Carlos Orff comenzó a estudiar piano y órgano desde los cinco años, aunque se interesó más en la composición que en la interpretación instrumental. Desde temprana edad escribió obras de títeres para su familia, componiendo música para acompañarlas. Su método se basa en los ritmos del lenguaje, tomando la palabra como punto de partida para crear frases musicales que son transmitidas al cuerpo para transformarlo en instrumento de percusión.