2. Herbert Marcuse ( Berlín,19 de julio de 1898Starnberg, Alemania, 29 de julio de 1979)
filósofo y sociólogo judío alemán.
Estudió en la universidad de Friburgo de Brisgovia
en 1922, y luego de culminar sus estudios regresó
a Berlín, donde trabajó como vendedor de
libros. Regreso a Friburgo en 1929 para escribir
un “habilitación” (disertación postdoctoral para
obtener el grado académico de profesor) con
Martin Heidegger.
En 1933, debido a que no le seria permitido por ser
judío completar su proyecto bajo el régimen
nazi, Marcurse empezó a trabajar en el Instituto
de Investigación Social en Frankfurt del Meno y,
junto con Max Horkheimer y Theodor Adorno,
se convirtió en uno de los mas destacados
teóricos de la Escuela de Frnakfurt.
3. Emigró de Alemania ese mismo año, yendo primero a Suiza y
luego
a
los
Estados
Unidos,
donde
obtuvo
la ciudadanía en 1940. Durante la Segunda Guerra
Mundial trabajó para la Oficina de Servicios Estratégicos de
los Estados Unidos
En la época después de la guerra, fue el miembro más
políticamente explícito e izquierdista de la Escuela de
Frankfurt, debido a su dedicación a aplicar políticas de
emancipación, como la liberación de la mujer o las
ideologías juveniles a la primera Teoría Crítica. Empieza a
ser consciente de las principales limitaciones prácticas de la
primera escuela de Frankfurt, y de la necesidad de perfilar
las tesis sobre cultura y sociedad, identificándose a sí mismo
como marxista, socialista y hegeliano. Fue además un gran
aporte teórico para la emergencia de los movimientos
juveniles de protesta, como el movimiento hippie.
Marcuse murió el 26 de julio del año 1979, después de haber
sufrido una apoplejía durante una visita a Alemania. El
teórico Jurgen Habermas, de la segunda generación de la
Escuela de Frankfurt, cuidó de él durante sus últimos días.
4. El pensamiento de Marcuse, fundamentado en elementos procedentes del marxismo y el freudismo,
constituye una crítica de la sociedad industrial, cuyo carácter represivo y alienante acaba por
incorporar a la clase obrera conformándola y convirtiéndola a su vez en explotadora indirecta
de las clases marginadas de los países pobres. Influyó en la formación de la llamada "nueva
izquierda" estadounidense y lo consagró como el ideólogo de las revueltas estudiantiles de los
años sesenta.
Su marxismo crítico, de base antipositivista y ligado a la dialéctica hegeliana, sufrió una experiencia
decisiva al entrar en contacto con el pensamiento de Max Horkheimer, influencia que se tradujo
en una verdadera transformación de su pensamiento, que se libró gracias a ello de la huella
hegeliana. Esta influencia se percibe todavía en la monografía que le dedicó el autor en
1932: Ontología de Hegel y teoría de la historicidad, que es una de sus obras mejor construidas.
Asumió como suya la horkheimeriana "teoría crítica de la sociedad", y realizó una serie de
investigaciones y análisis que tenían como objetivo la recuperación, en sentido marxista, de la
dialéctica hegeliana para plantear de forma correcta la relación entre "teoría" y "praxis". Su
marxismo, al igual que el de Horkheimer, tomaba como figura de referencia a Rosa
Luxemburg. Como protesta por el asesinato de ésta, abandonó en 1919 el Partido
Socialdemócrata.
5.
Marcuse muestra un análisis muy profundo y duro
en cuanto a los procesos de cambio, a pesar de eso
él reconoce "la posibilidad de alternativas" y los
diferentes caminos y sobre todo la tarea de la
filosofía en este aspecto. Una nota al pie muy
curiosa de su libro El hombre unidimensional dice:
“Todavía existe el legendario héroe revolucionario
que puede derrotar incluso a la televisión y a la
prensa: su mundo es el de los países
„subdesarrollados‟” (Hebert Marcuse, El hombre
unidimensional, pág. 101, nota 14). Pero la
pretensión de hacer posible el distanciamiento a
través del arte para evitar la dominación, muestra
claramente un problema que impide utilizarlo
como medio de evasión. Según Marcuse, el arte es
capaz de sacarnos de la vida diaria, nos hace ver la
realidad de otra forma porque nos coloca en otra
posición. Sin embargo, el arte está distanciado, pero
no separado de la realidad porque está
mercantilizado, por lo tanto, no se puede utilizar
como medio de evasión porque está bajo el control
de la clase dominante, como el resto de los ámbitos
de la sociedad.
6. En diferentes pasajes se evidencia su
idealismo que luego se traduce a su
militancia política. Esta contradicción es
reconocida por Marcuse, quien vivió en
una eterna disputa teórica acerca de la
interrogante fundamental de si la
sociedad tenía la posibilidad o no de
cambiar desde adentro y por tanto de
trascender el statu quo. Está clara la
existencia
de
esperanza
en
su
pensamiento, aunque el análisis de la
realidad y los acontecimientos se
contrapongan a este tema. Para ilustrar
esta contradicción, en sus conclusiones
sobre el "hombre unidimensional" Marcuse
cita al final una frase de Walter Benjamin
que dice lo siguiente: "Sólo gracias a
aquellos sin esperanza nos es dada la
esperanza" (Hebert Marcuse, “El hombre
unidimensional”, pág 286)
7. En la era presente, se han invalidado las fronteras entre
la psicología por un lado y la filosofía social y política
por el otro, gracias a la condición actual del hombre.
Por eso en Eros y civilización hace uso de categorías
psicológicas, ya que antes los procesos psíquicos,
antiguamente autónomos e identificables ahora
están siendo absorbidos por la función del individuo
en el estado, por su existencia pública. Por lo mismo
los problemas psicológicos se transforman en
problemas políticos: el desorden privado refleja más
directamente que antes el desorden de la totalidad,
y la curación del desorden personal depende más
directamente que antes de la curación del desorden
general. La psicología puede ser elaborada y
practicada entonces como una disciplina especial tan
sólo en tanto la psique pueda mantenerse a sí misma
contra el poder público, en tanto la vida sea
realmente deseada y construida por sí misma, y
afirma Marcuse, que si el individuo no tiene ni la
habilidad ni la posibilidad de ser para sí mismo, los
términos de la psicología llegan a ser los términos de
las fuerzas sociales que definen la psique.