Este documento resume las perspectivas económicas para España en 2022. Aunque el mercado laboral se ha recuperado bien, la economía española sigue estando entre las más rezagadas de la UE en la recuperación del PIB previo a la pandemia. Los principales riesgos para 2022 son la alta inflación, especialmente de la energía, y los cuellos de botella en las cadenas de suministro globales, que podrían retrasar aún más la plena recuperación económica. Las previsiones apuntan a un moderado cre
Situación y Perspectivas de la Economía Mundial (WESP) 2024-UN.pdf
2022 Feliz año nuevo
1. 2022: ¿FELIZ AÑO NUEVO?
Manfred Nolte
Año nuevo, vida nueva, dice el refrán y la pregunta es cómo se aplica el dicho a la
economía española, si lo que nos espera es nuevo y bueno o es una mera
continuación de 2021, un año que no queda claro si ha ido de peor o mejor o a la
inversa, como se desprendedel inventario de pronósticos en el cierre del ejercicio.
La otra gran cuestión es si 2022 nos traerá definitivamente la recuperación de los
parámetros pre-pandemia o habrá que esperar algún tiempo más. Con la
respuesta a estas preguntas debe abordarse también la enumeración de los
principales riesgos que nos acechan.
No es precisamente una referencia elogiable, pero los últimos meses de 2021 han
vertido un punto de pesimismo, al comparar nuestra marcha con la del resto de
países de nuestro entorno. La mayoría de los países del club de la OCDE han
regresado a los valores pre-Covid en sus principales indicadores económicos,
tanto en empleo, PIB, o renta de los hogares. Se han registrado diferencias: los
nórdicos y Suiza encabezan las listas del éxito, junto a Estados Unidos. Italia,
Alemania y el Reino Unido han raspado el aprobado. Hasta ahí todo es bien
sonante. La mala noticia es que la economía española ocupa el lugar de farolillo
rojo en el ranking de la recuperación, y ello después de haber registrado en 2020
una caída de la producción superior al 10%. Aun nos falta un 6% para empatar
con el PIB de 2019, en gran parte debido al impacto persistente de la pandemia
en los sectores de contacto personal intensivo y a los cuellos de botella en las
cadenas de suministro global. Y la renta per cápita ha caído hasta ceder
posiciones ante países como Eslovenia, Lituania, Estonia o Chipre. Dieciséis
estados miembros, más de la mitad de los 27 de la Unión europea nos superan en
dicho registro. En 2021 creceremos un insuficiente 4,5%, muy lejos de las
aspiraciones y pronósticos del gobierno. Frente a todo lo citado, el
comportamiento del mercado de trabajo merece el calificativo de muy
satisfactorio: las altas en la seguridad social están en máximos históricos. No es
un tema menor.
2. ¿Invertirá 2022 esta tendencia? La respuesta es incierta ya que el PIB solo se
estima supere moderadamente el de 2021: un 5,4% según el Banco de España, un
5,7% para el Fondo Monetario Internacional e incluso un 6% para el organismo
de las Cajas, FUNCAS. Con ello apenas hay margen para no aparcar en 2023 la
recuperación de nuestro PIB, pero ello dependerá en gran medida de los riesgos
latentes.
¿De qué variables dependerá la viabilidad o la demora en la recuperación? La
principal amenaza radica en el alza de los precios, en particular su
enquistamiento en la importación de materias primas y la persistencia de los
estrangulamientos en las cadenas globales de producción.
Solamente en este apartado la inflación sectorial sube a noviembre al 25,5%
interanual, aunque el dato quede eclipsado por el más genérico del IPC en el mes
de diciembre que se ha disparado hasta el 6,7%, record histórico desde 1992.
Si persiste o se agrava esta tendencia en la próxima primavera, economías
domésticas y empresas contribuirían involuntariamente a un parón de la
demanda en función de su pérdida de poder adquisitivo. Es de esperar que la gran
causa del desajuste inflacionario actual que reside en el desbocamiento de los
precios energéticos (gas y electricidad fundamentalmente) amaine, pero de no
hacerlo las previsiones de crecimiento se incumplirían en numerosos sectores
económicos y el tejido social incurriría en la dinámica de precios-salarios
altamente desestabilizante para la economía, los temidos efectos de segunda
ronda.
La economía española parte además con el pie forzado de un crecimiento nulo o
famélico de su productividad, que la hace más reacia al progreso en comparación
con sus socios europeos. La cantinela de los fondos europeos está prevista para
solventarlo, pero empieza a sonar a música barata y desafinada. Para más
dificultad hay que contar con que la crisis sanitaria no empeore.
Un reciente informe de Confebask refleja para Euskadi mucho mayor optimismo
que el plasmado en los párrafos anteriores para el conjunto de la economía
española. Casi un 6% de crecimiento del PIB y 25.000 afiliados más a la
Seguridad Social en 2022, lo que arrojaría una cifra récord de un millón de
trabajadores activos.
Deseamos vivamente a sus gestores un pleno de aciertos.