Este documento presenta información sobre las pasiones y las emociones desde diferentes perspectivas filosóficas. Aborda temas como la teoría estoica sobre el dominio de las pasiones, las concepciones de Hegel, Nietzsche y Dewey sobre las pasiones, las clasificaciones de emociones de Aristóteles y Ekman, y la inteligencia emocional. También analiza las teorías de Freud sobre el inconsciente, y explica la base biológica y social del deseo desde la neurociencia y la psicología social.
2. La experiencia de las pasiones en la vida cotidiana
• Las pasiones han sido estudiadas desde la
antigüedad.
• La corriente filosófica llamada estoicismo desarrolló
una teoría ética dedicada al perfeccionamiento de la
persona basada en el dominio de las pasiones.
• Según el estoicismo la principal tarea de la filosofía
es enseñar a las personas a guiar sus acciones
conforme a la razón, sometiendo a esta todas las
pasiones que nos impiden cumplir con nuestras
responsabilidades.
3. La experiencia de las pasiones en la vida cotidiana
• Las pasiones se refieren a emociones que
ejercen una fuerte influencia sobre nosotros,
llevándonos a veces a realizar acciones que,
de otra forma, no haríamos. Ejemplo: la
pasión por el juego o por el dinero desbordan
los límites de lo que sería una sana distracción
o la búsqueda normal de ganancias
económicas.
• Se llama delitos pasionales a aquellos
cometidos por una persona cuando actúa bajo
sentimientos que se apoderaron de ella, como
los celos o la envidia.
4. La experiencia de las pasiones en la vida cotidiana
• Frente a esta visión de las pasiones hay una concepción
más provechosa: la de una fuerza que puede impulsarnos a
hacer acciones nobles.
• El filósofo alemán Federico Hegel (1770-1831) decía que las
pasiones no son ni buenas ni malas en sí mismas y que nada
grande se ha hecho sin éstas.
• Federico Nietzsche (1844-1900) afirmaba que el rechazo de
los sentidos, de los deseos y las pasiones es un signo de
debilidad.
• John Dewey (1859-1952) afirmaba que la parte apasionada
del ser humano no debe rechazarse en favor de la razón, ya
que la clave está en lograr una armonía entre ésta y nuestros
deseos.
5. El papel de las emociones
• Hoy en día no se usa mucho la palabra pasión,
pero es frecuente que se hable de las emociones
las cuales fueron objeto de estudio de la filosofía
durante mucho tiempo.
• Las emociones influyen en nuestro estado de
ánimo, en la evaluación que hacemos de nuestros
logros y fallos, y en la satisfacción general que
experimentamos: nos sentimos contentos por lo
agradable que nos ocurre y tristes o enojados, por
lo contrario.
6. El papel de las emociones
• El miedo es una emoción que nos lleva a buscar
refugio cuando se enfrenta a un peligro.
• Si no tuviéramos miedo de ningún peligro,
fácilmente podríamos emprender acciones
riesgosas con probabilidades altas de resultar
lesionados o incluso de morir.
• Aristóteles decía que la valentía no consiste en
carecer de miedo a nada, sino en la capacidad de
enfrentar los peligros que pueden ser superados
conforme la razón: pero si el peligro es invencible,
hay que retirarse.
7. El papel de las emociones
• El enojo, también llamado ira, da al organismo la
fuerza para enfrentarse a una situación que le resulta
dañina o molesta. Incluso, cuando hay una situación
en la sociedad que muchas personas consideran
injusta, se produce un malestar compartido que puede
aportar el empuje necesario para cambiarla.
• Las revoluciones comienzan con una buena dosis de
enojo ante un orden social que es considerado
injusto. Lo que hace falta es aprender cuándo y por
cuáles hechos hay que enojarse, y cómo gestionar esa
emoción.
8. El papel de las emociones
• Se han propuesto diferentes formas de clasificar las emociones.
Paul Ekman (1934) distingue seis alteraciones del ánimo básicas:
alegría, tristeza, temor, sorpresa, ira y asco.
• En la psicología se ha despertado el interés por la inteligencia
emocional, que se refiere a la habilidad de entender nuestras
emociones, comunicarlas de forma efectiva y emplearlas de
manera positiva, en vez de querer suprimirlas, para construir
relaciones humanas empáticas, que se dan cuando alguien es
capaz de ponerse en el lugar del otro y así comprender lo que le
acontece.
9. Hábitos y vicios
• Para Aristóteles, lo que nos hace iguales a todos es la esencia,
mientras que lo que nos hace diferentes son las características
secundarias, que él llamaba accidentes, como el color del pelo
o la piel, ser alto o delgado, o zurdo, rico, pobre, mexicano o
africano.
• Lo que constituye la antropología de Aristóteles afirma que los
seres humanos somos animales dotados de una facultad
racional, propia y distintiva de nuestra especie: todo ser
humano es un animal dotado de razón.
• De acuerdo con Aristóteles, la finalidad de la vida es lograr la
realización de las potencialidades de cada persona, las cuales
son las facultades naturales que vienen unidas a la esencia
humana.
• La más sobresaliente es la razón.
10. Hábitos y vicios
• Un hábito es una manera de actuar que se adquirió como resultado
de la práctica.
• Cuando mejoran la capacidad de acción, los hábitos pueden
convertirse en virtudes; Pero si se debilitan las facultades, se le
denomina vicios.
• Conforme a la teoría aristotélica, los vicios son hábitos que alejan a la
persona del cumplimiento de su fin natural.
• Por ejemplo:
• En cuanto al cuerpo, la falta de ejercicio lleva a la persona al
sedentarismo, que puede ser perjudicial para la salud.
• En los deportistas, las fallas en la técnica los llevan a ser menos
eficientes en su desempeño.
• En la música, se dice que un ejecutante tiene vicios cuando su técnica
es deficiente.
12. Freud: los deseos vienen del inconsciente
• Sigmund Freud (1859-1939), dividía la mente humana
en tres partes:
• El consciente: abarca básicamente lo que percibimos en
el momento
• El preconsciente: engloba los contenidos que han
logrado traspasar la censura del inconsciente
disfrazándose en sueños o en algunos recuerdos.
• El inconsciente: consiste en todos aquellos contenidos
obtenidos de nuestra experiencia en el mundo que no
son accesibles a la memoria, pero que afectan de
manera indirecta la conciencia.
13. Freud: los deseos vienen del inconsciente
• Ciertas vivencias determinan la manera en que ahora
vemos las cosas. Esas experiencias están en el
inconsciente, pero tienen un gran impacto en nuestra
concepción del mundo.
• Los aprendizajes guardados en el inconsciente dan origen
a lo que Freud llama pulsiones, las cuales son presiones o
motivaciones inconscientes para actuar.
• Si tienen que ver con aspectos físicos, las llama
necesidades.
• Si están relacionadas con aspectos mentales, las
denomina deseos.
14. La base biológica del deseo
• Otra respuesta se obtiene de la neurociencia, la cual estudia el sistema nervioso
central y periférico. El primero se compone del cerebro y la médula espinal,
mientras que los nervios constituyen el segundo.
• Una parte importante de nuestro cerebro está compuesta por el sistema límbico
que está formado por las estructuras que dirigen nuestras emociones y
comportamiento. Por otro lado, las neuronas producen neurotransmisores, los
cuales están fuertemente vinculados con las emociones y los estados de ánimo.
• Un neurotransmisor para explicar los deseos es la dopamina. Niveles altos de
este bioquímico explican la aparición de un deseo intenso y generan la
motivación necesaria para preservar en este hasta alcanzarlo.
• Otra sustancia que ayuda a explicar lo que sentimos es la serotonina, asociada
con la sensación de bienestar; las personas que presentan bajos niveles de este
compuesto en el cerebro pueden sufrir depresión.
15. La base biológica del deseo
• El sistema cortical se encarga de las funciones superiores,
podría decirse que es el centro de la racionalidad humana.
Entre sus funciones más importantes está la toma de
decisiones con base en razones y no en impulsos guiados por
el sistema límbico.
• La corteza prefrontal forma el pensamiento por la experiencia,
es decir, a partir de lo que aprendemos del mundo y de las
personas que nos rodean. Con el reforzamiento adecuado, es
capaz de controlar al sistema límbico, incluso enseñarle a
reaccionar de determinada manera.
• Por ejemplo, puede regular el deseo de consumir algo que
sabemos que es dañino para nuestra salud.
16. La construcción social del deseo
• El deseo tiene también un componente social.
• En la escuela, la familia, el grupo de amigos, las religiones y los
medios de comunicación, entre otros, entendemos que hay
ciertas cosas que se consideran mejores que otras, algunas que
son deseables y otras que no lo son.
• A lo que consideramos deseable o aquello que nos importa
más lo nombramos comúnmente valores. Podemos aprender
esos valores de manera directa, cuando alguien nos enseña que
algo es bueno o viendo a otras personas comportarse de cierta
manera.
• Albert Bandura (1925-2021), un pensador importante en el
mundo de la psicología llamaba aprendizaje vicario al que
obtenemos mediante la observación de la conducta de los
demás.
17. La construcción social del deseo
• No todo lo que deseamos o anhelamos es porque
alguien nos lo ha enseñado. Nuestro cerebro
también tiene la capacidad de hacer sus propias
asociaciones y obtener sus conclusiones y generar
nuevo conocimiento.
• Porque somos seres autónomos, podemos
cuestionar los valores que promueve nuestra
cultura, es decir, aquellos que aprendimos de la
sociedad.
• Los valores se expresan en nuestros deseos, anhelos
y aspiraciones, pero también en nuestras formas de
vida y nuestras acciones.