Este documento define la ira como una emoción que surge en situaciones de conflicto y puede variar desde una leve irritación hasta un profundo odio. Explica que la ira tiene funciones de auto-protección y regulación interna y social. Además, describe que la ira implica tres tipos de respuestas: una respuesta corporal de activación física, una respuesta cognitiva basada en la interpretación de la situación, y una respuesta conductual orientada a defenderse del obstáculo percibido o a resolver problemas de manera no destructiva.
2. DEFINICIÓN
La ira es una emoción que nos acompaña a lo
largo de nuestra vida. No en vano, la ira siempre
esta presente en situaciones de conflicto, ya sean
con otros o con nosotros mismos y puede oscilar
desde una leve irritación hasta el más profundo de
los odios.
La ira, rabia , enojo o furia es una emoción que se
expresa a través del resentimiento o de la
irritabilidad. Los efectos físicos de la ira incluyen
aumento del ritmo cardíaco, de la presión
sanguínea y de los niveles de adrenalina y
noradrenalina.
3. LAS FUNCIONES DE LA IRA
Las principales funciones de la ira están relacionadas con la
auto-protección, la regulación interna y la comunicación social.
La auto-protección hace
referencia tanto a la
protección y defensa de
la integridad propia,
como a la protección de
la descendencia y los
bienes o posesiones. En
el ser humano, también
hace referencia a la
protección de las
creencias, los juicios y
los valores.
La regulación interna y de
comunicación social, la
emoción de ira puede ser
considerada como un
elemento básico de la
vida afectiva, como algo
imprescindible para
entender la supervivencia
humana.
4. COMPRENDIENDO LA IRA
La ira como todas las demás emociones es una
reacción compleja en la que se ponen en
funcionamiento tres tipos de respuestas.
5. CORPORAL
La primera es una respuesta corporal, en la que nuestro
cuerpo se activa para la defensa o el ataque. Nuestro ritmo cardiaco
aumenta al igual que nuestra respiración se acelera, nuestros músculos
se tensan y el flujo sanguíneo se dispara preparándonos para actuar
ante una amenaza percibida.
Cuando este estado de excitación permanece estamos más
predispuestos a actuar de forma impulsiva llegando a emitir conductas
agresivas.
6. COGNITIVA
La segunda es una respuesta cognitiva, es decir,
depende de nuestra manera de interpretar las situaciones.
Cuando estamos inmersos en una situación, esta por si
sola no tiene ningún valor emocional, es la valoración
personal que hacemos de ella la que le confiere un
significado. De esta manera, las emociones están en
función de nuestros pensamientos, así que cuando
interpretamos una situación como un abuso, una injusticia,
una falta de respeto o como un obstáculo para conseguir
una meta, sentimos ira.
Pensamientos del tipo "esto es intolerable", "como
se atreven a tratarme así" "pero quien se cree que es", "la
vida se empeña en ponerme trabas" etc, son el
combustible perfecto para incrementar y prolongar los
sentimientos de ira aumentando la posibilidad de ser
agresivos.
7. CONDUCTUAL
La última respuesta de la ira tiene que ver con la gestión
conductual en estas situaciones. La conducta en estas
circunstancias está orientada para defendernos de aquello que
se interpone un nuestro camino y para ello se genera una
energía interna que mueve a la "destrucción" del obstáculo.
Ahora bien, no debemos confundir la emoción de la ira con la
agresividad, ya que ésta es una de las múltiples maneras de
gestión emocional. Experimentar y expresar la ira a través de la
agresividad depende de las conductas que hayamos aprendido
a lo largo de nuestra vida.
No obstante hay otras conductas en la gestión de la ira
que no están orientadas a la destrucción del obstáculo sino a la
resolución de problemas.