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HISTORIA DE LA TOXINA BOTULÍNICA
La idea de utilizar la toxina botulínica en forma
terapéutica fue desarrollada por el médico y
poeta alemán Justinus Kerner (1786-1862), quien
describió en diferentes artículos las manifestacio-
nes clínicas observadas en grupos de pacientes en-
venenados con la toxina, transmitida en algunos
alimentos. Adjudica a esta sustancia tóxica que
denominó “ácidos grasos” o “veneno de las salchi-
chas”, la responsabilidad de la parálisis neuromus-
cular(1)
.
En el año 1895 en una villa llamada Hellezelles,
Bélgica, un grupo de músicos, luego de tocar en
un funeral, decidieron compartir en una cena.
Algunos murieron, otros enfermaron gravemente.
Fue así como el profesor microbiólogo Emile Pierre
Marie Van Ermengem (1851-1932) fue llamado
a investigar el caso y estudió en su laboratorio
tanto los jamones consumidos como algunos de
los órganos de las víctimas. Finalmente pudo
aislar el bacilo anaeróbico y lo denominó Bacillus
botulinus, del latín botulus que significa salchicha,
pues los síntomas eran similares a los descritos con
anterioridad en Alemania luego de consumir este
tipo de alimentos(2)
.
En la década de los 70, en Europa y Norteamérica,
nació la idea de tratar a pacientes con estrabismo,
usando la toxina. El primero en realizar estos tra-
tamientos fue Alan B. Scott en 1981, sugiriendo
además la posibilidad de tratar de la misma ma-
nera otras enfermedades, como el blefaroespasmo
y otras formas de distonía(2,3)
. En el año 1983 en
Canadá, la toxina comienza a ser utilizada en pa-
cientes con distonía cervical, lo que dio lugar a la
primera publicación sobre esta indicación en el
año 1985(4)
. A partir del año 1987 se describen los
primeros casos de toxina botulínica aplicada con
Toxina botulínica y su importancia en el
campo de la rehabilitación
Álvaro Moyano V.(1)
, Fernando Cubillos O.(1)
, Paula Maldonado A.(1)
, Eduardo San Martín(2)
(1)
Servicio Medicina Física y Rehabilitación, HCUCh.
(2)
Clínica Los Coihues.
Botulinum toxin, the most potent biological toxin, has become a powerful therapeutic tool for
a growing number of clinical applications. It produces temporary denervation manifested by
paralysis of muscles treated. Also inhibits the release of neurotransmitters involved in nociceptive
stimuli. With the presence of Botulinum toxin inside the rehabilitation field has enabled major
advances in the management of patients with neurological diseases and musculoskeletal pain.
SUMMARY
Rev Hosp Clín Univ Chile 2010; 21: 319 - 25
Revista Hospital Clínico Universidad de Chile
320
fines cosméticos(4)
. Fue aprobada por la American
Food and Drug Administration en 1989 para su
empleo en el tratamiento del estrabismo, del blefa-
roespasmo y del espasmo hemifacial(3,14)
. En 1990
se crearon guías de indicación y aplicación de la
toxina botulínica en el National Health Institutes
(Bethesda)(2)
.
MECANISMO DE ACCIÓN
La toxina botulínica produce denervación transito-
ria que se manifiesta por parálisis de la musculatu-
ra inervada por el sistema nervioso somático (mús-
culo estriado) o autonómico (glándulas exocrinas
y músculo liso). Específicamente, la neurotoxina
inhibe la transmisión de potenciales de acción a
nivel de la unión neuromuscular de la unidad mo-
tora y a nivel preganglionar, donde es clivada por
proteasas específicas en dos fragmentos, los cuales
se reúnen de manera diferente a través de puentes
bisulfitos, adquiriendo actividad enzimática y con
capacidad para clivar proteínas endosomales pre-
sinápticas (ej: SNAP-25) y evitando así la unión
de la membrana presináptica con la membrana de
la vesícula presináptica. En consecuencia, se evita
la liberación de la acetilcolina, al espacio sinápti-
co, produciendo la parálisis fláccida del músculo
o impidiendo la función de la glándula exocrina
correspondiente(5)
. Además de inhibir la liberación
de acetilcolina, la neurotoxina botulínica inhibe
también la secreción de neurotransmisores como
la sustancia P, el glutamato y la noradrenalina(5)
.
Tipos de toxinas botulínicas
En el año 1919, Georgina Burke basada en sus
estudios en la Universidad de Stanford, diferen-
ció dos tipos de Bacillus botulinus, designándolos
como tipo A y tipo B(6,7)
. En la actualidad se co-
noce la existencia de siete serotipos de Clostridium
botulinum (A,B,C,D,E, F y G). Las neurotoxinas
A,B,E,F y G son dañinas para el ser humano y por
otro lado, la administración de toxina botulínica
A de 0,1 µg vía endovenosa o intramuscular o 1
µg vía inhalatoria o 70 µg vía oral, pueden ser fa-
tales(5)
.
La toxina botulínica A está ampliamente comer-
cializada y disponible como Botox® (Allergan, Inc)
en América, Xeomin® (Merz company) en Alema-
nia y como Dysport® (Speywood) en otros países
europeos(7,8)
. En China también se produce toxi-
na botulínica tipo A para uso clínico (Lanzhou®)
(7)
. La toxina botulínica tipo B, aunque en menor
medida, también está en el mercado, disponible
como Myobloc® (Elan Pharmaceuticals) en Esta-
dos Unidos y Neurobloc® (Elan Pharmaceuticals)
en Europa(8)
.
USOS DE LA TOXINA BOTULÍNICA EN
REHABILITACIÓN
Dado sus propiedades terapéuticas, la toxina bo-
tulínica ha sido utilizada en diversas entidades no-
sológicas:
Espasticidad
Con la toxina se busca debilitar y relajar el múscu-
lo que está hiperactivo como consecuencia del sín-
drome de motoneurona superior, lo que produce
cambios biomecánicos en el músculo, haciéndolo
más susceptible de ser elongado y permitir restau-
rar, en parte, el balance muscular entre músculos
agonistas y antagonistas. Posee claras ventajas
como: tener efecto en espasticidad independiente
de la causa de ésta, tener efectividad en tratamien-
to focal, ser un fármaco seguro (efecto reversible)
y fácil de usar, permite reducir el requerimiento
de antiespásticos orales, tiene poca interacción con
otros medicamentos y tiene un rol preventivo(9)
. La
efectividad real de la toxina botulínica en espas-
ticidad fue demostrada por primera vez en el año
1990, a través de un trabajo con diseño tipo cross
over aleatorizado, controlado y doble ciego en pa-
cientes con esclerosis múltiple(10)
. Se han reportado
www.redclinica.cl 321
efectos beneficiosos en pacientes con espasticidad
secundaria a accidente cerebro vascular desde el
año 1989(11)
. En el año 2004 se publicó el primer
trabajo a largo plazo (54 semanas de seguimien-
to) que evaluó la respuesta de toxina botulínica en
extremidades superiores de pacientes secuelados
de accidente cerebro vascular, obteniéndose mejo-
ría significativa tanto en el grado de espasticidad,
como en la funcionalidad de extremidad superior,
manteniéndose el perfil de seguridad durante todo
el período de observación(12)
.
Con respecto al uso de la toxina en pacientes es-
pásticos secuelados de traumatismo encéfalocra-
neano, se han publicado ganancias significativas
en ROM (range of motion: rango de movimien-
to) y severidad de la espasticidad, al ser utilizada
en extremidades superiores a nivel de muscula-
tura flexora de muñeca y dedos(13)
. También se
han publicado experiencias en el uso de la toxina
como parte del manejo del pie equino espástico
en pacientes post TEC, evidenciando mejorías
significativas en relación a la espasticidad, capaci-
dad de marcha y el grado de independencia, lue-
go de infiltración en gastrocnemios, sóleo y tibial
posterior(14,15)
.
Se ha demostrado la efectividad en el uso de toxi-
na botulínica en espasticidad infantil, desde las
primeras experiencias en 1992 para el manejo del
pie equino en niños con parálisis cerebral (PC)(16)
.
Los objetivos usualmente planteados para el uso
de la toxina en niños espásticos con PC son: evitar
o retrasar la cirugía, mejorar la función motora,
aumentar rangos articulares, prevenir o corregir
contracturas o deformidades, prevenir subluxa-
ción de caderas y escoliosis, facilitar terapia física,
conseguir que el paciente camine libremente o con
ayuda, conseguir una bipedestación o ferulización
más correcta, mejorar la adaptación a sus activi-
dades diarias en silla, mejorar la higiene, aliviar
el dolor, mejorar la apariencia estética y mejorar
la calidad de vida de pacientes y familiares(17)
. La
evidencia disponible sugiere que la toxina posee
un buen perfil de seguridad al corto plazo, como
tratamiento de espasticidad en niños con parálisis
cerebral(18)
.
Distonías focales
La toxina botulínica se aceptó como herramien-
ta terapéutica a partir de sus marcados beneficios
observados en el manejo de pacientes con disto-
nía, trastorno del movimiento caracterizado por
contracciones musculares sostenidas que causan
movimientos de torsión repetidos y posturas anó-
malas(19)
.
Actualmente la inyección de toxina botulínica se
considera el tratamiento de elección en la disto-
nía focal y segmentaria. Desde el primer estudio
doble ciego, randomizado, en pacientes con dis-
tonía cráneo-cervical, incluido el blefarospasmo,
reportado en 1983(20)
, varios estudios de calidad
han confirmado la eficacia y la seguridad de este
tratamiento(21,22)
.
Blefarospasmo
El blefarospasmo es una distonía craneal focal bi-
lateral, que se caracteriza por contracciones espas-
módicas, fuertes e involuntarias de los músculos
orbiculares del ojo, que causan frecuentemente el
cierre prolongado de los párpados lo que genera
alteraciones visuales, incomodidad y puede llevar
incluso al aislamiento social.
Ya en 1988 existían 12 estudios no randomizados
y 2 doble ciegos que demostraron la eficacia de la
toxina botulínica en el tratamiento del blefaros-
pasmo, inyectado en el músculo orbicular del pár-
pado superior e inferior(20)
.
Actualmente, es el tratamiento de primera línea en
el blefarospasmo, con una eficacia mayor al 90% y
con escasos efectos secundarios locales que revier-
ten espontáneamente(23)
.
Revista Hospital Clínico Universidad de Chile
322
Espasmo hemifacial
El espasmo hemifacial es un trastorno crónico del
movimiento que se caracteriza por contracciones
involuntarias, irregulares, tónicas o clónicas de los
músculos inervados por el nervio facial homola-
teral. Es una enfermedad benigna, generalmente
crónica, pero que causa una gran discapacidad
social. Las opciones de tratamiento abarcan desde
el manejo farmacológico, hasta el quirúrgico (des-
compresión del nervio facial), este último eficaz,
pero con efectos secundarios potenciales graves
como sordera y paresia facial(24)
.
En este contexto, la toxina botulínica se ha conver-
tido en el tratamiento de elección en los casos de
ausencia de respuesta al tratamiento farmacológi-
co habitual. Presenta una respuesta eficaz y segura,
además de efectos secundarios mínimos y benig-
nos, incluso en aquellos pacientes con más de 10
años de tratamiento(25)
.
Vejiga neurogénica
En pacientes con vejiga neurogénica, asociada a
hiperactividad o disinergia del músculo detrusor,
en que no existe una respuesta favorable al manejo
inicial o éste genera efectos adversos no tolerados,
es fundamental lograr un adecuado vaciamien-
to vesical, con el fin de prevenir complicaciones,
principalmente, un daño renal secundario y un
deterioro significativo en la calidad de vida(26)
.
Distintos estudios han demostrado que el uso de
toxina botulínica a nivel del músculo detrusor es
una alternativa terapéutica efectiva. Éste es un
procedimiento ambulatorio y en general bien to-
lerado, que ha demostrado excelentes resultados
tanto desde el punto de vista clínico, como de
urodinamia, logrando continencia en aproxima-
damente un 40-80% de los pacientes tratados, con
una duración del efecto de alrededor de 8-9 meses
y con escasos efectos adversos, principalmente lo-
cales(27,28)
.
Sialorrea
La toxina botulínica también bloquea la libera-
ción de acetilcolina en las neuronas eferentes del
sistema nervioso autónomo que inervan a las glán-
dulas exocrinas, como, por ejemplo, las glándulas
salivales. En el año 1997 se propuso por primera
vez el uso de toxina botulínica como tratamiento
alternativo de la sialorrea. Desde entonces se han
publicado numerosos estudios, con variado nivel
de evidencia, que evalúan la toxina y su efecto en
disminuir la secreción de las glándulas salivales,
principalmente en enfermedades neurológicas, en
donde se han evaluado tanto parámetros cuanti-
tativos de sialorrea, como de interferencia en ac-
tividades de la vida diaria y calidad de vida(29)
. La
disminución de la sialorrea tendría un mayor efec-
to si se realiza la infiltración intraparenquimatosa
de la toxina con guía ultrasonográfica(30)
.
Dolor
El conjunto de investigaciones del efecto de la
toxina sobre el dolor, se basa en los cambios que
produce en la función de las fibras nociceptivas, ya
sea al modificar la actividad muscular excesiva o
disfuncional (incluyendo la transmisión colinérgi-
ca de motoneuronas α y γ, la bioquímica mediada
por la bradicinina), o al modificar las fibras noci-
ceptivas (alteración de liberación de glutamato y
sustancia P)(31)
.
Dentro de las distintas aplicaciones de la toxina
botulínica en dolor destacan:
Síndrome miofascial
Se define como un trastorno osteomuscular do-
loroso caracterizado por la presencia de síntomas
sensoriales, motores y autonómicos, que son oca-
sionados principalmente por la compresión de un
punto gatillo (trigger point). El punto gatillo se de-
fine como un punto hiperirritable, en una banda
tensa muscular(32)
.
www.redclinica.cl 323
Aunque la toxina botulínica no se considera como
un tratamiento de primera elección para el manejo
de dolor miofascial crónico, puede ser una opción
terapéutica en los casos en que éste es refractario
al manejo inicial caracterizado por: analgésicos
orales, infiltración con anestésicos locales y elon-
gación de los músculos afectados(33,34)
. Además es
importante recalcar que siempre es necesaria la
realización de sesiones de fisioterapia precozmente,
luego de la infiltración.
Dolor neuropático
Corresponde a un dolor generado como consecuen-
cia de una lesión o enfermedad que afecta el sistema
nervioso central o periférico. Este dolor es mante-
nido en el tiempo por un procesamiento aberrante
de la información sensorial, usualmente severo, con
escasa respuesta al tratamiento convencional(35)
.
El mecanismo mediante el cual la toxina actuaría
sobre el dolor neuropático, no está absolutamen-
te claro. Además de los mecanismos ya descritos
de acción de ésta, se cree que tendría un efecto
analgésico independiente, pero esto aún está en
estudio(36)
.
Diversos estudios han mostrado que la infiltración
local (en el área de mayor dolor) de toxina botulí-
nica diminuiría la intensidad del dolor, modifican-
do principalmente la alodinia (tanto en área como
en intensidad). Esto a la vez se ha asociado a mejo-
ría en la percepción de salud y calidad de vida(36)
.
CONCLUSIONES
La toxina botulínica, en sus formas terapéuticas
A y B, ha demostrado ser útil en el manejo de va-
riados cuadros de relevancia en el campo de la re-
habilitación, siempre en el marco de un plan de
intervención multidisciplinaria.
Sus efectos se enmarcan en un perfil clínico segu-
ro, con mínimos efectos colaterales potencialmen-
te reversibles.
Los beneficios reportados con este recurso terapéu-
tico son ampliamente reconocidos tanto en la esfe-
ra física (sintomatológica y funcional) como reper-
cusiones positivas en ámbitos psicológico y social.
REFERENCIAS
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use of botulinum toxin in neurological
disorders. J Neurol Neurosurg Psychiatry
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Botulinum toxin type A induces direct
analgesic effects in chronic neuropathic pain.
Ann Neurol 2008;64:274-83.
CORRESPONDENCIA
Dr. Álvaro Moyano Vera
Servicio Medicina Física y Rehabilitación
Hospital Clínico Universidad de Chile.
Santos Dumont 999, Independencia, Santiago
Fono: 978 8040
E-mail: amv@vtr.net

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Toxina botulinica en rehabilitacion

  • 1. 319 HISTORIA DE LA TOXINA BOTULÍNICA La idea de utilizar la toxina botulínica en forma terapéutica fue desarrollada por el médico y poeta alemán Justinus Kerner (1786-1862), quien describió en diferentes artículos las manifestacio- nes clínicas observadas en grupos de pacientes en- venenados con la toxina, transmitida en algunos alimentos. Adjudica a esta sustancia tóxica que denominó “ácidos grasos” o “veneno de las salchi- chas”, la responsabilidad de la parálisis neuromus- cular(1) . En el año 1895 en una villa llamada Hellezelles, Bélgica, un grupo de músicos, luego de tocar en un funeral, decidieron compartir en una cena. Algunos murieron, otros enfermaron gravemente. Fue así como el profesor microbiólogo Emile Pierre Marie Van Ermengem (1851-1932) fue llamado a investigar el caso y estudió en su laboratorio tanto los jamones consumidos como algunos de los órganos de las víctimas. Finalmente pudo aislar el bacilo anaeróbico y lo denominó Bacillus botulinus, del latín botulus que significa salchicha, pues los síntomas eran similares a los descritos con anterioridad en Alemania luego de consumir este tipo de alimentos(2) . En la década de los 70, en Europa y Norteamérica, nació la idea de tratar a pacientes con estrabismo, usando la toxina. El primero en realizar estos tra- tamientos fue Alan B. Scott en 1981, sugiriendo además la posibilidad de tratar de la misma ma- nera otras enfermedades, como el blefaroespasmo y otras formas de distonía(2,3) . En el año 1983 en Canadá, la toxina comienza a ser utilizada en pa- cientes con distonía cervical, lo que dio lugar a la primera publicación sobre esta indicación en el año 1985(4) . A partir del año 1987 se describen los primeros casos de toxina botulínica aplicada con Toxina botulínica y su importancia en el campo de la rehabilitación Álvaro Moyano V.(1) , Fernando Cubillos O.(1) , Paula Maldonado A.(1) , Eduardo San Martín(2) (1) Servicio Medicina Física y Rehabilitación, HCUCh. (2) Clínica Los Coihues. Botulinum toxin, the most potent biological toxin, has become a powerful therapeutic tool for a growing number of clinical applications. It produces temporary denervation manifested by paralysis of muscles treated. Also inhibits the release of neurotransmitters involved in nociceptive stimuli. With the presence of Botulinum toxin inside the rehabilitation field has enabled major advances in the management of patients with neurological diseases and musculoskeletal pain. SUMMARY Rev Hosp Clín Univ Chile 2010; 21: 319 - 25
  • 2. Revista Hospital Clínico Universidad de Chile 320 fines cosméticos(4) . Fue aprobada por la American Food and Drug Administration en 1989 para su empleo en el tratamiento del estrabismo, del blefa- roespasmo y del espasmo hemifacial(3,14) . En 1990 se crearon guías de indicación y aplicación de la toxina botulínica en el National Health Institutes (Bethesda)(2) . MECANISMO DE ACCIÓN La toxina botulínica produce denervación transito- ria que se manifiesta por parálisis de la musculatu- ra inervada por el sistema nervioso somático (mús- culo estriado) o autonómico (glándulas exocrinas y músculo liso). Específicamente, la neurotoxina inhibe la transmisión de potenciales de acción a nivel de la unión neuromuscular de la unidad mo- tora y a nivel preganglionar, donde es clivada por proteasas específicas en dos fragmentos, los cuales se reúnen de manera diferente a través de puentes bisulfitos, adquiriendo actividad enzimática y con capacidad para clivar proteínas endosomales pre- sinápticas (ej: SNAP-25) y evitando así la unión de la membrana presináptica con la membrana de la vesícula presináptica. En consecuencia, se evita la liberación de la acetilcolina, al espacio sinápti- co, produciendo la parálisis fláccida del músculo o impidiendo la función de la glándula exocrina correspondiente(5) . Además de inhibir la liberación de acetilcolina, la neurotoxina botulínica inhibe también la secreción de neurotransmisores como la sustancia P, el glutamato y la noradrenalina(5) . Tipos de toxinas botulínicas En el año 1919, Georgina Burke basada en sus estudios en la Universidad de Stanford, diferen- ció dos tipos de Bacillus botulinus, designándolos como tipo A y tipo B(6,7) . En la actualidad se co- noce la existencia de siete serotipos de Clostridium botulinum (A,B,C,D,E, F y G). Las neurotoxinas A,B,E,F y G son dañinas para el ser humano y por otro lado, la administración de toxina botulínica A de 0,1 µg vía endovenosa o intramuscular o 1 µg vía inhalatoria o 70 µg vía oral, pueden ser fa- tales(5) . La toxina botulínica A está ampliamente comer- cializada y disponible como Botox® (Allergan, Inc) en América, Xeomin® (Merz company) en Alema- nia y como Dysport® (Speywood) en otros países europeos(7,8) . En China también se produce toxi- na botulínica tipo A para uso clínico (Lanzhou®) (7) . La toxina botulínica tipo B, aunque en menor medida, también está en el mercado, disponible como Myobloc® (Elan Pharmaceuticals) en Esta- dos Unidos y Neurobloc® (Elan Pharmaceuticals) en Europa(8) . USOS DE LA TOXINA BOTULÍNICA EN REHABILITACIÓN Dado sus propiedades terapéuticas, la toxina bo- tulínica ha sido utilizada en diversas entidades no- sológicas: Espasticidad Con la toxina se busca debilitar y relajar el múscu- lo que está hiperactivo como consecuencia del sín- drome de motoneurona superior, lo que produce cambios biomecánicos en el músculo, haciéndolo más susceptible de ser elongado y permitir restau- rar, en parte, el balance muscular entre músculos agonistas y antagonistas. Posee claras ventajas como: tener efecto en espasticidad independiente de la causa de ésta, tener efectividad en tratamien- to focal, ser un fármaco seguro (efecto reversible) y fácil de usar, permite reducir el requerimiento de antiespásticos orales, tiene poca interacción con otros medicamentos y tiene un rol preventivo(9) . La efectividad real de la toxina botulínica en espas- ticidad fue demostrada por primera vez en el año 1990, a través de un trabajo con diseño tipo cross over aleatorizado, controlado y doble ciego en pa- cientes con esclerosis múltiple(10) . Se han reportado
  • 3. www.redclinica.cl 321 efectos beneficiosos en pacientes con espasticidad secundaria a accidente cerebro vascular desde el año 1989(11) . En el año 2004 se publicó el primer trabajo a largo plazo (54 semanas de seguimien- to) que evaluó la respuesta de toxina botulínica en extremidades superiores de pacientes secuelados de accidente cerebro vascular, obteniéndose mejo- ría significativa tanto en el grado de espasticidad, como en la funcionalidad de extremidad superior, manteniéndose el perfil de seguridad durante todo el período de observación(12) . Con respecto al uso de la toxina en pacientes es- pásticos secuelados de traumatismo encéfalocra- neano, se han publicado ganancias significativas en ROM (range of motion: rango de movimien- to) y severidad de la espasticidad, al ser utilizada en extremidades superiores a nivel de muscula- tura flexora de muñeca y dedos(13) . También se han publicado experiencias en el uso de la toxina como parte del manejo del pie equino espástico en pacientes post TEC, evidenciando mejorías significativas en relación a la espasticidad, capaci- dad de marcha y el grado de independencia, lue- go de infiltración en gastrocnemios, sóleo y tibial posterior(14,15) . Se ha demostrado la efectividad en el uso de toxi- na botulínica en espasticidad infantil, desde las primeras experiencias en 1992 para el manejo del pie equino en niños con parálisis cerebral (PC)(16) . Los objetivos usualmente planteados para el uso de la toxina en niños espásticos con PC son: evitar o retrasar la cirugía, mejorar la función motora, aumentar rangos articulares, prevenir o corregir contracturas o deformidades, prevenir subluxa- ción de caderas y escoliosis, facilitar terapia física, conseguir que el paciente camine libremente o con ayuda, conseguir una bipedestación o ferulización más correcta, mejorar la adaptación a sus activi- dades diarias en silla, mejorar la higiene, aliviar el dolor, mejorar la apariencia estética y mejorar la calidad de vida de pacientes y familiares(17) . La evidencia disponible sugiere que la toxina posee un buen perfil de seguridad al corto plazo, como tratamiento de espasticidad en niños con parálisis cerebral(18) . Distonías focales La toxina botulínica se aceptó como herramien- ta terapéutica a partir de sus marcados beneficios observados en el manejo de pacientes con disto- nía, trastorno del movimiento caracterizado por contracciones musculares sostenidas que causan movimientos de torsión repetidos y posturas anó- malas(19) . Actualmente la inyección de toxina botulínica se considera el tratamiento de elección en la disto- nía focal y segmentaria. Desde el primer estudio doble ciego, randomizado, en pacientes con dis- tonía cráneo-cervical, incluido el blefarospasmo, reportado en 1983(20) , varios estudios de calidad han confirmado la eficacia y la seguridad de este tratamiento(21,22) . Blefarospasmo El blefarospasmo es una distonía craneal focal bi- lateral, que se caracteriza por contracciones espas- módicas, fuertes e involuntarias de los músculos orbiculares del ojo, que causan frecuentemente el cierre prolongado de los párpados lo que genera alteraciones visuales, incomodidad y puede llevar incluso al aislamiento social. Ya en 1988 existían 12 estudios no randomizados y 2 doble ciegos que demostraron la eficacia de la toxina botulínica en el tratamiento del blefaros- pasmo, inyectado en el músculo orbicular del pár- pado superior e inferior(20) . Actualmente, es el tratamiento de primera línea en el blefarospasmo, con una eficacia mayor al 90% y con escasos efectos secundarios locales que revier- ten espontáneamente(23) .
  • 4. Revista Hospital Clínico Universidad de Chile 322 Espasmo hemifacial El espasmo hemifacial es un trastorno crónico del movimiento que se caracteriza por contracciones involuntarias, irregulares, tónicas o clónicas de los músculos inervados por el nervio facial homola- teral. Es una enfermedad benigna, generalmente crónica, pero que causa una gran discapacidad social. Las opciones de tratamiento abarcan desde el manejo farmacológico, hasta el quirúrgico (des- compresión del nervio facial), este último eficaz, pero con efectos secundarios potenciales graves como sordera y paresia facial(24) . En este contexto, la toxina botulínica se ha conver- tido en el tratamiento de elección en los casos de ausencia de respuesta al tratamiento farmacológi- co habitual. Presenta una respuesta eficaz y segura, además de efectos secundarios mínimos y benig- nos, incluso en aquellos pacientes con más de 10 años de tratamiento(25) . Vejiga neurogénica En pacientes con vejiga neurogénica, asociada a hiperactividad o disinergia del músculo detrusor, en que no existe una respuesta favorable al manejo inicial o éste genera efectos adversos no tolerados, es fundamental lograr un adecuado vaciamien- to vesical, con el fin de prevenir complicaciones, principalmente, un daño renal secundario y un deterioro significativo en la calidad de vida(26) . Distintos estudios han demostrado que el uso de toxina botulínica a nivel del músculo detrusor es una alternativa terapéutica efectiva. Éste es un procedimiento ambulatorio y en general bien to- lerado, que ha demostrado excelentes resultados tanto desde el punto de vista clínico, como de urodinamia, logrando continencia en aproxima- damente un 40-80% de los pacientes tratados, con una duración del efecto de alrededor de 8-9 meses y con escasos efectos adversos, principalmente lo- cales(27,28) . Sialorrea La toxina botulínica también bloquea la libera- ción de acetilcolina en las neuronas eferentes del sistema nervioso autónomo que inervan a las glán- dulas exocrinas, como, por ejemplo, las glándulas salivales. En el año 1997 se propuso por primera vez el uso de toxina botulínica como tratamiento alternativo de la sialorrea. Desde entonces se han publicado numerosos estudios, con variado nivel de evidencia, que evalúan la toxina y su efecto en disminuir la secreción de las glándulas salivales, principalmente en enfermedades neurológicas, en donde se han evaluado tanto parámetros cuanti- tativos de sialorrea, como de interferencia en ac- tividades de la vida diaria y calidad de vida(29) . La disminución de la sialorrea tendría un mayor efec- to si se realiza la infiltración intraparenquimatosa de la toxina con guía ultrasonográfica(30) . Dolor El conjunto de investigaciones del efecto de la toxina sobre el dolor, se basa en los cambios que produce en la función de las fibras nociceptivas, ya sea al modificar la actividad muscular excesiva o disfuncional (incluyendo la transmisión colinérgi- ca de motoneuronas α y γ, la bioquímica mediada por la bradicinina), o al modificar las fibras noci- ceptivas (alteración de liberación de glutamato y sustancia P)(31) . Dentro de las distintas aplicaciones de la toxina botulínica en dolor destacan: Síndrome miofascial Se define como un trastorno osteomuscular do- loroso caracterizado por la presencia de síntomas sensoriales, motores y autonómicos, que son oca- sionados principalmente por la compresión de un punto gatillo (trigger point). El punto gatillo se de- fine como un punto hiperirritable, en una banda tensa muscular(32) .
  • 5. www.redclinica.cl 323 Aunque la toxina botulínica no se considera como un tratamiento de primera elección para el manejo de dolor miofascial crónico, puede ser una opción terapéutica en los casos en que éste es refractario al manejo inicial caracterizado por: analgésicos orales, infiltración con anestésicos locales y elon- gación de los músculos afectados(33,34) . Además es importante recalcar que siempre es necesaria la realización de sesiones de fisioterapia precozmente, luego de la infiltración. Dolor neuropático Corresponde a un dolor generado como consecuen- cia de una lesión o enfermedad que afecta el sistema nervioso central o periférico. Este dolor es mante- nido en el tiempo por un procesamiento aberrante de la información sensorial, usualmente severo, con escasa respuesta al tratamiento convencional(35) . El mecanismo mediante el cual la toxina actuaría sobre el dolor neuropático, no está absolutamen- te claro. Además de los mecanismos ya descritos de acción de ésta, se cree que tendría un efecto analgésico independiente, pero esto aún está en estudio(36) . Diversos estudios han mostrado que la infiltración local (en el área de mayor dolor) de toxina botulí- nica diminuiría la intensidad del dolor, modifican- do principalmente la alodinia (tanto en área como en intensidad). Esto a la vez se ha asociado a mejo- ría en la percepción de salud y calidad de vida(36) . CONCLUSIONES La toxina botulínica, en sus formas terapéuticas A y B, ha demostrado ser útil en el manejo de va- riados cuadros de relevancia en el campo de la re- habilitación, siempre en el marco de un plan de intervención multidisciplinaria. Sus efectos se enmarcan en un perfil clínico segu- ro, con mínimos efectos colaterales potencialmen- te reversibles. Los beneficios reportados con este recurso terapéu- tico son ampliamente reconocidos tanto en la esfe- ra física (sintomatológica y funcional) como reper- cusiones positivas en ámbitos psicológico y social. REFERENCIAS 1. Erbguth F. Historical note on the therapeutic use of botulinum toxin in neurological disorders. J Neurol Neurosurg Psychiatry 1996;60:51. 2. Devriese P. On the Discovery of Clostridium botulinum. J Hist Neurosci 1999;8:43-50. 3. Erbguth F, Naumann M. Historical aspects of botulinum toxin: Justinus Kerner (1786- 1862) and the “sausage poison”. Neurology 1999;53:1850-3. 4. Carruthers A. History of the clinical use of botulinum toxin A and B. Clin Dermatol 2003;21:469-72. 5. Koussoulakos S. Botulinum neurotoxin: the ugly duckling. Eur Neurol 2009;61:331–42. 6. Erbguth FJ. Historical notes on botulism, Clostridium botulinum, botulinum toxin, and the idea of the therapeutic use of the toxin. Mov Disord 2004;19 Suppl 8:S2-6. 7. Erbguth FJ. From poison to remedy: the chequered history of botulinum toxin. J Neural Transm 2008;115:559-65. 8. Ting PT, Freiman A. The story of Clostridium botulinum: from food poisoning to Botox. Clin Med 2004;4:258-61.
  • 6. Revista Hospital Clínico Universidad de Chile 324 9. WardAB.Spasticitytreatmentwithbotulinum toxins. J Neural Transm 2008;115:607-16. 10. M. Habek Karni A, Balash Y, Gurevich T. The place of the botulinum toxin in the management of multiple sclerosis. Clin Neurol Neurosurg 2010;112:592–6. 11. Das T, Park D. Effect of treatment with botulinum toxin on spasticity. Postgrad Med J 1989;65:208-10. 12. Gordon MF, Brashear A, Elovic E, Kassicieh D, Marciniak C, Liu J et al. Repeated dosing of botulinum toxin type A for upper limb spasticity following stroke. Neurology 2004:63:1971–3. 13. Yablon S. Botulinum toxin in severe upper extremity spasticity among patients with traumatic brain injury. An open-labeled trial. Neurology 1996;47:939-44. 14. Fock J, Galea MP, Stillman BC, Rawicki B, Clark M. Functional outcome following Botulinum toxin A injection to reduce spastic equinus in adults with traumatic brain injury. Brain Inj 2004;18:57-63. 15. Verplancke D, Snape S, Salisbury CF, Jones PW, Ward AB. A randomized controlled trial of botulinum toxin on lower limb spasticity following acute acquired severe brain injury. Clin Rehabil 2005;19:117-25. 16. Koman LA, Mooney JF, Smith BP. Managementofcerebralpalsywithbotulinum toxin: a randomized doubleblind study. Dev Med Child Neurol 1992;34 (Suppl 66):23. 17. Póo P, Galván-Manso M, Casartelli MJ, López-Casas J, Gassió-Subirats RM, Blanco C et al. Toxina botulínica en la parálisis cerebral infantil. Rev Neurol 2008;47(Supl 1):S21-4. 18. Albavera-HernándezC,RodríguezJM,Idrovo AJ. Safety of botulinum toxin type A among children with spasticity secondary to cerebral palsy: a systematic review of randomized clinical trials. Clin Rehabil 2009;23:394-407. 19. Jankovic J. Dystonia: medical therapy and botulinum toxin. Adv Neurol 2004;94:275– 86. 20. Jankovic J, Ford J. Blepharospasm and orofacial-cervical dystonia: Clinical and pharmacologyfindingsin100patients. Annals of Neurology 1983;13:402-11. 21. Hallett M, Benecke R, Blitzer A, Comella CL. Treatment of focal dystonias with botulinum neurotoxin. Toxicon 2009;54:628-33. 22. Molho E, Jankovic J, Lew M. Role of botulinum toxin in the treatment of cervical dystonia. Neurol Clin 2008;26 Suppl 1:43- 53. 23. Kenney C, Jankovic J. Botulinum toxin in the treatment of blepharospasm and hemifacial spasm. J Neural Transm 2008;115:585-91. 24. Costa J, Espirito-Santo C, Borges A, Ferreira JJ, Coelho M, Moore P et al. Tratamiento con toxina botulínica tipo A para el espasmo hemifacial. Biblioteca Cochrane Plus; 2007, Nº 2. Oxford: Update Software. 25. Pérez -Saldaña MT, Parkhutik V, Boscá- Blasco ME, Claramonte B, Burguera- Hernández JA. Espasmo hemifacial: más de 10 años de tratamiento con toxina botulínica. Rev Neurol 2007;45:582-6. 26. Karsenty G, Denys P, Amarenco G, De Seze M, Gamé X, Haab F et al. Botulinum Toxin A (Botox®)intradetrusorinjectionsinadultswith neurogenic detrusor overactivity/neurogenic overactive bladder: A systematic literature review. European Urology 2008;53:275-87. 27. Safari S, Jamali S, Habibollahi P. Intravesical injections of Botulinum Toxin type A for management of neuropathic bladder: a comparison of two methods. Urology 2010;76:225-32. 28. Duthie J, Wilson DI, Herbison GP, Wilson D. Botulinum toxin injections for
  • 7. www.redclinica.cl 325 adults with overactive bladder syndrome. Cochrane Database of Systematic Reviews 2007, Issue 3. Art. No.: CD005493. DOI: 10.1002/14651858.CD005493.pub2 29. Truong D, Bhidayasiri R. Evidence for the effectiveness of botulinum toxin for sialorrhoea. J Neural Transm 2008;115:631– 5. 30. Capaccio P, Torretta S, Osio M, Minorati D, Ottaviani F, Sambataro G et al. Botulinum toxin therapy: a tempting tool in the management of salivary secretory disorders. Am J Otolaryngol 2008;29:333-8. 31. Jeynes LC, Gauci CA. Evidence for the use of botulinum toxin in the chronic pain setting--a review of the literature. Pain Pract 2008;8:269-76. 32. Lavelle ED, Lavelle W, Smith HS. Myofascial trigger points. Anesthesiol Clin N Am 2007;25:841-51. 33. Ho KY, Tan KH. Botulinum toxin A for myofascial triggers point injection: a qualitative systematic review. Eur J Pain 2007;11:519-27. 34. Torres J, Hernández J, Ortiz E, Tenopala S. Toxina botulínica tipo A para el manejo del dolor en pacientes con síndrome de dolor miofascial crónico. Rev Soc Esp Dolor 2010;17:22-7. 35. Charles E. Argoff. A Focused Review on the Botulinum Toxins for Neuropathic Pain. Clin J Pain 2002;18:177-81. 36. Ranoux D, Attal N, Morain F, Buhassira. Botulinum toxin type A induces direct analgesic effects in chronic neuropathic pain. Ann Neurol 2008;64:274-83. CORRESPONDENCIA Dr. Álvaro Moyano Vera Servicio Medicina Física y Rehabilitación Hospital Clínico Universidad de Chile. Santos Dumont 999, Independencia, Santiago Fono: 978 8040 E-mail: amv@vtr.net