El documento discute el potencial de los mundos virtuales para mejorar el aprendizaje a través del juego. Señala que las experiencias en avatares pueden influir en la vida real y que actividades en entornos virtuales pueden transferirse a interacciones cara a cara. También destaca investigaciones que muestran que los mundos virtuales pueden situar el aprendizaje y conectar ideas abstractas con problemas del mundo real.