Este documento trata sobre los fármacos que actúan en el sistema nervioso central, incluyendo analgésicos y antibióticos. Describe varios tipos de analgésicos como los opiáceos, tramadol, paracetamol e ibuprofeno. También describe varios antibióticos comúnmente usados para tratar infecciones del sistema nervioso central como β-lactámicos, aminoglucósidos, vancomicina y quinolonas. Concluye que aunque los mecanismos de acción de muchos fármacos en
Los fármacos que actúan en el sistema nervioso central ENSAYO.docx
1. Introducción
Este Ensayo trata sobre los fármacos que actúan en el sistema nervioso
central (SNC). Estos se encuentran entre los primeros descubiertos por los seres
humanos y aún son el grupo más utilizado de agentes farmacológicos. Éstos
incluyen los fármacos utilizados para el tratamiento de una amplia variedad de
enfermedades neurológicas y psiquiátricas, analgésicos, supresores de la
náusea y reductores de la fiebre, entre otros síntomas. Además, muchos
fármacos que actúan sobre el SNC se utilizan sin prescripción para incrementar
0la sensación de bienestar.
Desde el punto de vista farmacodinámico, no podemos considerar el SNC
como un espacio único. Desde un punto de vista teórico, debemos diferenciar el
LCR del espacio intra y extracelular del cerebro y la médula espinal. Entre ellos,
la barrera difusional más importante que existe es la que establece la BHE; es
decir, una vez que la molécula se encuentra en LCR, puede difundir libremente
hasta el espacio intersticial.
El sistema nervioso es el encargado de llevar a cabo la mayoría de las
funciones de control y coordinación de actividades en los organismos superiores.
En su nivel de actuación más simple está encargado de regular el medio interno,
controlando las respuestas autónomas y endocrinas.
En un nivel más complejo, es el responsable de realizar la comunicación
con el medio externo, a través de las funciones sensoriales y motoras; y en el
hombre es la base de la conciencia, el pensamiento, la memoria y el resto de
funciones superiores o comportamiento cognitivo.
2. FÁRMACOS QUE ACTÚAN EN EL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
(SNC) ANTIBIOTICOS Y ANALGECICOS.
Los analgésicos son medicamentos capaces de suprimir o disminuir el
dolor. Algunos, además de calmar el dolor bajan la fiebre y/o tienen propiedades
antiinflamatorias.
Los antibióticos son medicamentos indicados para tratar infecciones
bacterianas. No todas las infecciones son originadas por bacterias, por eso los
antibióticos son totalmente ineficaces en resfriados, gripes o catarros porque
están causados por virus.
Si bien las infecciones virales son más comunes, la meningitis bacteriana
es la que tiene el potencial de causar un rápido deterioro, situación con la que el
médico debe estar familiarizado. La encefalitis viral suele acompañar a la
meningitis viral con signos neurológicos focales y deterioro cognitivo que puede
confundirse con otras afecciones neurológicas. Otros procesos infecciosos del
sistema nervioso central.
ANTIBIÓTICOS
β-lactámicos. Por lo general, son moléculas de baja masa molecular (400 Da)
con una unión variable a proteínas plasmáticas (0-95%), una liposolubilidad baja
y con afinidad variable por las bombas de expulsión.
En ausencia de inflamación meníngea su penetración es relativamente escasa.
Sin embargo, dado que la concentración que alcanzan en LCR es suficiente para
superar la CMI de patógenos sensibles y que presentan una toxicidad
relativamente baja, la dosis administrada se puede aumentar para garantizar
3. concentraciones altas en LCR sin asumir un alto riesgo de efectos secundarios.
Dado que su administración intratecal favorece el desarrollo de crisis epilépticas
no está indicada su administración por esta vía.
Aminoglucósidos. Presentan características bioquímicas similares a los β-
lactámicos pero, al contrario de lo que ocurría con éstos, aparece la limitación de
no poder aumentar las dosis debido a su nefro y ototoxicidad. Su uso intratecal
sería una alternativa terapéutica, rescatada recientemente en los pacientes con
ventriculitis asociadas a sistemas de derivación ventricular y ocasionadas por
bacterias gramnegativas multirresistentes.
Trimetoprim y sulfametoxazol (cotrimoxazol). Ambas moléculas son de
pequeño tamaño y de carácter liposoluble, presentando buena difusión y siendo
de elección en infecciones por Nocardia spp., una alternativa en el tratamiento
de infecciones por Listeria spp. o en la toxoplasmosis. Asimismo, se consideran
también una buena opción una vez conocemos los datos de sensibilidad en el
antibiograma en caso de infecciones por Staphylococcus spp. y Streptococcus
pneumoniae.
Glucopéptidos. Se trata de grandes moléculas hidrosolubles con una
considerable unión a proteínas. Por su elevado peso molecular, la penetración
de los glucopéptidos al LCR está muy limitada cuando la BHE está intacta,
consiguiendo una concentración en LCR por debajo o que escasamente llega a
la CMI. Incluso en presencia de inflamación meníngea, la concentración de
vancomicina en LCR puede ser baja, por lo que será necesaria la administración
inicialmente de altas dosis (60 mg/Kg/día) para luego ajustar y obtener un nivel
valle de vancomicina de 15-20 mg/ml.
4. Quinolonas. Se trata de pequeñas moléculas moderadamente liposoluble
con baja unión a proteínas plasmáticas. Son útiles para el tratamiento de
infecciones del SNC producidas por bacilos gramnegativos aerobios
(ciprofloxacino) una vez contemos con los datos de sensibilidad en el
antibiograma y como segunda línea en el tratamiento de la meningitis
tuberculosa (moxifloxacino o levofloxacino).
Macrólidos. Los macrólidos presentan una liposolubilidad alta; sin
embargo, en ausencia de inflamación meníngea, no alcanza suficiente nivel en
LCR probablemente por su alta afinidad por la glucoproteína P. Debido a esto y
a los malos datos de sensibilidad in vitro en las infecciones neumocócicas,
apenas se usan en infecciones del SNC.
Tetraciclinas. La tetraciclina más usada en infecciones del SNC ha sido la
doxiciclina, fármaco liposoluble con buena biodisponibilidad oral pero con alta
unión a proteínas. Se puede conseguir superar la CMI de patógenos sensibles
con un incremento de dosis (400 mg/día).
Oxazolidinonas. Las infecciones por cepas de microorganismos
grampositivos resistentes a los antibacterianos de primera línea han motivado la
búsqueda de nuevas moléculas antibacterianas. La peculiaridad de esta
molécula es su carácter anfipático, al poseer un extremo polar o hidrofílico y otro
apolar/hidrófobo, de forma que pueden adquirir una morfología estructural que
facilita su difusión por la BHE. Otra ventaja es que su biodisponibilidad por vía
oral es cercana al 100%, por lo que esta propiedad permite plantear un
tratamiento secuencial oral en pacientes estables, con la consiguiente reducción
en las estancias hospitalarias y costes sanitarios, sobre todo en pacientes con
5. infecciones que precisan tratamientos antibióticos prolongados (abscesos
cerebrales). Tradicionalmente se ha criticado el uso de antibióticos
bacteriostáticos, como linezolid, en infecciones graves, como las que puedan
afectar al SNC, pero el concepto de bacterióstico y bactericida hace referencia a
datos in vitro y no tiene en cuenta factores como la difusión a SNC.
Metronidazol y clindamicina. Agrupamos estos dos fármacos por su
actividad frente a anaerobios. El metronidazol es una molécula pequeña y
liposoluble con buena penetración en la mayoría de los tejidos, inclusive en el
SNC, donde se utiliza en el tratamiento empírico de infecciones que pudieran
tener en su etiología microrganismos anaerobios (abscesos de foco dental,
pulmonar o sinusal).
Cloranfenicol. Es un fármaco de amplio espectro pero de uso muy
limitado en los países desarrollados por su riesgo de inducción de anemia
aplásica. Actualmente, en nuestro medio, se reserva para casos de pacientes
con alergia a β-lactámicos o para patógenos multirresistentes sin muchas
opciones terapéuticas.
Fosfomicina. Es un antibiótico bactericida. A pesar de ser hidrofílico, al no
unirse apenas a proteínas y ser de pequeño tamaño, su difusión en el SNC es
mayor aún que la de los antibióticos β-lactámicos por lo que podría ser una
opción adecuada en el tratamiento de infecciones del SNC, aunque no hay
estudios al respecto y solo se han publicado algunos casos de pacientes con
buena respuesta.
Daptomicina. Se trata de una gran molécula cíclica peptídica (parte
hidrofílica) a la que se une una cadena lateral de ácido graso (parte lipofílica)
6. que posee una gran actividad frente a bacterias grampositivas, sobre todo ante
SARM o Enterococcus spp., resistente a ampicilina.
Colistina. Se trata de un antibiótico bactericida cuyo papel fundamental en
infecciones del SNC es su actividad frente a Acinetobacter baumannii resistente
a carbapenemas. Su difusión al SNC tras la administración intravenosa puede
llegar a ser de hasta un 25%.
ANALGÉSICOS
Analgésicos mayores
• Opiáceos y opioides. Son un grupo de fármacos que se utilizan
principalmente en el tratamiento del dolor de gran intensidad y persistencia,
como pueden ser los dolores postoperatorios y oncológicos.
En general, se emplea asociada al paracetamol (o menos frecuentemente
al ácido acetilsalicílico y/o al ibuprofeno). La asociación con codeína consigue
aumentar la potencia del otro analgésico y solo está indicada cuando el
tratamiento con un monofármaco no es suficiente.
Los opiáceos de baja potencia poseen, como su nombre indica, una
menor potencia analgésica pero en cambio no son depresores del sistema
nervioso central (SNC), ni producen prácticamente dependencia. El más
utilizado es la codeína.
7. Opioides menores
• Tramadol. Es un analgésico que alivia el dolor actuando sobre el SNC.
Ejerce su acción analgésica por un mecanismo dual. Por unión a los receptores
opiáceos específicos y por bloqueo de la recaptación neuronal de noradrenalina
y la liberación de serotonina. Es muy eficaz en dolores de moderados a intensos,
y no se ha demostrado que genere dependencia ni que presente tolerancia
como sucede con los opiáceos puros.
Analgésicos periféricos
Constituyen una familia heterogénea de fármacos que generalmente
presentan a la vez una actividad analgésica, antipirética y antiinflamatoria,
aunque en mayor o menor grado cada una de ellas. Alivian sobre todo el dolor
de tipo somático de intensidad leve o moderada, y apenas actúan sobre el dolor
visceral. Su lugar de acción es preferentemente periférico por lo que no afectan
a la consciencia y no producen adicción.
• Paraaminofenoles. Como el paracetamol. Posee propiedades
analgésicas y antipiréticas, pero no tiene acción anti-inflamatoria. Tampoco tiene
propiedades antiagregantes. Presenta la ventaja de no ser agresivo para la
mucosa gástrica, aunque un tratamiento prolongado a dosis altas podría afectar
al funcionalismo hepático. Se utiliza tanto sólo como asociado a otros
analgésicos.
• Derivados del ácido propiónico. Entre ellos destacan por su amplio uso
en la actualidad el ibuprofeno, el naproxeno y el dexketoprofeno.
8. Ibuprofeno es un analgésico, antipirético y antiinflamatorio con una buena
relación entre potencia analgésica y tolerancia gástrica.
Dexketoprofeno (el enantiómero activo del ketoprofeno) se suele utilizar en
dolores crónicos con marcado componente inflamatorio.
Naproxeno tiene una elevada actividad antiinflamatoria, con una
tolerabilidad gástrica bastante buena. Su sal sódica presenta unas propiedades
analgésicas y antipiréticas notables. Por tanto, es también una excelente
alternativa en el tratamiento del dolor con importante componente inflamatorio.
• Pirazolonas. Como la propifenazona y, sobre todo el metamizol
magnésico o dipirona. El mecanismo de acción del metamizol es complejo:
Actúa sobre ciertos receptores opioides, pero también sobre la síntesis de las
pros-taglandinas aunque no por la vía de la ciclooxigenasa, por lo que no tiene
los efectos secundarios gástricos típicos de los AINEs y finalmente, posee un
cierto efecto espasmolítico.
• Salicilatos. Entre los que se encuentran el ácido acetilsalicílico y el acetil
salicilato de lisina. El ácido acetilsalicílico se administra sólo o asociado con
diversos principios activos (paracetamol, cafeína, codeína…), como analgésico
en mialgias y neuralgias, como antipirético, como antiinflamatorio y también a
dosis más altas en el tratamiento de la fiebre reumática.
9. Conclusión
Debido a su complejidad, los mecanismos por los que actúan diversos
fármacos en el SNC no siempre se conocen bien. En los últimos tres decenios,
sin embargo, se han hecho avances notorios en la metodología de la
farmacología en el SNC. Hoy es posible estudiar la acción de un fármaco en
neuronas individuales e incluso en receptores únicos dentro de las sinapsis.
Las infecciones del sistema nervioso central son, entre los diversos
procesos infecciosos, de las más complejas, en términos de morbilidad y
mortalidad, a las que un paciente nos enfrenta. Por lo tanto, se requiere que el
diagnóstico sea preciso e inmediato. Se revisan las infecciones más frecuentes
del sistema nervioso central y se analizan los estudios del líquido
cefalorraquídeo y los conceptos de meningitis séptica y aséptica.