Durante el ejercicio, el aparato respiratorio experimenta varias adaptaciones para satisfacer el mayor requerimiento de oxígeno de los músculos activos. La ventilación pulmonar y el consumo de oxígeno aumentan varias veces, al igual que la frecuencia respiratoria y el volumen corriente. Esto asegura un adecuado intercambio gaseoso a nivel pulmonar a pesar del mayor flujo sanguíneo.