Los inhibidores de β-lactamasas inactivan las enzimas lactamasas β producidas por bacterias, evitando que destruyan los antibióticos β-lactámicos. Los principales inhibidores son el ácido clavulánico, sulbactam y tazobactam. Estos inhibidores se unen de forma irreversible a las lactamasas β, impidiendo que degraden a los antibióticos β-lactámicos con los que se asocian, como amoxicilina-ácido clavulánico y piperacilina-