fig. 370-3). Por lo demás, la mayor parte de los receptores nucleares se clasifica por sus ligandos. Aunque al final los receptores nucleares actúan por aumento o disminu­ ción de la transcripción génica, algunos (como el receptor glucocorticoide) se encuentran sobre todo en el citoplasma, en tanto que otros (p. ej., TR) se localizan en el núcleo. Después de la unión del ligando, los receptores situa­ dos en el citoplasma se trasladan al núcleo. Cada vez hay más evidencia de que determinados receptores nucleares (p. ej., de glucocorticoide y estró­ geno) también pueden actuar en la membrana o el citoplasma para activar o reprimir las vías de transducción de señal, lo que constituye un mecanis­ mo para la comunicación entre los receptores de membrana y los nucleares. Las estructuras de los receptores nucleares se han estudiado en forma extensa, incluso con cristalografía por rayos X. El dominio de unión con DNA, consistente en dos dedos de zinc, entra en contacto con secuencias específicas de identificación del DNA en los genes específicos. Casi todos los receptores nuclearesse unen con el DNA como dímeros. Por consiguien­ te, cada monómero reconoce una fracción individual de DNA, referida como "medio sitio". Los receptores de esteroides, incluidos los de glucocor­ ticoide, estrógeno, progesterona y andrógeno, se unen con el DNA como homodímeros. Congruente con esta doble simetría, sus medios sitios de identificación DNA son palíndromos. Los receptores tiroideo, retinoide, los activados por el proliferador del peroxisoma y los receptores de vitami­ na D se unen con el DNA de manera preferente como heterodímeros en combinación con receptores X de retinoide (RXR). Sus medios sitios para DNA casi siempre están dispuestos como repeticiones directas. El dominio de unión con hormonas por el extremo carboxi media el control de la transcripción. Para los receptores tipo II, como TR y el recep­ tor de ácido retinoico (RAR), las proteínas correpresoras se unen con el receptor en ausencia de ligando e impiden latranscripción génica. La unión de la hormona induce cambios en la conformación, lo que desencadena la liberación de correpresores e induce el reclutamiento de coactivadores que estimulan la transcripción. En consecuencia, estos receptores pueden mediar cambios drásticos en la intensidad de la actividad génica. Algunas enfermedades se relacionan con defectos en la regulación de estos fenó­ menos. Por ejemplo, en la leucemia promielocítica, la fusión de RARa con otras proteínas nucleares causa un bloqueo génico anormal que impide la diferenciación celular normal. El tratamiento con ácido retinoico revier­ te esta represión y posibilita la diferenciación celular y la apoptosis. Casi todos los receptores esteroideos tipo 1 interactúan de forma débil con los correpresores, pero la unión con el ligando aún induce interacciones con diversos coactivadores. La cristalografía por rayos X muestra que varios SERM inducen conformaciones distintivas en el receptor estrogénico. Las respuestas tisulares específicas causadas por estos genes en la mama, hue­ so y útero parecen reflejo de distintas interacciones con los coactivadores. El complejo receptor-coactivador estimula la transcripción génica por va­ rias vías: 1) reclutamiento de enzimas (acetil transferasas de histonas) que modifican la estructura de la cromatina, 2) interacciones con más factores de transcripción en el gen específico y 3) interacciones directas con com­ ponentes del mecanismo de transcripción general para aumentar la velo­ cidad de la trascripción mediada por RNA polimerasa II. Los estudios de transcripción mediada por receptores nucleares muestran que éstos son fe­ nómenos dinámicos que implican ciclos rápidos (p. ej., de 30-60 min) de complejos de transcripción en cualquier gen blanco específico. Las mutaciones de receptores nucleares son causa importante de en­ docrinopatías. Las mutaciones en los receptores de andrógenos ocasionan el síndrome de insensibilidad a dicha hormona (AIS, androgen insensitivity syndrome) (cap. 383). El receptor de andrógenos está situado en el cromo­ soma X, por lo que las mutaciones son más evidentes que con otros trastor­ nos de receptores nucleares. Las personas afectadas de AIS son mujeres XY que tienen testículos y niveles de testosterona dentro de los márge­ nes del varón. La insensibilidad tisular a los andrógenos cambia con la gra­ vedad de la mutación. Faltan las estructuras de Müller, porque las células de Sertoli de los testículos producen AMH duran­ Receptores esteroideos homodiméricos Receptores heterodiméricos Receptores huéñanos te el desarrollo. Las portadoras de mutaciones del receptor de andrógenos son fenotípicamente nor­ males. Muy pocas veces hay mutaciones recesivas de los receptores de estrógeno, glucocorticoides ns (.) ·- ER,AR,PR,GR TR,VDR,RAR,PPAR SF-1, DAX-1, HNF4a Ligandos Elementos de respuesta del DNA El ligando induce la unión del coactivador El ligando separa a los correpresores e induce la unión del coactivador Activador constitutivo o unión del represor Activado Bloq_ueado + Basal - + + Hormona Hormona Receptor Activado FIGURA 370-3 Señalización del receptor nuclear. AR, receptor androgénico; DAX, reversión sexual sensible a la dosis, hipoplasia suprarrenal (adrenal} congénita, cromosoma X; ER, receptor estrogénico; GR, receptor gluco­ corticoide; HNF4a, factor nuclear hepático 4a; PPAR, receptor activado por el proliferador de peroxisoma; PR, re­ ceptor para progesterona; RAR, receptor para ácido retinoico; SF-1, factor esteroidogénico 1; TR, receptor para hormona tiroidea; VDR, receptor para vitamina D. y de vitamina D. Las mutaciones en el receptor B de hormona tiroidea (TRB, thyroid hormone receptor /3) presen­ tan una fisiopatología pococomún.Son autosómi­ cas dominantes y actúan a través de un mecanismo "dominante negativo" para ocasionar resistencia a la hormona tiroidea (RTH) (cap. 375). Las muta­ ciones se manifiestan en regiones seleccionadas del dominio de unión de hormona TR�, y conser­ van la capacidad del receptor mutante de hete­ rodimerizar con RXR y unirse a los sitios regula­ dores de DNA. Los receptores mutantes actúan como antagonistas de receptores de la copia nor­ mal del gen TRB. Las personas afectadas tienen niveles altos de T4 y T3 tiroideos y aumento ex­ cesivo de los niveles de TSH (no son suprimidos), lo cual refleja la alteración de la regulación retro­ alimentaria del eje hipotálamo-hipófisis-tiroides. Los órganos y sistemas muestran resistencia va­ riable a las hormonas tiroideas con base en la expresión relativa de las proteínas TRB y TRa. Las mutaciones en los genes que codifican TRa y PPARy también ocasionan un cuadro patológico, porque actúan de una forma negativa dominante análoga. 2657 e, n .... en a o en g. e, s» n n .... o� =­ ::r o ... a o =­ !. ◢◤ Biblioteca Medica Virutal ◢◤