1. REACCIONES DEL PACIENTE ENFERMO INTERNADO
Cuando nos acercamos a una persona que está
padeciendo una enfermedad, debemos tomar a ésta como
un proceso que va mas allá de lo orgánico, es un proceso
vital que afecta en su totalidad, que involucra sus
emociones, las relaciones interpersonales, sus actividades
y aún más su posición existencialista y espiritual.
La relación entre el psicólogo clínico y el paciente no es un
vínculo neutro, sino una alianza profunda que incide sobre
la personalidad de ambos y que moviliza afectos a nivel
consciente e inconsciente.
Es fundamental saber qué significado subjetivo tiene la
persona sobre su enfermedad, la fantasía que alberga al
respecto, que dificultades y necesidades le genera, que
expectativas tiene, que espera y como se puede responder
a los efectos de afianzar la relación terapéutica.
Toda enfermedad produce una experiencia personal única
atravesada por su historia, también por las concepciones
socioculturales en donde el sujeto está inmerso, lo que
determina una serie de creencias, mitos modos
socialmente de expresión de su síntoma, la enfermedad
enfrenta a la persona a una situación de desvalidamiento,
vulnerabilidad y de amenaza a su integridad física y
emocional que despierta temores y reedita las necesidades
infantiles de supervivencia, ya que en su origen el ser
humano nace en un estado de fetalización en el sentido
que es vulnerable, necesita del otro, de su madre o
sustituto para sobrevivir, aquel que le satisfaga las
necesidades básicas de subsistencia , eso mismo ocurre
con el paciente grave enfermo y explica el desarrollo de
ansiedad y lo demandante que puede llegar a ser, pero es
2. obvio que cada sujeto responderá de manera distinta
acorde sus experiencias previas y a su estructura de
personalidad.
No un criterio estricto de personalidad normal, pero en
término generales las personas responden ante la
enfermedad con un grado de ansiedad y temor
especialmente a aquello que no es de su dominio o que
desconoce. En los casos de intervención quirúrgica el
paciente puede transmitir una visión realista e su operación
que da lugar al significado divalente de la misma en el
sentido, que por un lado le adjudica un valor curativo de la
intervención y por otro aparece el displacer con los
elementos agresivos que esta implica (donde el control lo
tiene el cirujano, el sujeto está en estado de pasividad) y
también de dolor físico en muchos casos El posoperatorio
en general muestran desde el punto de vista psicológico
una buena evolución mostrando satisfacción y alegría por
el resultado y por haber sobrevivido, muchas veces
superando el temor del fantasma de la anestesia. Superada
las 48 horas se muestra una distribución de energía
psíquica, perdiendo el interés por el mundo externo
(estímulos ambientales) para concentrarlo en la atención de
la evolución de su estado físico, sus molestias, su dificultad
de movilización si existe, la evolución de las cicatrices,
heridas. También es observable un proceso de regresión
por la pérdida de autonomía, que muestra aspectos
positivos cuando el paciente mantiene una conducta dócil
en dejarse cuidar y ser protegido por otros, y por otro lado
es perjudicial cuando tiene menos tolerancia a la frustración
y un inadecuado manejo de la agresividad, aparece
rabietas, o conductas negativistas por ejemplo, quejas
sobre determinadas dietas, negarse a comer, a tomar
3. determinadas medicaciones, toilettes etc. Esta depresión
leve posoperatoria se manifiesta como estados de soledad
y desvalidamiento, mayor emotividad, llanto fácil y visión
pesimista de una recuperación favorable y es temporal,
pero hay que estar atento a este estado para que no se
instale y cronifique después de su egreso.
Otra forma más patológica son las reacciones paranoides,
son pacientes que presentan un difícil manejo, tienen altos
montos de ansiedad, y tanto en la vivencia de enfermedad
como en la intervención operatoria mantienen una posición
hostil y beligerante. Por lo general aparece el malestar
proyectado a lo institucional, sus quejas van dirigidas al
personal tratante donde el sujeto se siente víctima de un
maltrato de tono agresivo y tiene por ende una conducta de
desconfianza. El mecanismo defensivo observable es por lo
general la proyección donde el peligro que experimenta
internamente es expulsado al exterior, vivido como una
amenaza proveniente de afuera que se cristaliza en los
agentes de salud y/o Institución que lo aloja. Siempre las
proyecciones amplifican, distorsionan y acentúan los
peligros reales, porque se les suma todas las vivencias y
estímulos internos no tolerados y expulsados al exterior. En
el posoperatorio suelen presentar altos modos de ansiedad,
inquietud motora y rigidez muscular generalizada debido a
esta forma defensiva ante el temor y la desconfianza. Se
observa por lo general una evolución de tipo inestable, con
crisis intermitentes y/o excitación psicomotriz con
conductas agresivas, trastornos en el ciclo de sueño
(insomnio), desconfianza hacia la medicación administrada
con una respuesta insuficiente a los fármacos, generando
un ambiente tenso, con múltiples malentendidos,
discusiones con el cuerpo médico y/o enfermería,
4. sintiéndose víctima de engaños, maltrato a su persona o
sentir una confabulación en su contra, la escasa tolerancia
al dolor y utilizando éste como motivo de queja permanente
dirigida al cuerpo tratante. La regresión de este tipo de
pacientes se manifiesta en el mal manejo de la agresividad
ya que el temor y padecimiento físico exacerban su odio y
destructividad. Son pacientes a los que hay que prestar
atención y ser muy conductuales ya que su malestar suele
repercutir en otros internados.
Otra forma de reacción es la de tipo maníaco, totalmente
opuesto al anterior, este se adapta a las situaciones de
enfermedad y/o posibilidad de intervención quirúrgica a
través de la negación de la realidad y el fortalecimiento de
su omnipotencia. Ante el diagnostico actúa como si nada
les puede pasar, sin manifestar miedo, niegan la ansiedad,
y optar por no hablar sobre lo que padecen. En algunos
casos evidencian una conducta eufórica, verborragica, es
frecuente la utilización del chiste sobre su proceso mórbido
mostrando de esta forma la omnipotencia de pensamientos.
El mecanismo de defensa de los pacientes con perfil
maniaco es la Negación, que implica tener fuera de la
conciencia una parte de los significados disponibles de un
acontecimiento, es un “no querer saber” para no enfrentar
un pensamiento que angustie y reemplaza aquello
displacentero, sea el miedo a la enfermedad, la cirugía si
necesita, su propia vulnerabilidad y necesidad de cuidado
pro la fantasía que es negar la realidad.
Lic. Mónica Arcas / Psicóloga Clínica / 15 3488 2542