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GRANDES DESAFÍOS PARA
LA PAZ MUNDIAL
PRINCIPIOS UNIVERSALES PARA
CONSTRUIR UNA CULTURA DE PAZ
VOLUMEN V
Copyright © Miguel Ángel Cano Jiménez
Primera Edición: Septiembre de 2003
Segunda Edición: Octubre de 2015
Editado por el autor: Miguel Ángel Cano Jiménez
email: famcano2004@gmail.com
Diseño de portada: Sunil Cano
Grandes Desafíos para
la Paz Mundial
Capítulo 1 Individualismo versus Comunitarismo
Capítulo 2 El Problema de las Desigualdades
Económicas
Capítulo 3 El Problema del Progresivo Deterioro de
los Sistemas Democráticos
Capítulo 4 El Problema de la Degradación Moral
de la Vida Pública y Privada
Capítulo 5 ¿Choque de Civilizaciones
o Paz Mundial?
Todo el mundo está de acuerdo en que vivimos en una época de
crisis. Es una crisis generalizada de valores. En las ciencias y la filosofía
la búsqueda de la verdad, certeza o racionalidad están en un callejón
sin salida. En la esfera de la ética hay una confusión total acerca de lo
que está bien o mal.
La sociedad está plagada de problemas, desde el incremento de la
violencia juvenil, e incluso infantil, pasando por problemas como el
consumo abusivo de alcohol y drogas, los delitos sexuales, el maltrato
y la violencia dentro del ámbito familiar, hasta la corrupción de las
elites políticas y financieras.
Y, a nivel mundial estamos inmersos en una serie de guerras
regionales y expuestos al creciente peligro de conflictos o choque
entre distintos pueblos, culturas y civilizaciones, además de la grave
amenaza del terrorismo internacional.
INTRODUCCIÓN
«El hombre convertido en cosa está angustiado, carece de fe y de
convicciones y tiene poca capacidad de amar. Y escapa al vano ajetreo,
al alcoholismo, a una extremada promiscuidad sexual y a síntomas
psicosomáticos de todas clases que explica mejor la teoría de la tensión
(estrés).
Como consecuencia paradójica, las sociedades más prósperas
resultan ser las más enfermas y el progreso de la medicina queda
compensado por el gran aumento de toda clase de enfermedades
psíquicas y psicosomáticas.»
Erich Fromm, El humanismo como utopía real, Paidós, Barcelona, 1998, p. 41.
Como nos indica muy bien Erich Fromm en la siguiente cita, es
paradójico que sean las sociedades opulentas las que estén plagadas de
más problemas psicológicos causados por relaciones humanas conflictivas
que conducen a mucha gente a la soledad, depresión e incluso al suicidio.
La raíz de los problemas actuales se encuentra en
el vacío moral creado por la crisis de valores. Por
ello, es de suma importancia la investigación y
búsqueda de un núcleo de valores o principios
éticos universales que puedan ser compartidos y
aceptados por todas las naciones, culturas y
religiones.
Estos valores universalmente compartidos deben
servir de base de una educación para la paz que
fomente la convivencia pacífica entre individuos,
familias, razas, naciones y civilizaciones, con el fin
de lograr una paz mundial estable y duradera.
En este volumen, titulado Grandes
Desafíos para la Paz Mundial, se
analizan los grandes desafíos que se
tendrían que afrontar si se quiere
conseguir una paz estable y
duradera para el nuevo milenio.
Hoy se requieren soluciones
globales para todos los problemas,
ya sean los del ámbito individual y
familiar así como los de escala
nacional o mundial, ya que todos
ellos afectan por igual a la mayoría
de las naciones o grupos
desfavorecidos de ellas.
Un primer gran problema es acabar con el
hambre y la pobreza en el mundo y lograr
una ecualización mundial de la riqueza.
El segundo gran reto de nuestros días es
tratar de resolver el problema de la
degradación moral o corrupción generalizada
en todos los niveles de la sociedad.
Un tercer gran desafío es controlar e
impedir las guerras y conflictos entre
naciones, etnias o culturas que tan
desastrosas consecuencias humanitarias
ocasionaron en el siglo XX, así como
solucionar el grave problema del terrorismo
internacional.
La fuente de inspiración y la motivación de
esta investigación ha sido el pensamiento
filosófico, ético y religioso de Sun Myung
Moon, un hombre extraordinario que dedicó
toda su vida a lograr la paz mundial.
Fundó el movimiento de unificación y
numerosas organizaciones e instituciones en
prácticamente todos los campos de la
cultura. Reunió en múltiples congresos
internacionales a científicos, profesores,
comunicadores, educadores, líderes
religiosos y líderes políticos con el fin de
trabajar juntos por la paz mundial,
transcendiendo las barreras nacionales,
culturales, raciales y religiosas.
Al igual que otros grandes visionarios
como Jesús, Buda o Sócrates, nunca ha
escrito nada, sino que durante toda su
vida ha impartido una enseñanza viva
mediante charlas, sermones y
conferencias públicas.
Por esta razón, el Dr. Sung Hun Lee,
un académico coreano, se dedicó a
ordenar y sistematizar el pensamiento
filosófico de Sun Myung Moon, que lleva
el nombre de “Pensamiento de
Unificación”, porque su pretensión es
armonizar todas las escuelas y corrientes
contrapuestas del pensamiento humano
a lo largo de la historia.
«El destino de la humanidad es armonizar todos los puntos
de vista que hoy están divididos unos contra otros. La
filosofía que guíe a la humanidad en el futuro deberá incluir
todas las religiones y filosofías. (…)
Si seguimos como ahora, y los seres humanos sólo se
agrupan cuando son de la misma religión o la misma raza, la
humanidad no podrá evitar más guerras. Si no trascendemos
nuestras costumbres y tradiciones culturales, jamás llegará
una era de paz.»
Sun Myung Moon, Su autobiografía, una vida consagrada a la paz, Sepha,
Madrid, 2012, p. 318.
La fuente de inspiración y la motivación de esta investigación ha sido el pensamiento
filosófico, ético y religioso de Sun Myung Moon.
«El destino de la humanidad es armonizar todos los puntos de
vista que hoy están divididos unos contra otros. La filosofía que
guíe a la humanidad en el futuro deberá incluir todas las
religiones y filosofías. (…) Si seguimos como ahora, y los seres
humanos sólo se agrupan cuando son de la misma religión o la
misma raza, la humanidad no podrá evitar más guerras. Si no
trascendemos nuestras costumbres y tradiciones culturales,
jamás llegará una era de paz.»
Sun Myung Moon, Su autobiografía, una vida consagrada a la paz, Sepha,
Madrid, 2012, p. 318.
Sun Myung Moon,
Selecciones de charlas,
Seúl, HSA-UWC.
El Principio Divino,
Iglesia de Unificación,
Barcelona, 1977.
Sung Hun Lee, New
Essentials of Unification
Thought, UTI, Korea, 2006.
1. Raíces históricas de la visión
individualista moderna
2. Exacerbación del
individualismo moderno
alentado por teorías
metafísicas, económicas,
morales y naturalistas
3. Críticas al individualismo
4. El individualismo desde el
punto de vista del propósito
individual y el propósito para
el conjunto
CAPÍTULO 1 INDIVIDUALISMO VERSUS COMUNITARISMO
5. El comunitarismo de Amitai Etzioni: Un
orden social basado en la aceptación
voluntaria de un núcleo de valores
compartidos
6. Armonía y complementariedad entre las
visiones individualistas y comunitaristas
7. Los tres grandes desafíos a los que se
enfrenta la humanidad
8. Un mundo ideal basado en los principios
de interdependencia, prosperidad mutua
y valores universales compartidos
La controversia entre individualistas y comunitaristas es
un debate cuyas raíces se remontan a Demócrito y
Aristóteles, resaltando uno que las cosas se deben explicar
reduciéndolas a sus partes más simples, mientras que el
otro señala que los conjuntos u organismos tienen sus
propias leyes y fines que no se pueden explicar desde las
partes.
En filosofía moral y política, la controversia entre
individualistas y comunitaristas —o sea, entre quienes
resaltan la supremacía de la autonomía y derechos
individuales y quienes enfatizan, en cambio, los deberes
hacia la comunidad y formas de vida comunes— es uno de
los debates, como señala Cortina, «que han arrojado un
saldo más elevado de publicaciones, congresos y
encuentros.»
Adela Cortina, Hasta un pueblo de demonios,Taurus, Madrid, 1998, p. 89.
En este capítulo vamos a tratar de ver si
es posible armonizar estas dos visiones,
que aparentemente parecen opuestas y
contradictorias.
Comenzaremos refiriéndonos a las
raíces liberales del individualismo y su
evolución, para pasar luego a las razones
que han llevado en las últimas décadas a
numerosos filósofos morales y políticos a
cuestionar abiertamente la visión
individualista imperante en las
democracias occidentales.
Y acabaremos refiriéndonos al
paradigma comunitarista y a la
posibilidad de armonizar ambas visiones.
INTRODUCCIÓN
Como es de sobra conocido, el individualismo
moderno tiene sus raíces en las revoluciones burguesas
del SigloXVIII y en los teóricos liberales que las
promovieron y justificaron. Sus proclamas
revolucionarias fueron un alegato a favor de los derechos
naturales de los individuos a la vida, a la libertad, y a la
propiedad. Reclamaron que todos los seres humanos
fueran tratados con igual dignidad y derechos, frente a
los abusos de poder, tiranía y corrupción de los monarcas
y la clase aristocrática.
Lucharon en contra de un sistema social jerárquico y
clasista que legitimaba mediante el linaje de sangre y la
herencia familiar la autoridad real y los abusivos
privilegios de la nobleza. Privilegios tales como el
monopolio de las riquezas y la propiedad de las tierras, el
acaparamiento de todos los cargos públicos, y las
prerrogativas judiciales, que dejaban al pueblo llano y a la
emergente clase burguesa en una clara indefensión.
Abogaron por la libertad de creencias
religiosas y políticas, así como la libertad de
expresión y asociación.Todo ello con el fin de
evitar que se encarcelara o condenara a
muerte a las personas por tener creencias
diferentes e impedir que la religión oficial o
mayoritaria persiguiera a las religiones
minoritarias, así como la práctica habitual de
los reyes y gobernantes de eliminar a sus
oponentes o rivales políticos.
RAÍCES HISTÓRICAS DE LA VISIÓN INDIVIDUALISTA MODERNA
Quizás el logro más grande de las democracias
modernas haya sido la consolidación en una gran
parte del mundo actual del derecho a la libertad de
creencias religiosas y políticas. En otras palabras, la
tolerancia y el respeto a la pluralidad de creencias y
formas de vida; el derecho a no ser juzgado o
condenado por tener ideas distintas a las de los
gobernantes, así como la libertad de expresión y
asociación, libertad de movimientos y libre
iniciativa.
Sin embargo, el ideal de que todos los hombres
fueran iguales y vivieran fraternalmente como
hermanos y hermanas, por desgracia, no se ha
realizado. En las naciones democráticas
capitalistas, la igualdad de oportunidades es más
nominal que real. Esto es así porque se fracasó en
conseguir la igualdad económica.
Esta es una meta que también debería
haberse perseguido, puesto que el ideal original
de la democracia era precisamente crear una
sociedad en la que todos los seres humanos
fueran como los hermanos y hermanas de una
gran familia, en la cual no hubiera distinciones
de clase o status económico.
Logros y fracasos de las democracias liberales modernas
En realidad, los revolucionarios
burgueses pronto se convirtieron en una
nueva «aristocracia» capitalista,
acaparando privilegios, riquezas y poder.
Se comportaron de forma parecida a la
antigua aristocracia que ellos mismos
criticaron, con la única diferencia que
ahora el status social o valor de las
personas se mide por el número de
dígitos que tiene su cuenta corriente en
vez de la cuna o el linaje.
Una de las razones principales de este
fracaso es la progresiva emergencia de un
individualismo egoísta e insolidario que
siempre ha infestado las sociedades
democráticas capitalistas desde sus
comienzos hasta hoy día.
Logros y fracasos de las democracias liberales modernas
 El atomismo moderno
 La teoría económica de Adam Smith
 El utilitarismo hedonista de Bentham
 El naturalismo de Malthus y el darwinismo
social de Spencer
 La forma de vida egoísta y hedonista
imperante en las democracias modernas
EXACERBACIÓN DEL INDIVIDUALISMO MODERNO ALENTADO POR
TEORÍAS METAFÍSICAS, ECONÓMICAS, MORALES Y NATURALISTAS
EXACERBACIÓN DEL INDIVIDUALISMO MODERNO ALENTADO POR
TEORÍAS METAFÍSICAS, ECONÓMICAS, MORALES Y NATURALISTAS
Vamos a ver ahora como el
individualismo —a partir de una
inicial justa defensa de la dignidad
humana y los derechos naturales
de los individuos frente a la
opresión y tiranía del antiguo
régimen—, se fue exacerbando con
el soporte racional de ciertas
teorías metafísicas, morales,
económicas y naturalistas.
En primer lugar, los primeros teóricos
liberales echaron mano del atomismo —que en
su época era muy popular entre los científicos—
con el fin rebatir los argumentos de los
conservadores que justificaban la estructura
jerárquica del sistema monárquico, aduciendo
que era la más adecuada y natural debido a que
se asemejaba al todo jerárquico del cosmos y
de los organismos vivos.
Esta visión atomista les llevó a resaltar de
forma exagerada y exclusiva los derechos
individuales de las personas, ignorando los
deberes que cada individuo tiene hacia los
demás. Esta visión alentó a los individuos a
buscar únicamente su felicidad personal o
familiar olvidándose de contribuir al bienestar
de sus comunidades, naciones o mundo, como
bien explica Goodwin:
Así pues, rechazaron cualquier visión filosófica, política
o religiosa que hablara de un conjunto social cohesionado
y armonioso, y que animara a las personas a vivir por sus
comunidades y naciones, puesto que esto sería caer de
nuevo en la tiranía, abuso de poder y en la violación de los
derechos individuales.
El atomismo moderno
«La concepción del deber del individuo con respecto
a la sociedad es estrictamente limitada y la idea de un
“bien común” es casi unánimemente descartada. (...)
Los liberales que defienden una concepción atomista de
la sociedad sostienen que el concepto del bien común
es en sí mismo una falacia filosófica. La sustancia y la
alegría de la vida han de hallarse en la esfera privada y
no en la pública.»
Barbara Goodwin, El uso de las ideas políticas, Ediciones
Península, Barcelona, 1988, p. 60
Una segunda visión que contribuyó a la exacerbación del
individualismo fue la teoría económica clásica. Según Goodwin:
Es decir, la famosa máxima, «vicios privados,
beneficios públicos», que por desgracia hoy día
parece que está más vigente que nunca, si
tenemos en cuenta los enormes beneficios que
generan las industrias del tabaco, alcohol,
juegos de azar, drogas, pornografía,
prostitución y turismo sexual.
Como dice Goodwin, «los pensadores
liberales consiguieron algo que parecía
imposible en la Edad Media cristiana: hicieron
del egoísmo una virtud» (Ibíd., p. 48).
La teoría económica de Adam Smith
«El modelo liberal de sociedad, como se ha
mencionado ya, presenta analogías con el sistema de la
libre empresa idealizado por los primeros economistas.
El mercado libre se representaba como un conjunto de
individuos independientes que producían, compraban y
vendían con objeto de obtener el máximo de ganancia,
sin la interferencia del gobierno.
Adam Smith introdujo la noción de la Mano Invisible,
que garantizaba que esta multiplicidad de transacciones
dictadas por el interés propio habría de llevar a la mayor
prosperidad nacional, de modo espontáneo, sin que se
lo propusieran los individuos.»
Barbara Goodwin, El uso de las ideas políticas, Ediciones Península,
Barcelona, 1988, p. 63
El utilitarismo hedonista de Bentham fue la tercera de
las teorías que se unió a las anteriores en la exaltación del
individualismo egoísta, elevándolo al status de santidad
moral, como sigue comentando nuestra autora:
El utilitarismo hedonista de Bentham
«Como sistema moral basado en un cálculo del dolor y
el placer, justifica moralmente las actividades egoístas
del individuo que aparecieron por primera vez en el
estado de naturaleza de Hobbes (…)
En el hombre político del liberal que conoce cuáles son
sus intereses propios y se conduce por ellos, no hay sino
un moralista utilitario que calcula la utilidad de sus
acciones; su alter ego es el hombre económico, que
maximiza sus ganancias y, milagrosamente, beneficia a la
sociedad en conjunto.»
Barbara Goodwin, El uso de las ideas políticas, Ediciones Península,
Barcelona, 1988, p. 64
Hubo una cuarta visión, la naturalista,
que extremó aún más, si cabe, el
individualismo de algunos liberales
ortodoxos como Malthus —famoso por
inspirar a Darwin su teoría de la
selección natural— y Spencer, el padre
de los darwinistas sociales. Según
Malthus, en la sociedad, al igual que en
la naturaleza, se produce una lucha
despiadada por la supervivencia en la
que no tienen cabida los que no pueden
obtener medios para su subsistencia.
El naturalismo de Malthus y el darwinismo social de Spencer
«[Spencer] en su libro The ManVersus the State hace la
apología del laissez faire, el liberalismo de la “supervivencia
de los mejores” contra los reformadores liberales.
Al igual que Malthus, Spencer pensaba que los “pobres
menesterosos”, que tanto preocupaban a tantos filántropos
victorianos, eran pobres porque se lo merecían y no debían
recibir ayuda del gobierno.»
Barbara Goodwin, El uso de las ideas políticas, Ediciones Península,
Barcelona, 1988, p. 73
Y Spencer desarrolló una teoría de la
evolución social en la que imperaba una
guerra de todos contra todos en la que
sobrevivían los más aptos. Según
Goodwin:
En resumen, el individualismo original de
los primeros liberales —entendido como la
justa defensa de los derechos naturales de
los individuos frente a la tiranía— se fue
deformando y exacerbando, con la ayuda
del atomismo, el utilitarismo hedonista, la
teoría económica clásica y el naturalismo,
hasta el punto de convertirse en un
desorbitado individualismo egoísta,
hedonista, rapaz e insolidario.
Sus nefastas consecuencias prácticas
son bien patentes en las democracias
occidentales presentes, en las que impera
una degradante forma de vida egoísta,
hedonista y materialista vulgar, como
describe acertadamente Lipovetsky en la
cita que sigue:
«Estimulando permanentemente los valores del bienestar
individual, la era del consumo ha descalificado masivamente las
formas rigoristas y disciplinarias de la obligación moral, la
liturgia del deber se ha vuelto inadecuada para una cultura
materialista y hedonista basada en la exaltación del yo y la
excitación de las voluptuosidades-al-instante. (...)
En nuestras sociedades, los objetos y marcas se exhiben más
que las exhortaciones morales, los requerimientos materiales
predominan sobre la obligación humanitaria, las necesidades
sobre la virtud, el bienestar sobre el Bien.
La era moralista tenía como ambición la disciplina del deseo,
nosotros lo exacerbamos; exhortaba a los deberes hacia uno
mismo y hacia los demás, nosotros invitamos a la comodidad. La
obligación ha sido reemplazada por la seducción, el bienestar se
ha convertido en Dios y la publicidad en su profeta.»
Gilles Lipovetsky, El crepúsculo del deber, Anagrama, Barcelona, 1994, pp.
51, 53.
La forma de vida egoísta y hedonista imperante en las democracias modernas
 Erich Fromm y Daniel Bell
 Alasdair MacIntyre
 CharlesTaylor
 El nuevo paradigma
comunitarista
CRÍTICAS AL INDIVIDUALISMO
CRÍTICAS AL INDIVIDUALISMO
En las últimas décadas del siglo
pasado, dentro de las sociedades
democráticas occidentales se
empezaron a alzar voces que
cuestionaban la tradición liberal
individualista dominante, acusando
a uno de sus vástagos, el
individualismo hedonista, de estar
socavando los lazos sociales y
causando anomia, continuos
conflictos de intereses partidistas y
crisis moral en el sistema.
Fromm, en su famoso libro El
miedo a la libertad, ya nos anunció los
peligros del individualismo al señalar
que su intención era «mostrar que la
estructura de la sociedad moderna
afecta simultáneamente al hombre
de dos maneras: por un lado, lo hace
más independiente y más crítico,
otorgándole una mayor confianza en
sí mismo, y por otro, más solo,
aislado y atemorizado.»
Erich Fromm, El miedo a la libertad, Paidós,
Buenos Aires, p. 137.
Erich Fromm y Daniel Bell
Uno de los primeros autores que mostraron las
contradicciones entre los ideales originales del liberalismo y el
individualismo egoísta e insolidario que infesta las sociedades
democráticas fue Daniel Bell, quien en su influyente libro, Las
contradicciones culturales del capitalismo, escribió lo siguiente:
«La principal consecuencia de esta crisis… es la pérdida de
la civitas, la espontánea disposición a obedecer leyes, a
respetar el derecho de los demás, a renunciar a las
tentaciones del enriquecimiento privado a expensas del
bienestar público, en resumen, a honrar a la “ciudad” de la
que cada uno es miembro. En cambio, cada persona sigue su
propio camino, persiste en sus vicios privados, a los que sólo
puede entregarse a expensas de los beneficios públicos.»
Daniel Bell, Las contradicciones culturales del capitalismo, Alianza
Universidad, Madrid, 1977, p. 231.
Otro de los libros que ha marcado una
época es Tras la virtud de Alasdair
MacIntyre. El autor acusó al proyecto moral
ilustrado kantiano de ser el responsable de
que las sociedades democráticas modernas
cayeran en las manos del utilitarismo
hedonista por haber sido incapaz de guiar
moralmente al hombre moderno
estimulándole a perfeccionar su carácter,
practicar las virtudes morales y cívicas, y
reforzar su identidad y lazos familiares y
comunitarios.
Por ello, MacIntyre propuso volver a las
formas de vida comunitarias, al estilo de las
antiguas polis griegas, con el fin de
recuperar la identidad y sentido de la vida
perdido.
Al neoaristotelismo contestatario de MacIntyre pronto
se le unió el neohegelianismo de algunos filósofos
alemanes. Según Cortina:
Alasdair MacIntyre
«Tras la publicación de Tras la virtud, autores como
Michael Sandel,CharlesTaylor o MichaelWalzer se
unieron a la crítica al liberalismo de los solos derechos,
aunque con matices, y sugirieron un cierto regreso a la
comunidad.
Aquellas comunidades griegas y medievales, en las
que coincidían los intereses de la persona y del todo
social, producen un cierto sentimiento de nostalgia en
algunos corazones. En ellas cada individuo sabía qué
virtudes debía cultivar para ayudar al conjunto y existían
profundos lazos entre unos y otros.»
Adela Cortina, Hasta un pueblo de demonios, Taurus, Madrid, 1998,
p. 87.
El más representativo de estos
autores, CharlesTaylor, en su libro
La ética de la autenticidad,
expresa su preocupación por la
ambivalencia del individualismo.
Reconoce sus logros históricos
contra el orden social y moral
antiguo impuesto a la fuerza, pero
muestra, al mismo tiempo, su
lado más oscuro, que nuestro
autor explica de la siguiente
manera:
«El lado oscuro del individualismo supone centrarse en el yo,
lo que aplana y estrecha a la vez nuestras vidas, las empobrece
de sentido, y las hace perder interés por los demás o por la
sociedad.
Esta inquietud ha salido recientemente a la superficie en la
preocupación por los frutos de la “sociedad permisiva”, la
conducta de la “generación del yo” o la preeminencia del
“narcisismo.” (…)
El peligro no lo constituye el despotismo, sino la
fragmentación, a saber, un pueblo cada vez más incapaz de
proponerse objetivos comunes y llevarlos a cabo. La
fragmentación aparece cuando la gente comienza a
considerarse de forma cada vez más atomista, dicho de otra
manera, cada vez menos ligada a sus conciudadanos en
proyectos y lealtades comunes.»
Charles Taylor, La ética de la autenticidad, Paidós, Barcelona, 1994, pp. 39-40,
91-92.
CharlesTaylor
Tras la estela de los autores que acabamos
de mencionar, especialmente en la última
década del siglo pasado, empezó a emerger
con fuerza el nuevo paradigma
comunitarista.
Aparte de señalar las nefastas
consecuencias prácticas que se producen en
las sociedades democráticas modernas
infestadas por un individualismo egoísta e
insolidario —algo en lo que todo pensador
sensato estaría de acuerdo— los
comunitaristas cuestionan la visión atomista
acerca de la naturaleza humana y la sociedad
que todavía defienden los liberales actuales,
como explica muy bien Cortina:
«Los liberales en esto han practicado un extraño
“atomismo”, han considerado a las personas como
átomos, dotados de derechos naturales, que deciden
pactar su entrada en sociedad para defender esos
derechos.
Pero esta visión atomista de la sociedad es
radicalmente errónea, porque la entrada en la sociedad,
incluso en la comunidad política, no es el fruto de un
pacto, sino que cada persona nace ya en comunidades,
que funcionan como las matrioscas rusas: las menores
(familia, vecindario) están insertas en las mayores
(comunidad política, comunidades transnacionales).»
Adela Cortina, Hasta un pueblo de demonios,Taurus, Madrid, 1998, p.
98-89.
El nuevo paradigma comunitarista
 El principio de los propósitos duales
 Los seres humanos no son como
átomos aislados e independientes
cuyo único fin en la vida es
preservar su existencia
 La metáfora del organismo o
sistema para describir la sociedad
 El mal uso histórico de las
metáforas organicistas y
mecanicistas
 La metáfora atomista fomenta un
individualismo egoísta
EL INDIVIDUALISMO DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL PROPÓSITO INDIVIDUAL
Y EL PROPÓSITO PARA EL CONJUNTO
 La estructura jerárquica del cosmos y la
sociedad humana
 El viejo prejuicio ilustrado antiautoritario y
el miedo de los liberales a las
conspiraciones totalitarias
 En una estructura social jerárquica en la que
las personas responsables cumplan bien
con su función los derechos individuales
estarán mejor salvaguardados
 Armonía o equilibrio entre el propósito
individual y el propósito de servir al
conjunto social
Vamos a analizar ahora el individualismo
a la luz del principio de los propósitos
duales, que es uno de los principios
universales de la naturaleza defendido por
el Pensamiento de Unificación y que
nosotros hemos venido utilizando como
premisa a lo largo de todo este trabajo de
investigación.
Los hombres y las mujeres forman parte
de una naturaleza en la que es obvio que
ninguno de los individuos que la componen
existe de una manera aislada o
completamente independiente. Por el
contrario, todas las partes o entidades del
universo son interdependientes y están
estrechamente interrelacionadas e
interconectadas entre sí.
Es fácil ver como en el universo las entidades
individuales más pequeñas se unen y forman unidades
o conjuntos de individuos cada vez más grandes. Las
partículas se unen y forman átomos; los átomos se
vuelven a unir constituyendo estructuras moleculares
cada vez más complejas, que son la base de los
múltiples tipos de materia inorgánica y orgánica.
Todos los organismos vivos se componen de células
que, al mismo tiempo que tienen una vida propia,
realizan funciones que mantienen la vida del conjunto
del organismo. La tierra se asemeja a un gran
organismo vivo en el que todos sus componentes —
minerales, gases, vegetales, animales y seres
humanos— dependen unos de otros, están
interrelacionados y cumplen con una función
específica para hacer de ella un lugar estable y
habitable.
El principio de los propósitos duales
Como explica Sun Myung Moon
con el ejemplo del ojo humano en la
cita que ponemos a continuación,
es evidente que todas estas
entidades individuales tienen dos
propósitos; uno es el propósito de
mantener la propia existencia
individual y otro es el propósito de
formar unidades más grandes y
contribuir a la existencia, cohesión o
estabilidad del conjunto.
«Veamos el ejemplo de nuestros ojos. El ojo
tiene el propósito de preservar su propia
existencia, pero también el de servir al conjunto
del cuerpo. El oído tiene que funcionar
adecuadamente por sí mismo, pero también ayuda
al conjunto. (…)
¿Cómo puede estar el universo tan
interrelacionado? Es debido a que todos los
individuos persiguen dos propósitos: uno es el de
la propia preservación y otro es combinarse con
otros seres para formar entidades más grandes.»
Sun Myung Moon, Myself, 13 de enero de 1980.
El principio de los propósitos duales
Hablando metafóricamente, se
podría decir que las entidades más
pequeñas están movidas por el
impulso de formar parte de un
conjunto más grande porque
intuyen que de esta manera su
existencia individual va a estar
mejor protegida o su valor se va a
elevar considerablemente.
Por ejemplo, un humilde tornillo,
cuyo valor estando solo o aislado
es insignificante, podría llegar a ser
muy valioso o incluso crucial si
formara parte de una sofisticada
nave espacial sujetando una de sus
piezas vitales.
«No puede haber ningún propósito para el
individuo aparte del propósito del conjunto, ni
ningún propósito del conjunto que no garantice el
propósito del individuo.
Todas las criaturas del universo forman un
enorme organismo entrelazado entre sí por estos
propósitos duales.»
El Principio Divino, Parte I, Cap. I, Sec. III, 1.
Así pues, el fin ulterior del propósito de preservar la
existencia individual es contribuir mejor a la estabilidad
y cohesión del conjunto.Y el fin ulterior de servir o
fortalecer el conjunto es proteger y potenciar el valor de
los individuos. Es decir, ambos propósitos son
complementarios y se refuerzan mutuamente, como
queda bien expresado en esta cita del Principio Divino:
El propósito individual y el propósito para el conjunto son complementarios
Los seres humanos, al igual que las demás
entidades del universo, poseen un fuerte
impulso innato o natural a formar agrupaciones
de individuos cada vez más grandes, o sea,
familias, tribus, clanes, asociaciones, partidos,
sindicatos, agrupaciones sociales, instituciones
estatales y organismos internacionales.
El motivo básico que impulsa a los seres
humanos a asociarse y formar estas
agrupaciones cada vez más grande de
individuos es porque intuyen que sus existencias
individuales van a estar mejor preservadas; o su
valor como individuos se va a potenciar; o
porque van a ganar en bienestar o felicidad
común.
El fuerte impulso innato a asociarse con sus semejantes
No fueron Aristóteles y los estoicos los
únicos que sostuvieron que existe en el hombre
un impulso natural a asociarse con sus
semejantes y a perseguir un bienestar común.
Es una creencia compartida por la mayoría de
las religiones y por muchos filósofos, entre
ellos Locke y Mill, los dos teóricos liberales
clásicos más importantes.
Es decir, el hombre está hecho para servir y hacer
feliz a la mujer, y viceversa. Al unirse, ambos ganan
en valor, bienestar y felicidad. Lo mismo puede
decirse de los padres y los hijos, amigos y vecinos,
familias y comunidades.
Los seres humanos no son como átomos aislados e independientes
cuyo único fin en la vida es preservar su existencia
No tiene sentido, pues, decir que los seres
humanos son como átomos aislados e
independientes cuyo único fin en la vida es
preservar su existencia o buscar su propio
provecho.
Como decían los estoicos, estamos hechos
unos para otros, para colaborar y ayudarnos
mutuamente, como una mano sirve a la otra o
como ambos pies se coordinan al andar.
Cuando se observa al hombre y la mujer, ya
sea en sus aspectos biológicos o psicológicos, es
obvio que están hechos el uno para el otro, son
como dos piezas que encajan una en la otra y
que por sí solas están incompletas.
Las sociedades y naciones
compuesta por familias se asemejan
a un organismo compuesto por
células, las cuales a la vez que
preservan su existencia individual
colaboran juntas con el fin de
mantener la vida del conjunto del
organismo.
Se asemejan asimismo al sistema
planetario, en el que los planetas al
mismo tiempo que rotan sobre sus
ejes para mantener su propia
estabilidad revolucionan alrededor
del sol con el fin de preservar la
estabilidad y cohesión del conjunto.
La metáfora del organismo o sistema para describir la sociedad
La diferencia entre un organismo, el sistema
planetario y la sociedad humana es que, en los dos
primeros, las posiciones y funciones de las partes o
entidades individuales son fijas, y sus
interrelaciones están regidas de forma automática
o instintiva por leyes mecánicas o biológicas.
Mientras que en las sociedades humanas —
debido a que los seres humanos poseen una
individualidad única y el grado más alto de
autonomía y creatividad— las posiciones y
funciones sociales son intercambiables y flexibles,
y las interrelaciones entre individuos y familias son
intercambios recíprocos de amor, conocimientos,
bienes y servicios que se realizan de una manera
libre, responsable y creativa.
Sin embargo, la metáfora no se debe
aplicar literalmente sino sólo de forma
analógica, ya que los seres humanos no son
piezas de una máquina ni células ni
hormigas que tienen posiciones o
funciones fijas dentro de una máquina,
organismo o colonia.
La metáfora simplemente nos ilustra el
hecho de que los individuos humanos están
hechos para cumplir, a la vez y
armoniosamente, el propósito de preservar
su propia existencia individual y el
propósito de servir al conjunto.
Pero, la forma que tienen de cumplir
estos dos propósitos los seres humanos es
radicalmente diferente del resto de las
criaturas y cosas.
Es decir, el individuo humano está hecho para
ayudar a los demás o servir a su familia, comunidad,
nación o mundo por propia iniciativa, y de una forma
libre y responsable.
Aquí precisamente radica el valor moral y la
superioridad humana sobre el resto de las criaturas y
cosas, pues, ¿tendría algún valor moral alguien que
se sacrificara por el bien común obligado a la fuerza?
No somos piezas de una máquina ni hormigas de una colonia
Por desgracia, si se estudia la historia no
siempre se ha armonizado el propósito
individual y el propósito para el conjunto.
Muchas sociedades antiguas, asemejando
literalmente la sociedad humana a un
organismo, justificaron la desigualdad o
segregación social en clases fijas y hereditarias,
la tiranía, la explotación del pueblo, los abusos
de poder, y la privación a los individuos de su
libertad.
Los totalitarismos más recientes, usando las
metáforas de las maquinarias sociales regidas
por férreas leyes inexorables que condicionan
completamente a los individuos, no solamente
limitaron las libertades individuales sino que
masacraron a millones de personas en aras de
un supuesto bien común.
El mal uso histórico de las metáforas organicistas o mecanicistas
Estos graves males sociales ocurren cuando los
gobernantes —o sea, los representantes del
conjunto— motivados por ambiciones de poder o
grandeza personal, fallan miserablemente en su
misión de proteger y potenciar el valor de los
individuos, causando daños no solamente a éstos sino
también, a la larga, la destrucción del injusto sistema
social o régimen político instaurados por ellos.
En cambio, el problema opuesto que
ocurre en las modernas democracias es
que , utilizando la metáfora atomista, se
fomenta un individualismo egoísta y un
concepto de libertad permisiva, sin ningún
límite moral, que no solamente deteriora
las relaciones familiares y los vínculos
sociales sino que, al final, acaba
destruyendo a los propios individuos que
se corrompen cayendo en conductas
delictivas y compulsivas, convirtiéndoles
en esclavos de sus propios deseos egoístas.
La metáfora atomista fomenta un individualismo egoísta
A pesar de que hoy nadie quiere utilizar las
palabras orden y jerarquía por sus
connotaciones conservadoras o medievales, en
realidad, en las democracias actuales la
sociedad está, de hecho, organizada de una
manera ordenada y jerárquica a semejanza del
orden natural observable en los organismos
vivos y en el sistema planetario.
El orden comienza con las familias, en las que
los padres son el centro o los representantes del
grupo familiar; sigue con los órganos de
gobiernos de las escuelas e instituciones
educativas; los directivos de las empresas, las
autoridades municipales, autonómicas o
regionales; y culmina con los máximos
representantes del Estado, en donde confluyen
las distintas cadenas de mando de todas las
instituciones u organismos del Estado.
La estructura jerárquica del cosmos y la sociedad humana
Organism
oSistemas
Órganos
Celulas
Individu0s
Mundo
Naciones
Comunidades
Familias
Galaxias
Estrellas
Planetas
Satélites
La razón por la cual existe esta estructura
ordenada y jerárquica es que sin una
diferenciación de posiciones o funciones, y sin
una sucesión de centros la sociedad no podría
funcionar.
Obviamente, en las estructuras jerárquicas
democráticas, a diferencia de las sociedades
jerárquicas antiguas, aunque el cargo o
posición en sí mismo sea relativamente fijo, sí
varían, en cambio, las personas que lo ocupan,
que suelen calificarse para el cargo por
votación popular, designación de una
autoridad superior, oposiciones o contratos,
entre otros métodos, y que por lo general
desempeñan el cargo sólo durante un tiempo
limitado.
Como se puede ver, una estructura ordenada y
jerárquica no tiene por qué ser clasista ni atentatoria
contra la dignidad o igualdad humana. Por ejemplo,
que los hijos deban respetar a los padres y abuelos
no significa que éstos últimos sean seres superiores,
sino porque ellos representan al conjunto de la
familia y se supone que se preocupan y sacrifican por
el bienestar y la felicidad de todos los miembros de
la familia.
De igual manera, respetar y seguir las indicaciones
de los profesores en la escuela o de los jefes en el
trabajo, así como apoyar a los líderes sociales y
políticos, no significa que éstos sean seres superiores
sino simplemente que cumplen una función pública
o representan a un colectivo de individuos y se
supone que trabajan por el bien común de todos.
Sin una estructura ordenada o sucesión de centros ninguna sociedad podría funcionar
Los liberales individualistas actuales
siguen arrastrando el viejo prejuicio
ilustrado antiautoritario alimentado
constantemente por un miedo —muy poco
racional, por cierto— a una vuelta al
pasado, a la resurrección de fantasmales
Inquisiciones o al peligro de conspiraciones
totalitarias.
Ellos piensan que, debido a que todas las
personas se corrompen con el poder,
ningún tipo de autoridad debe prevalecer
sobre los individuos. Es algo así como si
unos hermanos decidieran prescindir de
sus padres por el temor de que algún día
éstos puedan convertirse en sus
maltratadores.
Unos malos padres pueden hacer mucho daño a sus
hijos, pero normalmente son los padres quienes más
se preocupan por el bienestar de todos los hermanos,
protegiendo y ayudando en especial a los hijos más
débiles o desfavorecidos. En cambio, si faltan los
padres los hermanos por lo general tienden a
competir y pelearse entre sí preocupándose más de
sus propios intereses que los comunes.
El viejo prejuicio ilustrado antiautoritario y el miedo de los liberales a las
conspiraciones totalitarias
Contrariamente a lo que se suele pensar, en una
estructura social jerárquica en la que las personas
responsables cumplan bien con su función de
preocuparse por el bienestar y la felicidad de todos, los
derechos individuales estarán mejor salvaguardados que
en una situación social supuestamente más libre e
igualitaria y carente de autoridades o personas
responsables, en la que, por lo general, los «iguales»
acaban compitiendo ferozmente entre sí como si
estuvieran en la selva.
Baste recordar como los campesinos supuestamente
liberados de la opresión de los nobles y monarcas por los
revolucionarios burgueses, que enarbolaron los ideales
democráticos de libertad, igualdad y fraternidad, poco
tiempo después pasaron a ser explotados
despiadadamente por sus «hermanos democráticos»
burgueses en la época de Revolución Industrial inglesa.
Hay que reconocer las cosas han
mejorado mucho desde entonces, pero, aun
así, las sociedades democráticas actuales
siguen estando marcadas por una lucha de
intereses egoístas entre individuos y grupos,
en la que impera la ley de los más
poderosos, mientras que los más débiles o
indefensos son los más desfavorecidos.
En una estructura social jerárquica en la que las personas responsables cumplan bien
con su función los derechos individuales estarán mejor salvaguardados
En resumen, lo mejor tanto para el individuo como
para el conjunto de la sociedad sería que se lograra una
armonía o equilibrio entre el propósito individual y el
propósito de servir al conjunto, a semejanza del orden
natural que se observa en los organismos vivos y en el
sistema planetario, pero con la salvedad de que debe ser
un orden moral basado en la cooperación libre,
responsable y creativa de los individuos.
Que los individuos pretendan ser el centro del
universo o la fuente suprema de la autoridad, negándose
a respetar, obedecer o servir a nadie, y se dediquen a
perseguir únicamente su propia satisfacción o beneficio
individual, es algo tan absurdo como si los planetas y
satélites pretendieran convertirse en el centro de la
galaxia y exigieran a todas las demás estrellas y planetas
que giren a su alrededor.
Armonía o equilibrio entre el propósito individual y el propósito de servir al
conjunto social
 Una buena sociedad basada en una Nueva
Regla de Oro
 Las medidas policiales, judiciales y
penitenciarias, aun siendo necesarias, no son
suficientes para restaurar el orden social
 Un orden social basado en medios normativos
y la aceptación voluntaria de un núcleo de
valores comunes y compartidos
 Gobierno basado en los ejemplos virtuosos de
Confucio
 La educación moral, los ejemplos virtuosos y
la voz moral son medios más eficaces para
establecer un orden social
 No se pueden prohibir por ley
todas las conductas inmorales
 Un mosaico multicultural, una
comunidad de comunidades
 Una comunidad de naciones
en la que las diversas culturas
aprendan unas de otras
 Un núcleo de valores
compartidos defendido desde
premisas tanto seculares
como religiosas que regenere
el orden moral de la sociedad
EL COMUNITARISMO DE AMITAI ETZIONI: UN ORDEN SOCIAL BASADO EN LA
ACEPTACIÓN VOLUNTARIA DE UN NÚCLEO DE VALORES COMPARTIDOS
Amitai Etzioni propone un
comunitarismo de un carácter
intercultural e interreligioso, que no
pretende suprimir la autonomía o
responsabilidad de los individuos , sino
que más bien defiende que debe lograrse
un equilibrio entre el orden social y la
autonomía de los individuos.
Etzioni sostiene que el eje central
sobre el cual gira la polémica entre los
ideólogos individualistas que enfatizan la
libertad y los que, por el contrario,
resaltan el bien de las comunidades o el
orden social «es la relación entre el
individuo y la comunidad, así como entre
la libertad y el orden.»
Para conseguir lo que Etzioni llama una buena
sociedad, propone una receta: la aplicación a la
sociedad de una Nueva Regla de Oro que a
semejanza de la clásica dice, «respeta y defiende
el orden moral de la sociedad como quieras que
la sociedad respete y defienda tu autonomía.»
Amitai Etzioni, La Nueva Regla de Oro, Paidós, Barcelona, 1999,
p. 27, Prefacio.
Una buena sociedad basada en una Nueva Regla de Oro
Amitai Etzioni, preocupado
por el individualismo egoísta
que ha infestado las sociedades
democráticas actuales y por
todas sus secuelas, señala que
las medidas policiales,
judiciales o penitenciarias, aun
siendo necesarias no son
suficientes para solucionar los
problemas sociales y restaurar
el orden social.
«En verdad, en todas las sociedades occidentales se
puede observar fácilmente que, cuando el orden social se
ha deteriorado en la última generación, se han reclamado
insistentemente más castigos y más duros, más policía y
más poderes para las diferentes autoridades públicas.
Aunque es difícil medir la proporción, parece ser que
muchos de los esfuerzos recientes para fortalecer el orden
social en Occidente se han apoyado más en la ley que en la
reafirmación de la voz moral.
Yo, al contrario, introduzco unos principios según los
cuales, para que una sociedad sea comunitaria, gran parte
de la conducta social debe ser “regulada” por la confianza
en la voz moral más que en la ley.»
Amitai Etzioni, La Nueva Regla de Oro, Paidós, Barcelona, 1999, p. 169.
Las medidas policiales, judiciales y penitenciarias, aun siendo necesarias, no son
suficientes para restaurar el orden social
Por esta razón, Etzioni propone el establecimiento de un orden social basado en medios
normativos (educación, liderazgo modélico) y la aceptación voluntaria de un núcleo de valores
comunes y compartidos por todos los miembros de la sociedad.
«El orden de las buenas sociedades
comunitarias se funda
particularmente en medios
normativos (educación, liderazgo,
consenso, presión de los pares,
exhibición de modelos, exhortación
y, sobre todo, las voces morales de
las comunidades). En este sentido, el
orden social de las buenas
sociedades es un orden moral.
Para que un orden social pueda descansar
principalmente en medios normativos hace falta que la
mayoría de los miembros de la sociedad compartan un
compromiso con un conjunto de valores nucleares durante
la mayor parte del tiempo, y que la mayoría de los
miembros, durante la mayor parte del tiempo, se dejen
guiar por las implicaciones conductuales de estos valores
porque creen en ellos, en lugar de verse forzados a
obedecerlos.»
Amitai Etzioni, La Nueva Regla de Oro, Paidós, Barcelona, 1999, pp. 33-
34.
Un orden social basado en medios normativos y la aceptación voluntaria de un
núcleo de valores comunes y compartidos
Esta postura de Etzioni es un tanto atípica en la cultura occidental
moderna tan marcada por la tradición liberal democrática, en la que se
enfatiza el imperio de la ley como el único medio que puede generar orden
social, mientras que se relega el aspecto moral al ámbito privado.
Sin embargo, hace ya milenios que Confucio defendió una postura similar
a la de Etzioni, afirmando que el buen gobierno no es el que se sustenta en
la imposición de la ley, sino en la educación moral y los ejemplos virtuosos.
Confucio pensaba que la nación era como una gran familia, que debería mantenerse
unida no por la fuerza o el miedo al castigo, sino por los mismos lazos voluntarios de amor,
benevolencia, fidelidad y confianza mutua que unen a los miembros de una familia.
«Si para guiar al pueblo —sentencióConfucio— se utilizan
reglas y para mantener el orden se recurre a castigos, el pueblo
carecerá de conciencia intentando huir de ellos.
Si para guiar a los súbditos se usa la virtud... tendrán
conciencia y se reformarán a sí mismo.»
Confucio, Analetas, 2. III.
Gobierno basado en los ejemplos virtuosos de Confucio
La educación moral, los ejemplos virtuosos y la voz moral son medios más eficaces
para establecer un orden social
De una manera muy similar, Etzioni utiliza prácticamente los
mismos argumentos para demostrar la ineficacia de la única
solución que las sociedades occidentales siempre aplican para
intentar restaurar el orden social perdido por un aumento de las
conductas antisociales y delictivas, o sea, la vía policial y judicial.
Etzioni, en cambio, afirma que la solución a este desorden social,
que en el fondo es un proceso de decadencia moral, consiste más
bien en reforzar la infraestructura moral de la sociedad a través de la
educación, liderazgo, persuasión, consenso, diálogos morales,
exhibición de modelos virtuosos, y lo que Etzioni llama la «voz
moral», que es una voz exterior proveniente de la comunidad que
estimula a sus miembros a que se guíen por los valores compartidos
en común, y los censuran cuando no lo hacen, y que cumple también
la función de reforzar la voz moral interior o conciencia de las
personas.
Etzioni también señala que la solución a la crisis
moral de nuestras sociedades democráticas propuesta
por los conservadores, que consiste principalmente en
restaurar el orden social a través de prohibir legalmente
todas las conductas consideradas inmorales, no
solamente es ineficaz sino que puede ser también
contraproducente, pues tiende a fomentar las
conductas transgresoras clandestinas o la hipocresía
moral.
Esto es así porque el ser humano no está hecho para ser
obligado mediante prohibiciones a comportarse bien, sino
a que, de una manera voluntaria y guiados por los
dictados de su propia conciencia, utilice sus talentos y
cualidades en beneficio de los demás. Aparte de que es
imposible cambiar o controlar desde fuera mediante
prohibiciones las actitudes y motivaciones egocéntricas
que desvían los deseos de las personas hacia un fin
egoísta.
Las prohibiciones morales utilizando
castigos, ya sean paternales o legales, son
adecuadas como una medida temporal de
protección para niños o adolescentes, pero
lo que más necesitan los jóvenes y adultos
es una educación moral que les haga
razonar y les ayude a alcanzar una
suficiente madurez moral y autodominio
como para poder actuar bien guiados por su
propia conciencia.
No se pueden prohibir por ley todas las conductas inmorales
El movimiento comunitarista,
representado por Etzioni, no defiende un
comunitarismo particularista que aboga
por la vuelta a la cohesión social centrada
en unas tradiciones religiosas
particulares que en el pasado eran las
dominantes en cada nación.
Ante el hecho evidente de que las
naciones democráticas modernas se
están convirtiendo cada vez más en un
mosaico multicolor de diferentes etnias,
razas, culturas y religiones, Etzioni
defiende un comunitarismo intercultural,
que él designa como una comunidad de
comunidades.
Un mosaico multicultural, una comunidad de comunidades
A diferencia del universalismo
abstracto de los liberales
individualistas —que convierte a todos
en miembros de un Estado universal
con los mismos derechos y deberes
básicos, pero ignorando y desdeñando
sus creencias y valores tradicionales—
Etzioni propone, en cambio, elaborar
mediante un diálogo intercultural un
marco común de valores morales
compartidos por todas las
comunidades, respetando al mismo
tiempo las particularidades de cada
una. Etzioni escribe lo siguiente al
respecto:
«Tal como veo yo las cosas, la imagen que mejor sirve a
la búsqueda de una construcción intercomunitaria... es la
de mosaico. El mosaico se enriquece con una variedad de
elementos de diferentes formas y colores, pero lo que
mantiene su unidad es un marco y pegamento.
El mosaico simboliza una sociedad en la cual diversas
comunidades mantienen sus particularidades culturales
(que van de los compromisos religiosos y la lengua a la
cocina y el baile), orgullosa y conocedora de sus tradiciones
específicas.
Al mismo tiempo, estas distintas comunidades
reconocen que son partes integrales de un todo más
extenso. Además, tienen un firme compromiso con un
marco compartido.»
Amitai Etzioni, La Nueva Regla de Oro, Paidós, Barcelona, 1999, p. 228.
Un mosaico multicultural, una comunidad de comunidades
Etzioni va más allá de este
comunitarismo intercultural dentro de
una nación, o comunidad de
comunidades, y sugiere la posibilidad
de que en un futuro se pueda llegar a
un comunitarismo global, una especie
de comunidad mundial de naciones.
Para cuyo fin sería necesario
establecer diálogos morales
internacionales e interculturales, en los
cuales las diferentes culturas pudieran
interpelarse mutuamente, y no
pretender, como hacen los liberales,
imponer unilateralmente sus valores al
resto del mundo.
Una comunidad de naciones en la que las diversas culturas aprendan unas de otras
Etzioni señala, por ejemplo, el
hecho de que muchos
intelectuales asiáticos se oponen
a las nociones occidentales de
derechos humanos por estar
basadas en una visión demasiado
individualista de la sociedad que
es ajena a la cultura asiática.
Una comunidad de naciones en la que las diversas culturas aprendan unas de otras
«Antes que acallar la voz transcultural, como
hacen los relativistas culturales, todas las sociedades
deberían respetar el derecho de las otras a
formularles reclamaciones morales, exactamente de
la misma manera en que ellas están autorizadas a
hacerlo respecto de otras sociedades.
De esta suerte, Occidente debería advertir que
cuando critica a China por violar los derechos
humanos desempeña con toda pureza su legítimo
papel constructor de la comunidad mundial. E
igualmente legítima debería considerarse a China
cuando critica a la sociedad norteamericana por su
descuido de los deberes filiales.»
Amitai Etzioni, La Nueva Regla de Oro, Paidós, Barcelona, 1999,
p. 278.
La opinión personal de Etzioni es que aún se tiene
que avanzar más en la elaboración de un núcleo global
mucho más vigoroso de valores compartidos,
mediante diálogos morales interculturales, para que
éstos puedan servir de marco común a una hipotética
comunidad mundial de naciones.
Y por último, Etzioni comenta con acierto que
quienes comparten la idea de que disponer de un
núcleo de valores comunes que regenere el orden
moral de la sociedad no deberían pelearse entre sí
porque unos defiendan estos valores desde premisas
religiosas mientras que otros los defiendan desde
premisas seculares, ya que la línea divisoria entre los
argumentos seculares y religiosos se está estrechando
cada vez más.
Un núcleo de valores compartidos que regenere el orden moral de la sociedad
defendido desde premisas tanto seculares como religiosas
Por ejemplo, los ecologistas al hablar de nuestra
responsabilidad sobre el planeta, recurren a menudo a conceptos
mitológicos o religiosos para apoyar sus argumentos. Los
defensores de los valores cívicos siempre han utilizado conceptos
tales como dignidad humana, solidaridad, reconciliación que son
trasuntos de conceptos religiosos previos. Por otro lado, los
líderes religiosos suelen también utilizar conceptos científicos,
psicológicos y sociológicos para reforzar sus argumentos.
Así que, en realidad, defienden los mismos valores, pero
partiendo de presupuestos diferentes, o hablan de las mismas
cosas sólo que utilizando palabras o términos distintos.Como
aconseja Etzioni, más que discrepar entre sí, deberían unir sus
fuerzas con el fin de la regeneración moral de la sociedad, y en
todo caso argumentar en contra de quienes «niegan la mera
existencia de virtudes morales, o rinden culto al egoísmo, el
cinismo o el nihilismo posmoderno pasado de moda.»
Amitai Etzioni, La Nueva Regla de Oro, Paidós, Barcelona, 1999, p. 278.
Un núcleo de valores compartidos que regenere el orden moral de la sociedad
defendido desde premisas tanto seculares como religiosas
 El problema fundamental es el conflicto
entre el interés propio y la aspiración de
contribuir al bienestar común
 El problema no es el individualismo en sí
mismo sino un distorsionado
individualismo egoísta, rapaz e
insolidario
 Sin libertad ni autonomía el valor del ser
humano no superaría al de una máquina
 La solución no consiste en reprimir la
libertad
 La solución tampoco es la permisividad
completa
ARMONÍA Y COMPLEMENTARIEDAD ENTRE LAS VISIONES
INDIVIDUALISTAS Y COMUNITARISTAS
 Un comunitarismo moderado que no limite
las libertades es perfectamente compatible
con un individualismo altruista y
responsable
 La voz moral y la promoción de un
individualismo responsable y perfeccionista
 Una buena educación y un ejemplo moral
en la familia, escuela y sociedad que
fomente la madurez moral de los individuos
 El sentimiento de pérdida de identidad en
las sociedades individualistas
 Potenciar la identidad de los individuos
fortaleciendo las relaciones familiares
Más que la tensión entre el libertad del
individuo y el orden social, como sostiene
Etzioni, el problema fundamental radica en el
conflicto o tensión entre el interés y la
satisfacción propia —es decir, el propósito
individual— y la aspiración de contribuir a la
armonía, bienestar y felicidad del conjunto
social —o sea, el propósito de servir al conjunto.
El equilibrio entre ambos propósitos se logra
cuando los individuos son lo suficientemente
maduros como para subordinar sus deseos
sensibles e intereses individuales a los dictados
de su conciencia o los deseos de amar, ayudar,
servir o hacer felices a otros.
De esta manera, los individuos, a la vez que
satisfacen sus deseos personales, viven para el
bienestar y felicidad de sus familias; las familias,
al mismo tiempo que colman sus necesidades y
procuran su felicidad, ayudan o sirven a su
comunidad; las comunidades, asociaciones,
partidos o grupos sociales, a la vez que
defienden sus intereses de grupo, trabajan por
el bien común de la nación; y las naciones, al
mismo tiempo que persiguen sus intereses
nacionales, colaboran con otras naciones para
garantizar la paz mundial y el bienestar general
de la humanidad.
El problema fundamental es el conflicto entre el interés propio y la aspiración de
contribuir al bienestar común
El desequilibrio o conflicto entre ambos
propósitos se produce cuando por una actitud
inmadura y egocéntrica, los individuos, familias,
comunidades y naciones colocan a sus intereses
particulares como la única o principal meta de
sus existencias por encima del interés común.
Y así se generaliza un egocentrismo que hace
que los individuos piensen que sus familias
existen para servirles, que las familias se
despreocupen de sus vecinos y comunidades,
que los grupos sociales luchen exclusivamente
por sus intereses partidistas, y que las naciones
se ocupen solamente de su propio
enriquecimiento, ignorando a las demás
naciones menos favorecidas.
El egocentrismo es la causa del desequilibrio entre ambos propósitos
Así pues, el problema no es el
individualismo en sí mismo, ni su alegato en
favor de la libertad individual, ni su defensa
de los derechos individuales de las personas,
cosas todas ellas loables y justas. El
individualismo es en sí mismo es algo
bueno.
El problema es que el originario
individualismo altruista y legítimo de los
primeros liberales, que defendía la dignidad
y los derechos de las personas frente a una
injusta tiranía, se ha exacerbado y
distorsionado hasta convertirse en un
individualismo egoísta, rapaz e insolidario.
El problema no es el individualismo en sí mismo sino un distorsionado
individualismo egoísta, rapaz e insolidario
Sun Myung Moon, comparte
esta misma opinión, afirmando
que un individualismo egoísta
destruye los lazos familiares y
sociales, y al final deteriora a los
propios individuos. Propone
fomentar en su lugar un
individualismo sacrificial.
«Debe haber un equilibrio. Si se pone demasiado énfasis
en el individualismo, entonces se pierden las virtudes
colectivas: el amor a la nación, la hermandad entre las
personas, la integridad familiar, las relaciones entre padres
e hijos y finalmente incluso el valor de los mismos
individuos. (…)
La cultura occidental se caracteriza por el individualismo.
Sin embargo, el individualismo egoísta está condenado a la
destrucción y el individualismo sacrificial florecerá.
El individualismo en sí es bueno. Dios nos dio a cada uno
una manera única de servir. Pero el individualismo sin Dios
sólo puede construir castillos en las arenas de la
decadencia.»
Sun Myung Moon, Un Profeta habla hoy, AUCM, Madrid, 1981, p.
16, p. 30.
El individualismo egoísta está condenado a la destrucción mientras que el
individualismo sacrificial prosperará
Sin libertad ni autonomía el valor del
ser humano no superaría al de una
máquina o un animal. No es la libertad lo
que choca con el orden social o bien
común, pues la libertad es simplemente
un valor instrumental puede ser usado de
formas opuestas.
En una sociedad en la que la mayoría de
las personas fueran lo suficientemente
maduras como para poner por encima de
su propia satisfacción el deseo de sus
conciencias de hacer feliz a los demás, los
individuos —por su propia libre iniciativa—
harían cosas por el bien sus familias,
comunidades, naciones y mundo, con lo
cual estaría más que asegurado el orden
social.
Es decir, en este caso hipotético, aunque los
individuos disfrutaran del más amplio margen de
libertad y autonomía posibles, ello no sería ningún
obstáculo para el bien común y orden social, sino más
bien lo opuesto.
No obstante, en el caso contrario de que la mayoría
de las personas fueran egoístas —que, por desgracia,
es el más real— un gran margen de libertad o una
permisividad completa provocaría un caos social.
Pero, el problema no es la libertad sino la
ignorancia, la actitud inmadura egocéntrica y los
deseos egoístas de los individuos.
La libertad se puede usar tanto para dar la propia
vida por salvar a otra persona como para quitársela a
alguien por obtener un provecho propio.
Sin libertad ni autonomía el valor del ser humano no superaría al de una máquina
Muchos pensadores, ideólogos y políticos a
quienes les preocupaba más el orden social y el
bien común —ya fueran conservadores,
tradicionalistas, hobbesianos, legalistas,
autoritaristas o comunistas— pensaron que la
única manera de asegurar el orden social y el bien
común era limitar o reprimir la libertad de los
individuos, ya fuera a la fuerza o mediante castigos
penales.
Sin embargo, cuando al ser humano se le priva
de su libertad pierde también su dignidad y valor,
dado que no puede hacerse responsable de sí
mismo ni de los demás. Es como si, en el mejor de
los casos, se le considerara un eterno infante, y, en
el peor de los casos, como si se le tratara como a
un animal.
Es decir, privando al hombre de su libertad se
puede evitar, hasta cierto punto, que haga daño a
los demás, pero también se le impide que ame,
ayude y beneficie a otros por propia iniciativa,
que es lo que otorga valor a las personas. ¿Qué
valor tiene que alguien sirva a otros coaccionado
o a la fuerza?
La libertad es fundamental para que los
individuos de una manera responsable se
perfeccionen a sí mismo y desarrollen libre y
creativamente su carácter y talentos únicos, y
para que, luego, lo pongan al servicio de los
demás de una forma voluntaria, responsable y
creativa.
La solución no consiste en reprimir la libertad
Por otro lado, los primeros liberales
pensaron, con razón, que los males
sociales ocasionados por la tiranía y
los abusos de poder de los
gobernantes eran mucho mayores
que los podrían provocar las
conductas delictivas o desordenadas
de los individuos.
Por lo que era mejor limitar la
autoridad de los gobernantes y dejar
más espacio para la libertad,
autonomía e iniciativa individual, a
pesar de que esto acarreara el peligro
de que algunos individuos usaran mal
de esa libertad.
La solución tampoco es la permisividad completa
Sin embargo, hoy día los individualistas radicales y
libertarios reclaman una libertad individual casi irrestricta,
con las mínimas restricciones legales y sin ningún límite
moral, o sea, la completa permisividad moral. Una libertad
irresponsable y suicida que destruye los lazos familiares y
sociales, y a los propios individuos. Este tipo de libertad
fue calificada por el propio Locke, padre de los liberales,
como licencia o libertinaje.
Un comunitarismo intercultural y global —como
el defendido por Etzioni— que propone establecer
una buena sociedad fundamentada en un orden
moral basado en la aceptación voluntaria de un
marco común o núcleo de valores compartidos,
respetando tanto la libertad individual como las
características únicas de cada cultura, raza o
religión, es perfectamente compatible con la
originaria visión individualistas de los primeros
liberales que defendían el valor y la dignidad de
cada persona y sus derechos individuales,
declarando que todos los seres humanos son libres e
iguales, como hermanos y hermanas de la gran
familia humana.
Un comunitarismo moderado que no limite las libertades es perfectamente
compatible con un individualismo altruista y responsable
En una sociedad en la que impere un fuerte
individualismo altruista, solidario, responsable y
perfeccionista, en la cual tanto el enriquecimiento
propio como el cultivo de sus propios talentos
fueran considerados por los individuos como medios
para beneficiar a sus familias y comunidades —así
que en vez de competir entre sí por lograr un mayor
lucro personal rivalizaran por servir más y mejor al
conjunto— los vínculos familiares y comunitarios
serían extraordinariamente fuertes y el orden social
estaría completamente garantizado, incluso sin
necesidad de recurrir a una coerción legal o una voz
moral, pues los individuos por su propia y libre
iniciativa trabajarían por el bien común.
Una sociedad en la que impere un individualismo altruista fomentará los
vínculos familiares y comunitarios
Por otro lado, en una sociedad donde los lazos
familiares y comunitarios fueran fuertes, estables y
armoniosos, en la que todos estuvieran
comprometidos con un núcleo de valores comunes
—y en la que sus representantes, ya sean padres,
profesores o líderes sociales y políticos, mostraran
en un buen ejemplo de sacrificio, dedicación y
servicio por sus hijos, alumnos, empleados o
conciudadanos— seguramente los individuos se
sentirían más felices, protegidos y valorados,
puesto que disfrutarían de un mejor ambiente
emocional y material para satisfacer sus
necesidades individuales así como de una mejor
educación, que les posibilitaría desarrollar su propia
personalidad única y cultivar sus también únicos
talentos y cualidades innatas.
Una sociedad en la que los lazos familiares y comunitarios sean fuertes ayudará
mejor a los invididuos a cultivar sus talentos y cualidades innatas
A Etzioni se le puede hacer la
objeción de que —como buen
sociólogo— pone demasiado énfasis en
el papel que desempeña la voz moral
de la sociedad en la realización de un
orden moral.
La voz moral, entendida como el
aplauso o la reprobación moral de los
individuos por parte de la sociedad, no
es más que una forma más suave de
presión moral que la coerción legal
impuesta mediante castigos, pero que
suele tener, si cabe, una mayor
influencia heterónoma sobre la
conducta, hábitos o costumbres de los
individuos.
Sin embargo, dándole esta vez la razón a
los individualistas, hay que entender que el
ser humano no está hecho para estar
sometido a una presión moral heterónoma
exterior sino para actuar autónomamente
comprendiendo por su propia razón,
corazón y conciencia lo que está bien y mal.
Así que más que enfatizar la voz moral
sería más adecuado promover un
individualismo responsable y perfeccionista
que animara a las personas a alcanzar una
madurez moral y autodominio personal, y
también a descubrir su manera única y
creativa de servir a los demás.
La voz moral y la promoción de un individualismo responsable y perfeccionista
El amor y la educación parental, la armonía
familiar y la integridad moral de los padres, la
buena relación y cooperación entre hermanos,
así como un buen ambiente de armonía,
cooperación y compañerismo en la escuela, en
el lugar de trabajo y en la sociedad en general,
son factores que influirán muy positivamente en
el desarrollo moral de los individuos y el
mejoramiento de la sociedad, como explica
acertadamente Sun Myung Moon:
«Los buenos ciudadanos no aparecen
automáticamente, sino que surgen del
carácter de las personas y las familias.
Se crean mediante la educación del
carácter y del corazón que se recibe en la
vida familiar.
Este es el fundamento de las nobles
obras por las cuales las personas avanzan
en las posiciones de responsabilidad y
engrandecen el prestigio de su país.»
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl,
HSA-UWC, 34:19, (29 de agosto de 1970).
Una buena educación y un ejemplo moral en la familia, escuela y sociedad que
fomente la madurez moral de los individuos
En cambio, en un ambiente de violencia, malos
tratos o ruptura familiar; o en una situación social
autoritaria y opresiva; o en un ambiente más libre pero
conflictivo, en el cual cada uno persigue sus propios
intereses egoístas, es evidente que no sólo el
desarrollo moral sino el crecimiento psicológico de las
personas pueden sufrir serios daños, y la lazos sociales
se deteriorarán cada vez más.
Así pues, no sólo para que la sociedad funcione bien
y los derechos y libertades individuales sean
protegidos sino para que los individuos reciban una
buena educación que les ayude a madurar moralmente
y se sientan estimulado a contribuir con sus talentos al
bien común es imprescindible un reforzamiento de las
cualidades morales del liderazgo político, social,
empresarial, educativo y familiar.
Fortalecer de las cualidades morales del liderazgo político, social, empresarial,
educativo y familiar
Uno de los problemas de las sociedades individualistas es el
sentimiento de pérdida de identidad que tienen las personas. Una
identidad que en las sociedades tradicionales estaba determinada por la
función, posición o papel social, o por el sentido de pertenencia a un
grupo étnico o comunidad religiosa.
La búsqueda de la identidad o sentido de pertenencia está conectada
con la ambición básica que tienen todos los seres humanos de adquirir un
valor cada vez más grande, de ser importante, de ser amado y apreciado
por los demás.
Por ejemplo, los niños huérfanos o abandonados sufren una grave
crisis de identidad y valor porque sienten que no pertenecen a nadie, que
no son amados ni valorados por nadie.
Por esta razón, un individualismo exagerado que atomiza a los
individuos y les hace debilitar sus lazos familiares o grupales, aunque al
principio parezca que fortalece a los individuos, al final les ocasiona una
fuerte pérdida de identidad y autoestima.
El sentimiento de pérdida de identidad en las sociedades individualistas
El sentido de pertenencia e identidad que producen las
relaciones familiares son las que más afectan a la
autoestima y felicidad de los individuos, porque están
basadas en posiciones y funciones naturales y eternas.
¿De qué le sirve a una persona haber llegado a ser
millonario o presidente de una nación, o a una artista
llegar a ser famosa y admirada por su belleza, si no tienen
un marido o esposa, o unos hijos que los amen
profundamente y no les abandonen nunca?
Como se dice popularmente, si un marido ama
profundamente a su esposa y la trata como si fuera su
reina, y la esposa trata a marido como si fuera su rey, y
ambos cuidan de sus hijos como si fueran príncipes o
princesas, y todos respetan profundamente a los abuelos y
se cuidan de ellos, semejante familia no tendría nada que
envidiar a la realeza.
Así pues, mejor que volver a las
identidades basadas en funciones sociales,
o en la pertenencia a grupos étnicos o
religiosos, sería mejor potenciar la identidad
los individuos fortaleciendo las relaciones
familiares.
Potenciar la identidad de los individuos fortaleciendo las relaciones familiares
LOS TRES GRANDES DESAFÍOS A LOS QUE SE ENFRENTA LA HUMANIDAD
 El problema de las
desigualdades económicas
 El problema de la degradación
moral en la vida pública y
privada
 El problema del peligro de
confrontaciones entre naciones
y civilizaciones
Así pues, ahora que estamos en las
primeras décadas del Siglo XXI, más
que formular proyectos de una
sociedad justa que valgan solamente
para un ámbito cultural y geográfico
local, deberíamos preocuparnos por
tratar de dibujar el proyecto de cómo
se debería organizar un mundo justo
para el nuevo milenio.
Hoy día se requieren soluciones
globales para los problemas más
importantes que afectan ya a la
mayoría de las naciones o a grupos
desfavorecido de ellas.
«[Los] desafíos del nuevo milenio no son
problemas que se presentan a un grupo social o a
un individuo, sino a las distintas sociedades, e
incluso al conjunto de la humanidad, porque se
trata de cuestiones de justicia que afectan a todos
los seres humanos.»
Adela Cortina, Hasta un pueblo de demonios, Taurus, Madrid,
1998, p. 109.
LOS TRES GRANDES DESAFÍOS A LOS QUE SE ENFRENTA LA HUMANIDAD
Son problemas que ninguna nación particular
puede erradicar de una manera aislada, sino que se
necesita la cooperación de todas para resolverlos.
Cortina acertadamente escribe:
El primer gran desafío de este nuevo siglo es resolver el
problema de las desigualdades económicas, es decir, acabar
con el hambre y la pobreza en el mundo, y posibilitar que
todos los países puedan disfrutar de unas mismas
condiciones de vida o bienestar material.
Con este fin sería necesario que la globalización de la
economía tenga como resultado el desarrollo económico de
todas las regiones del mundo.
Este reto incluye también buscar nuevos recursos o
fuentes de energía y alimentos que puedan garantizar la
supervivencia futura de una población mundial que aumenta
cada vez más.
Además, este desarrollo económico debe ser respetuoso
con el medio ambiente y la naturaleza, garantizando así
también la supervivencia del planeta junto con sus
ecosistemas y especies, que a larga es lo que asegura nuestra
propia supervivencia y la de nuestros descendientes.
El problema de las desigualdades económicas
El segundo gran desafío de nuestros días es tratar
de resolver el problema de la degradación moral y
corrupción generalizada en todos los niveles de la
sociedad.
Esta decadencia moral es debida en parte a la la
progresiva degradación del sistema democrático que
en la actualidad tiende a convertirse en un escenario
de continuas luchas entre distintos grupos o elites que
tratan de hacerse con el poder.
Por otra parte, esta degradación moral está también
generada por el progresivo deterioro de las unidades
familiares y la confusión de valores producida por la
hegemonía de una cultura extremadamente
individualista, hedonista y egoísta que promueve el
culto al dinero, poder, imagen y sexo como los
máximos valores sociales a perseguir.
El problema de la degradación moral en la vida pública y privada
El tercer gran reto del nuevo milenio es tratar de controlar el
peligro de guerras entre naciones que tan desastrosas
consecuencias humanitarias tuvo especialmente en el Siglo XX.
Y, en especial, tratar de resolver el problema del terrorismo
internacional, que desde el desgraciado atentado suicida contra
las torres gemelas de NuevaYork se considera como una de las
mayores amenazas para la paz mundial en el Siglo XXI.
Una solución definitiva del problema del terrorismo
internacional así como los nuevos tipos de conflictos regionales,
que han surgido después del final de la guerra fría
principalmente motivados por odios o rivalidades nacionalistas,
étnicos, raciales y religiosos —que es un aspecto del fenómeno
designado por Huntington como choque de culturas o
civilizaciones— pasa por que se consiga un mayor acercamiento,
integración y comprensión mutua —no sólo tolerancia y
coexistencia pacífica— entre los diferentes pueblos, razas y
culturas, así como entre las distintas creencias religiosas.
El problema del peligro de confrontaciones entre naciones y civilizaciones
En los próximos capítulos
analizaremos estos grandes
desafíos a los que se enfrenta la
humanidad —el hambre y la
pobreza, la degradación moral
de la vida pública y privada, y
peligro de guerras— y sus
posibles soluciones.
Como dice Sun Myung Moon,
no podemos permanecer
pasivos e indiferentes ante esta
situación de hambre y pobreza
en el mundo.
«[Durante toda mi vida] he estado
trabajando por la realización de un
mundo en el que nadie muera por falta
de alimentos.
En esta era de grandes avances
científicos, no podemos ser meros
espectadores o permanecer indiferentes
cuando vemos cosas tan terribles como
que millones de personas son víctimas de
la hambruna.»
Sun Myung Moon, True Knowledge, True Family and
World Peace, Seoul, Korea, August 22, 1995.
UN MUNDO IDEAL BASADO EN LOS PRINCIPIOS DE INTERDEPENDENCIA, PROSPERIDAD
MUTUA Y VALORES UNIVERSALES COMPARTIDOS
«Un mundo ideal significa ser
interdependientes
económicamente, prosperar
juntos políticamente, y crear
una buena sociedad ética.»
Sun Myung Moon, True Knowledge, True
Family and World Peace, Seoul, Korea,
August 22, 1995.
UN MUNDO IDEAL BASADO EN LOS PRINCIPIOS DE INTERDEPENDENCIA, PROSPERIDAD
MUTUA Y VALORES UNIVERSALES COMPARTIDOS
En especial, vamos a presentar
las soluciones que ofrece el
Pensamiento de Unificación para
resolver estos problemas, que
están basadas en tres principios:
interdependencia, mutua
prosperidad y valores universales
compartidos.
Estos tres principios se refieren a
los aspectos de la economía, la
política y la ética respectivamente,
como apunta el propio Sun Myung
Moon al afirmar que:
Sung Hun Lee nos ofrece una explicación más detallada de estos tres
principios en el Pensamiento de Unificación, que de forma resumida
sería:
1) El principio de la interdependencia se refiere a establecer un
sistema económico ideal que acabe con la pobreza y hambre en el
mundo y garantice un mismo nivel de vida para toda la humanidad,
como hermanos y hermanas que somos de una única familia global.
2) El principio de la mutua prosperidad trata sobre la necesidad de
una reforma de la democracia con el fin de constituir un sistema
político ideal basado en el modelo de la familia, en el que se realicen de
verdad los ideales democráticos originales de libertad, igualdad, y
fraternidad humana.
3) El principio de los valores universales compartidos propone una
sociedad y un mundo ideal en el que se compartan y respeten unos
principios éticos universales que garanticen la paz y armonía entre
religiones y culturas.
Sung Hun Lee, New Essentials of Unification Thought, UTI, Korea, 2006, p. 507.
Interdependencia, mutua prosperidad y valores universales compartidos
Sun Myung Moon en
varias ocasiones habla de
una sociedad ideal futura
como el mundo de una
nueva cultura del corazón
basada en los tres principios
de interdependencia, mutua
prosperidad y valores
universales compartidos,
como se puede ver en la
siguiente cita:
«El mundo futuro será el mundo de una nueva
cultura del corazón que traerá la armonía entre
Dios, la humanidad y la creación, y una cultura
del amor basada en verdaderas familias.
Será un mundo de verdadero amor donde
todas las personas vivan por los demás y todos
los pueblos vivan juntos en armonía y
cooperación.
Será un mundo de interdependencia, mutua
prosperidad y valores universales compartidos.
En el futuro, viviremos el sueño de una gran
familia global en la que todos seamos hermanos
y hermanas.»
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC,
288:174; (27 de noviembre de 1997).
El mundo de una nueva cultura del corazón
1. El Norte industrializado debe movilizarse para liberar al
Sur de la pobreza
2. Socorro inmediato y ecualización mundial del bienestar
material
3. Promover el voluntariado internacional entre los jóvenes
4. Una globalización cuyo fin sea potenciar el desarrollo
económico de todas las regiones deprimidas del mundo
hasta lograr la ecualización mundial de la riqueza
5. Necesidad de que los países avanzados transfieran su
tecnología para acabar con el hambre y construir un
mundo de paz
CAPÍTULO 2 EL PROBLEMA DE LAS DESIGUALDADES
ECONÓMICAS
6. El problema principal del capitalismo es
el individualismo egoísta no el sistema
en sí mismo, como creía Marx
7. El propósito individual de la obtención
de beneficios y el propósito para el
conjunto de procurar un bienestar
común
8. Aspectos positivos y negativos de la
economía capitalista
9. El principio de la interdependencia y el
nuevo concepto de propiedad
compartida
El primero de los grandes desafíos a los que se enfrenta
la humanidad si se quiere construir un mundo justo y en
paz, es el problema del hambre y la miseria en el mundo.
Cuando se considera a la humanidad como una gran
familia, es indignante y repulsivo para la conciencia
humana ver que, mientras en las naciones ricas o
desarrolladas los individuos y familias nadan en la
abundancia material y tienen problemas de sobrepeso,
en las naciones subdesarrolladas, en cambio, los
individuos y familias sufren pobreza, enfermedades y
hambre, hasta el punto de no tener nada con que
alimentar sus hijos y éstos mueran de desnutrición.
EL PROBLEMA DE LAS DESIGUALDADES ECONÓMICAS
Son los países más desarrollados, como los Estados Unidos, los que tienen la mayor responsabilidad de
resolver el problema del hambre y la pobreza en el mundo, como explica Sun Myung Moon:
«Cuando en una parte del mundo haya una
hambruna, entonces las partes del mundo en las
que abunda la comida deberían rápidamente
mandar alimentos a esas áreas en las que se pasa
hambre. Tenemos que construir este tipo de
mundo. Actualmente, 20 millones de personas
mueren cada año por malnutrición, mientras que en
América se tira a la basura grandes cantidades de
comida. Esto es una violación de la ley universal.
Los países desarrollados tienen mucho dinero.
¿Pero, de quién es ese dinero? Es de Dios. ¿De
quién es su poder? Es de Dios. ¿De quién es su
conocimiento? Es también es de Dios. Por tanto,
todo lo que pertenece a Dios —recursos materiales,
poder, conocimientos, etc.— pertenece a la
humanidad.
En la democracia, la soberanía pertenece al
pueblo, es decir, a toda la humanidad. Por ello
se cree que la soberanía debería estar bajo el
control del pueblo. Sin embargo, en realidad
está en manos de las multinacionales.
Actualmente, América es un país rico, pero
no debería ser rica sólo ella. Debería distribuir
sus riquezas entre todas las naciones; este es
la ley celestial. América debe ayudar
financieramente a otras naciones; si no lo
hace no podrá seguir siendo rica. Lo que
pertenece a América no le pertenece sólo a
ella, pertenece al mundo.»
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-
UWC, 247:94, (25 de abril de 1993). 13:26, (16 de octubre de
1963).
«Hoy día, el Norte industrializado debe movilizarse para
liberar al Sur de su persistente pobreza. Las naciones
desarrolladas deben tender su mano en ayuda del desarrollo
económico de los países menos avanzados y las nuevas
democracias.
La actitud de cada nación tiene que cambiar de una actitud
egoísta a una actitud altruista. Esto será una auténtica
revolución. Las naciones ricas podrán hacer esto cuando sus
líderes adopten el papel de padres. Desde esta perspectiva, las
naciones se trataran entre sí como naciones hermanas.»
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 219:120, (28 de agosto
de 1991).
Por ello, haría falta que en los países más desarrollados se
produjera una auténtica revolución o cambio de la actitud, del
egoísmo al altruismo, como explica Sun Myung Moon:
El Norte industrializado debe movilizarse para liberar al Sur de la pobreza
Este problema tiene dos aspectos. El primero de
ellos es la necesidad de ofrecer un socorro o alivio
inmediato a situaciones de desamparo, hambre,
pobreza, enfermedad o tragedia humanitaria
causada por desastres naturales, epidemias,
accidentes o guerras.
El segundo aspecto es la necesidad de potenciar el
desarrollo económico de todas las regiones
deprimidas del mundo hasta que se consiga la meta
de la ecualización mundial del bienestar material
mediante la transferencia libre de la tecnología.
Socorro inmediato y ecualización mundial del bienestar material
En este sentido, sería muy conveniente y beneficioso
fomentar mediante de la educación intercultural, especialmente
entre los jóvenes, el voluntariado o servicio desinteresado de
asistencia a otros pueblos en situaciones de pobreza que se
realiza a través de las ONG u otras organizaciones de asistencia.
Este trabajo voluntario es también muy valioso e importante
por el gran valor educativo y moral que tiene para las personas.
A través del servicio voluntario a otros pueblos —si se hace
con una motivación pura y desinteresada— se puede desarrollar
la capacidad de amar a personas de otras naciones o culturas,
superando así las barreras nacionales, étnicas o raciales.
O lo que es lo mismo, amar al entero género humano, y así
madurar moralmente al ensanchar el corazón, la comprensión y
la conciencia hasta un nivel cosmopolita o universal.
Promover el voluntariado internacional entre los jóvenes
A través de un servicio voluntario y altruista por parte de
los jóvenes de las naciones ricas en beneficio de las personas
necesitadas de las naciones subdesarrolladas se podrían
disolver, mediante el amor incondicional, el perdón y la
reconciliación mutua, los profundamente arraigados
resentimientos históricos producidos por el imperialismo, el
colonialismo, el racismo y la esclavitud.
En cierto sentido, los jóvenes procedentes de los países
ricos o desarrollados que fueran a servir a pueblos más
pobres estarían pagando las deudas que sus antepasados
contrajeron al conquistar, colonizar o esclavizar a los
antepasados de esos pueblos.
Disolver por medio del amor incondicional, el perdón y la reconciliación, los
viejos resentimientos y odios raciales, étnicos y religiosos
Los jóvenes voluntarios, arriesgando sus vidas para servir y
amar a quienes les consideran como sus enemigos, no sólo
podrían aliviar las penalidades físicas de estos pueblos sino
también ayudar a disolver los resentimientos históricos entre
los países ricos y pobres.
Además, el trabajo voluntario puede también contribuir
decisivamente a la paz mundial a través de fomentar el
perdón mutuo y la reconciliación entre pueblos, razas o
culturas que por diversas razones históricas albergan
enemistadas ancestrales mutuas.
Disolver por medio del amor incondicional, el perdón y la reconciliación, los
viejos resentimientos y odios raciales, étnicos y religiosos
Como dice Sun Myung Moon:
«Cuando los jóvenes inspirados por
el verdadero amor de Dios se
comprometan a sacrificarse y servir a
las personas de otros países menos
favorecidos, podrán comenzar a
resolver el problema de la pobreza y el
hambre en el mundo.
Podrán empezar a curar las heridas
causadas por las diferencias entre ricos
y pobres. Ellos pueden ayudar a las
personas de estos países a superar las
animosidades y odios provocados por
las diversas experiencias históricas.»
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-
UWC, 288:201, (28 de noviembre de 1997).
Ahora bien, para resolver definitivamente
el problema del hambre y la pobreza, así
como suprimir las diferencias económicas
producidas por la desigual distribución de
riquezas, sería necesario que el proceso
actual de globalización económica tuviera
como fin prioritario potenciar el desarrollo
económico de todas las regiones
deprimidas del mundo hasta que se consiga
la meta de la ecualización mundial del
bienestar material. Es decir, que todos los
pueblos y culturas puedan disfrutar del
mismo nivel o calidad de vida que el resto
de sus naciones hermanas.
De hecho, hoy se dispone de los medios
económicos y tecnológicos para que sea factible
este objetivo a no muy largo plazo, aunque
también es verdad que habría que resolver otros
factores que impiden el desarrollo económico de
muchos pueblos y que son causa de pobreza, como
las guerras tribales, étnicas o nacionalistas, los
gobiernos o regímenes políticos corruptos y
dictatoriales, la falta de educación básica y la
existencia de viejos privilegios de clase o género.
Una globalización cuyo fin sea potenciar el desarrollo económico de todas las regiones
deprimidas del mundo hasta lograr la ecualización mundial de la riqueza
Con el fin de lograr esta meta de la
ecualización mundial del bienestar material,
es absolutamente necesario que los países
avanzados estén dispuesto a transferir su
tecnología a los países menos desarrollados
para lograr que estos puedan ser
económicamente independientes.
Como reza el famoso proverbio chino:
«Regala un pescado a un hombre y le darás
alimento para un día, enséñale a pescar y lo
alimentarás para el resto de su vida.»
Necesidad de que los países avanzados transfieran su tecnología para acabar con
el hambre y construir un mundo de paz
Sun Myung Moon nos habla de la importancia y la necesidad de que los
países más desarrollados transfieran libremente su tecnología a los países
subdesarrollados con el fin de conseguir la paz mundial eliminando la
barrera de las diferencias económicas entre naciones.
«Cuando las naciones avanzadas transfieran su tecnología a las naciones
menos desarrolladas con el espíritu de ayudarles a llegar a ser
económicamente independientes, en vez tratar de explotarlas y obtener sus
recursos naturales, entonces la humanidad será capaz de eliminar la guerra y
el hambre. (…)
Nunca podremos conseguir la paz mundial hasta que aquellas naciones,
que han sido bendecidas con riquezas y tecnología, voluntariamente las
compartan con las demás naciones del mundo. Las bendiciones de la ciencia
y la tecnología están ahí para el beneficio de la humanidad, y deberían ser
compartidas.Todas las naciones deberían tener las mismas oportunidades
de usar la tecnología para el bienestar de su pueblo. (…) Si no es así, los
países avanzados serán objetos del resentimiento y odio de los países que
son privados de ella.»
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, (25 de noviembre de 1988).
 El deseo de obtener beneficios y el deseo de
contribuir al bien común
 El problema principal del sistema económico
capitalista no el sistema en sí mismo como creía
Marx sino el individualismo egoísta
 La razón del fracaso de la economía planificada fue
el intento de convertir a los seres humanos en
piezas de una maquinaria social suprimiendo su
libre iniciativa y creatividad
 La razón del éxito del sistema capitalista
 El problema del capitalismo es la tendencia a
resaltar el beneficio individual a costa de ignorar el
fin de contribuir al bienestar general
EL PROPÓSITO INDIVIDUAL DE LA OBTENCIÓN DE BENEFICIOS Y EL
PROPÓSITO PARA EL CONJUNTO DE PROCURAR UN BIENESTAR COMÚN
Como ya hemos señalado
repetidamente a lo largo de este trabajo
de investigación, los seres humanos
poseen dos tipos de deseos básicos que se
corresponden a dos fines para los cuales
están hechos.
Por un lado, están los deseos de
preservar, mejorar y enriquecer la propia
vida individual, que nos impulsan a cumplir
el propósito individual.Y, por otro lado,
están los deseos de formar unidades cada
vez más grandes de individuos, a través de
establecer relaciones de intercambios
recíprocos de afectos, bienes y servicios, y
contribuir al bien común.
Estos dos tipos de deseos y fines no son
contradictorios sino complementarios.Cuanto más
mejoren y se enriquezcan los individuos, mejor
podrán contribuir al conjunto, y cuanto más
contribuyan los individuos al bien común, mejor
podrá el conjunto proteger y beneficiar a los
propios individuos.
Este es un principio universal en la naturaleza
que regulan las interacciones en todos los niveles
de seres y cosas del universo. Desde las partículas
hasta las galaxias, todas las entidades individuales
tienen estos dos fines, el de preservar y mejorar su
existencia individual y el de formar y mantener la
existencia de conjuntos de entidades cada vez más
grandes.
El deseo de obtener beneficios y el deseo de contribuir al bien común
Se desea la asociación con otros porque se intuye que
se va a ganar algo. Por ejemplo, nadie formaría una
familia si no creyera que iba a ser más feliz que estando
soltero; o nadie iniciaría un negocio, o intercambio
comercial, si supiera que no iba a ganar nada con ello.
De hecho, el primer estímulo que impulsa a los seres
humanos a establecer relaciones de intercambios
recíprocos es la perspectiva de ganar algo, acrecentar el
propio valor o ser más feliz.
El impulso inicial que empuja a los seres humanos a establecer relaciones de
intercambio es la perspectiva de ganar algo
Es importante hacer notar que los seres humanos —a
diferencia del sol y los planetas que constituyen el
sistema planetario— no cumplen estos dos fines, el
individual y el del conjunto, de una manera automática y
controlada por una ley férrea, como si fueran piezas de
una maquinaria, sino de forma voluntaria y responsable,
impulsados únicamente por su conciencia y deseos.
Por consiguiente, para que se
establezcan relaciones de
intercambios recíprocos es necesario
que exista previamente un propósito
común que beneficie a ambas partes.
Como sostiene Sun Myung Moon,
esta es una ley invariable que hace
posible las interacciones y la propia
existencia del universo.
«Para que una interacción esté
estructurada tiene que haber una
relación sujeto-objeto.
Para que la interacción tenga
continuidad, el sujeto y el objeto tienen
que compartir un propósito común que
beneficie a ambos.
Esta es una regla férrea y una ley que
sostiene la existencia del universo.»
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-
UWC, 56:134-35, (14 de mayo de 1972).
La necesidad de un propósito común que beneficie a ambas partes
El problema principal del sistema económico capitalista no el sistema en sí mismo
como creía Marx sino el individualismo egoista
Se podría decir que la persistencia de la situación
de hambre y miseria en gran parte del mundo es
consecuencia del fracaso moral del capitalismo de los
países democráticos más desarrollados.
El problema no es —como creía Marx— el sistema
mismo de libre competencia, libre comercio, libre
iniciativa empresarial, libre contratación de personal,
libertad de inversión de capital en bolsa, y mercado
libre.
La razón principal de este fracaso es debido a que el
justo y legítimo individualismo de los primeros
liberales burgueses se fue deformando hasta
convertirse en un individualismo egoísta que pone
como fin principal el maximizar los propios beneficios,
por encima del fin de procurar un bienestar común.
Marx al elaborar su teoría económica, en especial,
su teoría de la equivalencia valor-trabajo, intentó
demostrar a toda costa que el valor final de los
productos fabricados por una empresa se derivaba
exclusivamente del trabajo de los obreros, negando
contra toda evidencia que el capital, la maquinaria y la
gestión empresarial contribuyeran a aumentar ese
valor.
Según Marx, por consiguiente, cualquier beneficio
extra o plusvalía que obtuvieran los empresarios era
un robo, porque según él todas las ganancias de las
empresas pertenecían por completo a los
trabajadores. Así que para evitar este robo o
explotación había que suprimir la empresa privada,
o sea, la propiedad privada de los medios de
producción.
Hoy es algo comúnmente admitido que
tanto el capital, la gestión empresarial, la
tecnología como la mano de obra
contribuyen al valor final de los productos.
Así pues, el problema del capitalismo no es
que el beneficio empresarial sea el botín de
un robo y que, por ello, el sistema mismo
sea intrínsecamente injusto o corrupto.
El problema radica más bien en una
injusta distribución y un mal uso de los
beneficios empresariales causado por ese
individualismo egoísta que infesta al
capitalismo.
La teoría económica como justificación para la suprimir la libre empresa
Marx no solamente creía que el sistema de libre
empresa era intrínsecamente injusto, por permitir
el robo o explotación de los trabajadores, sino
también pensaba que la conciencia de los seres
humanos era un mero producto del sistema social
en el que estaban insertos.
Pensaba que los hombres son simplemente
piezas de un engranaje social que los condiciona
totalmente. Por esta razón, sostenía que era
utópico esperar que el sistema capitalista pudiera
cambiar a través de una reforma moral y así
volverse más justo.
Los capitalistas, según Marx, no podían dejar de
querer seguir explotando a los trabajadores
debido a que sus conciencias estaban
completamente condicionadas por el sistema.
Así que la única solución que propuso
Marx consistía en destruir el sistema
económico capitalista mediante una
revolución violenta y la instauración de la
dictadura del proletariado.
Entonces, se suprimiría la propiedad
privada de los medios de producción, es
decir, se prohibiría la empresa privada y el
libre mercado.
De esta manera, pasando todas las
empresas y la tierra a ser propiedad común
de todos se eliminaría la explotación y se
realizaría un mundo justo en el que habría
igualdad económica.
La conciencia humana completamente condicionada por el sistema económico
El error consistía en tratar de forzarlos a cumplir una
determinada función, o utilizarlos como animales que se
pueden sacrificar a la fuerza por el bien común,
reprimiendo su libertad, libre iniciativa y creatividad así
como la posibilidad de realizar sus deseos individuales de
mejorar y enriquecerse personalmente.
La razón del fracaso de la economía planificada fue el intento de convertir a los seres
humanos en piezas de una maquinaria social suprimiendo su libre iniciativa y creatividad
El comunismo trató de llevar a la
práctica estas ideas de Marx
mediante la implantación de la
llamada economía planificada, que
acabó en un fracaso completo sin
poder resolver el problema de las
desigualdades económicas.
Una de las principales razones de
este fracaso era su absurda visión de
la naturaleza humana, a saber, que
los hombres son como piezas de una
maquinaria social que se pueden
condicionar completamente para
que sirvan automáticamente a los
fines del conjunto de la maquinaria.
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Grandes Desafíos para la Paz Mundial libro 5

  • 1.
  • 2. GRANDES DESAFÍOS PARA LA PAZ MUNDIAL PRINCIPIOS UNIVERSALES PARA CONSTRUIR UNA CULTURA DE PAZ VOLUMEN V Copyright © Miguel Ángel Cano Jiménez Primera Edición: Septiembre de 2003 Segunda Edición: Octubre de 2015 Editado por el autor: Miguel Ángel Cano Jiménez email: famcano2004@gmail.com Diseño de portada: Sunil Cano
  • 3. Grandes Desafíos para la Paz Mundial Capítulo 1 Individualismo versus Comunitarismo Capítulo 2 El Problema de las Desigualdades Económicas Capítulo 3 El Problema del Progresivo Deterioro de los Sistemas Democráticos Capítulo 4 El Problema de la Degradación Moral de la Vida Pública y Privada Capítulo 5 ¿Choque de Civilizaciones o Paz Mundial?
  • 4. Todo el mundo está de acuerdo en que vivimos en una época de crisis. Es una crisis generalizada de valores. En las ciencias y la filosofía la búsqueda de la verdad, certeza o racionalidad están en un callejón sin salida. En la esfera de la ética hay una confusión total acerca de lo que está bien o mal. La sociedad está plagada de problemas, desde el incremento de la violencia juvenil, e incluso infantil, pasando por problemas como el consumo abusivo de alcohol y drogas, los delitos sexuales, el maltrato y la violencia dentro del ámbito familiar, hasta la corrupción de las elites políticas y financieras. Y, a nivel mundial estamos inmersos en una serie de guerras regionales y expuestos al creciente peligro de conflictos o choque entre distintos pueblos, culturas y civilizaciones, además de la grave amenaza del terrorismo internacional. INTRODUCCIÓN
  • 5. «El hombre convertido en cosa está angustiado, carece de fe y de convicciones y tiene poca capacidad de amar. Y escapa al vano ajetreo, al alcoholismo, a una extremada promiscuidad sexual y a síntomas psicosomáticos de todas clases que explica mejor la teoría de la tensión (estrés). Como consecuencia paradójica, las sociedades más prósperas resultan ser las más enfermas y el progreso de la medicina queda compensado por el gran aumento de toda clase de enfermedades psíquicas y psicosomáticas.» Erich Fromm, El humanismo como utopía real, Paidós, Barcelona, 1998, p. 41. Como nos indica muy bien Erich Fromm en la siguiente cita, es paradójico que sean las sociedades opulentas las que estén plagadas de más problemas psicológicos causados por relaciones humanas conflictivas que conducen a mucha gente a la soledad, depresión e incluso al suicidio.
  • 6. La raíz de los problemas actuales se encuentra en el vacío moral creado por la crisis de valores. Por ello, es de suma importancia la investigación y búsqueda de un núcleo de valores o principios éticos universales que puedan ser compartidos y aceptados por todas las naciones, culturas y religiones. Estos valores universalmente compartidos deben servir de base de una educación para la paz que fomente la convivencia pacífica entre individuos, familias, razas, naciones y civilizaciones, con el fin de lograr una paz mundial estable y duradera.
  • 7. En este volumen, titulado Grandes Desafíos para la Paz Mundial, se analizan los grandes desafíos que se tendrían que afrontar si se quiere conseguir una paz estable y duradera para el nuevo milenio. Hoy se requieren soluciones globales para todos los problemas, ya sean los del ámbito individual y familiar así como los de escala nacional o mundial, ya que todos ellos afectan por igual a la mayoría de las naciones o grupos desfavorecidos de ellas. Un primer gran problema es acabar con el hambre y la pobreza en el mundo y lograr una ecualización mundial de la riqueza. El segundo gran reto de nuestros días es tratar de resolver el problema de la degradación moral o corrupción generalizada en todos los niveles de la sociedad. Un tercer gran desafío es controlar e impedir las guerras y conflictos entre naciones, etnias o culturas que tan desastrosas consecuencias humanitarias ocasionaron en el siglo XX, así como solucionar el grave problema del terrorismo internacional.
  • 8. La fuente de inspiración y la motivación de esta investigación ha sido el pensamiento filosófico, ético y religioso de Sun Myung Moon, un hombre extraordinario que dedicó toda su vida a lograr la paz mundial. Fundó el movimiento de unificación y numerosas organizaciones e instituciones en prácticamente todos los campos de la cultura. Reunió en múltiples congresos internacionales a científicos, profesores, comunicadores, educadores, líderes religiosos y líderes políticos con el fin de trabajar juntos por la paz mundial, transcendiendo las barreras nacionales, culturales, raciales y religiosas. Al igual que otros grandes visionarios como Jesús, Buda o Sócrates, nunca ha escrito nada, sino que durante toda su vida ha impartido una enseñanza viva mediante charlas, sermones y conferencias públicas. Por esta razón, el Dr. Sung Hun Lee, un académico coreano, se dedicó a ordenar y sistematizar el pensamiento filosófico de Sun Myung Moon, que lleva el nombre de “Pensamiento de Unificación”, porque su pretensión es armonizar todas las escuelas y corrientes contrapuestas del pensamiento humano a lo largo de la historia.
  • 9. «El destino de la humanidad es armonizar todos los puntos de vista que hoy están divididos unos contra otros. La filosofía que guíe a la humanidad en el futuro deberá incluir todas las religiones y filosofías. (…) Si seguimos como ahora, y los seres humanos sólo se agrupan cuando son de la misma religión o la misma raza, la humanidad no podrá evitar más guerras. Si no trascendemos nuestras costumbres y tradiciones culturales, jamás llegará una era de paz.» Sun Myung Moon, Su autobiografía, una vida consagrada a la paz, Sepha, Madrid, 2012, p. 318.
  • 10. La fuente de inspiración y la motivación de esta investigación ha sido el pensamiento filosófico, ético y religioso de Sun Myung Moon. «El destino de la humanidad es armonizar todos los puntos de vista que hoy están divididos unos contra otros. La filosofía que guíe a la humanidad en el futuro deberá incluir todas las religiones y filosofías. (…) Si seguimos como ahora, y los seres humanos sólo se agrupan cuando son de la misma religión o la misma raza, la humanidad no podrá evitar más guerras. Si no trascendemos nuestras costumbres y tradiciones culturales, jamás llegará una era de paz.» Sun Myung Moon, Su autobiografía, una vida consagrada a la paz, Sepha, Madrid, 2012, p. 318. Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC. El Principio Divino, Iglesia de Unificación, Barcelona, 1977. Sung Hun Lee, New Essentials of Unification Thought, UTI, Korea, 2006.
  • 11.
  • 12. 1. Raíces históricas de la visión individualista moderna 2. Exacerbación del individualismo moderno alentado por teorías metafísicas, económicas, morales y naturalistas 3. Críticas al individualismo 4. El individualismo desde el punto de vista del propósito individual y el propósito para el conjunto CAPÍTULO 1 INDIVIDUALISMO VERSUS COMUNITARISMO 5. El comunitarismo de Amitai Etzioni: Un orden social basado en la aceptación voluntaria de un núcleo de valores compartidos 6. Armonía y complementariedad entre las visiones individualistas y comunitaristas 7. Los tres grandes desafíos a los que se enfrenta la humanidad 8. Un mundo ideal basado en los principios de interdependencia, prosperidad mutua y valores universales compartidos
  • 13. La controversia entre individualistas y comunitaristas es un debate cuyas raíces se remontan a Demócrito y Aristóteles, resaltando uno que las cosas se deben explicar reduciéndolas a sus partes más simples, mientras que el otro señala que los conjuntos u organismos tienen sus propias leyes y fines que no se pueden explicar desde las partes. En filosofía moral y política, la controversia entre individualistas y comunitaristas —o sea, entre quienes resaltan la supremacía de la autonomía y derechos individuales y quienes enfatizan, en cambio, los deberes hacia la comunidad y formas de vida comunes— es uno de los debates, como señala Cortina, «que han arrojado un saldo más elevado de publicaciones, congresos y encuentros.» Adela Cortina, Hasta un pueblo de demonios,Taurus, Madrid, 1998, p. 89. En este capítulo vamos a tratar de ver si es posible armonizar estas dos visiones, que aparentemente parecen opuestas y contradictorias. Comenzaremos refiriéndonos a las raíces liberales del individualismo y su evolución, para pasar luego a las razones que han llevado en las últimas décadas a numerosos filósofos morales y políticos a cuestionar abiertamente la visión individualista imperante en las democracias occidentales. Y acabaremos refiriéndonos al paradigma comunitarista y a la posibilidad de armonizar ambas visiones. INTRODUCCIÓN
  • 14. Como es de sobra conocido, el individualismo moderno tiene sus raíces en las revoluciones burguesas del SigloXVIII y en los teóricos liberales que las promovieron y justificaron. Sus proclamas revolucionarias fueron un alegato a favor de los derechos naturales de los individuos a la vida, a la libertad, y a la propiedad. Reclamaron que todos los seres humanos fueran tratados con igual dignidad y derechos, frente a los abusos de poder, tiranía y corrupción de los monarcas y la clase aristocrática. Lucharon en contra de un sistema social jerárquico y clasista que legitimaba mediante el linaje de sangre y la herencia familiar la autoridad real y los abusivos privilegios de la nobleza. Privilegios tales como el monopolio de las riquezas y la propiedad de las tierras, el acaparamiento de todos los cargos públicos, y las prerrogativas judiciales, que dejaban al pueblo llano y a la emergente clase burguesa en una clara indefensión. Abogaron por la libertad de creencias religiosas y políticas, así como la libertad de expresión y asociación.Todo ello con el fin de evitar que se encarcelara o condenara a muerte a las personas por tener creencias diferentes e impedir que la religión oficial o mayoritaria persiguiera a las religiones minoritarias, así como la práctica habitual de los reyes y gobernantes de eliminar a sus oponentes o rivales políticos. RAÍCES HISTÓRICAS DE LA VISIÓN INDIVIDUALISTA MODERNA
  • 15. Quizás el logro más grande de las democracias modernas haya sido la consolidación en una gran parte del mundo actual del derecho a la libertad de creencias religiosas y políticas. En otras palabras, la tolerancia y el respeto a la pluralidad de creencias y formas de vida; el derecho a no ser juzgado o condenado por tener ideas distintas a las de los gobernantes, así como la libertad de expresión y asociación, libertad de movimientos y libre iniciativa. Sin embargo, el ideal de que todos los hombres fueran iguales y vivieran fraternalmente como hermanos y hermanas, por desgracia, no se ha realizado. En las naciones democráticas capitalistas, la igualdad de oportunidades es más nominal que real. Esto es así porque se fracasó en conseguir la igualdad económica. Esta es una meta que también debería haberse perseguido, puesto que el ideal original de la democracia era precisamente crear una sociedad en la que todos los seres humanos fueran como los hermanos y hermanas de una gran familia, en la cual no hubiera distinciones de clase o status económico. Logros y fracasos de las democracias liberales modernas
  • 16. En realidad, los revolucionarios burgueses pronto se convirtieron en una nueva «aristocracia» capitalista, acaparando privilegios, riquezas y poder. Se comportaron de forma parecida a la antigua aristocracia que ellos mismos criticaron, con la única diferencia que ahora el status social o valor de las personas se mide por el número de dígitos que tiene su cuenta corriente en vez de la cuna o el linaje. Una de las razones principales de este fracaso es la progresiva emergencia de un individualismo egoísta e insolidario que siempre ha infestado las sociedades democráticas capitalistas desde sus comienzos hasta hoy día. Logros y fracasos de las democracias liberales modernas
  • 17.  El atomismo moderno  La teoría económica de Adam Smith  El utilitarismo hedonista de Bentham  El naturalismo de Malthus y el darwinismo social de Spencer  La forma de vida egoísta y hedonista imperante en las democracias modernas EXACERBACIÓN DEL INDIVIDUALISMO MODERNO ALENTADO POR TEORÍAS METAFÍSICAS, ECONÓMICAS, MORALES Y NATURALISTAS
  • 18. EXACERBACIÓN DEL INDIVIDUALISMO MODERNO ALENTADO POR TEORÍAS METAFÍSICAS, ECONÓMICAS, MORALES Y NATURALISTAS Vamos a ver ahora como el individualismo —a partir de una inicial justa defensa de la dignidad humana y los derechos naturales de los individuos frente a la opresión y tiranía del antiguo régimen—, se fue exacerbando con el soporte racional de ciertas teorías metafísicas, morales, económicas y naturalistas.
  • 19. En primer lugar, los primeros teóricos liberales echaron mano del atomismo —que en su época era muy popular entre los científicos— con el fin rebatir los argumentos de los conservadores que justificaban la estructura jerárquica del sistema monárquico, aduciendo que era la más adecuada y natural debido a que se asemejaba al todo jerárquico del cosmos y de los organismos vivos. Esta visión atomista les llevó a resaltar de forma exagerada y exclusiva los derechos individuales de las personas, ignorando los deberes que cada individuo tiene hacia los demás. Esta visión alentó a los individuos a buscar únicamente su felicidad personal o familiar olvidándose de contribuir al bienestar de sus comunidades, naciones o mundo, como bien explica Goodwin: Así pues, rechazaron cualquier visión filosófica, política o religiosa que hablara de un conjunto social cohesionado y armonioso, y que animara a las personas a vivir por sus comunidades y naciones, puesto que esto sería caer de nuevo en la tiranía, abuso de poder y en la violación de los derechos individuales. El atomismo moderno «La concepción del deber del individuo con respecto a la sociedad es estrictamente limitada y la idea de un “bien común” es casi unánimemente descartada. (...) Los liberales que defienden una concepción atomista de la sociedad sostienen que el concepto del bien común es en sí mismo una falacia filosófica. La sustancia y la alegría de la vida han de hallarse en la esfera privada y no en la pública.» Barbara Goodwin, El uso de las ideas políticas, Ediciones Península, Barcelona, 1988, p. 60
  • 20. Una segunda visión que contribuyó a la exacerbación del individualismo fue la teoría económica clásica. Según Goodwin: Es decir, la famosa máxima, «vicios privados, beneficios públicos», que por desgracia hoy día parece que está más vigente que nunca, si tenemos en cuenta los enormes beneficios que generan las industrias del tabaco, alcohol, juegos de azar, drogas, pornografía, prostitución y turismo sexual. Como dice Goodwin, «los pensadores liberales consiguieron algo que parecía imposible en la Edad Media cristiana: hicieron del egoísmo una virtud» (Ibíd., p. 48). La teoría económica de Adam Smith «El modelo liberal de sociedad, como se ha mencionado ya, presenta analogías con el sistema de la libre empresa idealizado por los primeros economistas. El mercado libre se representaba como un conjunto de individuos independientes que producían, compraban y vendían con objeto de obtener el máximo de ganancia, sin la interferencia del gobierno. Adam Smith introdujo la noción de la Mano Invisible, que garantizaba que esta multiplicidad de transacciones dictadas por el interés propio habría de llevar a la mayor prosperidad nacional, de modo espontáneo, sin que se lo propusieran los individuos.» Barbara Goodwin, El uso de las ideas políticas, Ediciones Península, Barcelona, 1988, p. 63
  • 21. El utilitarismo hedonista de Bentham fue la tercera de las teorías que se unió a las anteriores en la exaltación del individualismo egoísta, elevándolo al status de santidad moral, como sigue comentando nuestra autora: El utilitarismo hedonista de Bentham «Como sistema moral basado en un cálculo del dolor y el placer, justifica moralmente las actividades egoístas del individuo que aparecieron por primera vez en el estado de naturaleza de Hobbes (…) En el hombre político del liberal que conoce cuáles son sus intereses propios y se conduce por ellos, no hay sino un moralista utilitario que calcula la utilidad de sus acciones; su alter ego es el hombre económico, que maximiza sus ganancias y, milagrosamente, beneficia a la sociedad en conjunto.» Barbara Goodwin, El uso de las ideas políticas, Ediciones Península, Barcelona, 1988, p. 64
  • 22. Hubo una cuarta visión, la naturalista, que extremó aún más, si cabe, el individualismo de algunos liberales ortodoxos como Malthus —famoso por inspirar a Darwin su teoría de la selección natural— y Spencer, el padre de los darwinistas sociales. Según Malthus, en la sociedad, al igual que en la naturaleza, se produce una lucha despiadada por la supervivencia en la que no tienen cabida los que no pueden obtener medios para su subsistencia. El naturalismo de Malthus y el darwinismo social de Spencer «[Spencer] en su libro The ManVersus the State hace la apología del laissez faire, el liberalismo de la “supervivencia de los mejores” contra los reformadores liberales. Al igual que Malthus, Spencer pensaba que los “pobres menesterosos”, que tanto preocupaban a tantos filántropos victorianos, eran pobres porque se lo merecían y no debían recibir ayuda del gobierno.» Barbara Goodwin, El uso de las ideas políticas, Ediciones Península, Barcelona, 1988, p. 73 Y Spencer desarrolló una teoría de la evolución social en la que imperaba una guerra de todos contra todos en la que sobrevivían los más aptos. Según Goodwin:
  • 23. En resumen, el individualismo original de los primeros liberales —entendido como la justa defensa de los derechos naturales de los individuos frente a la tiranía— se fue deformando y exacerbando, con la ayuda del atomismo, el utilitarismo hedonista, la teoría económica clásica y el naturalismo, hasta el punto de convertirse en un desorbitado individualismo egoísta, hedonista, rapaz e insolidario. Sus nefastas consecuencias prácticas son bien patentes en las democracias occidentales presentes, en las que impera una degradante forma de vida egoísta, hedonista y materialista vulgar, como describe acertadamente Lipovetsky en la cita que sigue: «Estimulando permanentemente los valores del bienestar individual, la era del consumo ha descalificado masivamente las formas rigoristas y disciplinarias de la obligación moral, la liturgia del deber se ha vuelto inadecuada para una cultura materialista y hedonista basada en la exaltación del yo y la excitación de las voluptuosidades-al-instante. (...) En nuestras sociedades, los objetos y marcas se exhiben más que las exhortaciones morales, los requerimientos materiales predominan sobre la obligación humanitaria, las necesidades sobre la virtud, el bienestar sobre el Bien. La era moralista tenía como ambición la disciplina del deseo, nosotros lo exacerbamos; exhortaba a los deberes hacia uno mismo y hacia los demás, nosotros invitamos a la comodidad. La obligación ha sido reemplazada por la seducción, el bienestar se ha convertido en Dios y la publicidad en su profeta.» Gilles Lipovetsky, El crepúsculo del deber, Anagrama, Barcelona, 1994, pp. 51, 53. La forma de vida egoísta y hedonista imperante en las democracias modernas
  • 24.  Erich Fromm y Daniel Bell  Alasdair MacIntyre  CharlesTaylor  El nuevo paradigma comunitarista CRÍTICAS AL INDIVIDUALISMO
  • 25. CRÍTICAS AL INDIVIDUALISMO En las últimas décadas del siglo pasado, dentro de las sociedades democráticas occidentales se empezaron a alzar voces que cuestionaban la tradición liberal individualista dominante, acusando a uno de sus vástagos, el individualismo hedonista, de estar socavando los lazos sociales y causando anomia, continuos conflictos de intereses partidistas y crisis moral en el sistema.
  • 26. Fromm, en su famoso libro El miedo a la libertad, ya nos anunció los peligros del individualismo al señalar que su intención era «mostrar que la estructura de la sociedad moderna afecta simultáneamente al hombre de dos maneras: por un lado, lo hace más independiente y más crítico, otorgándole una mayor confianza en sí mismo, y por otro, más solo, aislado y atemorizado.» Erich Fromm, El miedo a la libertad, Paidós, Buenos Aires, p. 137. Erich Fromm y Daniel Bell Uno de los primeros autores que mostraron las contradicciones entre los ideales originales del liberalismo y el individualismo egoísta e insolidario que infesta las sociedades democráticas fue Daniel Bell, quien en su influyente libro, Las contradicciones culturales del capitalismo, escribió lo siguiente: «La principal consecuencia de esta crisis… es la pérdida de la civitas, la espontánea disposición a obedecer leyes, a respetar el derecho de los demás, a renunciar a las tentaciones del enriquecimiento privado a expensas del bienestar público, en resumen, a honrar a la “ciudad” de la que cada uno es miembro. En cambio, cada persona sigue su propio camino, persiste en sus vicios privados, a los que sólo puede entregarse a expensas de los beneficios públicos.» Daniel Bell, Las contradicciones culturales del capitalismo, Alianza Universidad, Madrid, 1977, p. 231.
  • 27. Otro de los libros que ha marcado una época es Tras la virtud de Alasdair MacIntyre. El autor acusó al proyecto moral ilustrado kantiano de ser el responsable de que las sociedades democráticas modernas cayeran en las manos del utilitarismo hedonista por haber sido incapaz de guiar moralmente al hombre moderno estimulándole a perfeccionar su carácter, practicar las virtudes morales y cívicas, y reforzar su identidad y lazos familiares y comunitarios. Por ello, MacIntyre propuso volver a las formas de vida comunitarias, al estilo de las antiguas polis griegas, con el fin de recuperar la identidad y sentido de la vida perdido. Al neoaristotelismo contestatario de MacIntyre pronto se le unió el neohegelianismo de algunos filósofos alemanes. Según Cortina: Alasdair MacIntyre «Tras la publicación de Tras la virtud, autores como Michael Sandel,CharlesTaylor o MichaelWalzer se unieron a la crítica al liberalismo de los solos derechos, aunque con matices, y sugirieron un cierto regreso a la comunidad. Aquellas comunidades griegas y medievales, en las que coincidían los intereses de la persona y del todo social, producen un cierto sentimiento de nostalgia en algunos corazones. En ellas cada individuo sabía qué virtudes debía cultivar para ayudar al conjunto y existían profundos lazos entre unos y otros.» Adela Cortina, Hasta un pueblo de demonios, Taurus, Madrid, 1998, p. 87.
  • 28. El más representativo de estos autores, CharlesTaylor, en su libro La ética de la autenticidad, expresa su preocupación por la ambivalencia del individualismo. Reconoce sus logros históricos contra el orden social y moral antiguo impuesto a la fuerza, pero muestra, al mismo tiempo, su lado más oscuro, que nuestro autor explica de la siguiente manera: «El lado oscuro del individualismo supone centrarse en el yo, lo que aplana y estrecha a la vez nuestras vidas, las empobrece de sentido, y las hace perder interés por los demás o por la sociedad. Esta inquietud ha salido recientemente a la superficie en la preocupación por los frutos de la “sociedad permisiva”, la conducta de la “generación del yo” o la preeminencia del “narcisismo.” (…) El peligro no lo constituye el despotismo, sino la fragmentación, a saber, un pueblo cada vez más incapaz de proponerse objetivos comunes y llevarlos a cabo. La fragmentación aparece cuando la gente comienza a considerarse de forma cada vez más atomista, dicho de otra manera, cada vez menos ligada a sus conciudadanos en proyectos y lealtades comunes.» Charles Taylor, La ética de la autenticidad, Paidós, Barcelona, 1994, pp. 39-40, 91-92. CharlesTaylor
  • 29. Tras la estela de los autores que acabamos de mencionar, especialmente en la última década del siglo pasado, empezó a emerger con fuerza el nuevo paradigma comunitarista. Aparte de señalar las nefastas consecuencias prácticas que se producen en las sociedades democráticas modernas infestadas por un individualismo egoísta e insolidario —algo en lo que todo pensador sensato estaría de acuerdo— los comunitaristas cuestionan la visión atomista acerca de la naturaleza humana y la sociedad que todavía defienden los liberales actuales, como explica muy bien Cortina: «Los liberales en esto han practicado un extraño “atomismo”, han considerado a las personas como átomos, dotados de derechos naturales, que deciden pactar su entrada en sociedad para defender esos derechos. Pero esta visión atomista de la sociedad es radicalmente errónea, porque la entrada en la sociedad, incluso en la comunidad política, no es el fruto de un pacto, sino que cada persona nace ya en comunidades, que funcionan como las matrioscas rusas: las menores (familia, vecindario) están insertas en las mayores (comunidad política, comunidades transnacionales).» Adela Cortina, Hasta un pueblo de demonios,Taurus, Madrid, 1998, p. 98-89. El nuevo paradigma comunitarista
  • 30.  El principio de los propósitos duales  Los seres humanos no son como átomos aislados e independientes cuyo único fin en la vida es preservar su existencia  La metáfora del organismo o sistema para describir la sociedad  El mal uso histórico de las metáforas organicistas y mecanicistas  La metáfora atomista fomenta un individualismo egoísta EL INDIVIDUALISMO DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL PROPÓSITO INDIVIDUAL Y EL PROPÓSITO PARA EL CONJUNTO  La estructura jerárquica del cosmos y la sociedad humana  El viejo prejuicio ilustrado antiautoritario y el miedo de los liberales a las conspiraciones totalitarias  En una estructura social jerárquica en la que las personas responsables cumplan bien con su función los derechos individuales estarán mejor salvaguardados  Armonía o equilibrio entre el propósito individual y el propósito de servir al conjunto social
  • 31. Vamos a analizar ahora el individualismo a la luz del principio de los propósitos duales, que es uno de los principios universales de la naturaleza defendido por el Pensamiento de Unificación y que nosotros hemos venido utilizando como premisa a lo largo de todo este trabajo de investigación. Los hombres y las mujeres forman parte de una naturaleza en la que es obvio que ninguno de los individuos que la componen existe de una manera aislada o completamente independiente. Por el contrario, todas las partes o entidades del universo son interdependientes y están estrechamente interrelacionadas e interconectadas entre sí. Es fácil ver como en el universo las entidades individuales más pequeñas se unen y forman unidades o conjuntos de individuos cada vez más grandes. Las partículas se unen y forman átomos; los átomos se vuelven a unir constituyendo estructuras moleculares cada vez más complejas, que son la base de los múltiples tipos de materia inorgánica y orgánica. Todos los organismos vivos se componen de células que, al mismo tiempo que tienen una vida propia, realizan funciones que mantienen la vida del conjunto del organismo. La tierra se asemeja a un gran organismo vivo en el que todos sus componentes — minerales, gases, vegetales, animales y seres humanos— dependen unos de otros, están interrelacionados y cumplen con una función específica para hacer de ella un lugar estable y habitable. El principio de los propósitos duales
  • 32. Como explica Sun Myung Moon con el ejemplo del ojo humano en la cita que ponemos a continuación, es evidente que todas estas entidades individuales tienen dos propósitos; uno es el propósito de mantener la propia existencia individual y otro es el propósito de formar unidades más grandes y contribuir a la existencia, cohesión o estabilidad del conjunto. «Veamos el ejemplo de nuestros ojos. El ojo tiene el propósito de preservar su propia existencia, pero también el de servir al conjunto del cuerpo. El oído tiene que funcionar adecuadamente por sí mismo, pero también ayuda al conjunto. (…) ¿Cómo puede estar el universo tan interrelacionado? Es debido a que todos los individuos persiguen dos propósitos: uno es el de la propia preservación y otro es combinarse con otros seres para formar entidades más grandes.» Sun Myung Moon, Myself, 13 de enero de 1980. El principio de los propósitos duales
  • 33. Hablando metafóricamente, se podría decir que las entidades más pequeñas están movidas por el impulso de formar parte de un conjunto más grande porque intuyen que de esta manera su existencia individual va a estar mejor protegida o su valor se va a elevar considerablemente. Por ejemplo, un humilde tornillo, cuyo valor estando solo o aislado es insignificante, podría llegar a ser muy valioso o incluso crucial si formara parte de una sofisticada nave espacial sujetando una de sus piezas vitales. «No puede haber ningún propósito para el individuo aparte del propósito del conjunto, ni ningún propósito del conjunto que no garantice el propósito del individuo. Todas las criaturas del universo forman un enorme organismo entrelazado entre sí por estos propósitos duales.» El Principio Divino, Parte I, Cap. I, Sec. III, 1. Así pues, el fin ulterior del propósito de preservar la existencia individual es contribuir mejor a la estabilidad y cohesión del conjunto.Y el fin ulterior de servir o fortalecer el conjunto es proteger y potenciar el valor de los individuos. Es decir, ambos propósitos son complementarios y se refuerzan mutuamente, como queda bien expresado en esta cita del Principio Divino: El propósito individual y el propósito para el conjunto son complementarios
  • 34. Los seres humanos, al igual que las demás entidades del universo, poseen un fuerte impulso innato o natural a formar agrupaciones de individuos cada vez más grandes, o sea, familias, tribus, clanes, asociaciones, partidos, sindicatos, agrupaciones sociales, instituciones estatales y organismos internacionales. El motivo básico que impulsa a los seres humanos a asociarse y formar estas agrupaciones cada vez más grande de individuos es porque intuyen que sus existencias individuales van a estar mejor preservadas; o su valor como individuos se va a potenciar; o porque van a ganar en bienestar o felicidad común. El fuerte impulso innato a asociarse con sus semejantes No fueron Aristóteles y los estoicos los únicos que sostuvieron que existe en el hombre un impulso natural a asociarse con sus semejantes y a perseguir un bienestar común. Es una creencia compartida por la mayoría de las religiones y por muchos filósofos, entre ellos Locke y Mill, los dos teóricos liberales clásicos más importantes.
  • 35. Es decir, el hombre está hecho para servir y hacer feliz a la mujer, y viceversa. Al unirse, ambos ganan en valor, bienestar y felicidad. Lo mismo puede decirse de los padres y los hijos, amigos y vecinos, familias y comunidades. Los seres humanos no son como átomos aislados e independientes cuyo único fin en la vida es preservar su existencia No tiene sentido, pues, decir que los seres humanos son como átomos aislados e independientes cuyo único fin en la vida es preservar su existencia o buscar su propio provecho. Como decían los estoicos, estamos hechos unos para otros, para colaborar y ayudarnos mutuamente, como una mano sirve a la otra o como ambos pies se coordinan al andar. Cuando se observa al hombre y la mujer, ya sea en sus aspectos biológicos o psicológicos, es obvio que están hechos el uno para el otro, son como dos piezas que encajan una en la otra y que por sí solas están incompletas.
  • 36. Las sociedades y naciones compuesta por familias se asemejan a un organismo compuesto por células, las cuales a la vez que preservan su existencia individual colaboran juntas con el fin de mantener la vida del conjunto del organismo. Se asemejan asimismo al sistema planetario, en el que los planetas al mismo tiempo que rotan sobre sus ejes para mantener su propia estabilidad revolucionan alrededor del sol con el fin de preservar la estabilidad y cohesión del conjunto. La metáfora del organismo o sistema para describir la sociedad La diferencia entre un organismo, el sistema planetario y la sociedad humana es que, en los dos primeros, las posiciones y funciones de las partes o entidades individuales son fijas, y sus interrelaciones están regidas de forma automática o instintiva por leyes mecánicas o biológicas. Mientras que en las sociedades humanas — debido a que los seres humanos poseen una individualidad única y el grado más alto de autonomía y creatividad— las posiciones y funciones sociales son intercambiables y flexibles, y las interrelaciones entre individuos y familias son intercambios recíprocos de amor, conocimientos, bienes y servicios que se realizan de una manera libre, responsable y creativa.
  • 37. Sin embargo, la metáfora no se debe aplicar literalmente sino sólo de forma analógica, ya que los seres humanos no son piezas de una máquina ni células ni hormigas que tienen posiciones o funciones fijas dentro de una máquina, organismo o colonia. La metáfora simplemente nos ilustra el hecho de que los individuos humanos están hechos para cumplir, a la vez y armoniosamente, el propósito de preservar su propia existencia individual y el propósito de servir al conjunto. Pero, la forma que tienen de cumplir estos dos propósitos los seres humanos es radicalmente diferente del resto de las criaturas y cosas. Es decir, el individuo humano está hecho para ayudar a los demás o servir a su familia, comunidad, nación o mundo por propia iniciativa, y de una forma libre y responsable. Aquí precisamente radica el valor moral y la superioridad humana sobre el resto de las criaturas y cosas, pues, ¿tendría algún valor moral alguien que se sacrificara por el bien común obligado a la fuerza? No somos piezas de una máquina ni hormigas de una colonia
  • 38. Por desgracia, si se estudia la historia no siempre se ha armonizado el propósito individual y el propósito para el conjunto. Muchas sociedades antiguas, asemejando literalmente la sociedad humana a un organismo, justificaron la desigualdad o segregación social en clases fijas y hereditarias, la tiranía, la explotación del pueblo, los abusos de poder, y la privación a los individuos de su libertad. Los totalitarismos más recientes, usando las metáforas de las maquinarias sociales regidas por férreas leyes inexorables que condicionan completamente a los individuos, no solamente limitaron las libertades individuales sino que masacraron a millones de personas en aras de un supuesto bien común. El mal uso histórico de las metáforas organicistas o mecanicistas Estos graves males sociales ocurren cuando los gobernantes —o sea, los representantes del conjunto— motivados por ambiciones de poder o grandeza personal, fallan miserablemente en su misión de proteger y potenciar el valor de los individuos, causando daños no solamente a éstos sino también, a la larga, la destrucción del injusto sistema social o régimen político instaurados por ellos.
  • 39. En cambio, el problema opuesto que ocurre en las modernas democracias es que , utilizando la metáfora atomista, se fomenta un individualismo egoísta y un concepto de libertad permisiva, sin ningún límite moral, que no solamente deteriora las relaciones familiares y los vínculos sociales sino que, al final, acaba destruyendo a los propios individuos que se corrompen cayendo en conductas delictivas y compulsivas, convirtiéndoles en esclavos de sus propios deseos egoístas. La metáfora atomista fomenta un individualismo egoísta
  • 40. A pesar de que hoy nadie quiere utilizar las palabras orden y jerarquía por sus connotaciones conservadoras o medievales, en realidad, en las democracias actuales la sociedad está, de hecho, organizada de una manera ordenada y jerárquica a semejanza del orden natural observable en los organismos vivos y en el sistema planetario. El orden comienza con las familias, en las que los padres son el centro o los representantes del grupo familiar; sigue con los órganos de gobiernos de las escuelas e instituciones educativas; los directivos de las empresas, las autoridades municipales, autonómicas o regionales; y culmina con los máximos representantes del Estado, en donde confluyen las distintas cadenas de mando de todas las instituciones u organismos del Estado. La estructura jerárquica del cosmos y la sociedad humana Organism oSistemas Órganos Celulas Individu0s Mundo Naciones Comunidades Familias Galaxias Estrellas Planetas Satélites
  • 41. La razón por la cual existe esta estructura ordenada y jerárquica es que sin una diferenciación de posiciones o funciones, y sin una sucesión de centros la sociedad no podría funcionar. Obviamente, en las estructuras jerárquicas democráticas, a diferencia de las sociedades jerárquicas antiguas, aunque el cargo o posición en sí mismo sea relativamente fijo, sí varían, en cambio, las personas que lo ocupan, que suelen calificarse para el cargo por votación popular, designación de una autoridad superior, oposiciones o contratos, entre otros métodos, y que por lo general desempeñan el cargo sólo durante un tiempo limitado. Como se puede ver, una estructura ordenada y jerárquica no tiene por qué ser clasista ni atentatoria contra la dignidad o igualdad humana. Por ejemplo, que los hijos deban respetar a los padres y abuelos no significa que éstos últimos sean seres superiores, sino porque ellos representan al conjunto de la familia y se supone que se preocupan y sacrifican por el bienestar y la felicidad de todos los miembros de la familia. De igual manera, respetar y seguir las indicaciones de los profesores en la escuela o de los jefes en el trabajo, así como apoyar a los líderes sociales y políticos, no significa que éstos sean seres superiores sino simplemente que cumplen una función pública o representan a un colectivo de individuos y se supone que trabajan por el bien común de todos. Sin una estructura ordenada o sucesión de centros ninguna sociedad podría funcionar
  • 42. Los liberales individualistas actuales siguen arrastrando el viejo prejuicio ilustrado antiautoritario alimentado constantemente por un miedo —muy poco racional, por cierto— a una vuelta al pasado, a la resurrección de fantasmales Inquisiciones o al peligro de conspiraciones totalitarias. Ellos piensan que, debido a que todas las personas se corrompen con el poder, ningún tipo de autoridad debe prevalecer sobre los individuos. Es algo así como si unos hermanos decidieran prescindir de sus padres por el temor de que algún día éstos puedan convertirse en sus maltratadores. Unos malos padres pueden hacer mucho daño a sus hijos, pero normalmente son los padres quienes más se preocupan por el bienestar de todos los hermanos, protegiendo y ayudando en especial a los hijos más débiles o desfavorecidos. En cambio, si faltan los padres los hermanos por lo general tienden a competir y pelearse entre sí preocupándose más de sus propios intereses que los comunes. El viejo prejuicio ilustrado antiautoritario y el miedo de los liberales a las conspiraciones totalitarias
  • 43. Contrariamente a lo que se suele pensar, en una estructura social jerárquica en la que las personas responsables cumplan bien con su función de preocuparse por el bienestar y la felicidad de todos, los derechos individuales estarán mejor salvaguardados que en una situación social supuestamente más libre e igualitaria y carente de autoridades o personas responsables, en la que, por lo general, los «iguales» acaban compitiendo ferozmente entre sí como si estuvieran en la selva. Baste recordar como los campesinos supuestamente liberados de la opresión de los nobles y monarcas por los revolucionarios burgueses, que enarbolaron los ideales democráticos de libertad, igualdad y fraternidad, poco tiempo después pasaron a ser explotados despiadadamente por sus «hermanos democráticos» burgueses en la época de Revolución Industrial inglesa. Hay que reconocer las cosas han mejorado mucho desde entonces, pero, aun así, las sociedades democráticas actuales siguen estando marcadas por una lucha de intereses egoístas entre individuos y grupos, en la que impera la ley de los más poderosos, mientras que los más débiles o indefensos son los más desfavorecidos. En una estructura social jerárquica en la que las personas responsables cumplan bien con su función los derechos individuales estarán mejor salvaguardados
  • 44. En resumen, lo mejor tanto para el individuo como para el conjunto de la sociedad sería que se lograra una armonía o equilibrio entre el propósito individual y el propósito de servir al conjunto, a semejanza del orden natural que se observa en los organismos vivos y en el sistema planetario, pero con la salvedad de que debe ser un orden moral basado en la cooperación libre, responsable y creativa de los individuos. Que los individuos pretendan ser el centro del universo o la fuente suprema de la autoridad, negándose a respetar, obedecer o servir a nadie, y se dediquen a perseguir únicamente su propia satisfacción o beneficio individual, es algo tan absurdo como si los planetas y satélites pretendieran convertirse en el centro de la galaxia y exigieran a todas las demás estrellas y planetas que giren a su alrededor. Armonía o equilibrio entre el propósito individual y el propósito de servir al conjunto social
  • 45.  Una buena sociedad basada en una Nueva Regla de Oro  Las medidas policiales, judiciales y penitenciarias, aun siendo necesarias, no son suficientes para restaurar el orden social  Un orden social basado en medios normativos y la aceptación voluntaria de un núcleo de valores comunes y compartidos  Gobierno basado en los ejemplos virtuosos de Confucio  La educación moral, los ejemplos virtuosos y la voz moral son medios más eficaces para establecer un orden social  No se pueden prohibir por ley todas las conductas inmorales  Un mosaico multicultural, una comunidad de comunidades  Una comunidad de naciones en la que las diversas culturas aprendan unas de otras  Un núcleo de valores compartidos defendido desde premisas tanto seculares como religiosas que regenere el orden moral de la sociedad EL COMUNITARISMO DE AMITAI ETZIONI: UN ORDEN SOCIAL BASADO EN LA ACEPTACIÓN VOLUNTARIA DE UN NÚCLEO DE VALORES COMPARTIDOS
  • 46. Amitai Etzioni propone un comunitarismo de un carácter intercultural e interreligioso, que no pretende suprimir la autonomía o responsabilidad de los individuos , sino que más bien defiende que debe lograrse un equilibrio entre el orden social y la autonomía de los individuos. Etzioni sostiene que el eje central sobre el cual gira la polémica entre los ideólogos individualistas que enfatizan la libertad y los que, por el contrario, resaltan el bien de las comunidades o el orden social «es la relación entre el individuo y la comunidad, así como entre la libertad y el orden.» Para conseguir lo que Etzioni llama una buena sociedad, propone una receta: la aplicación a la sociedad de una Nueva Regla de Oro que a semejanza de la clásica dice, «respeta y defiende el orden moral de la sociedad como quieras que la sociedad respete y defienda tu autonomía.» Amitai Etzioni, La Nueva Regla de Oro, Paidós, Barcelona, 1999, p. 27, Prefacio. Una buena sociedad basada en una Nueva Regla de Oro
  • 47. Amitai Etzioni, preocupado por el individualismo egoísta que ha infestado las sociedades democráticas actuales y por todas sus secuelas, señala que las medidas policiales, judiciales o penitenciarias, aun siendo necesarias no son suficientes para solucionar los problemas sociales y restaurar el orden social. «En verdad, en todas las sociedades occidentales se puede observar fácilmente que, cuando el orden social se ha deteriorado en la última generación, se han reclamado insistentemente más castigos y más duros, más policía y más poderes para las diferentes autoridades públicas. Aunque es difícil medir la proporción, parece ser que muchos de los esfuerzos recientes para fortalecer el orden social en Occidente se han apoyado más en la ley que en la reafirmación de la voz moral. Yo, al contrario, introduzco unos principios según los cuales, para que una sociedad sea comunitaria, gran parte de la conducta social debe ser “regulada” por la confianza en la voz moral más que en la ley.» Amitai Etzioni, La Nueva Regla de Oro, Paidós, Barcelona, 1999, p. 169. Las medidas policiales, judiciales y penitenciarias, aun siendo necesarias, no son suficientes para restaurar el orden social
  • 48. Por esta razón, Etzioni propone el establecimiento de un orden social basado en medios normativos (educación, liderazgo modélico) y la aceptación voluntaria de un núcleo de valores comunes y compartidos por todos los miembros de la sociedad. «El orden de las buenas sociedades comunitarias se funda particularmente en medios normativos (educación, liderazgo, consenso, presión de los pares, exhibición de modelos, exhortación y, sobre todo, las voces morales de las comunidades). En este sentido, el orden social de las buenas sociedades es un orden moral. Para que un orden social pueda descansar principalmente en medios normativos hace falta que la mayoría de los miembros de la sociedad compartan un compromiso con un conjunto de valores nucleares durante la mayor parte del tiempo, y que la mayoría de los miembros, durante la mayor parte del tiempo, se dejen guiar por las implicaciones conductuales de estos valores porque creen en ellos, en lugar de verse forzados a obedecerlos.» Amitai Etzioni, La Nueva Regla de Oro, Paidós, Barcelona, 1999, pp. 33- 34. Un orden social basado en medios normativos y la aceptación voluntaria de un núcleo de valores comunes y compartidos
  • 49. Esta postura de Etzioni es un tanto atípica en la cultura occidental moderna tan marcada por la tradición liberal democrática, en la que se enfatiza el imperio de la ley como el único medio que puede generar orden social, mientras que se relega el aspecto moral al ámbito privado. Sin embargo, hace ya milenios que Confucio defendió una postura similar a la de Etzioni, afirmando que el buen gobierno no es el que se sustenta en la imposición de la ley, sino en la educación moral y los ejemplos virtuosos. Confucio pensaba que la nación era como una gran familia, que debería mantenerse unida no por la fuerza o el miedo al castigo, sino por los mismos lazos voluntarios de amor, benevolencia, fidelidad y confianza mutua que unen a los miembros de una familia. «Si para guiar al pueblo —sentencióConfucio— se utilizan reglas y para mantener el orden se recurre a castigos, el pueblo carecerá de conciencia intentando huir de ellos. Si para guiar a los súbditos se usa la virtud... tendrán conciencia y se reformarán a sí mismo.» Confucio, Analetas, 2. III. Gobierno basado en los ejemplos virtuosos de Confucio
  • 50. La educación moral, los ejemplos virtuosos y la voz moral son medios más eficaces para establecer un orden social De una manera muy similar, Etzioni utiliza prácticamente los mismos argumentos para demostrar la ineficacia de la única solución que las sociedades occidentales siempre aplican para intentar restaurar el orden social perdido por un aumento de las conductas antisociales y delictivas, o sea, la vía policial y judicial. Etzioni, en cambio, afirma que la solución a este desorden social, que en el fondo es un proceso de decadencia moral, consiste más bien en reforzar la infraestructura moral de la sociedad a través de la educación, liderazgo, persuasión, consenso, diálogos morales, exhibición de modelos virtuosos, y lo que Etzioni llama la «voz moral», que es una voz exterior proveniente de la comunidad que estimula a sus miembros a que se guíen por los valores compartidos en común, y los censuran cuando no lo hacen, y que cumple también la función de reforzar la voz moral interior o conciencia de las personas.
  • 51. Etzioni también señala que la solución a la crisis moral de nuestras sociedades democráticas propuesta por los conservadores, que consiste principalmente en restaurar el orden social a través de prohibir legalmente todas las conductas consideradas inmorales, no solamente es ineficaz sino que puede ser también contraproducente, pues tiende a fomentar las conductas transgresoras clandestinas o la hipocresía moral. Esto es así porque el ser humano no está hecho para ser obligado mediante prohibiciones a comportarse bien, sino a que, de una manera voluntaria y guiados por los dictados de su propia conciencia, utilice sus talentos y cualidades en beneficio de los demás. Aparte de que es imposible cambiar o controlar desde fuera mediante prohibiciones las actitudes y motivaciones egocéntricas que desvían los deseos de las personas hacia un fin egoísta. Las prohibiciones morales utilizando castigos, ya sean paternales o legales, son adecuadas como una medida temporal de protección para niños o adolescentes, pero lo que más necesitan los jóvenes y adultos es una educación moral que les haga razonar y les ayude a alcanzar una suficiente madurez moral y autodominio como para poder actuar bien guiados por su propia conciencia. No se pueden prohibir por ley todas las conductas inmorales
  • 52. El movimiento comunitarista, representado por Etzioni, no defiende un comunitarismo particularista que aboga por la vuelta a la cohesión social centrada en unas tradiciones religiosas particulares que en el pasado eran las dominantes en cada nación. Ante el hecho evidente de que las naciones democráticas modernas se están convirtiendo cada vez más en un mosaico multicolor de diferentes etnias, razas, culturas y religiones, Etzioni defiende un comunitarismo intercultural, que él designa como una comunidad de comunidades. Un mosaico multicultural, una comunidad de comunidades
  • 53. A diferencia del universalismo abstracto de los liberales individualistas —que convierte a todos en miembros de un Estado universal con los mismos derechos y deberes básicos, pero ignorando y desdeñando sus creencias y valores tradicionales— Etzioni propone, en cambio, elaborar mediante un diálogo intercultural un marco común de valores morales compartidos por todas las comunidades, respetando al mismo tiempo las particularidades de cada una. Etzioni escribe lo siguiente al respecto: «Tal como veo yo las cosas, la imagen que mejor sirve a la búsqueda de una construcción intercomunitaria... es la de mosaico. El mosaico se enriquece con una variedad de elementos de diferentes formas y colores, pero lo que mantiene su unidad es un marco y pegamento. El mosaico simboliza una sociedad en la cual diversas comunidades mantienen sus particularidades culturales (que van de los compromisos religiosos y la lengua a la cocina y el baile), orgullosa y conocedora de sus tradiciones específicas. Al mismo tiempo, estas distintas comunidades reconocen que son partes integrales de un todo más extenso. Además, tienen un firme compromiso con un marco compartido.» Amitai Etzioni, La Nueva Regla de Oro, Paidós, Barcelona, 1999, p. 228. Un mosaico multicultural, una comunidad de comunidades
  • 54. Etzioni va más allá de este comunitarismo intercultural dentro de una nación, o comunidad de comunidades, y sugiere la posibilidad de que en un futuro se pueda llegar a un comunitarismo global, una especie de comunidad mundial de naciones. Para cuyo fin sería necesario establecer diálogos morales internacionales e interculturales, en los cuales las diferentes culturas pudieran interpelarse mutuamente, y no pretender, como hacen los liberales, imponer unilateralmente sus valores al resto del mundo. Una comunidad de naciones en la que las diversas culturas aprendan unas de otras
  • 55. Etzioni señala, por ejemplo, el hecho de que muchos intelectuales asiáticos se oponen a las nociones occidentales de derechos humanos por estar basadas en una visión demasiado individualista de la sociedad que es ajena a la cultura asiática. Una comunidad de naciones en la que las diversas culturas aprendan unas de otras «Antes que acallar la voz transcultural, como hacen los relativistas culturales, todas las sociedades deberían respetar el derecho de las otras a formularles reclamaciones morales, exactamente de la misma manera en que ellas están autorizadas a hacerlo respecto de otras sociedades. De esta suerte, Occidente debería advertir que cuando critica a China por violar los derechos humanos desempeña con toda pureza su legítimo papel constructor de la comunidad mundial. E igualmente legítima debería considerarse a China cuando critica a la sociedad norteamericana por su descuido de los deberes filiales.» Amitai Etzioni, La Nueva Regla de Oro, Paidós, Barcelona, 1999, p. 278.
  • 56. La opinión personal de Etzioni es que aún se tiene que avanzar más en la elaboración de un núcleo global mucho más vigoroso de valores compartidos, mediante diálogos morales interculturales, para que éstos puedan servir de marco común a una hipotética comunidad mundial de naciones. Y por último, Etzioni comenta con acierto que quienes comparten la idea de que disponer de un núcleo de valores comunes que regenere el orden moral de la sociedad no deberían pelearse entre sí porque unos defiendan estos valores desde premisas religiosas mientras que otros los defiendan desde premisas seculares, ya que la línea divisoria entre los argumentos seculares y religiosos se está estrechando cada vez más. Un núcleo de valores compartidos que regenere el orden moral de la sociedad defendido desde premisas tanto seculares como religiosas
  • 57. Por ejemplo, los ecologistas al hablar de nuestra responsabilidad sobre el planeta, recurren a menudo a conceptos mitológicos o religiosos para apoyar sus argumentos. Los defensores de los valores cívicos siempre han utilizado conceptos tales como dignidad humana, solidaridad, reconciliación que son trasuntos de conceptos religiosos previos. Por otro lado, los líderes religiosos suelen también utilizar conceptos científicos, psicológicos y sociológicos para reforzar sus argumentos. Así que, en realidad, defienden los mismos valores, pero partiendo de presupuestos diferentes, o hablan de las mismas cosas sólo que utilizando palabras o términos distintos.Como aconseja Etzioni, más que discrepar entre sí, deberían unir sus fuerzas con el fin de la regeneración moral de la sociedad, y en todo caso argumentar en contra de quienes «niegan la mera existencia de virtudes morales, o rinden culto al egoísmo, el cinismo o el nihilismo posmoderno pasado de moda.» Amitai Etzioni, La Nueva Regla de Oro, Paidós, Barcelona, 1999, p. 278. Un núcleo de valores compartidos que regenere el orden moral de la sociedad defendido desde premisas tanto seculares como religiosas
  • 58.  El problema fundamental es el conflicto entre el interés propio y la aspiración de contribuir al bienestar común  El problema no es el individualismo en sí mismo sino un distorsionado individualismo egoísta, rapaz e insolidario  Sin libertad ni autonomía el valor del ser humano no superaría al de una máquina  La solución no consiste en reprimir la libertad  La solución tampoco es la permisividad completa ARMONÍA Y COMPLEMENTARIEDAD ENTRE LAS VISIONES INDIVIDUALISTAS Y COMUNITARISTAS  Un comunitarismo moderado que no limite las libertades es perfectamente compatible con un individualismo altruista y responsable  La voz moral y la promoción de un individualismo responsable y perfeccionista  Una buena educación y un ejemplo moral en la familia, escuela y sociedad que fomente la madurez moral de los individuos  El sentimiento de pérdida de identidad en las sociedades individualistas  Potenciar la identidad de los individuos fortaleciendo las relaciones familiares
  • 59. Más que la tensión entre el libertad del individuo y el orden social, como sostiene Etzioni, el problema fundamental radica en el conflicto o tensión entre el interés y la satisfacción propia —es decir, el propósito individual— y la aspiración de contribuir a la armonía, bienestar y felicidad del conjunto social —o sea, el propósito de servir al conjunto. El equilibrio entre ambos propósitos se logra cuando los individuos son lo suficientemente maduros como para subordinar sus deseos sensibles e intereses individuales a los dictados de su conciencia o los deseos de amar, ayudar, servir o hacer felices a otros. De esta manera, los individuos, a la vez que satisfacen sus deseos personales, viven para el bienestar y felicidad de sus familias; las familias, al mismo tiempo que colman sus necesidades y procuran su felicidad, ayudan o sirven a su comunidad; las comunidades, asociaciones, partidos o grupos sociales, a la vez que defienden sus intereses de grupo, trabajan por el bien común de la nación; y las naciones, al mismo tiempo que persiguen sus intereses nacionales, colaboran con otras naciones para garantizar la paz mundial y el bienestar general de la humanidad. El problema fundamental es el conflicto entre el interés propio y la aspiración de contribuir al bienestar común
  • 60. El desequilibrio o conflicto entre ambos propósitos se produce cuando por una actitud inmadura y egocéntrica, los individuos, familias, comunidades y naciones colocan a sus intereses particulares como la única o principal meta de sus existencias por encima del interés común. Y así se generaliza un egocentrismo que hace que los individuos piensen que sus familias existen para servirles, que las familias se despreocupen de sus vecinos y comunidades, que los grupos sociales luchen exclusivamente por sus intereses partidistas, y que las naciones se ocupen solamente de su propio enriquecimiento, ignorando a las demás naciones menos favorecidas. El egocentrismo es la causa del desequilibrio entre ambos propósitos
  • 61. Así pues, el problema no es el individualismo en sí mismo, ni su alegato en favor de la libertad individual, ni su defensa de los derechos individuales de las personas, cosas todas ellas loables y justas. El individualismo es en sí mismo es algo bueno. El problema es que el originario individualismo altruista y legítimo de los primeros liberales, que defendía la dignidad y los derechos de las personas frente a una injusta tiranía, se ha exacerbado y distorsionado hasta convertirse en un individualismo egoísta, rapaz e insolidario. El problema no es el individualismo en sí mismo sino un distorsionado individualismo egoísta, rapaz e insolidario
  • 62. Sun Myung Moon, comparte esta misma opinión, afirmando que un individualismo egoísta destruye los lazos familiares y sociales, y al final deteriora a los propios individuos. Propone fomentar en su lugar un individualismo sacrificial. «Debe haber un equilibrio. Si se pone demasiado énfasis en el individualismo, entonces se pierden las virtudes colectivas: el amor a la nación, la hermandad entre las personas, la integridad familiar, las relaciones entre padres e hijos y finalmente incluso el valor de los mismos individuos. (…) La cultura occidental se caracteriza por el individualismo. Sin embargo, el individualismo egoísta está condenado a la destrucción y el individualismo sacrificial florecerá. El individualismo en sí es bueno. Dios nos dio a cada uno una manera única de servir. Pero el individualismo sin Dios sólo puede construir castillos en las arenas de la decadencia.» Sun Myung Moon, Un Profeta habla hoy, AUCM, Madrid, 1981, p. 16, p. 30. El individualismo egoísta está condenado a la destrucción mientras que el individualismo sacrificial prosperará
  • 63. Sin libertad ni autonomía el valor del ser humano no superaría al de una máquina o un animal. No es la libertad lo que choca con el orden social o bien común, pues la libertad es simplemente un valor instrumental puede ser usado de formas opuestas. En una sociedad en la que la mayoría de las personas fueran lo suficientemente maduras como para poner por encima de su propia satisfacción el deseo de sus conciencias de hacer feliz a los demás, los individuos —por su propia libre iniciativa— harían cosas por el bien sus familias, comunidades, naciones y mundo, con lo cual estaría más que asegurado el orden social. Es decir, en este caso hipotético, aunque los individuos disfrutaran del más amplio margen de libertad y autonomía posibles, ello no sería ningún obstáculo para el bien común y orden social, sino más bien lo opuesto. No obstante, en el caso contrario de que la mayoría de las personas fueran egoístas —que, por desgracia, es el más real— un gran margen de libertad o una permisividad completa provocaría un caos social. Pero, el problema no es la libertad sino la ignorancia, la actitud inmadura egocéntrica y los deseos egoístas de los individuos. La libertad se puede usar tanto para dar la propia vida por salvar a otra persona como para quitársela a alguien por obtener un provecho propio. Sin libertad ni autonomía el valor del ser humano no superaría al de una máquina
  • 64. Muchos pensadores, ideólogos y políticos a quienes les preocupaba más el orden social y el bien común —ya fueran conservadores, tradicionalistas, hobbesianos, legalistas, autoritaristas o comunistas— pensaron que la única manera de asegurar el orden social y el bien común era limitar o reprimir la libertad de los individuos, ya fuera a la fuerza o mediante castigos penales. Sin embargo, cuando al ser humano se le priva de su libertad pierde también su dignidad y valor, dado que no puede hacerse responsable de sí mismo ni de los demás. Es como si, en el mejor de los casos, se le considerara un eterno infante, y, en el peor de los casos, como si se le tratara como a un animal. Es decir, privando al hombre de su libertad se puede evitar, hasta cierto punto, que haga daño a los demás, pero también se le impide que ame, ayude y beneficie a otros por propia iniciativa, que es lo que otorga valor a las personas. ¿Qué valor tiene que alguien sirva a otros coaccionado o a la fuerza? La libertad es fundamental para que los individuos de una manera responsable se perfeccionen a sí mismo y desarrollen libre y creativamente su carácter y talentos únicos, y para que, luego, lo pongan al servicio de los demás de una forma voluntaria, responsable y creativa. La solución no consiste en reprimir la libertad
  • 65. Por otro lado, los primeros liberales pensaron, con razón, que los males sociales ocasionados por la tiranía y los abusos de poder de los gobernantes eran mucho mayores que los podrían provocar las conductas delictivas o desordenadas de los individuos. Por lo que era mejor limitar la autoridad de los gobernantes y dejar más espacio para la libertad, autonomía e iniciativa individual, a pesar de que esto acarreara el peligro de que algunos individuos usaran mal de esa libertad. La solución tampoco es la permisividad completa Sin embargo, hoy día los individualistas radicales y libertarios reclaman una libertad individual casi irrestricta, con las mínimas restricciones legales y sin ningún límite moral, o sea, la completa permisividad moral. Una libertad irresponsable y suicida que destruye los lazos familiares y sociales, y a los propios individuos. Este tipo de libertad fue calificada por el propio Locke, padre de los liberales, como licencia o libertinaje.
  • 66. Un comunitarismo intercultural y global —como el defendido por Etzioni— que propone establecer una buena sociedad fundamentada en un orden moral basado en la aceptación voluntaria de un marco común o núcleo de valores compartidos, respetando tanto la libertad individual como las características únicas de cada cultura, raza o religión, es perfectamente compatible con la originaria visión individualistas de los primeros liberales que defendían el valor y la dignidad de cada persona y sus derechos individuales, declarando que todos los seres humanos son libres e iguales, como hermanos y hermanas de la gran familia humana. Un comunitarismo moderado que no limite las libertades es perfectamente compatible con un individualismo altruista y responsable
  • 67. En una sociedad en la que impere un fuerte individualismo altruista, solidario, responsable y perfeccionista, en la cual tanto el enriquecimiento propio como el cultivo de sus propios talentos fueran considerados por los individuos como medios para beneficiar a sus familias y comunidades —así que en vez de competir entre sí por lograr un mayor lucro personal rivalizaran por servir más y mejor al conjunto— los vínculos familiares y comunitarios serían extraordinariamente fuertes y el orden social estaría completamente garantizado, incluso sin necesidad de recurrir a una coerción legal o una voz moral, pues los individuos por su propia y libre iniciativa trabajarían por el bien común. Una sociedad en la que impere un individualismo altruista fomentará los vínculos familiares y comunitarios
  • 68. Por otro lado, en una sociedad donde los lazos familiares y comunitarios fueran fuertes, estables y armoniosos, en la que todos estuvieran comprometidos con un núcleo de valores comunes —y en la que sus representantes, ya sean padres, profesores o líderes sociales y políticos, mostraran en un buen ejemplo de sacrificio, dedicación y servicio por sus hijos, alumnos, empleados o conciudadanos— seguramente los individuos se sentirían más felices, protegidos y valorados, puesto que disfrutarían de un mejor ambiente emocional y material para satisfacer sus necesidades individuales así como de una mejor educación, que les posibilitaría desarrollar su propia personalidad única y cultivar sus también únicos talentos y cualidades innatas. Una sociedad en la que los lazos familiares y comunitarios sean fuertes ayudará mejor a los invididuos a cultivar sus talentos y cualidades innatas
  • 69. A Etzioni se le puede hacer la objeción de que —como buen sociólogo— pone demasiado énfasis en el papel que desempeña la voz moral de la sociedad en la realización de un orden moral. La voz moral, entendida como el aplauso o la reprobación moral de los individuos por parte de la sociedad, no es más que una forma más suave de presión moral que la coerción legal impuesta mediante castigos, pero que suele tener, si cabe, una mayor influencia heterónoma sobre la conducta, hábitos o costumbres de los individuos. Sin embargo, dándole esta vez la razón a los individualistas, hay que entender que el ser humano no está hecho para estar sometido a una presión moral heterónoma exterior sino para actuar autónomamente comprendiendo por su propia razón, corazón y conciencia lo que está bien y mal. Así que más que enfatizar la voz moral sería más adecuado promover un individualismo responsable y perfeccionista que animara a las personas a alcanzar una madurez moral y autodominio personal, y también a descubrir su manera única y creativa de servir a los demás. La voz moral y la promoción de un individualismo responsable y perfeccionista
  • 70. El amor y la educación parental, la armonía familiar y la integridad moral de los padres, la buena relación y cooperación entre hermanos, así como un buen ambiente de armonía, cooperación y compañerismo en la escuela, en el lugar de trabajo y en la sociedad en general, son factores que influirán muy positivamente en el desarrollo moral de los individuos y el mejoramiento de la sociedad, como explica acertadamente Sun Myung Moon: «Los buenos ciudadanos no aparecen automáticamente, sino que surgen del carácter de las personas y las familias. Se crean mediante la educación del carácter y del corazón que se recibe en la vida familiar. Este es el fundamento de las nobles obras por las cuales las personas avanzan en las posiciones de responsabilidad y engrandecen el prestigio de su país.» Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 34:19, (29 de agosto de 1970). Una buena educación y un ejemplo moral en la familia, escuela y sociedad que fomente la madurez moral de los individuos
  • 71. En cambio, en un ambiente de violencia, malos tratos o ruptura familiar; o en una situación social autoritaria y opresiva; o en un ambiente más libre pero conflictivo, en el cual cada uno persigue sus propios intereses egoístas, es evidente que no sólo el desarrollo moral sino el crecimiento psicológico de las personas pueden sufrir serios daños, y la lazos sociales se deteriorarán cada vez más. Así pues, no sólo para que la sociedad funcione bien y los derechos y libertades individuales sean protegidos sino para que los individuos reciban una buena educación que les ayude a madurar moralmente y se sientan estimulado a contribuir con sus talentos al bien común es imprescindible un reforzamiento de las cualidades morales del liderazgo político, social, empresarial, educativo y familiar. Fortalecer de las cualidades morales del liderazgo político, social, empresarial, educativo y familiar
  • 72. Uno de los problemas de las sociedades individualistas es el sentimiento de pérdida de identidad que tienen las personas. Una identidad que en las sociedades tradicionales estaba determinada por la función, posición o papel social, o por el sentido de pertenencia a un grupo étnico o comunidad religiosa. La búsqueda de la identidad o sentido de pertenencia está conectada con la ambición básica que tienen todos los seres humanos de adquirir un valor cada vez más grande, de ser importante, de ser amado y apreciado por los demás. Por ejemplo, los niños huérfanos o abandonados sufren una grave crisis de identidad y valor porque sienten que no pertenecen a nadie, que no son amados ni valorados por nadie. Por esta razón, un individualismo exagerado que atomiza a los individuos y les hace debilitar sus lazos familiares o grupales, aunque al principio parezca que fortalece a los individuos, al final les ocasiona una fuerte pérdida de identidad y autoestima. El sentimiento de pérdida de identidad en las sociedades individualistas
  • 73. El sentido de pertenencia e identidad que producen las relaciones familiares son las que más afectan a la autoestima y felicidad de los individuos, porque están basadas en posiciones y funciones naturales y eternas. ¿De qué le sirve a una persona haber llegado a ser millonario o presidente de una nación, o a una artista llegar a ser famosa y admirada por su belleza, si no tienen un marido o esposa, o unos hijos que los amen profundamente y no les abandonen nunca? Como se dice popularmente, si un marido ama profundamente a su esposa y la trata como si fuera su reina, y la esposa trata a marido como si fuera su rey, y ambos cuidan de sus hijos como si fueran príncipes o princesas, y todos respetan profundamente a los abuelos y se cuidan de ellos, semejante familia no tendría nada que envidiar a la realeza. Así pues, mejor que volver a las identidades basadas en funciones sociales, o en la pertenencia a grupos étnicos o religiosos, sería mejor potenciar la identidad los individuos fortaleciendo las relaciones familiares. Potenciar la identidad de los individuos fortaleciendo las relaciones familiares
  • 74. LOS TRES GRANDES DESAFÍOS A LOS QUE SE ENFRENTA LA HUMANIDAD  El problema de las desigualdades económicas  El problema de la degradación moral en la vida pública y privada  El problema del peligro de confrontaciones entre naciones y civilizaciones
  • 75. Así pues, ahora que estamos en las primeras décadas del Siglo XXI, más que formular proyectos de una sociedad justa que valgan solamente para un ámbito cultural y geográfico local, deberíamos preocuparnos por tratar de dibujar el proyecto de cómo se debería organizar un mundo justo para el nuevo milenio. Hoy día se requieren soluciones globales para los problemas más importantes que afectan ya a la mayoría de las naciones o a grupos desfavorecido de ellas. «[Los] desafíos del nuevo milenio no son problemas que se presentan a un grupo social o a un individuo, sino a las distintas sociedades, e incluso al conjunto de la humanidad, porque se trata de cuestiones de justicia que afectan a todos los seres humanos.» Adela Cortina, Hasta un pueblo de demonios, Taurus, Madrid, 1998, p. 109. LOS TRES GRANDES DESAFÍOS A LOS QUE SE ENFRENTA LA HUMANIDAD Son problemas que ninguna nación particular puede erradicar de una manera aislada, sino que se necesita la cooperación de todas para resolverlos. Cortina acertadamente escribe:
  • 76. El primer gran desafío de este nuevo siglo es resolver el problema de las desigualdades económicas, es decir, acabar con el hambre y la pobreza en el mundo, y posibilitar que todos los países puedan disfrutar de unas mismas condiciones de vida o bienestar material. Con este fin sería necesario que la globalización de la economía tenga como resultado el desarrollo económico de todas las regiones del mundo. Este reto incluye también buscar nuevos recursos o fuentes de energía y alimentos que puedan garantizar la supervivencia futura de una población mundial que aumenta cada vez más. Además, este desarrollo económico debe ser respetuoso con el medio ambiente y la naturaleza, garantizando así también la supervivencia del planeta junto con sus ecosistemas y especies, que a larga es lo que asegura nuestra propia supervivencia y la de nuestros descendientes. El problema de las desigualdades económicas
  • 77. El segundo gran desafío de nuestros días es tratar de resolver el problema de la degradación moral y corrupción generalizada en todos los niveles de la sociedad. Esta decadencia moral es debida en parte a la la progresiva degradación del sistema democrático que en la actualidad tiende a convertirse en un escenario de continuas luchas entre distintos grupos o elites que tratan de hacerse con el poder. Por otra parte, esta degradación moral está también generada por el progresivo deterioro de las unidades familiares y la confusión de valores producida por la hegemonía de una cultura extremadamente individualista, hedonista y egoísta que promueve el culto al dinero, poder, imagen y sexo como los máximos valores sociales a perseguir. El problema de la degradación moral en la vida pública y privada
  • 78. El tercer gran reto del nuevo milenio es tratar de controlar el peligro de guerras entre naciones que tan desastrosas consecuencias humanitarias tuvo especialmente en el Siglo XX. Y, en especial, tratar de resolver el problema del terrorismo internacional, que desde el desgraciado atentado suicida contra las torres gemelas de NuevaYork se considera como una de las mayores amenazas para la paz mundial en el Siglo XXI. Una solución definitiva del problema del terrorismo internacional así como los nuevos tipos de conflictos regionales, que han surgido después del final de la guerra fría principalmente motivados por odios o rivalidades nacionalistas, étnicos, raciales y religiosos —que es un aspecto del fenómeno designado por Huntington como choque de culturas o civilizaciones— pasa por que se consiga un mayor acercamiento, integración y comprensión mutua —no sólo tolerancia y coexistencia pacífica— entre los diferentes pueblos, razas y culturas, así como entre las distintas creencias religiosas. El problema del peligro de confrontaciones entre naciones y civilizaciones
  • 79. En los próximos capítulos analizaremos estos grandes desafíos a los que se enfrenta la humanidad —el hambre y la pobreza, la degradación moral de la vida pública y privada, y peligro de guerras— y sus posibles soluciones. Como dice Sun Myung Moon, no podemos permanecer pasivos e indiferentes ante esta situación de hambre y pobreza en el mundo. «[Durante toda mi vida] he estado trabajando por la realización de un mundo en el que nadie muera por falta de alimentos. En esta era de grandes avances científicos, no podemos ser meros espectadores o permanecer indiferentes cuando vemos cosas tan terribles como que millones de personas son víctimas de la hambruna.» Sun Myung Moon, True Knowledge, True Family and World Peace, Seoul, Korea, August 22, 1995. UN MUNDO IDEAL BASADO EN LOS PRINCIPIOS DE INTERDEPENDENCIA, PROSPERIDAD MUTUA Y VALORES UNIVERSALES COMPARTIDOS
  • 80. «Un mundo ideal significa ser interdependientes económicamente, prosperar juntos políticamente, y crear una buena sociedad ética.» Sun Myung Moon, True Knowledge, True Family and World Peace, Seoul, Korea, August 22, 1995. UN MUNDO IDEAL BASADO EN LOS PRINCIPIOS DE INTERDEPENDENCIA, PROSPERIDAD MUTUA Y VALORES UNIVERSALES COMPARTIDOS En especial, vamos a presentar las soluciones que ofrece el Pensamiento de Unificación para resolver estos problemas, que están basadas en tres principios: interdependencia, mutua prosperidad y valores universales compartidos. Estos tres principios se refieren a los aspectos de la economía, la política y la ética respectivamente, como apunta el propio Sun Myung Moon al afirmar que:
  • 81. Sung Hun Lee nos ofrece una explicación más detallada de estos tres principios en el Pensamiento de Unificación, que de forma resumida sería: 1) El principio de la interdependencia se refiere a establecer un sistema económico ideal que acabe con la pobreza y hambre en el mundo y garantice un mismo nivel de vida para toda la humanidad, como hermanos y hermanas que somos de una única familia global. 2) El principio de la mutua prosperidad trata sobre la necesidad de una reforma de la democracia con el fin de constituir un sistema político ideal basado en el modelo de la familia, en el que se realicen de verdad los ideales democráticos originales de libertad, igualdad, y fraternidad humana. 3) El principio de los valores universales compartidos propone una sociedad y un mundo ideal en el que se compartan y respeten unos principios éticos universales que garanticen la paz y armonía entre religiones y culturas. Sung Hun Lee, New Essentials of Unification Thought, UTI, Korea, 2006, p. 507. Interdependencia, mutua prosperidad y valores universales compartidos
  • 82. Sun Myung Moon en varias ocasiones habla de una sociedad ideal futura como el mundo de una nueva cultura del corazón basada en los tres principios de interdependencia, mutua prosperidad y valores universales compartidos, como se puede ver en la siguiente cita: «El mundo futuro será el mundo de una nueva cultura del corazón que traerá la armonía entre Dios, la humanidad y la creación, y una cultura del amor basada en verdaderas familias. Será un mundo de verdadero amor donde todas las personas vivan por los demás y todos los pueblos vivan juntos en armonía y cooperación. Será un mundo de interdependencia, mutua prosperidad y valores universales compartidos. En el futuro, viviremos el sueño de una gran familia global en la que todos seamos hermanos y hermanas.» Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 288:174; (27 de noviembre de 1997). El mundo de una nueva cultura del corazón
  • 83.
  • 84. 1. El Norte industrializado debe movilizarse para liberar al Sur de la pobreza 2. Socorro inmediato y ecualización mundial del bienestar material 3. Promover el voluntariado internacional entre los jóvenes 4. Una globalización cuyo fin sea potenciar el desarrollo económico de todas las regiones deprimidas del mundo hasta lograr la ecualización mundial de la riqueza 5. Necesidad de que los países avanzados transfieran su tecnología para acabar con el hambre y construir un mundo de paz CAPÍTULO 2 EL PROBLEMA DE LAS DESIGUALDADES ECONÓMICAS 6. El problema principal del capitalismo es el individualismo egoísta no el sistema en sí mismo, como creía Marx 7. El propósito individual de la obtención de beneficios y el propósito para el conjunto de procurar un bienestar común 8. Aspectos positivos y negativos de la economía capitalista 9. El principio de la interdependencia y el nuevo concepto de propiedad compartida
  • 85. El primero de los grandes desafíos a los que se enfrenta la humanidad si se quiere construir un mundo justo y en paz, es el problema del hambre y la miseria en el mundo. Cuando se considera a la humanidad como una gran familia, es indignante y repulsivo para la conciencia humana ver que, mientras en las naciones ricas o desarrolladas los individuos y familias nadan en la abundancia material y tienen problemas de sobrepeso, en las naciones subdesarrolladas, en cambio, los individuos y familias sufren pobreza, enfermedades y hambre, hasta el punto de no tener nada con que alimentar sus hijos y éstos mueran de desnutrición. EL PROBLEMA DE LAS DESIGUALDADES ECONÓMICAS
  • 86. Son los países más desarrollados, como los Estados Unidos, los que tienen la mayor responsabilidad de resolver el problema del hambre y la pobreza en el mundo, como explica Sun Myung Moon: «Cuando en una parte del mundo haya una hambruna, entonces las partes del mundo en las que abunda la comida deberían rápidamente mandar alimentos a esas áreas en las que se pasa hambre. Tenemos que construir este tipo de mundo. Actualmente, 20 millones de personas mueren cada año por malnutrición, mientras que en América se tira a la basura grandes cantidades de comida. Esto es una violación de la ley universal. Los países desarrollados tienen mucho dinero. ¿Pero, de quién es ese dinero? Es de Dios. ¿De quién es su poder? Es de Dios. ¿De quién es su conocimiento? Es también es de Dios. Por tanto, todo lo que pertenece a Dios —recursos materiales, poder, conocimientos, etc.— pertenece a la humanidad. En la democracia, la soberanía pertenece al pueblo, es decir, a toda la humanidad. Por ello se cree que la soberanía debería estar bajo el control del pueblo. Sin embargo, en realidad está en manos de las multinacionales. Actualmente, América es un país rico, pero no debería ser rica sólo ella. Debería distribuir sus riquezas entre todas las naciones; este es la ley celestial. América debe ayudar financieramente a otras naciones; si no lo hace no podrá seguir siendo rica. Lo que pertenece a América no le pertenece sólo a ella, pertenece al mundo.» Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA- UWC, 247:94, (25 de abril de 1993). 13:26, (16 de octubre de 1963).
  • 87. «Hoy día, el Norte industrializado debe movilizarse para liberar al Sur de su persistente pobreza. Las naciones desarrolladas deben tender su mano en ayuda del desarrollo económico de los países menos avanzados y las nuevas democracias. La actitud de cada nación tiene que cambiar de una actitud egoísta a una actitud altruista. Esto será una auténtica revolución. Las naciones ricas podrán hacer esto cuando sus líderes adopten el papel de padres. Desde esta perspectiva, las naciones se trataran entre sí como naciones hermanas.» Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 219:120, (28 de agosto de 1991). Por ello, haría falta que en los países más desarrollados se produjera una auténtica revolución o cambio de la actitud, del egoísmo al altruismo, como explica Sun Myung Moon: El Norte industrializado debe movilizarse para liberar al Sur de la pobreza
  • 88. Este problema tiene dos aspectos. El primero de ellos es la necesidad de ofrecer un socorro o alivio inmediato a situaciones de desamparo, hambre, pobreza, enfermedad o tragedia humanitaria causada por desastres naturales, epidemias, accidentes o guerras. El segundo aspecto es la necesidad de potenciar el desarrollo económico de todas las regiones deprimidas del mundo hasta que se consiga la meta de la ecualización mundial del bienestar material mediante la transferencia libre de la tecnología. Socorro inmediato y ecualización mundial del bienestar material
  • 89. En este sentido, sería muy conveniente y beneficioso fomentar mediante de la educación intercultural, especialmente entre los jóvenes, el voluntariado o servicio desinteresado de asistencia a otros pueblos en situaciones de pobreza que se realiza a través de las ONG u otras organizaciones de asistencia. Este trabajo voluntario es también muy valioso e importante por el gran valor educativo y moral que tiene para las personas. A través del servicio voluntario a otros pueblos —si se hace con una motivación pura y desinteresada— se puede desarrollar la capacidad de amar a personas de otras naciones o culturas, superando así las barreras nacionales, étnicas o raciales. O lo que es lo mismo, amar al entero género humano, y así madurar moralmente al ensanchar el corazón, la comprensión y la conciencia hasta un nivel cosmopolita o universal. Promover el voluntariado internacional entre los jóvenes
  • 90. A través de un servicio voluntario y altruista por parte de los jóvenes de las naciones ricas en beneficio de las personas necesitadas de las naciones subdesarrolladas se podrían disolver, mediante el amor incondicional, el perdón y la reconciliación mutua, los profundamente arraigados resentimientos históricos producidos por el imperialismo, el colonialismo, el racismo y la esclavitud. En cierto sentido, los jóvenes procedentes de los países ricos o desarrollados que fueran a servir a pueblos más pobres estarían pagando las deudas que sus antepasados contrajeron al conquistar, colonizar o esclavizar a los antepasados de esos pueblos. Disolver por medio del amor incondicional, el perdón y la reconciliación, los viejos resentimientos y odios raciales, étnicos y religiosos
  • 91. Los jóvenes voluntarios, arriesgando sus vidas para servir y amar a quienes les consideran como sus enemigos, no sólo podrían aliviar las penalidades físicas de estos pueblos sino también ayudar a disolver los resentimientos históricos entre los países ricos y pobres. Además, el trabajo voluntario puede también contribuir decisivamente a la paz mundial a través de fomentar el perdón mutuo y la reconciliación entre pueblos, razas o culturas que por diversas razones históricas albergan enemistadas ancestrales mutuas. Disolver por medio del amor incondicional, el perdón y la reconciliación, los viejos resentimientos y odios raciales, étnicos y religiosos
  • 92. Como dice Sun Myung Moon: «Cuando los jóvenes inspirados por el verdadero amor de Dios se comprometan a sacrificarse y servir a las personas de otros países menos favorecidos, podrán comenzar a resolver el problema de la pobreza y el hambre en el mundo. Podrán empezar a curar las heridas causadas por las diferencias entre ricos y pobres. Ellos pueden ayudar a las personas de estos países a superar las animosidades y odios provocados por las diversas experiencias históricas.» Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA- UWC, 288:201, (28 de noviembre de 1997).
  • 93. Ahora bien, para resolver definitivamente el problema del hambre y la pobreza, así como suprimir las diferencias económicas producidas por la desigual distribución de riquezas, sería necesario que el proceso actual de globalización económica tuviera como fin prioritario potenciar el desarrollo económico de todas las regiones deprimidas del mundo hasta que se consiga la meta de la ecualización mundial del bienestar material. Es decir, que todos los pueblos y culturas puedan disfrutar del mismo nivel o calidad de vida que el resto de sus naciones hermanas. De hecho, hoy se dispone de los medios económicos y tecnológicos para que sea factible este objetivo a no muy largo plazo, aunque también es verdad que habría que resolver otros factores que impiden el desarrollo económico de muchos pueblos y que son causa de pobreza, como las guerras tribales, étnicas o nacionalistas, los gobiernos o regímenes políticos corruptos y dictatoriales, la falta de educación básica y la existencia de viejos privilegios de clase o género. Una globalización cuyo fin sea potenciar el desarrollo económico de todas las regiones deprimidas del mundo hasta lograr la ecualización mundial de la riqueza
  • 94. Con el fin de lograr esta meta de la ecualización mundial del bienestar material, es absolutamente necesario que los países avanzados estén dispuesto a transferir su tecnología a los países menos desarrollados para lograr que estos puedan ser económicamente independientes. Como reza el famoso proverbio chino: «Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida.» Necesidad de que los países avanzados transfieran su tecnología para acabar con el hambre y construir un mundo de paz
  • 95. Sun Myung Moon nos habla de la importancia y la necesidad de que los países más desarrollados transfieran libremente su tecnología a los países subdesarrollados con el fin de conseguir la paz mundial eliminando la barrera de las diferencias económicas entre naciones. «Cuando las naciones avanzadas transfieran su tecnología a las naciones menos desarrolladas con el espíritu de ayudarles a llegar a ser económicamente independientes, en vez tratar de explotarlas y obtener sus recursos naturales, entonces la humanidad será capaz de eliminar la guerra y el hambre. (…) Nunca podremos conseguir la paz mundial hasta que aquellas naciones, que han sido bendecidas con riquezas y tecnología, voluntariamente las compartan con las demás naciones del mundo. Las bendiciones de la ciencia y la tecnología están ahí para el beneficio de la humanidad, y deberían ser compartidas.Todas las naciones deberían tener las mismas oportunidades de usar la tecnología para el bienestar de su pueblo. (…) Si no es así, los países avanzados serán objetos del resentimiento y odio de los países que son privados de ella.» Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, (25 de noviembre de 1988).
  • 96.  El deseo de obtener beneficios y el deseo de contribuir al bien común  El problema principal del sistema económico capitalista no el sistema en sí mismo como creía Marx sino el individualismo egoísta  La razón del fracaso de la economía planificada fue el intento de convertir a los seres humanos en piezas de una maquinaria social suprimiendo su libre iniciativa y creatividad  La razón del éxito del sistema capitalista  El problema del capitalismo es la tendencia a resaltar el beneficio individual a costa de ignorar el fin de contribuir al bienestar general EL PROPÓSITO INDIVIDUAL DE LA OBTENCIÓN DE BENEFICIOS Y EL PROPÓSITO PARA EL CONJUNTO DE PROCURAR UN BIENESTAR COMÚN
  • 97. Como ya hemos señalado repetidamente a lo largo de este trabajo de investigación, los seres humanos poseen dos tipos de deseos básicos que se corresponden a dos fines para los cuales están hechos. Por un lado, están los deseos de preservar, mejorar y enriquecer la propia vida individual, que nos impulsan a cumplir el propósito individual.Y, por otro lado, están los deseos de formar unidades cada vez más grandes de individuos, a través de establecer relaciones de intercambios recíprocos de afectos, bienes y servicios, y contribuir al bien común. Estos dos tipos de deseos y fines no son contradictorios sino complementarios.Cuanto más mejoren y se enriquezcan los individuos, mejor podrán contribuir al conjunto, y cuanto más contribuyan los individuos al bien común, mejor podrá el conjunto proteger y beneficiar a los propios individuos. Este es un principio universal en la naturaleza que regulan las interacciones en todos los niveles de seres y cosas del universo. Desde las partículas hasta las galaxias, todas las entidades individuales tienen estos dos fines, el de preservar y mejorar su existencia individual y el de formar y mantener la existencia de conjuntos de entidades cada vez más grandes. El deseo de obtener beneficios y el deseo de contribuir al bien común
  • 98. Se desea la asociación con otros porque se intuye que se va a ganar algo. Por ejemplo, nadie formaría una familia si no creyera que iba a ser más feliz que estando soltero; o nadie iniciaría un negocio, o intercambio comercial, si supiera que no iba a ganar nada con ello. De hecho, el primer estímulo que impulsa a los seres humanos a establecer relaciones de intercambios recíprocos es la perspectiva de ganar algo, acrecentar el propio valor o ser más feliz. El impulso inicial que empuja a los seres humanos a establecer relaciones de intercambio es la perspectiva de ganar algo Es importante hacer notar que los seres humanos —a diferencia del sol y los planetas que constituyen el sistema planetario— no cumplen estos dos fines, el individual y el del conjunto, de una manera automática y controlada por una ley férrea, como si fueran piezas de una maquinaria, sino de forma voluntaria y responsable, impulsados únicamente por su conciencia y deseos.
  • 99. Por consiguiente, para que se establezcan relaciones de intercambios recíprocos es necesario que exista previamente un propósito común que beneficie a ambas partes. Como sostiene Sun Myung Moon, esta es una ley invariable que hace posible las interacciones y la propia existencia del universo. «Para que una interacción esté estructurada tiene que haber una relación sujeto-objeto. Para que la interacción tenga continuidad, el sujeto y el objeto tienen que compartir un propósito común que beneficie a ambos. Esta es una regla férrea y una ley que sostiene la existencia del universo.» Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA- UWC, 56:134-35, (14 de mayo de 1972). La necesidad de un propósito común que beneficie a ambas partes
  • 100. El problema principal del sistema económico capitalista no el sistema en sí mismo como creía Marx sino el individualismo egoista Se podría decir que la persistencia de la situación de hambre y miseria en gran parte del mundo es consecuencia del fracaso moral del capitalismo de los países democráticos más desarrollados. El problema no es —como creía Marx— el sistema mismo de libre competencia, libre comercio, libre iniciativa empresarial, libre contratación de personal, libertad de inversión de capital en bolsa, y mercado libre. La razón principal de este fracaso es debido a que el justo y legítimo individualismo de los primeros liberales burgueses se fue deformando hasta convertirse en un individualismo egoísta que pone como fin principal el maximizar los propios beneficios, por encima del fin de procurar un bienestar común.
  • 101. Marx al elaborar su teoría económica, en especial, su teoría de la equivalencia valor-trabajo, intentó demostrar a toda costa que el valor final de los productos fabricados por una empresa se derivaba exclusivamente del trabajo de los obreros, negando contra toda evidencia que el capital, la maquinaria y la gestión empresarial contribuyeran a aumentar ese valor. Según Marx, por consiguiente, cualquier beneficio extra o plusvalía que obtuvieran los empresarios era un robo, porque según él todas las ganancias de las empresas pertenecían por completo a los trabajadores. Así que para evitar este robo o explotación había que suprimir la empresa privada, o sea, la propiedad privada de los medios de producción. Hoy es algo comúnmente admitido que tanto el capital, la gestión empresarial, la tecnología como la mano de obra contribuyen al valor final de los productos. Así pues, el problema del capitalismo no es que el beneficio empresarial sea el botín de un robo y que, por ello, el sistema mismo sea intrínsecamente injusto o corrupto. El problema radica más bien en una injusta distribución y un mal uso de los beneficios empresariales causado por ese individualismo egoísta que infesta al capitalismo. La teoría económica como justificación para la suprimir la libre empresa
  • 102. Marx no solamente creía que el sistema de libre empresa era intrínsecamente injusto, por permitir el robo o explotación de los trabajadores, sino también pensaba que la conciencia de los seres humanos era un mero producto del sistema social en el que estaban insertos. Pensaba que los hombres son simplemente piezas de un engranaje social que los condiciona totalmente. Por esta razón, sostenía que era utópico esperar que el sistema capitalista pudiera cambiar a través de una reforma moral y así volverse más justo. Los capitalistas, según Marx, no podían dejar de querer seguir explotando a los trabajadores debido a que sus conciencias estaban completamente condicionadas por el sistema. Así que la única solución que propuso Marx consistía en destruir el sistema económico capitalista mediante una revolución violenta y la instauración de la dictadura del proletariado. Entonces, se suprimiría la propiedad privada de los medios de producción, es decir, se prohibiría la empresa privada y el libre mercado. De esta manera, pasando todas las empresas y la tierra a ser propiedad común de todos se eliminaría la explotación y se realizaría un mundo justo en el que habría igualdad económica. La conciencia humana completamente condicionada por el sistema económico
  • 103. El error consistía en tratar de forzarlos a cumplir una determinada función, o utilizarlos como animales que se pueden sacrificar a la fuerza por el bien común, reprimiendo su libertad, libre iniciativa y creatividad así como la posibilidad de realizar sus deseos individuales de mejorar y enriquecerse personalmente. La razón del fracaso de la economía planificada fue el intento de convertir a los seres humanos en piezas de una maquinaria social suprimiendo su libre iniciativa y creatividad El comunismo trató de llevar a la práctica estas ideas de Marx mediante la implantación de la llamada economía planificada, que acabó en un fracaso completo sin poder resolver el problema de las desigualdades económicas. Una de las principales razones de este fracaso era su absurda visión de la naturaleza humana, a saber, que los hombres son como piezas de una maquinaria social que se pueden condicionar completamente para que sirvan automáticamente a los fines del conjunto de la maquinaria.