Barrera hemato-timica y educación de linfocitos T.pptx
Sección V Fisiologia Medica Boron Boulpaep 3a Edicion_booksmedicos.org.pdf
1. 589
S E C C I Ó N
Sistema respiratorio
Capítulo 26 Organización del aparato respiratorio, pág. 590
Capítulo 27 Mecánica de la ventilación, pág. 606
Capítulo 28 Fisiología ácido-base, pág. 628
Capítulo 29 Transporte de oxígeno y dióxido de carbono en la sangre, pág. 647
Capítulo 30 Intercambio gaseoso en los pulmones, pág. 660
Capítulo 31 Ventilación y perfusión de los pulmones, pág. 675
Capítulo 32 Control de la ventilación, pág. 700
V
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booksmedicos.org
4. SECCIÓN V • Sistema respiratorio
590.e2
Colaboración de Walter Boron
Antoine-Laurent de Lavoisier, conocido simplemente como Antoi
ne Lavoisier, fue un noble francés al que a veces se considera el
padre de la química moderna. No hizo ningún descubrimiento de
productos químicos que no pudieran reclamar también otros
autores (p. ej., el gas hidrógeno, en el caso de Cavendish
N26-2) y tampoco desarrolló ningún aparato experimental muy
novedoso. Por el contrario, sus contribuciones fueron principal
mente teóricas, respaldadas por experimentos cuantitativos que
ampliaron el trabajo de otros autores (p. ej., Black, Scheele, Pries
tley, Cavendish), y puso el trabajo de estos otros autores en un
marco teórico sólido.
En su tratado de química de 1789, considerado por algunos
como el primer libro de texto moderno de química, Lavoisier
presentó una teoría unificadora que introdujo el concepto de
elemento químico y cómo estos elementos pueden formar com-
puestos químicos. Introdujo los conceptos de estequiometría
y conservación de la masa y refutó con argumentos sólidos la
teoría del flogisto. Como ocurre a veces en ciencia, algunos de
los principales defensores de la teoría del flogisto se mostraron
impasibles; no obstante, la siguiente generación de químicos
encontró que los argumentos de Lavoisier eran convincentes y
se abandonó la teoría del flogisto.
La química de los gases respiratorios ocupó un lugar central
en el pensamiento de Lavoisier. Reconoció que la combustión y
la respiración suponen el consumo de O2 y la producción de CO2.
Lavoisier defendió a Lagrange y a otros científicos nacidos en
el extranjero cuyos derechos estaban siendo recortados por el
gobierno. Durante el Reinado delTerror, Lavoisier fue sometido a
un juicio sumario, condenado y ejecutado el 8 de mayo de 1794.
Si se desea más información sobre Antoine Lavoisier, se pueden
visitar las siguientes páginas web:
1. http://en.wikipedia.org/wiki/Antoine_Lavoisier.
2. http://www.chemheritage.org/discover/online-resources/
chemistry-in-history/themes/early-chemistry-and-gases/
lavoisier.aspx.
3. http://www.acs.org/content/acs/en/education/
whatischemistry/landmarks/lavoisier.html.
N26-5 Antoine Lavoisier (1743-1794)
Colaboración de Walter Boron
Giuseppe Lodovico Lagrangia, astrónomo y uno de los mayores
matemáticos de su época, nació en Turín, se mudó a Berlín en
1766 y posteriormente a París en 1786. Sobrevivió a la Revolución
Francesa y murió en Francia.
La contribución de Lagrange a la biología (en concreto a la
fisiología respiratoria) es una conclusión que basó totalmente
en fundamentos teóricos: concluyó que la respiración (es decir,
la combustión) dentro del cuerpo no podía tener lugar por com
pleto en los pulmones, porque esto sería incongruente con la
distribución homogénea del calor en todo el cuerpo.
Si se desea más información sobre Lagrange, se pueden
consultar las siguientes fuentes:
1. http://en.wikipedia.org/wiki/Joseph_Louis_Lagrange.
2. Holmes FL: Lavoisier and the Chemistry of Life. Madison, WI,
University of Wisconsin Press, 1985.
N26-6 Joseph-Louis Lagrange (1736-1813)
Colaboración de Walter Boron
Lazzaro Spallanzani fue un sacerdote católico y científico que hizo
contribuciones a una amplia variedad de disciplinas biológicas,
como la reproducción, la regeneración (p. ej., de las extremidades
de los anfibios) y la respiración. Estuvo claramente en contra de
la teoría de la generación espontánea. Su trabajo sobre la res
piración, publicado póstumamente, demostró que varios tejidos
consumen O2 y generan CO2.
Si se desea más información sobre Spallanzani, se pueden
consultar las siguientes fuentes:
1. http://en.wikipedia.org/wiki/Lazzaro_Spallanzani.
2. http://www.accessexcellence.org/RC/AB/BC/Spontaneous_
Generation.php.
3. http://www.newadvent.org/cathen/14209a.htm.
4. http://web.mala.bc.ca/black/amrc/Biographies/SPALLA.HTM.
5. http://www.whonamedit.com/doctor.cfm/2234.html.
6. Keilin D: The History of Cell Respiration and Cytochrome.
Cambridge, UK, Cambridge University Press, 1966.
N26-7 Lazzaro Spallanzani (1729-1799)
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6. SECCIÓN V • Sistema respiratorio
592
La difusión del O2 sigue un gradiente de Po2 decreciente
(v. fig. 26-1A). La región en la cual disminuye gradualmente la
Po2 desde el agua libre del estanque hasta la superficie externa
de la membrana plasmática es la capa extracelular no agitada,
denominada así porque en esta zona no se produce mezcla por
convección. Una disminución gradual y similar de la Po2 impulsa
la difusión de O2 a través de la capa intracelular no agitada, desde
la superficie interna de la membrana plasmática hasta las mitocon-
drias. La disminución abrupta de la Po2 a través de la membrana
plasmática refleja cierta resistencia al paso de gas. El perfil para la
Pco2 es similar, aunque con una orientación contraria.
La velocidad a la que el O2 o el CO2 atraviesa la superficie del
organismo es el caudal (unidades: moles/s). De acuerdo con una
versión simplificada de la ley de Fick (v. pág. 108), el caudal es
proporcional a la diferencia de concentración a través de esta
barrera. Como, gracias a la ley de Henry, sabemos que la concen-
tración de un gas disuelto es proporcional a su presión parcial en
la fase gaseosa, el caudal también es proporcional a la diferencia
de presiones parciales (∆P):
∝ ∆
Caudal P
(26-1)
La difusión simple es el mecanismo mediante el cual el O2 y el
CO2 recorren distancias cortas en el aparato respiratorio: entre el
aire y la sangre en los alvéolos y entre las mitocondrias y la sangre
de la circulación periférica.
La convección incrementa la difusión al producir
gradientes mayores a través de la barrera de difusión
Un sistema puramente difusivo solo puede establecer un ∆P relati-
vamente pequeño a través de la barrera de intercambio gaseoso del
organismo (v. fig. 26-1A). No obstante, para organismos pequeños
incluso este ∆P relativamente pequeño es adecuado para satis-
facer las necesidades de consumo de O2 y eliminación de CO2. Sin
embargo, cuando el diámetro del organismo supera ∼1 mm, la
difusión simple llega a ser inadecuada para el intercambio gaseoso.
Una forma de atenuar este problema es introducir un mecanismo
para la convección en la superficie externa del organismo. Para
un paramecio, el batido de los cilios aproxima mucho el agua de la
fase libre (que tiene una Po2 de ∼154 mmHg a 25 °C y una Pco2
de ∼0,2 mmHg) a la superficie de la célula. Esta mezcla reduce el
tamaño de la capa no agitada extracelular, y de esta manera aumen-
ta la Po2 y disminuye la Pco2 en la superficie externa del organismo.
El efecto neto es que los gradientes de presión parcial, tanto de
O2 como de CO2, aumentan a través de la barrera de intercambio
gaseoso (v. fig. 26-1B), lo que lleva a un aumento proporcional del
caudal de ambas sustancias.
Losorganismosfiltradores,comolasostrasylasalmejas,bombean
el agua de la fase libre más allá del órgano de intercambio gaseoso.
Como la solubilidad en el agua del O2 es relativamente baja, un orga-
nismo de este tipo puede tener que bombear 16.000 ml de agua para
extraer tan solo 1 ml de O2 gaseoso. En los peces, que son mucho más
eficientes, el cociente puede ser mucho menor, de ∼400:1.
En los mamíferos, la fase libre está en la atmósfera, y el sistema
convectivo externo es una bomba de aire formada por la pared
torácica, los músculos respiratorios y los conductos a través de los
cuales pasa el aire (desde la nariz hasta los alvéolos). La ventilación
es el proceso mediante el cual se desplaza el aire introduciéndolo
en los pulmones y expulsándolo de ellos. Los anfibios introducen
aire en los pulmones deglutiéndolo. Los reptiles, las aves y los
mamíferos expanden los pulmones generando una presión negativa
dentro del tórax. Debido a que el contenido de O2 del aire es mucho
I
magine que un matraz con agua está equilibrado con una
atmósfera normal y que tanto el agua como la atmósfera tienen
una temperatura de 37 °C. Para el aire seco (es decir, el aire
que no contiene vapor de agua), el O2 constituye ∼21% del gas
total en volumen (v. tabla 26-1). Por tanto, si la presión ambiente
(o presión barométrica, Pb) es de 760 mmHg, la presión parcial
de O2 (Po2) es el 21% de 760 mmHg: 159 mmHg (fig. 26-2). Sin
embargo, si la interfase aire-agua es razonablemente estacionaria,
el vapor de agua saturará el aire inmediatamente adyacente al
líquido. ¿Cuál es la Po2 de este aire húmedo? A 37 °C, la presión
parcial del agua (Ph2o) es de 47 mmHg. De la presión total del
aire húmedo, la Ph2o constituye 47 mmHg, y los componentes
del aire seco suponen el valor restante, 760 − 47 = 713 mmHg.
Así, la presión parcial de O2 en este aire húmedo es:
( )
( )
( )
= ⋅ −
= ⋅ −
=
P F P P
21% 760 mmHg 47 mmHg
149 mmHg
O O
Fracción de aire
seco que es O
B H O
2 2
2
2
La proporción de CO2 en el aire seco es ∼0,03% (v. tabla 26-1).
Por tanto, la presión parcial de CO2 en el aire húmedo es:
( )
( )
( )
= ⋅ −
= ⋅ −
=
P F P P
0,03% 760 mmHg 47 mmHg
0,21mmHg
CO CO B H O
2 2 2
Estos ejemplos son los valores reales observados en fisiología
respiratoria. Cuando inhalamos aire relativamente frío y seco, la
nariz y el resto de las vías respiratorias superiores calientan y
humedecen rápidamente el aire en tránsito, de modo que alcanza
la composición del aire húmedo que se presenta en la tabla 26-1.
Figura 26-2 Comparación entre gases húmedos y secos. Obsérvese que
la presión parcial de O2 es menor en el aire húmedo que en el aire seco.
CUADRO 26-1 Gases húmedos:
presiones parciales de O2 y CO2 en soluciones
equilibradas con aire húmedo N26-8
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9. SECCIÓN V • Sistema respiratorio
594
a ser extremadamente grande (es decir, la distancia entre la nariz y
los alvéolos). En consecuencia, la Po2 alveolar disminuye hasta tales
niveles que el ∆Po2 a través de la pared alveolar no puede mantener
el caudal de O2 y una [O2] arterial que sea compatible con la vida.
La suspensión de la ventilación también hace que aumente la Pco2
alveolar hasta niveles tan altos que el caudal de CO2 desde la sangre
hasta el aire alveolar es inaceptablemente bajo.
Un sistema convectivo externo maximiza el intercambio gaseoso
al suministrar de manera continua agua o aire en fase libre a la
superficie externa de la barrera de intercambio gaseoso, lo que
permite mantener una Po2 externa elevada y una Pco2 externa
baja. Un sistema circulatorio es un sistema convectivo interno que
maximiza el caudal de O2 y CO2 a través de la barrera de intercambio
gaseoso haciendo llegar a la superficie interna de esta barrera sangre
que tiene una Po2 tan baja y una Pco2 tan alta como sea posible. La
perfusión es el proceso mediante el cual se hace llegar la sangre a los
pulmones. La figura 26-1C muestra un sistema convectivo interno
primitivo (e hipotético), un sistema que esencialmente agita todo
el contenido interno del organismo, de manera que la Po2 de los
fluidos internos libres es uniforme, semejante a la de la superficie
de la mitocondria. La consecuencia es que el ∆Po2 a través de la
barrera de intercambio gaseoso es bastante grande, aunque el ∆Po2
entre el líquido interno libre y la mitocondria es bastante pequeño.
La figura 26-1D resume los perfiles de Po2 y Pco2 correspon-
dientes a un sistema circulatorio sofisticado construido alrededor
de un corazón con cuatro cavidades y circulaciones pulmonar y
sistémica separadas. El sistema circulatorio transporta (por con-
vección) sangre pobre en Po2 desde un capilar sistémico cerca de
las mitocondrias hasta la pared alveolar. Al comienzo de un capilar
pulmonar, un gradiente de Po2 elevado entre los alvéolos y la sangre
garantiza un elevado caudal de entrada de O2 (mediante difusión),
y la Po2 sanguínea aumenta hasta coincidir con la Po2 alveolar (es
decir, externa) en el momento en el que la sangre sale del capilar
pulmonar. Por último, la sangre arterial sistémica transporta (por
convección) esta sangre rica en Po2 hasta los capilares sistémicos,
donde un elevado gradiente de Po2 de la sangre a las mitocondrias
maximiza la entrada de O2 en las mitocondrias (difusión). En el
caso del CO2 ocurre lo contrario. Por tanto, las circulaciones pul-
monar y sistémica separadas garantizan unos gradientes máximos
para la difusión de gases en los capilares pulmonares y sistémicos.
Para la situación que se describe en la figura 26-1D es necesario
el corazón con cuatro cavidades característico de los mamíferos,
así como de los reptiles avanzados y las aves. El ventrículo derecho
bombea hacia los pulmones sangre con una Po2 baja y una Pco2
alta que ha recibido a través de las venas periféricas, mientras
que el ventrículo izquierdo bombea hacia la periferia (es decir,
BTPS
Los gases en el pulmón están saturados con vapor de agua a 37 °C
(310 K). A esta temperatura, la Ph2o es de 47 mmHg (v. cuadro 26-1).
Si la glotis está abierta y no hay caudal de aire, entonces la presión
total del aire en los pulmones es la Pb, que supondremos que es de
760 mmHg. En este caso, la presión parcial de los gases secos en los
pulmones es (760 − 47) = 713 mmHg. La convención es presentar el
volumen de los gases de los pulmones (y los cambios del volumen de
estos gases) a la temperatura y la presión corporales, saturado con
vapor de agua, o BTPS. Estos volúmenes incluyen tanto los gases
húmedos como los secos.
ATPS
Si un volumen de aire es expulsado desde los pulmones (∆VBTPS) ha
cia un espirómetro, cuyo «suelo» está formado por agua (v. fig. 26-8),
el aire espirado ahora estará a la temperatura y la presión am
bientales, saturado con vapor de agua, o ATPS. Así, debemos corre
gir el cambio de volumen (∆VATPS) que registra el espirómetro
(en condiciones ATPS) para conocer el volumen que había ocupado
este mismo gas en los pulmones (en condiciones BTPS). Hay dos
factores que actúan a medida que el aire alveolar caliente se des
plaza hacia un espirómetro más frío: 1) la Ph2o disminuye y parte del
H2O gaseosa se condensa para dar lugar a H2O líquida, de acuerdo
con la dependencia de la temperatura de la Ph2o, y 2) la presión que
ejercen las moléculas de gas seco disminuye, de acuerdo con la ley
de Charles. N26-8 Si partimos de la ley de Boyle-Charles,
⋅∆
=
⋅∆
P V
T
P V
T
BTPS BTPS
BTPS
ATPS ATPS
ATPS
se puede inferir que N26-12
( )
∆ =
−
−
⋅ ⋅ ∆
V
P P
(P P )
T
T
V
BTPS
B H O a T
B H O a T
corporal
ambiente
ATPS
2 ambiente
2 corporal
Aquí, Tcorporal y Tambiente son temperaturas absolutas.
Si la Tcorporal es 37 °C (310 K), entonces el correspondiente valor
de Ph2o es 47 mmHg. Si la Tambiente es 25 °C (o 298 K), entonces
la correspondiente Ph2o es 24 mmHg. Para estas condiciones, la
conversión de un volumen ATPS en un volumen BTPS pasa a ser
( )
( )
∆ =
−
−
⋅ ⋅ ∆ = ⋅ ∆
V
760 24
760 47
310 K
298 K
V 1,074 V
BTPS ATPS ATPS
Por tanto, el mismo gas húmedo que ocupa 1.000 ml en un
espirómetro en condiciones ATPS, ocupa 1.074 ml en los pulmones
en condiciones BTPS.
STPD
La convención es presentar el volumen de los gases de la sangre
(p. ej., CO2 disuelto u O2 unido a hemoglobina) de la misma manera
que lo harían los químicos, a temperatura y presión estándar/seco,
o STPD. La temperatura estándar es de 0 °C (273 K) y la presión
estándar es 760 mmHg. Se puede recordar de los cursos de quími
ca general que un mol de un gas ideal ocupa 22,4 l en condiciones
STPD. Si se quiere convertir ∆VSTPD en ∆VBTPS, se puede demostrar
que: N26-13
∆ =
−
⋅ ⋅∆
V
P
P P
T
T
V
BTPS
B
B H O a T
corporal
estándar
STPD
2 corporal
Para una temperatura corporal de 37 °C, la conversión de un
volumen BTPS en un volumen STPD pasa a ser:
∆ =
−
⋅ ⋅∆ = ⋅∆
V
760
760 47
310 K
273K
V 1,21 V
BTPS STPD STPD
Así, el mismo gas seco que ocupa 1.000 ml en condiciones quí
micas estándar ocupa 1.210 ml en el cuerpo en condiciones BTPS.
CUADRO 26-3 Convenciones para la medición de los volúmenes de gases
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11. SECCIÓN V • Sistema respiratorio
594.e2
=
n
n
P
P
seco
ATPS
total
ATPS
seco
ATPS
total
(NE 26-20)
Como la presión total es Pb, y como la presión parcial de los
gases secos es la diferencia entre la Pb y la presión de vapor del H2O,
=
−
n
n
(P P )
P
seco
ATPS
total
B ATPS
H O
B
2
(NE 26-21)
Como el volumen que ocupan los gases es proporcional al núme
ro de moléculas de gas,
V
V
n
n
(P P )
P
ATPS
seco
ATPS
total
seco
ATPS
total
B ATPS
H O
B
2
∆
= =
−
(NE 26-22)
Despejando el valor de ∆VATPS total, tenemos:
( )
∆ = ⋅
−
V V
P
P P
ATPS
total
ATPS
seco B
B ATPS
H O
2
(NE 26-23)
La ecuación NE 26-23 nos dice que, si conocemos el volumen
que ocupan los gases secos espirados una vez que están en el
espirómetro, podemos calcular fácilmente el volumen total que
ocupan estas moléculas secas y las moléculas de H2O que deben
acompañarlas. Si se sustituye en la ecuación NE 26-23 nuestra
expresión de ∆V de las moléculas secas en condiciones ATPS en la
ecuación NE 26-18, obtenemos:
( )
( )
∆ =
−
⋅ ⋅∆ ⋅
−
V
P P
P
T
T
V
V
P
P P
ATPS
total B BTPS
H O
B
ATPS
BTPS
BTPS
B
B ATPS
H O
2
ATPS
seco
2
(NE 26-24)
Si se anulan los términos PB, se obtiene:
( )
( )
∆ =
−
−
⋅ ⋅ ∆
V
P P
P P
T
T
V
ATPS
total B BTPS
H O
B ATPS
H O
ATPS
BTPS
BTPS
2
2
(NE 26-25)
Así, si la PB es de 760 mmHg y la temperatura ambiente es de
25 °C, entonces:
V
760 47
760 24
298 K
310 K
V
0,931 V
ATPS
total
BTPS
BTPS
( )
( )
∆ =
−
−
⋅ ⋅∆
= ⋅∆
(NE 26-26)
Si queremos convertir de ∆VATPS a ∆VBTPS, entonces las ecuaciones
comparables son:
( )
( )
∆ =
−
−
⋅ ⋅ ∆
V
P P
P P
T
T
V
BTPS
B ATPS
H O
B BTPS
H O
BTPS
ATPS
ATPS
total
2
2
(NE 26-27)
y
( )
( )
∆ =
−
−
⋅ ⋅∆
= ⋅∆
V
760 24
760 47
310 K
298 K
V
1,0738 V
BTPS ATPS
total
ATPS
(NE 26-28)
La ecuación NE 26-28 es igual que la última ecuación del epígrafe
«ATPS» del cuadro 26-3.
N26-12 Conversión de ∆VBTPS a ∆VATPS (cont.)
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15. SECCIÓN V • Sistema respiratorio
596
un animal se comporte más como un pez. En la anemia grave, el
mamífero se enfrenta a los mismos problemas que una forma de
vida inferior con un pigmento respiratorio menos eficiente.
ORGANIZACIÓN DEL APARATO RESPIRATORIO
EN EL SER HUMANO
El ser humano optimiza todos los aspectos
de la respiración externa: ventilación, circulación,
amplificación del área, transporte de gases,
control local y control central
El aparato respiratorio humano (fig. 26-4) tiene dos características
importantes. Primero, utiliza sistemas convectivos muy eficientes
(los aparatos respiratorio y circulatorio) para el transporte a larga
distancia de O2 y CO2. Segundo, reserva la difusión exclusivamente
para movimientos de O2 y CO2 a distancias cortas. Los principales
componentes de este aparato respiratorio son los siguientes:
1. Una bomba de aire. El sistema convectivo externo está formado
por las vías respiratorias superiores y las grandes vías respiratorias
pulmonares, la cavidad torácica y los elementos esqueléticos
asociados, y los músculos de la respiración. Estos componentes
hacen que entre y salga aire de los espacios aéreos alveolares, la
denominada ventilación alveolar. La inspiración se produce
cuando las contracciones musculares aumentan el volumen de
la cavidad torácica, lo que reduce la presión intratorácica; esto
hace que los alvéolos se expandan de forma pasiva, lo que a su
vez reduce la presión alveolar. Entonces el aire fluye desde la
atmósfera hasta los alvéolos, siguiendo un gradiente de presión.
La relajación de los músculos produce una espiración tranquila.
La mecánica de la ventilación se analiza en el capítulo 27.
2. Mecanismos para el transporte de O2 y CO2 en la sangre.
Los eritrocitos están altamente especializados en el transporte
de O2 desde los pulmones hasta los tejidos periféricos y en el
transporte de CO2 en el sentido opuesto. Tienen concentracio-
nes muy elevadas de hemoglobina y otros componentes que
ayudan a cargar y descargar rápidamente grandes cantidades
de O2 y CO2. En los capilares pulmonares, la hemoglobina se
une al O2, lo que permite que la sangre transporte ∼65 veces
más O2 que una solución salina. En los capilares sistémicos, la
hemoglobina tiene una función fundamental en el transporte de
CO2 (producido por las mitocondrias) hasta los pulmones. La
hemoglobina consigue esta tarea reaccionando químicamente
con parte del CO2 y amortiguando el H+
que se forma a medida
que la anhidrasa carbónica convierte el CO2 en HCO3
−
y H+
.
Así, la hemoglobina tiene una participación fundamental en la
química del equilibrio ácido-base, como se analiza en el capí-
tulo 28, además de participar en el transporte de O2 y CO2, que
se aborda en el capítulo 29.
3. Una superficie para el intercambio gaseoso. La barrera de inter-
cambio gaseoso en los seres humanos está formada por los alvéo-
los, que aportan un área de superficie inmensa pero muy delgada
para la difusión pasiva de gases entre los espacios aéreos alveolares
yloscapilarespulmonares.Másadelanteenestecapítuloseanaliza
la anatomía de los alvéolos, y el intercambio gaseoso se trata en
el capítulo 30. Se produce un proceso similar de intercambio de
gases entre los capilares sistémicos y las mitocondrias.
4. Unaparatocirculatorio.Elsistemaconvectivointernoenlosseres
humanosestáformadoporuncorazónconcuatrocavidadesydos
circulaciones, sistémica y pulmonar, separadas. En el capítulo 31
se analiza el caudal de sangre hacia los pulmones, la perfusión.
5. Un mecanismo para regular localmente la distribución de
la ventilación y la perfusión. Un intercambio gaseoso efi-
ciente precisa que, en la medida de lo posible, la relación de
ventilación-perfusión sea uniforme en todos los alvéolos. Sin
embargo, ni la llegada de aire fresco a toda la población de
alvéolos ni la llegada de sangre venosa mixta a toda la población
de capilares pulmonares es uniforme en los pulmones. Los
pulmones intentan maximizar la uniformidad de las relaciones
ventilación-perfusión utilizando sofisticados mecanismos de
control mediante retroalimentación para regular el caudal aéreo
y el caudal sanguíneo locales, como se analiza en el capítulo 31.
6. Un mecanismo para regular centralmente la ventilación.
Al contrario que la ritmicidad del corazón, que es intrínseca
a ese órgano, la del aparato respiratorio no es intrínseca a los
pulmones ni a la pared torácica. Por el contrario, los centros de
control respiratorio del sistema nervioso central estimulan
rítmicamente los músculos de la inspiración. Además, estos
centros respiratorios modifican adecuadamente el patrón de la
ventilación durante el ejercicio y otros cambios en la actividad
física o mental. Sensores de la Po2, la Pco2 y el pH arteriales
forman parte de los mecanismos de retroalimentación que
estabilizan estos tres parámetros de los «gases sanguíneos». Estos
temas se abordan en el capítulo 32.
Figura 26-4 El aparato respiratorio del ser humano.
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17. SECCIÓN V • Sistema respiratorio
598
Figura 26-6 Dependencia que tienen el área de sección transversal total y la velocidad lineal respecto del
número de generación. En la generación 3, el área de sección transversal total tiene un mínimo (no visible),
mientras que la velocidad alcanza su máximo. (Datos de Bouhuys A: The Physiology of Breathing. New York,
Grune Stratton, 1977
.)
Figura 26-5 Generaciones de vías respiratorias.
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20. SECCIÓN V • Sistema respiratorio
600
Los pulmones tienen importantes funciones
no respiratorias, entre ellas filtrar la sangre,
servir como depósito para el ventrículo izquierdo
y realizar varias conversiones bioquímicas
Aunque su función principal es intercambiar O2 y CO2 entre la
atmósfera y la sangre, los pulmones también tienen funciones
importantes que no están relacionadas directamente con la res-
piración externa.
Olfacción La ventilación es esencial para la llegada de sustan-
cias odoríferas al epitelio olfativo (v. págs. 354-356). La conducta de
husmeo, especialmente importante para algunos animales, permite
obtener una muestra de los productos químicos que hay en el aire
sin el riesgo de llevar sustancias potencialmente perjudiciales a
zonas profundas de los pulmones.
Procesamiento del aire inhalado antes de que llegue a los
alvéolos En sentido estricto, el proceso de calentamiento, humi-
dificación y filtrado del aire inhalado en las vías respiratorias de
conducción es una función respiratoria. Forma parte del coste
de hacer el trabajo de la respiración. El calentamiento del aire
inhalado frío es importante para que el intercambio gaseoso en
los alvéolos se produzca a la temperatura corporal. Si los alvéolos
y la sangre que los acompaña estuvieran mucho más fríos que la
temperatura corporal, la solubilidad de estos gases alveolares en la
sangre pulmonar-capilar fría sería relativamente elevada. A medida
que la sangre se calentara posteriormente, la solubilidad de estos
gases disminuiría, lo que llevaría a la formación de burbujas de aire
(es decir, émbolos) que se alojarían en vasos sistémicos pequeños y
producirían infartos. La humidificación es importante para evitar
que los alvéolos se sequen. Finalmente, el filtrado de partículas
grandes es importante para evitar que las vías respiratorias peque-
ñas se obstruyan con residuos que también pueden ser tóxicos.
El calentamiento, la humidificación y el filtrado son más eficien-
tes con la respiración nasal que con la respiración bucal. La nariz,
incluyendo los cornetes nasales, tiene un área de superficie muy
grande y una rica vascularización sanguínea. Las vibrisas nasales
tienden a filtrar y retener partículas grandes (mayores de ∼15 µm
de diámetro). La turbulencia que generan estas vibrisas, además de
la topografía con una superficie muy irregular de las vías respirato-
rias nasales, aumenta la probabilidad de que las partículas mayores
de ∼10 µm de diámetro impacten y se queden incluidas en el moco
que recubre la mucosa nasal. Además, el aire inspirado a través de la
nariz hace un giro en ángulo recto cuando se dirige hacia la tráquea.
La inercia de las partículas de mayor tamaño hace que golpeen la
pared posterior de la nasofaringe, que casualmente está dotada con
grandes cantidades de tejido linfático que puede poner en marcha
una respuesta inmunitaria frente a los microorganismos inhalados.
Casi todas las partículas de mayor tamaño que consiguen escapar
a la filtración en las vías respiratorias superiores impactarán en el
moco de la tráquea y los bronquios.
Las partículas de menor tamaño (de 2 a 10 µm de diámetro)
también pueden impactar en una capa mucosa. Además, la grave-
dad puede hacer que se sedimenten desde el aire que se mueve len-
tamente en las vías respiratorias pequeñas y que queden incluidas
en el moco. Las partículas con dimensiones menores de ∼0,5 µm
tienden a llegar a los alvéolos suspendidas en el aire en forma de
aerosoles. Las vías respiratorias no atrapan la mayor parte (∼80%)
de estos aerosoles, sino que los expulsan con el aire espirado.
El pulmón tiene diversas estrategias para manejar las partículas
que quedan en la superficie de los alvéolos o que penetran en el
espacio intersticial. Los macrófagos alveolares (de la superficie) y
los macrófagos intersticiales pueden fagocitar estas partículas, las
enzimas pueden degradarlas y los vasos linfáticos pueden trans-
portarlas hacia otros lugares. Además, las partículas suspendidas
en el líquido que recubre la superficie alveolar pueden fluir con este
líquido hasta los bronquiolos terminales, donde se unen a la capa
de moco, que es propulsada por los cilios hasta vías respiratorias
de un calibre cada vez mayor. Ahí se unen a las partículas de mayor
tamaño (que han entrado en el moco mediante impactación o
sedimentación) en su trayecto hacia la bucofaringe. La tos y el estor-
nudo (v. cuadro 32-4), reflejos desencadenados por la irritación
de las vías respiratorias, aceleran el movimiento de las partículas
has
ta las vías respiratorias de conducción.
Depósito ventricular izquierdo Los vasos pulmonares, muy dis-
tensibles, de un ser humano prototípico de 70 kg de peso contienen
∼440 mldesangre(v. tabla 19-2),queesunimportanteamortiguador
para el llenado del ventrículo izquierdo. Por ejemplo, si se pinza la
arteria pulmonar de un animal de experimentación de modo que
nopuedaentrarsangreenlospulmones,elladoizquierdodelcorazón
puede aspirar suficiente sangre desde la circulación pulmonar para
mantener el gasto cardíaco durante aproximadamente dos latidos.
Eliminación de émbolos pequeños de la sangre mediante
filtrado La sangre venosa mixta contiene émbolos microscópicos,
partículas pequeñas (p. ej., coágulos sanguíneos, grasa, burbujas
de aire) que pueden ocluir vasos sanguíneos. Si estos émbolos
consiguen llegar a la circulación sistémica y se alojan en los peque-
ños vasos que nutren los tejidos que no tienen circulación colate-
ral, las consecuencias (con el tiempo) podrían ser catastróficas.
Afortunadamente, la vasculatura pulmonar puede atrapar estos
émbolos antes de que puedan llegar al lado izquierdo del corazón.
Si los émbolos son suficientemente pocos y pequeños, los alvéolos
afectados pueden recuperar su función. Debe tenerse en cuenta que
las células alveolares no necesitan la circulación para obtener O2 ni
para eliminar el CO2. Además, después de una embolia pulmonar
pequeña, las células alveolares pueden obtener sus nutrientes desde
anastomosis con la circulación bronquial. Sin embargo, si los émbo-
los pulmonares son suficientemente grandes o frecuentes, pueden
producir síntomas graves o incluso la muerte. Una contrapartida de
la función de filtración pulmonar es que los émbolos formados por
células cancerosas pueden encontrar un caldo de cultivo perfecto
que favorece el crecimiento de la enfermedad metastásica.
Reacciones bioquímicas Todo el gasto cardíaco pasa por los
pulmones, lo que expone a la sangre a la enorme área de superficie
del endotelio capilar pulmonar. Aparentemente son estas células las
responsables de ejecutar las reacciones bioquímicas que eliminan
selectivamente muchas sustancias de la circulación, a la vez que
otras no se ven afectadas (tabla 26-3). Así, el pulmón puede ser
TABLA 26-3 Manejo de sustancias por la circulación
pulmonar
NO AFECTADAS
ELIMINADAS
EN SU MAYOR PARTE
PGA1, PGA2, PGI2 PGE1, PGE2, PGF2α,
leucotrienos
Histamina, epinefrina, dopamina Serotonina, bradicinina
Angiotensina II, arginina
vasopresina, gastrina, oxitocina
Angiotensina I (se convierte
en angiotensina II)
PG, prostaglandina.
De Levitzky MG: Pulmonary Physiology, 4th ed. New York, McGraw-Hill, 1999.
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22. SECCIÓN V • Sistema respiratorio
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Al final de una inspiración tranquila, el volumen adicional de
aire que la persona podría inhalar con un esfuerzo máximo se
conoce como volumen de reserva inspiratorio (VRI). La magni-
tud del VRI depende de varios factores, entre los que se encuentran
los siguientes:
1. Volumen corriente pulmonar. Cuanto mayor sea el volumen
corriente pulmonar después de la inspiración, menor será el VRI.
2. Distensibilidad pulmonar. La disminución de la distensibili-
dad, la medida de lo fácil que es insuflar los pulmones, hará que
también disminuya el VRI.
3. Fuerza muscular. Si los músculos respiratorios son débiles, o si
hay una alteración en su inervación, también disminuirá el VRI.
4. Confort. El dolor asociado a una lesión o enfermedad limi-
ta el deseo o la capacidad de hacer un esfuerzo inspiratorio
máximo.
5. Flexibilidad del esqueleto. La rigidez articular, causada por
enfermedades como la artritis y la cifoescoliosis (es decir, cur-
vatura de la columna), reduce el volumen máximo hasta el que
se pueden insuflar los pulmones.
6. Postura. El VRI disminuye cuando una persona está en decú-
bito, porque el diafragma tiene más dificultad para mover el
contenido abdominal.
Después de una espiración tranquila, el volumen de aire adicio-
nal que se puede espirar con un esfuerzo máximo es el volumen
de reserva espiratorio (VRE). La magnitud del VRE depende de
los mismos factores que se han señalado antes y de la fuerza de los
músculos abdominales y de otros músculos necesarios para pro-
ducir un esfuerzo espiratorio máximo.
Incluso después de un esfuerzo espiratorio máximo queda una
cantidad elevada de aire dentro de los pulmones, el volumen resi
dual (VR). Como el espirómetro puede medir únicamente el aire
que entra o sale de los pulmones, evidentemente no tiene ninguna
utilidad para determinar el VR. Sin embargo, veremos que se dis-
pone de otros métodos para medir el VR. ¿Es un error de diseño
que los pulmones contengan aire que no pueden espirar? ¿No sería
mejor que los pulmones expulsaran todo el aire y que se colapsaran
totalmente durante una espiración máxima? El colapso total sería
perjudicial por al menos dos motivos: 1) después del colapso de
una vía respiratoria hace falta una presión anormalmente elevada
para volver a insuflarla. Al minimizar el colapso de las vías res-
piratorias, la presencia del VR optimiza el gasto energético. 2) El
flujo sanguíneo hacia los pulmones y otras partes del cuerpo es
continuo, aunque la ventilación sea episódica. Así, incluso después
de un esfuerzo espiratorio máximo, el VR permite que haya un
intercambio continuo de gases entre la sangre venosa mixta y el
aire alveolar. Si el VR fuera extremadamente bajo, la composición
de la sangre que sale de los pulmones oscilaría mucho entre una
Po2 elevada en el punto más alto de la inspiración y una Po2 baja
en el punto más bajo de la espiración.
Los cuatro volúmenes primarios que hemos definido (VT, VRI,
VRE y VR) no se superponen entre sí (v. fig. 26-8B). Las capaci-
dades pulmonares son diversas combinaciones de estos cuatro
volúmenes primarios:
1. La capacidad pulmonar total (CPT) es la suma de los cuatro
volúmenes.
2. La capacidad residual funcional (CRF) es la suma del VRE
y el VR y es la cantidad de aire que queda dentro del aparato
respiratorio después de una espiración tranquila. Como la CRF
incluye el VR, no se puede medir utilizando solo un espirómetro.
3. La capacidad inspiratoria (CI) es la suma del VRI y el VT. Des-
pués de una espiración tranquila, la CI es la máxima cantidad
de aire que se puede inspirar.
4. La capacidad vital (CV) es la suma del VRI, el VT y el VRE. En
otras palabras, la CV es el máximo VT que se puede alcanzar y
depende de los mismos factores que se han señalado antes para
el VRI y el VRE. En pacientes con una enfermedad pulmonar,
el médico puede monitorizar periódicamente la CV para seguir
la progresión de la enfermedad.
Al final del registro espirográfico de la figura 26-8B la persona
hizo un esfuerzo inspiratorio máximo y después espiró lo más
rápida y completamente posible. El volumen de aire espirado en
1 segundo en esas condiciones es el volumen espiratorio máximo
en 1 segundo (VEMS). En adultos sanos y jóvenes, el VEMS es
∼80% de la CV. El VEMS depende de todos los factores que afectan
a la CV, así como de la resistencia de las vías aéreas. Por tanto, el
VEMS es una medida útil para monitorizar diversos trastornos
respiratorios y la eficacia del tratamiento.
El volumen de distribución del helio o del nitrógeno
en el pulmón es una estimación del VR
Aunque no podemos utilizar un espirómetro para medir el
VR o cualquier capacidad que contenga el VR (es decir, CRF y
CPT), podemos utilizar dos métodos generales para medir el
VR, ambos basados en la ley de la conservación de la masa.
En el primer método calculamos el VR a partir del volumen de
distribución del helio (He) o del nitrógeno (N2). Sin embargo,
puede utilizarse cualquier gas no tóxico siempre que no atraviese
rápidamente la barrera hematogaseosa. En el segundo método,
que se analiza en el siguiente apartado, se calcula el VR utili-
zando la ley de Boyle.
El principio que subyace al método del volumen de distribu
ción es que la concentración de una sustancia es el cociente de
la masa (en moles) respecto al volumen (en litros). Si la masa es
constante y podemos medir la masa y la concentración, entonces
podemos calcular el volumen del compartimento fisiológico
en el que está distribuida la masa. En nuestro caso, pedimos a
la persona que respire un gas que no puede escapar de las vías
respiratorias. A partir de la masa y la concentración del gas,
determinadas experimentalmente, podemos calcular el volumen
pulmonar.
Técnica de dilución de helio Comenzamos con un espiróme-
tro que contiene aire con el 10% de He; esta es la concentración
inicial de He, [He]inicial = 10% (fig. 26-9A). Utilizamos He porque
es poco soluble en agua y, por tanto, difunde lentamente a través
de la pared alveolar (v. págs. 661-663). En este ejemplo, el volumen
inicial del espirómetro, VE,inicial, incluyendo el aire hasta la válvula
en la boca del individuo, es de 2 l. La cantidad de He en el sistema
del espirómetro al comienzo de nuestro experimento es, por tanto,
[He]inicial × VE,inicial, o (10%) × (2 l) = 0,2 l.
Ahora abrimos la válvula de la boca y permitimos que la persona
respire el aire del espirómetro hasta que el He se distribuya de
manera homogénea en todo el espirómetro y las vías respiratorias.
Después de alcanzarse el estado de equilibrio, la concentración
final de He ([He]final) es la misma en las vías respiratorias que en el
espirómetro. El volumen del «sistema» (el volumen del espiróme-
tro, VE, más el volumen pulmonar, VP) está fijo desde el instante
en que abrimos la válvula entre el espirómetro y la boca. Cuando
la persona inspira, aumenta el VP, y el VE disminuye en la mis-
ma cantidad. Cuando la persona espira, el VP disminuye y el VE
aumenta, pero (VP + VE) se mantiene sin cambios. Como el sistema
no pierde He, el contenido total de He después del equilibrio debe
ser el mismo que al comienzo. En nuestro ejemplo, suponemos
que la [He]final es 5%.
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