Genie fue una niña privada de su libertad durante más de 10 años, lo que afectó gravemente su desarrollo lingüístico y social. Los especialistas tuvieron desacuerdos sobre su cuidado y algunos la trataron como un objeto de experimentación. Aunque el caso de Genie planteó cuestiones éticas importantes, también arrojó luz sobre el desarrollo humano en contextos extremos.