El traumatismo craneoencefálico (TCE) constituye una de las principales causas de muerte en la población adulta joven de los países industrializados. En España se producen todos los años en torno a 200 TCE por cada 100.000 habitantes. Además, aproximadamente uno de cada cinco supervivientes presentará discapacidad moderada o grave. Resultando relevante una primera valoración y atención de calidad que disminuya el riesgo potencial de complicaciones y evolución desfavorable, salvando lesiones cerebrales secundarias que aumenten la morbimortalidad evitable tras sufrir un TCE.
2. EIR I PatriciaAndrés Agorreta 2016
2
URGENCIAS TRAUMATOLÓGICAS.
TRAUMATISMO CRANEOENCEFÁLICO (TCE).
El traumatismo craneoencefálico (TCE) es una patología frecuente en los países
industrializados, constituyendo una de las principales causas de muerte en la población
adulta joven, siendo el grupo de edad de mayor incidencia el comprendido entre los 15
y 35 años de edad y hasta 3 veces más frecuente en varones que en mujeres.
En España se producen todos los años en torno a 200 TCE por cada 100.000 habitantes,
de los cuales aproximadamente un 10% serán considerados graves, un 10% moderados
y un 80% leves; siendo la causa más importante los accidentes de tráfico (48%),
seguidos de las caídas (28%) y lesiones en horario laboral (14%).
Figura 1. Gráfico de sectores. Causas más frecuentes de TCE en España.
Sin embargo, como observamos en la siguiente gráfica, a pesar de que los accidentes
son la causa más común de los TCE, éstos no son los que más muertes producen, sino
las caídas (56.70%).
Figura 2. Diagrama de barras. Comparativa de la causa y la supervivencia del paciente
tras un TCE.
3. EIR I PatriciaAndrés Agorreta 2016
3
Aproximadamente un 15%, del total de casos de TCE que se producen en España,
quedarán funcionalmente incapacitados de manera moderada, grave o vegetativa, un
9% fallecerá antes de llegar al hospital, un 6% fallecerá durante la estancia hospitalaria
y el 70% restante tendrá una buena recuperación.
Entendemos por incapacidad funcional la presencia de alguna alteración neurológica
que limite, en diferente medida, la vida normal de la persona, (desde la necesidad de
cuidados para las actividades básicas de la vida diaria, hasta la imposibilidad de su
reincorporación a su ocupación laboral previa).
Además, a consecuencia de un TCE también se pueden producir secuelas psicológicas
tales como: déficit de memoria, pensamiento desorganizado, inatención,
desinhibición, irritabilidad, depresión, convirtiendo al menos a otro 6% de los no
incluidos en la categoría de incapacitados funcionales en inadaptados sociolaborales y
familiares, lo cual asciende la tasa de incapacidad tras un TCE hasta un 21%.
Por lo que podríamos concluir que el TCE es una causa importante de pérdida de
calidad de vida y años de vida productivos y que aproximadamente 1 de cada 5
supervivientes presentará una discapacidad moderada o grave.
Aunque la relevancia del Traumatismo Craneoencefálico grave se ve resaltada por la
alta mortalidad y secuelas, los TCE leves y moderados también suponen un reto para
los servicios de urgencias y primera atención, dada la alta incidencia de esta patología
y la necesidad de establecer su gravedad y proporcionar una primera atención de
calidad que ayude a disminuir el riesgo potencial de complicaciones y evolución
desfavorable en las horas siguientes.
Definición y clasificación del TCE
Se define Traumatismo Craneoencefálico (TCE) como cualquier lesión física o deterioro
funcional del contenido craneal secundario a un intercambio brusco de energía
mecánica.
Al analizar la definición podemos extraer 3 componentes principales:
• Una fuerza externa que actúa sobre el
cerebro.
1
• Afectación cerebral producida por
dicha fuerza.
2
• Disfunción cerebral producida por
dicha afectación.
3
4. EIR I PatriciaAndrés Agorreta 2016
4
1. La fuerza externa ejerce sus efectos sobre el cráneo por contacto directo
(caídas, golpes, accidentes deportivos…) o por inercia (accidentes de tráfico).
Las fuerzas por contacto directo (estáticas) suelen provocar lesiones focales (lesiones
celulares que afectan a un área específica). Mientras que las fuerzas dinámicas
(inerciales) suelen causar lesiones por mecanismos de aceleración-desaceleración, que
también pueden dar lugar a lesiones focales o difusas (el daño ocupa un volumen
intracraneal mal definido, que provoca disfunciones neurológicas a nivel global del
cerebro).
A pesar de la división lesiones focales y difusas, es frecuente que ambos tipos de
lesiones coexistan, ya que las fuerzas generadas durante un traumatismo suelen ser
mixtas en la mayoría de los casos.
En función de la intensidad de la fuerza y características del agente traumático,
podemos clasificar los TCE según la idemnidad meníngea en:
- Cerrados: el hueso y la capa de protección del tejido cerebral permanecen intactos.
- Abiertos o penetrantes: se produce una exposición directa del tejido cerebral al
exterior.
2. Afectación cerebral producida por dicha fuerza:
La lesión del tejido nervioso tiene lugar mediante distintos mecanismos de acción:
- Lesión primaria: Es el daño inmediato al tejido encefálico producido por el
impacto directo.
o Contusión- hemorragia focal: da lugar a áreas heterogéneas de necrosis,
infarto, hemorragia y edema cerebral. Puede ocurrir en cualquier región
cerebral, pero es más frecuente en los lugares con superficies óseas
prominentes (los polos frontales, la región orbital de los lóbulos
5. EIR I PatriciaAndrés Agorreta 2016
5
frontales, los polos temporales, la superficie lateral e inferior de los
lóbulos temporales y el córtex por encima de la cisura de Silvio).
o Lesión axonal difusa: producida por la aceleración-deceleración de los
tejidos en relación con la inercia que genera el trauma. Estas fuerzas
dañan axones, pudiendo desencadenar la muerte o la falta de
funcionalidad de las neuronas, así como la ruptura de pequeños vasos.
Es una de las lesiones con características más devastadoras tras sufrir
un TCE.
- Lesión secundaria: Se manifiesta en una fase posterior, ya que es el resultado
de la respuesta encefálica a la lesión primaria.
o Edema, hipertensión intracraneal: Tras sufrir un TCE la respuesta inicial
del encéfalo es la inflamación, lo cual provoca un aumento de la presión
intracraneal, la disminución del flujo sanguíneo cerebral y el aumento
de la resistencia vascular cerebral. Todo este mecanismo lesional se
explica por la siguiente fórmula:
PPC = PAM - PIC
(PPC = Presión de Perfusión Cerebral)
(PAM = Presión Arterial Media) aquella presión constante que, con la misma
resistencia periférica produciría el mismo caudal (volumen minuto cardíaco)
que genera la presión arterial variable (presión sistólica y diastólica).
(PIC = Presión Intracraneal)
Si el encéfalo se inflama o se produce un sangrado intracraneal, la PIC aumenta
y disminuye la PPC, lo que produce isquemia cerebral (hipoxia). Cuando
aumenta la PIC, también aumenta la presión sanguínea sistémica para intentar
conservar el flujo sanguíneo del encéfalo. Por tanto se debe mantener una PPC
de al menos 60 mmHg, lo cual implica mantener una presión arterial sistémica
de al menos 110-120 mmHg, en los pacientes con lesión severa de cráneo.
o Complicaciones hemorrágicas:
Epidural: colección de sangre entre la duramadre y el hueso. Se
produce con mayor frecuencia en la gente joven y aparece
aproximadamente en un 2% de los TCE.
Subdural: acumulación de sangre entre la duramadre y la
aracnoides. El espacio subdural es fácilmente expansible a costa
de comprimir los hemisferios cerebrales.
Intraparenquimatosa: se asocia a lesión contusiva de golpe y
contragolpe, que supone una mayor energía traumática y por lo
tanto una mayor lesión del parénquima.
El objetivo de la atención urgente al paciente con TCE, independientemente de su
gravedad, es evitar lesiones cerebrales secundarias, ya que la morbimortalidad
evitable en el TCE depende fundamentalmente de ellas.
6. EIR I PatriciaAndrés Agorreta 2016
6
3. Disfunción cerebral producida por dicha afectación.
En función de la gravedad de la disfunción cerebral suelen agruparse en:
-TCE leves:
- Glasgow 14-15 puntos.
- Asintomático.
- Mareos.
- Cefalea ligera.
- Hematoma o scalp del cuero cabelludo.
- Ausencia de hallazgos de riesgo moderado o alto.
Son los más frecuentes, no suele existir pérdida de conocimiento o si existe su
duración suele estar limitada a los minutos siguientes a la contusión. La mayoría de
personas se recupera de forma completa en los días o semanas posteriores, sin
embargo, es relativamente frecuente que el paciente presente un “síndrome post-
conmocional”: fatigabilidad, dolor de cabeza, mareos, vértigo, problemas de atención,
ansiedad, cambios de humor…
-TCE moderado:
- Glasgow entre 9 y 13.
- Alteración de la conciencia (pérdida de conocimiento y/o el periodo de
amnesia post-traumática).
- Cefalea progresiva.
- Intoxicaciones por alcohol o drogas.
- Vómitos.
- Traumatismo múltiple.
- Traumatismo facial severo.
- Ausencia de hallazgos de riesgo alto.
- TCE grave:
- Glasgow menor o igual a 8.
- Descenso de 2 puntos o más en la escala Glasgow tras la primera
valoración.
- Signos neurológicos de focalidad.
- Fractura deprimida o herida penetrante en cráneo.
7. EIR I PatriciaAndrés Agorreta 2016
7
EXPLORACIÓN Y PRIMERA ATENCIÓN DEL PACIENTE CON TCE
El pronóstico y tratamiento del TCE dependen de la extensión y gravedad de la lesión
encefálica, por ello es importante realizar una correcta valoración y exploración del
paciente, delimitando la causa, el tipo, la localización y la extensión de la lesión.
Es prioritario en el TCE asegurar una adecuada ventilación, oxigenación, normalización
del volumen circulante y presión sanguínea. Así como una correcta inmovilización de la
columna cervical, ya que hasta que se demuestre lo contrario, ante un TCE siempre se
considerará lesión cervical.
Por lo tanto, los objetivos prioritarios del tratamiento inicial del TCE se pueden resumir
en:
- Correcta ventilación y estabilidad hemodinámica (ABCDE). Evitar hipoxia e
hipotensión.
- Evitar daños secundarios.
- Inmovilización de columna cervical.
- Exploración neurológica, diagnóstico de HIC y traslado urgente.
- Descartar y tratar lesiones asociadas que amenacen la vida.
Anamnesis
Es importante asegurarnos de que ha existido un TCE y que la violencia del mismo
justifica la clínica del paciente. Para ello debemos conocer el mecanismo del
traumatismo (tráfico, precipitación, impacto directo, caída…), estado del paciente
inmediatamente después del golpe (inconsciencia y amnesia postraumática y su
duración, presencia de crisis convulsivas, cefalea, mareo, nauseas o vómitos, focalidad
neurológica…), para comparar el estado actual con el inmediato tras el TCE (valoración
con la Escala Glasgow) y el tiempo discurrido, ya que nos servirá de orientación para
evidenciar un deterioro. También debemos preguntar si el paciente ha consumido
drogas, alcohol… patologías previas de interés (ej: trastornos de la coagulación) y sus
antecedentes neurológicos.
En el tratamiento de la fase aguda del TCE seguiremos las siglas ABCDE, asegurando
una adecuada oxigenación, normalización del volumen circulante y una correcta
inmovilización del paciente. También intentaremos prevenir las lesiones secundarias
(principalmente hipotensión e hipoxia) morbimortalidad evitable en los pacientes con
TCE.
ABCDE.
A- VÍA AÉREA Y CONTROL CERVICAL
- Tracción mandibular con control cervical.
- Mantener la permeabilidad de la vía aérea con guedel o nasofaríngea.
8. EIR I PatriciaAndrés Agorreta 2016
8
- Alinear el cuello y colocar collarín. Cabeza en posición neutra y elevada 30º,
excepto si se sospecha inestabilidad de la columna cervical o existe shock.
- Descartar fracturas faciales, desviación de la tráquea.
- Intubación ECG < o igual a 8, sin flexión cervical.
B- RESPIRACIÓN
- Administrar oxígeno a alto flujo, garantizando un PaO2 por encima de 70
mmHg.
- Evitar la hipoxia (se asocia a un incremento de la mortalidad, especialmente
cuando va asociada a hipotensión).
- Desnudar tórax.
- Inspección: simetría, trabajo respiratorio, heridas, ingurgitación yugular…
- Palpación: crepitantes, enfisema…
- Auscultación.
- Percusión: matidez, resonancia…
C- CIRCULACIÓN
- Control hemorragias externas.
- Valorar estado hemodinámico: Pulso, color, temperatura, relleno capilar,
presión arterial, monitorización ECG.
- Colocar 2 vías venosas y administrar soluciones isotónicas, las soluciones
glucosadas están contraindicadas, excepto si hipoglucemia, ya que pueden
favorecer el edema cerebral al arrastrar el agua dentro de las células.
- Tratar la hipotensión (causa de lesiones secundarias). Mantener una presión
arterial sistémica de al menos 110-120 mmHg, logrando así mantener una PPC
de al menos 60 mmHg y asegurando un aporte sanguíneo cerebral suficiente.
D- DÉFICIT NEUROLÓGICO Y E- EXPLORACIÓN
- Buscar signos de aumento de Presión Intracraneal (PIC): HTA, bradicardia y
bradipnea, ya que dará lugar a Herniación Cerebral.
- Buscar signos de Herniación cerebral (disminución de conciencia, anisocoria y
signos de decorticación o descerebración).
1. Deterioro neurológico / Nivel de conciencia:
El examen neurológico del paciente consistirá en valorar el nivel de conciencia,
mediante la Escala de coma de Glasgow (ECG) y realizar una exploración neurológica
sistematizada completa, que variará en función del grado de colaboración del
paciente.
El nivel de conciencia es el indicador más sensible de la función cerebral global. Para
medirlo utilizaremos la ECG, que cuantifica la apertura ocular, respuesta verbal y
motora.
9. EIR I PatriciaAndrés Agorreta 2016
9
La ECG se utiliza para valorar la severidad del TCE y tiene un alto valor predictivo
positivo en cuanto al pronóstico del TCE, aunque su utilidad se ve disminuida en
pacientes con trastornos del lenguaje, niños, intoxicados o personas extranjeras que
no conozcan el idioma. También es importante descartar otras causas de alteración del
nivel de consciencia: metabólicas, hemodinámicas, ingestión de drogas o alcohol…
En función de la puntuación obtenida en la Escala de Glasgow, el TCE se clasificará en:
TCE leve (14-15 puntos)
TCE moderado (9-13 puntos)
TCE grave (8 o menor puntuación)
Es importante realizar un examen neurológico con periodicidad, ya que nos permitirá
evaluar y detectar la aparición de un deterioro.
2. Signos Vitales:
Por lo general, un TCE no es causa de hipotensión, sin embargo es un determinante
pronóstico, ya que aumenta claramente la mortalidad por breve que sea el periodo en
el que el paciente tenga una presión arterial sistólica menor de 90 mmHg. La
hipotensión produce lesiones cerebrales isquémicas por descenso de la presión de
perfusión cerebral (PPC).
Si aparece hipertensión y bradicardia, se debe a una respuesta ante un aumento de la
presión intracraneal. Por tanto, la combinación de:
- Hipertensión arterial
- Bradipnea
- Bradicardia
Es sugestiva de aumento de presión intracraneal, que pueda requerir intervención
quirúrgica urgente. Es prioritaria la detección precoz de HIC y su tratamiento adecuado
una vez abordados los problemas que amenazan la vida del paciente.
El dolor y la agitación aumentan la PIC por lo que es importante la sedación- analgesia
en estos pacientes.
10. EIR I PatriciaAndrés Agorreta 2016
10
3. Cabeza
Es importante detectar si el paciente presenta signos de fractura craneal: Rinorragia,
licuorragia, hematoma retroauricular (signo de Battle) o periorbicular (ojos de
mapache). Los ojos de mapache, con o sin rino o licuorragia, es contraindicación
absoluta para el sondaje nasogástrico del paciente, por el riesgo de penetrar el cráneo
a través de la fractura de la base.
También debe explorarse el cuero cabelludo buscando laceraciones, zonas inestables,
zonas deprimidas…
4. Ojos/ Pupilas
Pupilas: tamaño, forma, simetría y respuesta a la luz.
-La midriasis bilateral con reflejo fotomotor conservado, nos indica la presencia de
lesión frecuentemente de carácter reversible.
-La midriasis bilateral con pobre reactividad, nos indica una probable lesión a nivel de
tallo cerebral, con pronóstico muy grave.
-La midriasis unilateral con respuesta a la luz, puede ser el signo más precoz del
aumento de PIC.
-Las pupilas fijas y dilatadas indican lesión craneal sólo en pacientes con disminución
del nivel de conciencia.
-Las pupilas mióticas y arreactivas pueden indicar consumo de opiáceos.
Movimientos oculares espontáneos y si el paciente está inconsciente, se deben evocar
los reflejos oculocefálicos (rotación horizontal lenta de la cabeza con desviación ocular
conjugada en la dirección opuesta al movimiento cefálico), y los oculovestibulares
(irrigación del canal auditivo externo con 20-30 ml de suero salino helado, provocando
una desviación tónica ipsilateral).
5. Extremidades/ Función motora
Se deben observar los movimientos de las cuatro extremidades, y si éstos no existen,
desencadenarlos con estímulos verbales o dolorosos, la evitación del estímulo será la
respuesta normal.
Se comprobará que el paciente puede sentir y mover los dedos de sus manos y pies. La
parálisis fláccida generalmente indica lesión de médula espinal, aunque también puede
ser debida a intoxicaciones.
Se buscarán signos de lesión cerebral profunda, como la rigidez de decorticación
(brazos flexionados, piernas extendidas) y la de descerebración (brazos y piernas
extendidas). La rigidez de descerebración indica herniación cerebral (es indicación para
hiperventilar al paciente).
11. EIR I PatriciaAndrés Agorreta 2016
11
TALLER RETIRADA DE CASCO Y COLOCACIÓN DE COLLARÍN
La retirada del casco debe ser la norma y no la excepción, por ello debe plantearse la
retirada de todos los cascos para una correcta exploración, manejo y abordaje de la vía
aérea, inmovilización cervical efectiva y un correcto traslado del paciente.
Sin embargo, existen dos situaciones en las que está contraindicada su retirada:
Cuando haya menos de 2 socorristas que dominen la técnica de retirada. (Esta
técnica debe ser llevada a cabo por profesionales entrenados y no por
población general.)
Cuando el paciente presenta un objeto empalado en la cabeza.
A pesar de estás 2 contraindicaciones, si el paciente se encuentra en una situación de
riesgo vital inminente en la que sería necesario tener acceso a la vía aérea (por
ejemplo una parada cardiorrespiratoria), atendiendo al criterio de prioridad “Vida-
órgano-función”, primaría el acceso a la vía aérea sobre los posibles daños que
existieran o se pudieran causar a la columna vertebral con la retirada de un casco.
Como ya hemos mencionado anteriormente, para conseguir una inmovilización
cervical efectiva es necesaria la retirada del casco tanto si es un casco abierto o
cerrado, ya que impide la correcta colocación del collarín, elevando la cabeza e
impidiendo conseguir una posición cervical neutra. Además, si el casco es de una talla
más grande de la necesaria, permitirá movimientos de la cabeza dentro de él.
La posición cervical neutra es aquella que alinea el eje cabeza-cuello-tronco y
mantiene la mirada perpendicular 90º al plano del cuerpo del paciente en decúbito
supino, sin flexionar, lateralizar o extender el cuello. Su finalidad es la de centrar la
médula en el hueco intravertebral, para que en caso de fisura o fractura de las
vértebras, los bordes o puntos astillados no actuaran como filos y seccionaran parcial o
totalmente la médula.
En la siguiente imagen, se puede observar como la flexión de la cabeza es de 15º
respecto al plano donde reposa su cuerpo, siendo imposible conseguir una posición
cervical neutra, dificultada por la voluminosidad del casco.
12. EIR I PatriciaAndrés Agorreta 2016
12
En un motorista accidentado, al ser un paciente traumático y con un TCE, por defecto
se debe sospechar una lesión cervical, hasta que se demuestre lo contrario. Por lo que
será necesario inmovilizar el cuello con un collarín rígido para limitar los movimientos
de flexo-extensión, lateralización, rotación y alivio de la compresión cervical.
El collarín rígido permite que la carga inevitable que se produce en la cabeza y el
tronco se transfiera de la columna cervical al collarín, eliminando o minimizando la
compresión cervical que podría surgir de otro modo, pero es totalmente necesario
retirar el casco antes de su colocación.
A continuación se muestra una imagen en la que se ha colocado el collarín sin la
retirada previa del casco, resultando imposible su correcta colocación y sin lograr su
finalidad, una correcta inmovilización cervical. Además, durante esta maniobra, la
cantidad de movimientos generados que afectarían a las cervicales serían muy
numerosos.
Tampoco cualquier tipo de collarín nos es válido para cualquier situación, por ello
vamos a describir los tipos existentes, sus características y sus indicaciones.
Los collarines cervicales sirven para inmovilizar la columna a nivel cervical, con el fin de
evitar lesiones a nivel de la médula espinal. En el paciente politraumatizado siempre es
una prioridad y debe colocarse simultáneamente al manejo de la vía aérea, por las
consecuencias que puede tener una lesión vertebral con manipulación incorrecta.
Sin embargo, los collarines no inmovilizan totalmente por sí solos, éstos sólo limitan la
flexo-extensión, siendo poco efectivos en la restricción de otros movimientos, para los
que deberemos utilizar otros elementos complementarios (manos del rescatador en
un principio y elementos inmovilizadores laterales que impidan la rotación en un
segundo tiempo).
13. EIR I PatriciaAndrés Agorreta 2016
13
Es importante elegir correctamente el tipo y tamaño del collarín, ya que si es pequeño
puede comprimir los vasos sanguíneos y facilitar la flexión, mientras que si es grande
no inmovilizará adecuadamente.
También debemos retirar el pelo, ropa, cadenas… que puedan entorpecer la maniobra
de colocación.
Para que el tamaño sea apropiado al paciente, debemos medir la distancia entre el
músculo trapecio y el borde inferior de la mandíbula, teniendo en cuenta que algunos
collarines, para facilitar su almacenaje, vienen sin montar completamente.
El collarín ideal debe cumplir unos requisitos para poder inmovilizar casi el 100 % de la
columna cervical. Debe ser rígido, con un apoyo mentoniano y un orificio anterior.
Además, debe apoyar el peso de la cabeza en posición neutra.
También debe evitar los movimientos laterales, rotacionales y anteroposteriores de la
cabeza. No debe alterar la posición ni la función de estructuras importantes de las vías
respiratorias, ni afectar de manera adversa a la circulación cerebral.
Existen diferentes tipos de collarines cervicales, por lo que vamos a centrarnos en los
más utilizados:
1/ BLANDOS: son de goma espuma, con un recubrimiento de tela o plástico. Eran los
más utilizados, pero inmovilizan mal, además, no disponen de un tallaje suficiente.
Por lo tanto, no nos sirven para la inmovilización cervical de un paciente que ha sufrido
un TCE, sólo se recomiendan para un tratamiento rehabilitador.
Además, pueden comprimir excesivamente el cuello, disminuyendo el retorno venoso
y aumentando la PIC en los TCE severos.
También es importante intentar evitar que el collarín cree una presión excesiva en el
maxilar inferior tendiendo a mantener la boca cerrada, puesto que en caso de vómitos
favorecería las aspiraciones bronquiales.
14. EIR I PatriciaAndrés Agorreta 2016
14
2/ SEMIRRIGIDOS.
El más conocido es el de Thomas, fabricado en material plástico. Consta de dos partes
(anterior y posterior) que se pueden modular modificando su altura. Se dispone en 5
tallas, siendo las tallas 1 y 2 las pediátricas.
3/ RÍGIDOS tipo PHILADELFIA o DE INMOVILIZACIÓN COMPLETA: son los que mejor
inmovilizan, ya que evitan la flexo-extensión cervical y mantienen el cuello en una
posición anatómica.
Técnicamente son más difíciles de colocar, ya que están formados por 2 piezas
(anterior y posterior) y 4 puntos de apoyo:
a. Anteriores: mentonianos y clavículo–esternal
b. Posteriores: mastoideos y espalda.
Así mismo presentan un hueco en la pieza anterior, que permite el acceso al cuello
para poder valorar el pulso carotídeo, realizar una traqueostomía de urgencia y/o una
intubación retrógrada con fiador. Algunos presentan una abertura trasera permitiendo
así la palpación de la zona cervical y el drenaje de sangre y otros fluidos.
15. EIR I PatriciaAndrés Agorreta 2016
15
Se considera que es el Philadelphia el que consigue una mejor inmovilización de la
columna cervical en el movimiento de flexo – extensión, aunque no llega al 100 % de
restricción de movimiento.
4/ DE VACÍO: muy útiles en luxaciones vertebrales.
16. EIR I PatriciaAndrés Agorreta 2016
16
PASOS PARA LA CORRECTA RETIRADA DEL CASCO CERRADO.
1. Necesitaremos mínimo 2 socorristas. Primero coloque al paciente en decúbito
supino.
2. Si ya se encuentra en esa posición, el socorrista 1 deberá mantener alineado el eje
cabeza-cuello-tronco del paciente y realizar una tracción lineal, sujetando el casco con
ambas manos y tirando ligeramente de él hacia atrás, colocando sus dedos en la
mandíbula del paciente, para evitar que el casco se desplace bruscamente si la correa
está floja.
3. El socorrista 2 soltará la correa de fijación del casco y abrirá la visera.
4. Y pasará a realizar tracción manual del cuello, para colocarlo en una posición neutra.
Para ello debe colocar una mano en la base del occipital y la otra en la mandíbula, es
importante separar al máximo el primer dedo del segundo, para que nos queden dos
zonas en arco capaces de amoldarse perfectamente al mentón y a la base del occipital.
Se transfiere así la tracción manual sobre el casco a la que ejerce este segundo
socorrista.
17. EIR I PatriciaAndrés Agorreta 2016
17
5. El primer ayudante pasará a retirar el casco, teniendo en cuenta que la expansión
lateral del casco facilita su extensión. Para ello lo sujetará separando sus laterales con
ambas manos. Si se trata de un casco integral, para liberar la nariz,deberá hacer un
giro elevando la parte anterior, ya que tenemos que evitar a toda costa la movilización
del cuello al pasar la nariz tras el puente anterior del propio casco, evitando que
tropiece con él.
Durante toda la fase de extracción es importante que el socorrista 2 mantenga la
tracción de la cabeza, para prevenir su desplazamiento, especialmente cuando se
termina de retirar el casco, puesto que debido al espacio que se crea entre la cabeza y
la superficie donde se apoya el casco, la cabeza puede golpear contra la superficie.
6. Tras la retirada del casco, el socorrista 1 realizará una ligera tracción lineal sobre la
cabeza, manteniendo alineado el eje cabeza-cuello-tronco.
7. Tras la retirada del casco, el primer ayudante mantendrá la tracción lineal de la
cabeza hasta realizar la inmovilización del cuello tras colocar un collarín de apoyo
mentoniano o realizar una fijación de la cabeza a una tabla de columna.
18. EIR I PatriciaAndrés Agorreta 2016
18
Bibliografía
- Sebastian Eustaquio Martín Pérez. Revisión epidemiológica de los traumatismos
craneoencefálicos en España y Europa. Universidad de Verano de Adeje 2013.
- Servicio de neurorehabilitación. Hospitales Nisa.Traumatismo craneoencefálico.
Disponible en: http://www.neurorhb.com/traumatismo-craneoencefalico/
- Unidad de neurocirugía RGS. Traumatismos craneoencefálicos, TCE,
etiopatogenia, complicaciones precoces. Disponible en:
http://neurorgs.net/docencia-index/uam/tema8-traumatismos-
craneoencefalicos-tce/
- Jesse Borke, MD, FACEP et all. Primeros auxilios en caso de traumatismo craneal.
Medline plus. Disponible en :
https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000028.htm
- Manejo de los pacientes con traumatismo craneal. Disponible en:
http://www.neurowikia.es/content/manejo-de-los-pacientes-con-
traumatismo-craneal
- Huamán ValdiviaRosaMaría. Inmovilizacióndel paciente politraumatizado.Disponible
en: http://emergenciaydesastrehuamanrosa.blogspot.com.es/2013/08/tema-
colocacion-de-collarin-cervical.html
- Retirada del casco integral. Vídeo disponible en:
https://www.youtube.com/watch?v=BwmUMTvALUU
- Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Protocolos clínico
terapéuticos en Urgencias extrahospitalarias. Madrid. 2013.
- Piña Tornés Arlines Alina. Manejo del trauma craneoencefálico en atención
primaria salud. 2015.
- Jiménez de Luque Iñaki, Irigaray Oses Elena et all. Atención de enfermería en
las Urgencias extrahospitalarias. 2016.