Un hombre de 48 años fue admitido en el hospital con tos, disnea y fatiga que había durado tres semanas. Presentaba fiebre, expectoración amarilla y una historia de asma, tabaquismo y consumo de drogas. Los exámenes mostraron leucocitosis, anemia y cambios en la gasometría arterial consistentes con neumonía. Fue tratado con antibióticos, sueros y suplementos vitamínicos, y su condición mejoró con el tiempo.