Este documento presenta las teorías sobre el origen de la sociedad y el estado. Comienza explicando las teorías naturalistas, que ven al estado como algo natural previo al individuo. Luego describe las teorías contractualistas, que consideran al individuo anterior al estado, el cual surge de un acuerdo entre individuos. Finalmente, analiza las teorías de Hobbes, Locke y Rousseau sobre el origen del estado a través de un contrato social entre individuos en el estado de naturaleza.
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Unidad 5 sociedad y estado primera parte 16:17
1. I.E.S VIRGEN DEL CARMEN
1º de Bachillerato
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Departamento de Filosofía
TEMA 5: SOCIEDAD, PODER POLÍTICO Y ESTADO
1. ORIGEN DE LA SOCIEDAD, ORIGEN DEL ESTADO. CLASES DE TEORÍAS.
2. TEORÍAS NATURALISTAS.
3. EL FIN DE LAS TEORÍAS NATURALISTAS. EL ORIGEN DEL ESTADO MODERNO Y
MAQUIAVELO.
4. TEORÍAS CONTRACTUALISTAS.
5. LEGALIDAD Y LEGITIMIDAD. ¿POR QUÉ OBEDECER?
¿Cómo seríamos los seres humanos si no existiera la sociedad? ¿Creer que en un tiempo
remoto los seres humanos vivieron sin sociedad? Si es así, ¿cómo pudo iniciarse la
sociedad humana?, ¿Por qué vivimos en sociedad? ¿Quién detenta el poder? ¿Cómo se
legitima? ¿Cuáles son las distintas formas de gobierno? ¿Por qué debemos obedecer? ¿Es
posible organizar una sociedad sin autoridad? ¿Quién manda y por qué?
Nos centraremos ahora en el ser humano como animal social, como ser que vive en
sociedad. Esta sociedad se rige y gobierna por unas instituciones que le sirven y le condicionan
(éstas constituyen lo que se denomina Estado). Se trata de reflexionar sobre la relación que existe
o se puede establecer entre tres elementos: individuo, sociedad y Estado.
La política trata sobre la relación que se establece entre esos tres elementos y los
modelos que se han desarrollado para intentar dotar de unas reglas de juego a la vida del ser
humano en sociedad.
1. ORIGEN DE LA SOCIEDAD, ORIGEN DEL ESTADO. CLASES DE
TEORÍAS.
Los filósofos han elaborado teorías que explican cómo surge el Estado.
Al explicar su origen justifican o legitiman tanto la existencia del Estado,
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como el modo de organización política (monarquía, república, etc.) o social
(divisiones por linaje, por actividad económica, por riqueza, etc.).
En la historia de la filosofía ha habido básicamente dos clases de teorías.
- Teorías naturalistas. EL Estado es algo natural y previo al
individuo. Desde este punto de vista, el individuo no es nada al
margen del Estado. Por eso los derechos individuales estarían
subordinados a los derechos colectivos.
- Teorías contractualistas. El individuo es anterior al Estado, que
sólo existe por la voluntad de los individuos. El Estado aparece como
resultado de un acuerdo o convención (el contrato) entre los
individuos. Los derechos colectivos no pueden ser prioritarios sobre
los individuales. El Estado se debe al individuo.
2. TEORÍAS NATURALISTAS.
2.1. Origen y legitimación del Estado.
El Estado puede describirse como una colonia de hormigas. Cada hormiga
cumple un papel determinado en la colonia, y de eso depende su
supervivencia del conjunto. ¿Tendría sentido pensar que las hormigas existían
anteriormente al hormiguero de forma individual, y que en un momento
determinado decidieron vivir juntas en comunidad? Parece claro que no.
La comparación con la colonia de hormigas puede ayudarnos a entender la idea
básica de las teorías naturalistas, que el Estado es como un organismo
natural del que cada ser humano no es más que una parte. No podemos
pensar en la existencia individual de personas anteriores al Estado, porque sólo el
conjunto puede garantizar la supervivencia de los individuos.
En un organismo las partes están al servicio del conjunto. Políticamente
hablando, los individuos están sometidos al conjunto. El Estado acapara el
poder.
Esta era la forma habitual de pensar de los filósofos clásicos griegos, como
Platón o Aristóteles.
Analiza el siguiente texto de Aristóteles sobre el Estado.
"No puede ponerse en duda que el Estado está naturalmente sobre la familia y
sobre cada individuo, porque el todo es necesariamente superior a la parte, puesto
que una vez destruido el todo, ya no hay partes, no hay pies, no hay manos, a no
ser que por una pura analogía de palabras se diga una mano de piedra, porque la
mano separada del cuerpo no es ya una mano real... Lo que prueba claramente la
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necesidad natural del Estado y su superioridad sobre el individuo es que si no se
admitiera resultaría ser o bien un bruto [animal] o bien un dios."
Trata de responder a las siguientes preguntas relacionadas con el texto:
1. ¿Con qué compara Aristóteles al Estado?
2. ¿Qué argumento utiliza para probar el origen natural del Estado?
Una modalidad de la teoría naturalista la encontramos en los pensadores
medievales. Autores como Tomás de Aquino entendieron que el Estado tiene
un origen natural que responde a la voluntad de dios. El poder tiene un
origen divino. Este paso más allá de la teoría naturalista, donde Dios ocupa el
lugar de la Naturaleza, se ha dado en llamar teologización del Estado.
Cuando se consideran las teorías que legitiman el Estado hay que tener en
cuenta cuáles son los modos de organización política dominantes de esas mismas
Épocas. Los filósofos formulan teorías sobre el Estado desde su
experiencia como ciudadanos de Estados reales. Así, Platón vivió el paso de
la tiranía (gobierno aristocrático) a la democracia y a su crisis, que desembocó en
el Imperio de Alejandro, que es el que vivió Aristóteles en la segunda parte de su
vida. Sto. Tomás, por su parte, vivió en la Edad Media europea, que estuvo
dominada por el surgimiento y afianzamiento de diversas monarquías feudales.
2.2. Organización del Estado.
En una sociedad construida según los principios de las teorías naturalistas el
Estado, y por tanto el poder, es algo natural. Obedecer es también natural.
En esta sociedad existe una jerarquía que es consecuencia necesaria de las
diferencias naturales entre los seres humanos, y cada uno ocupa el puesto
que por naturaleza le corresponde: seremos desde nuestro nacimiento siervos,
campesinos, vasallos o esclavos (con un poco de suerte amos, nobles o señores).
Las teorías naturalistas también entienden que este orden no puede ser cambiado.
Cuando decimos que cosas como el poder o como obedecer es algo
“natural”, esto puede significar dos cosas. Por una parte, natural significa que
es algo real, que está ahí y que lo encontramos como es y no de otro modo.
Pero “natural” también significa que es algo que no debe ser cambiado y que,
por tanto, tampoco debe ser discutido. Las teorías naturalistas confunden estos
dos significados. Proponen que lo que es en la naturaleza también debe ser en la
sociedad y pasan inadvertidamente de lo que “es”, la naturaleza, a lo que
“debe ser”, la sociedad.
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3. EL FIN DE LAS TEORÍAS NATURALISTAS. EL ORIGEN DEL ESTADO
MODERNO Y MAQUIAVELO.
El contexto histórico en el que surgen las sociedades modernas comprende
tanto cambios en el orden político como en el orden económico-productivo.
Políticamente desaparece el feudalismo. La Iglesia y el poder político se
separan y los monarcas someten a los nobles, concentrando en sus manos todo el
poder. El origen de los Estados modernos también tiene que ver con el desarrollo
del comercio (ss. XVI-XVII) y, posteriormente, de la industria (ss. XVIII-XIX).
Por último, aparecerán una serie de mecanismos racionales de
administración y control tanto de la población como del territorio y los recursos
(la llama “razón de Estado”, en el s. XVIII).
Estos cambios también suponen un cambio en las teorías y en las
legitimaciones de los Estados. El orden anterior y superior al hombre, la
Naturaleza en la Antigüedad y Dios en la Edad Medica, ya no tiene sentido. La
justificación del orden político debe buscarse en el propio hombre y en la
racionalidad que va imponiéndose en todos los órdenes (primero la ciencia y la
técnica, luego la administración del Estado y la economía).
Un ejemplo de esta nueva forma de legitimación y del nuevo orden que se
anuncia lo tenemos en Nicolás Maquiavelo (1469-1527). Maquiavelo es el
primero en utilizar el término Estado para referirse a la organización estable y
superior del poder. Otro teórico del Estado, Jean Bodin (1529-1596), añade la
característica de soberanía al concepto de estado de Maquiavelo. Esta nueva
característica significa que el Estado tiene la autoridad suficiente para tomar
decisiones sin que haya ninguna otra autoridad por encima de él.
Las características del Estado moderno son:
Tiene autoridad suficiente para dictar leyes dentro de su territorio.
Leyes que deberán ser cumplidas por la nación o miembros del Estado.
Tiene el monopolio del poder coercitivo. El Estado puede utilizar
la violencia contra los que incumplan o desobedezcan las leyes.
Estado también ejerce un poder disciplinario que modela la
conducta de los ciudadanos para que no contravengan las leyes.
El Estado es soberano y no está sometido a ningún poder
superior para dictar las leyes.
El Estado dispone de su propia riqueza: aparece el concepto de
hacienda pública.
El Estado desarrolla un modo racional de administrar y ejercer su
poder: la burocracia.
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4. TEORÍAS CONTRACTUALISTAS
A partir de la Modernidad asistimos a una revalorización del individuo.
Surge la idea de que los intereses individuales son anteriores al interés de
la colectividad, y que la sociedad no debe basarse en la sumisión sino en
el consentimiento libre de los individuos. El bien común debe estar en armonía
con los intereses individuales. Esta nueva visión de la sociedad y del individuo da
pie a nuevas justificaciones de la sociedad y del Estado, que comienzan con
una nueva lectura del origen de la sociedad. La sociedad comienza con un
pacto o con un contrato entre los individuos.
El relato del origen de la sociedad en el pacto supone que antes del pacto los
individuos se encuentran en un estado de naturaleza. Antes del surgimiento de
la sociedad el ser humano viviría sin relaciones sociales y únicamente con
contactos esporádicos con sus semejantes. Este estado de naturaleza deja
paso al estado de sociedad cuando los individuos se dan cuenta de las
ventajas que proporcionaría actuar concertadamente entre ellos. Estas
ventajas son derechos que protegen sus intereses individuales, porque el
individuo sigue siendo lo primero. Pero las ventajas sólo se logran porque hay una
pérdida. Los individuos pierden algunos derechos a cambios de las ventajas
de la cooperación, que les garantizan otros. La sociabilidad no es por tanto lo
primero sino un estado ventajoso para el individuo. La sociedad que se
forma por medio del pacto supone también una pérdida para.
La razón por la que entraban en el estado y las ventajas que encontraban en el
mismo difieren en cada autor. Destacaremos los tres principales: Hobbes, Locke y
Rousseau.
5.1. Hobbes y el contrato de sumisión (s. XVII).
Hobbes concibe al ser humano como un ser fundamentalmente egoísta, que
está definido por dos pasiones: la pasión de la libertad y la pasión de dominar
a los otros. Esto supone continuos enfrentamientos entre seres humanos que
entran en competencia, y que tienen que luchar con otros por conseguir lo que
quieren o para afirmar su superioridad sobre los demás.
El estado de naturaleza se convierte en un continuo enfrentamiento en el cual
el hombre es un lobo para el hombre, según la famosa frase que Hobbes
tomó del autor latino Plauto. Todo hombre es potencial enemigo de otros
hombres, y el estado de naturaleza se puede describir como una guerra de todos
contra todos, una guerra permanente. En esta situación, la vida humana es
descrita como solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta. Hobbes
describe así el estado de naturaleza en su obra Leviatán.
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Pero, ¿por qué se forma el Estado? Para Hobbes el hombre tiene racionalidad.
El hombre es capaz de descubrir las leyes de la naturaleza. Gracias a este
conocimiento el hombre también puede anticipar los resultados de sus acciones. El
hombre se da cuenta de que en el estado de naturaleza sólo puede perder y que el
estado de naturaleza pone en riesgo los recursos y también su vida. Los hombres
deciden entonces salir de esta situación.
Por medio de un contrato social (un contrato en el que todos los individuos
son parte), se abandona el estado de naturaleza y se instituye una sociedad
civil en la que los hombres se comprometen a respetar unas normas de
convivencia. Por su parte, el Estado, que Hobbes llama Leviatán, se encargará
de salvaguardar la seguridad de todos, para lo cual habrá que dar al gobernante
un poder absoluto frente a cualquier rebelión contra el orden establecido. Cada
ser humano renuncia a agredir a los otros para satisfacer sus deseos, a cambio de
que los demás también renuncien a agredirle para satisfacer los suyos y de esta
manera se logra establecer relaciones pacíficas.
5.2. Locke y el contrato social (s. XVII).
Locke se opuso a la teoría del derecho divino que legitimaba las monarquías de
su tiempo. A diferencia de Hobbes, Locke defendió la sociabilidad natural del
ser humano, y consideró que existen derechos naturales, derechos que el ser
humano tiene con anterioridad e independencia de la constitución de la sociedad.
Estos derechos naturales son el derecho a la existencia y el derecho a la
propiedad. El derecho a la propiedad tiene algunas limitaciones como que ha de
ser fruto del trabajo o de la herencia, y ha de tener en cuenta a los demás, ya que
la propiedad de uno no debe perjudicar a los otros.
Para Locke el estado de naturaleza es un estado de libertad e igualdad en
el que, sin embargo, hay ley. La ley natural obliga a todos a respetar los derechos
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a la existencia (libertad) y a la propiedad de los demás. Sin embargo, aunque en el
Estado de naturaleza no se da una guerra de todos contra todos, es un estado
donde hay inseguridad pues existe la amenaza por parte de otros individuos,
que pueden incumplir las leyes naturales.
Para Locke una persona no es por
naturaleza ni buena ni mala pues
coexisten en ella los dos principios,
el bueno y el malo. Por lo que el ser
humano tiene de malo se hace
necesario el contrato para
asegurar el disfrute de los
derechos naturales (sobre todo el
derecho a la propiedad) amenazados
en el estado natural; por lo que el ser
humano tiene de bueno puede
confiarse en que el ser humano
es capaz de gestionar cierta
libertad sin abusar de otros, por lo
que no es necesario un poder
absoluto.
Esto hace que se funde la sociedad, basada en el libre consentimiento de los
individuos, y en el interés por preservar sus derechos naturales de existencia
y propiedad. En este contrato los individuos preservan su libertad, y ceden
únicamente el derecho a tomarse la justicia por su mano. La ley natural está
por encima de las leyes sociales, que son un límite para la actuación de los
gobernantes, que han de respetar la vida, la libertad y las propiedades de los
individuos.
5.3. El contrato y la voluntad general: Jean Jacques Rousseau (s.
XVIII).
Rousseau se opone tanto al planteamiento de Hobbes como al de Locke. Al
primero porque le parece absurdo un contrato en que los individuos renuncien a su
libertad y se sometan a un poder absoluto. Sólo a cambio de su subsistencia o
utilizando la violencia se puede hacer que un individuo se convierta en un esclavo,
y entonces no se pude hablar de “contrato”.
Respecto a Locke, piensa Rousseau que no puede haber derechos en el estado
de naturaleza. Sólo en sociedad se pueden establecer derechos, y por consiguiente
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no tiene sentido decir que la sociedad surge para preservar unos derechos que
sólo la sociedad puede establecer.
Para Rousseau en el estado de naturaleza el ser humano no muestra
tendencias sociales. Pero existen dos sentimientos naturales que estarán a la
base de la constitución de la sociedad: el “amor de sí” (tendencia a asegurar la
conservación y el bienestar) y la “piedad” (repugnancia por el sufrimiento ajeno).
El amor de sí se ve limitado por la piedad, de manera que el hombre natural no
es un ser egoísta y violento sino un ser inocente y sin maldad. El hombre
natural carece de artificios, de razón, de lenguaje y de moralidad; su vida es
independiente, libre, feliz, en armonía con su entorno y con muy pocos conflictos y
enfrentamientos.
El hombre social es por el contrario una perversión de la naturaleza
humana originaria. Para Rousseau los hombres son por naturaleza buenos,
compasivos, libres e iguales. Es la sociedad la que ha pervertido al ser humano,
generando las desigualdades y las injusticias. De esta forma Rousseau hace una
crítica de la sociedad de su época en la que los avances científicos no se han visto
acompañados, a su parecer, por los avances morales. El hombre social vive
rodeado de artificios, agobiado por necesidades creadas, dependiente de los
demás, esclavizado e insatisfecho. Cuanto más avanza la civilización, los
conocimientos, las ciencias y las artes, más artificial e infeliz es la visa humana.
Pero, entonces, si el estado de naturaleza es tan satisfactorio, si es idílico,
¿por qué surge la sociedad?
Rousseau responde describiendo un largo proceso de cambios y
trasformaciones.
(I) En primer lugar, se forma una sociedad que es injusta, pues que
está dividida entre los que poseen riquezas y los que no tienen nada. La
sociedad se forma primero porque los hombres necesitan formar grupos
con los que garantizar la satisfacción de sus necesidades además de para
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proteger lo que es suyo. Como resultado de intensificar sus relaciones
aparecen la razón y el lenguaje. También surgen sentimientos sociales, de
vínculo como el sentimiento del amor, o de discordia, como la envidia y la
avaricia. Con el tiempo empieza a aparecer el afán de riqueza y surgen
las primeras discordias hasta llegar a un estado de guerra generalizado
(todos contra todos). Los ricos, que temen perder sus propiedades y sus vidas,
proponen un pacto. Para que sea aceptado el pacto ha de beneficiar a todos, y
proponerse como una defensa del débil frente al fuerte. Por este pacto los
hombres aceptan someterse a las leyes que ellos mismos se dan para que
se protejan sus vidas, su libertad y propiedades. Pero éste es un pacto
engañoso. Los ricos se aprovechan de su mejor posición, defienden y
legitiman sus propiedades y se establece definitivamente un sistema social
sostenido por un poder político que consolida la corrupción y la desigualdad
entre los hombres.
(II) Llegados a este punto, hace falta firmar un nuevo contrato sobre
unas bases absolutamente distintas, que evite las injusticias y las
desigualdades. Ese nuevo contrato, que Rousseau describe en su obra El
contrato social, estipula que los seres humanos se comprometen a
someterse a las leyes que sean expresión de la voluntad general.
La voluntad general es la voluntad que se expresa de manera
democrática, pero con una democracia directa y asamblearia (en
asambleas en las que todos los ciudadanos pueden hablar y votar) y no
mediante representantes en un parlamento, lo que a Rousseau le parece un
engaño de democracia.
De ese contrato debería surgir una sociedad de seres humanos libres e
iguales. Una sociedad en la que el poder estaría verdaderamente encarnado en la
soberanía popular. Una sociedad como la que soñaron los revolucionarios
franceses (1789) que, bajo el lema Libertad, Igualdad y Fraternidad, acabaron con
la monarquía absolutista e instauraron la república en Francia.