Este documento describe el debate filosófico que ocurrió después de la independencia del Perú sobre la forma de gobierno de la nueva república. Surgieron dos tesis principales: la "soberanía del pueblo" defendida por los liberales como Benito Laso, y la "soberanía de la inteligencia" defendida por los conservadores como Bartolomé Herrera. El romanticismo peruano de este período estuvo estrechamente ligado a la política y la creación literaria.