El Teorema Fundamental del Cálculo tiene sus orígenes en los problemas clásicos de cálculo de áreas y trazado de tangentes en los siglos XVII y XVIII. Matemáticos como Newton y Leibniz establecieron los conceptos de derivada e integral que permitieron demostrar analíticamente la relación entre estas operaciones inversa. Entre los siglos XVIII y XIX, el teorema se extendió para reducir el cálculo de áreas al de primitivas de funciones.