La autotransfusión implica la donación de sangre propia del paciente para su uso durante una cirugía planificada. Se extrae sangre del paciente en intervalos de 1 a 3 semanas antes de la cirugía para almacenarla y reinfundirla durante la operación. Esto evita los riesgos asociados con las transfusiones de sangre ajena y reduce la necesidad de transfusiones. La autotransfusión es un procedimiento seguro y efectivo para mejorar la práctica transfusional en algunas cirugías seleccionadas.