El documento clasifica las fracturas expuestas u abiertas en grados de I a III, dependiendo del tamaño de la herida y el daño a los tejidos blandos. Las fracturas de grado III se subdividen en IIIA, IIIB y IIIC según si es posible cubrir el hueso expuesto con tejidos o si requiere cirugía reconstructiva. El objetivo del tratamiento es preservar la vida y la extremidad y prevenir infecciones mediante el uso temprano de antibióticos y la reconstrucción de los tejidos blandos.