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T E M A 5 0 . E L Q U I J O T E
0. INTRODUCCIÓN
El Quijote es best-seller de la edición mundial, después de
la Biblia, y debe lo mejor de su fama a un héroe que vivió
en adelante su propia vida. Aparece en cuando España no
puede sostener el ideal de los libros de caballerías, pero
todavía no asume los ideales burgueses ni la nueva
religión del trabajo científico y productivo.
El libro ha sido durante muchos años eclipsado por el
mito que ha suscitado, por lo que en este tema
intentaremos dar cuenta tanto de los motivos que la
elevan a ser considerada la primera novela moderna y de
las interpretaciones a las que ha sido sometida desde su
nacimiento en el XVII hasta la actualidad, que por lo
general oscilan entre dos polos (una histórica y otra
acomodaticia) que, realmente, no se oponen, sino que se
complementan para llegar a una visión global de esta
obra que recrea la ilusión auténtica de la vida con su
complejidad y su dimensión humana universal.
1. BREVE SEMBLANZA DE CERVANTES
1.1. VIDA
Cervantes posee una de las biografías más estudiadas de
la literatura, a la que él mismo aportó datos en sus
distintas obras, como sucede con la novelita interpolada
del Cautivo (Quijote I, 39-41).
El escritor nació en Alcalá de Henares en 1547 y se movió
en los círculos de erasmistas de Juan López de Hoyos. En
1569 viaja a Italia con el séquito del cardenal Acquaviva,
huyendo allí por haber herido a Antonio de Siquera en un
duelo. Sirve con las armas en los tercios de Nápoles y la
batalla de Lepanto, donde pierde el uso de su brazo
izquierda en 1571. Siendo capitán, a punto de regresar a
España en 1575, es secuestrado por corsarios y pasa
cinco años cautivo en Argel hasta que lo rescatan. Tiene
una hija natural con Ana Franca de Rojas, pero ese mismo
año de 1584 se casa en Esquivias con la hidalga Catalina
de Palacios tratando de conseguir bienes. En 1588 trabaja
en las comisiones andaluzas y como cobrador de
impuesto, y acaba en la cárcel. Va a Valladolid cuando la
corte se traslada allí (Felipe II) y tiene problemas por el
asesinato de Gaspar de Ezpeleta en la puerta de su casa.
Muere de diabetes y pobre en Madrid el 23 de abril de
1616, actualmente, día del libro.
1.2. OBRA
POESÍA à Tradicionalmente se le ha considerado mal
poeta. Aparece repartida en su teatro y en otras obras,
entre ellas el Quijote. Su poesía va desde la de tipo
italianista al verso tradicional, pasando por una novedosa
poesía de rufianes manifiesta en estrofas como el ovillejo,
los versos de cabo roto o el estrambote.
TEATRO à Fue eclipsado por Lope de Vega. Destacan la
tragedia El cerco de Numancia, las comedias Los baños de
Argel y El rufián dichoso y, por último, sus entremeses.
OBRA NARRATIVA:
Novelas ejemplares: No se sabe aún hoy la fecha de su
composición. Sirven para comprender su arte de novelar
y su concepción del entretenimiento con un valor moral
añadido, de ahí el apelativo «ejemplares». La clasificación
de estas obras no tiene una separación tajante, pero es
cierto que podemos dividirlas en obras:
- De carácter idealista: próximas a la influencia
italiana. Argumentos de enredos amorosos,
personajes sin evolución psicológica y escaso
reflejo de la realidad. Son El amante liberal, Las
dos doncellas, La fuerza de la sangre.
- De carácter realista: descripción de personas y
ambientes, con intención muchas veces crítica.
Rinconete y Cortadillo, La ilustre fregona, El
coloquio de los perros.
La novela de aventuras: Cervantes consideraba que Los
trabajos de Persiles y Sigismunda. Historia setentrional, era
su mejor novela. Escribió la dedicatoria al conde de Lemos
en el lecho de muerte, y fue publicada póstuma. Tuvo un
éxito paralelo al del Quijote, ayudado por la publicidad
que en la Segunda parte de éste le hizo en 1615. Aspira
a ser una epopeya cristiana en prosa. AVALLE-ARCE dice
que es más una idea de novela que suma todos los puntos
de vista posibles sobre la novela, incluyendo una
peregrinación de la vida humana, y es una parábola del
hombre según CASALDUERO con el tema barroco de la
peregrinatio vitae.
1585 La Galatea
1605 El Quijote (Madrid, Juan de la Cuesta). Ya estaban
escritas entonces Rinconete y Cortadillo y en parte el
Persiles.
1613 Novelas ejemplares
1614 Viaje al Parnaso
1615 Ocho comedias y ocho entremeses. Segunda parte del
Quijote
1617 Los trabajos de Persiles y Sigismunda (póstuma)
2. EL QUIJOTE. ASPECTOS
ESENCIALES
CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS:
No se sabe a ciencia cierta cuándo escribió Cervantes el
Quijote. Si se cree en una confidencia insinuada por
Cervantes en su prólogo, el libro se «engendró en una
cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde
todo triste ruido hace su habitación». Salvo que se tratara
de una reclusión moral al estilo bíblico, esta prisión
parece ser la de Sevilla (1597). En 1603 debía estar
terminado, algo que sabemos por una carta de Lope en
1604 tras haber leído el manuscrito en verano.
EDICIÓN Y PROBLEMAS ASOCIADOS:
EI ingenioso hidalgo D. Quijote de la Mancha (DQM) fue
editada por Robles y salió de las prensas del impresor
madrileño Juan de la Cuesta en enero de 1605. Tenía esta
edición defectos editoriales, algunos corregidos después.
Hubo premura en la publicación, quizá para adelantarse
a la segunda parte del Guzmán (1604) o a La pícara Justina
(1605). Estos desarreglos son:
- Epígrafes que no corresponden al argumento del
capítulo.
http://olasdeplatayazulblog.wordpress.com2
- Robo del rucio de Sancho (XXIII-XXX) y
reaparición sin explicación.
- Capítulo XLIII sin epígrafe.
Esto se explica por un reajuste de los capítulos y las partes
del libro, que en principio debían estar ordenados de otra
forma y que cambian para equilibrar lo quijotesco y lo
rústico-pastoril en Sierra Morena. También hay críticos
que consideran que se debe a las andanzas del autor, que
tuvo que interrumpir varias veces su tarea. Respecto al
robo y aparición del rucio, da Sancho una explicación a
Sansón Carrasco en la Segunda parte.
Así, en lugar de una construcción lineal como la de
Flaubert, aparece un universo en expansión donde la
narración de las hazañas de DQ y de Sancho, modulada
por la polifonía de los supuestos narradores, se enriquece
con historias episódicas.
EL ORIGEN DEL QUIJOTE DE 1605:
- El entremés de los romances: En el XVI circula una
pieza en la que un individuo, de tanto leer romances,
se vuelve loco y cree ser él un personaje de romance.
Esto presenta semejanzas con la primera salida del
Quijote, pero no quiere decir, como sostuvo durante un
tiempo la crítica, que DQM se concibiera en principio
solo hasta el regreso después de la primera salida, a la
inversa, DQ vuelve para seguir los consejos del ventero
y encontrar un escudero. En los primeros capítulos
aparecen los temas más importantes en torno a los
cuales se ordena la estructura de conjunto de la
novela: la locura del héroe, sus preparativos, el
armarse caballero en la venta sólo pueden concebirse
como los primeros jalones de una epopeya de vastas
proporciones.
- Relato del capitán cautivo: L. A. MURILLO defiende que
esta historia insertada en DQM y que se escribió entre
1589-1590, con los amores entre Ruy-Pérez y Zoraida,
son una primera configuración de los del Quijote y
Dulcinea.
EL QUIJOTE DE 1615 Y EL INCIDENTE DE
AVELLANEDA:
La aparición de Quijote apócrifo en 1614 hace que
Cervantes le dé una nueva arquitectura al Quijote de
1615. Todo indica que la Segunda parte nació del éxito
de la Primera. En 1605 dan testimonio del mismo las
cinco ediciones (tres fraudulentas) en la Península; dos
años más tarde se señaló su presencia en Perú, mientras
que bailes y mascaradas ampliaron su audiencia más allá
del círculo de los que sabían leer. En 1612, diez ediciones
de la obra maestra en castellano circulaban por Europa,
el mismo año que Thomas Shelton publicó la primera
traducción inglesa. Dos años después, en Francia, César
Oudin seguirá su ejemplo. En 1614, Cervantes está a
mitad de camino en la redacción y termina el capítulo 36
de la Segunda parte. A lo largo del verano trabaja a
marchas forzadas impaciente por terminar, pero en los
últimos días de septiembre de 1614, un acontecimiento
lo toma desprevenido, esta aparición de la que hablamos
de un Quijote debido a la pluma del «licenciado Alonso
1 Martín de Riquer y Alfonso Martín, en la actualidad, señalan a Jerónimo
de Pasamonte, el reo de galeras que aparece como “Ginés de
Pasamonte” en la Primera parte y que había escrito «una novela superior
al Lazarillo de Tormes».
Fernández de Avellaneda, natural de Tordesillas». El
hecho en sí no tenía nada de incongruente en una época
en que prevalecía la concepción de la imitación inventiva,
como dan muestras las continuaciones de La Celestina,
del Lazarillo y la Diana. Además, Cervantes se había
declarado “padrasto” de su héroe y se había
enmascarado en cronistas ficticios, y no sólo eso, sino que
había tendido también un cable al nuevo émulo
augurando nuevas aventuras. Aun así, el hecho de
disimularse tras un pseudónimo que aún hoy no llega a
estar desentrañado 1 , el multiplicar los ataques ad
hominem contra Cervantes y, especialmente, al realizar
una obra mediocre en la que DQ y Sancho desarrollan
una intriga marcada por incidentes grotescos y
repugnantes que reproducen comportamientos
estereotipados, cubiertos de ridículo y oprobio, lo único
que hace es degradar la obra de Cervantes2.
Mateo Alemán había mezclado a Sayavedra, su plagiario,
en las nuevas aventuras de Guzmán de Alfarache, antes
de condenarlo a la locura y al suicidio. Cervantes adoptará
otra actitud: incorporar, por vías indirectas, la
continuación de Avellaneda a la esencia misma de su
propio relato. Así, aunque proyectaban ir a Zaragoza,
encuentran en una etapa a dos lectores de la continuación
apócrifa que, desencantados por las tonterías que acaban
de leer, someten la obra a su veredicto, provocando su
indignación. Al ver que Avellaneda ha llevado a su héroe
a Zaragoza, señor y criado renuncian a su proyecto y van
directamente a Barcelona. En el camino de regreso
conocen a don Álvaro Tarfe, uno de los personajes
inventados por el plagiario que, al medir el abismo que
los separa de sus dobles, llega a la conclusión de que él
también es juguete de los encantadores (de los que
hablaremos más adelante).
Si no hubiera sido por el fuego cruzado del narrador y sus
criaturas, el Quijote apócrifo no habría escapado de un
olvido.
Terminada en enero de 1615, la Segunda parte no
aparecerá hasta noviembre del mismo año. Lleva el relato
hasta su término, que no es otro que la muerte del héroe.
Al hacer esto, Cervantes superó las expectativas del
público que, diez años antes, había saludado el
nacimiento de don Quijote, llevando la novela a su
perfección.
3. LA ESTRUCTURA DE LA OBRA
JOAQUÍN CASALDUERO habla de la circularidad de la novela:
salida-aventuras-vuelta al hogar. Son tres salidas, pero no
por tierras exóticas, sino La Mancha, Aragón y Cataluña.
DQ se pone en marcha sin rumbo fijo, donde su caballo
lo lleve.
SALIDA 1:
Dura tres días en los que DQ deambula cerca de su lugar.
Es armado caballero en una ceremonia burlesca y un
vecino lo ayuda a volver.
SALIDA 2:
2 Comienza con un prólogo insultante a Cervantes. Este tuvo que
conocerlo, ya que tendría copias manuscritas antes de su publicación. El
Quijote tiene un comportamiento más bien grosero y se dice
“desenamorado” de Dulcinea. Debió publicarse cuando la redacción del
II DQM iba por el capítulo LIX.
http://olasdeplatayazulblog.wordpress.com 3
Sancho lo acompaña. Huyen a Sierra Morena tras la
aventura de los galeotes. Son un gran acierto los diálogos
entre Sancho y Don Quijote. En el espacio escénico de la
venta se sueceden historias que convergen: Cardenio y
Luscinda, Fernando y Dorotea, Luis y Clara, la historia del
cautivo y la lectura de la novela El curioso impertinente.
SALIDA 3:
En el DQM de 1615. EMILIO OROZCO hablaba de una
estructura barroca donde el todo integra las partes. Como
hemos dicho, en lugar de a Zaragoza altera su ruta a
Barcelona, donde es derrotado por el Caballero de la
Blanca Luna (Sansón Carrasco) y regresa a su pueblo
para morir. La mayoría de aventuras gira en torno al
palacio de los duques, donde son moralmente
vapuleados.
4. LAS VOCES DEL NARRADOR
QUIJOTE DE 1605
- Yo problemático del prólogo: atrae al lector y
ayuda a escapar de una responsabilidad directa.
- Voz incierta del inicio: «de cuyo nombre no
quiero acordarme» hasta el capítulo VIII, donde
abandona la escritura.
- Voz quejumbrosa del capítulo XIX.
- Benengeli: narrador oficial a partir del capítulo IX.
Es parodia del maestro Essabiad, un sabio como
el de los libros de caballerías.
- El indefinible «autor de esta historia»
Cervantes inventa a Benengeli con fines específicos (la
dimensión de DQM, la contrafigura paródica del anónimo
historiador arábigo de la literatura caballeresca, que por
su origen, además, es mentiroso) y una vez cumplidos, los
abandonó.
QUIJOTE DE 1615
Comienza con Cide Hamete Benengeli, pero con una
diferente concepción ética del procedimiento de ficción,
pues hay una infidelidad del narrador al lector. Suceden
en esta parte cosas originales, como el que Sansón
Carrasco hubiera leído El Quijote y apoyara la nueva salida
ofreciéndose, a petición del cura y el barbero, como
escudero. El narrador engaña al retener información del
engaño de Sansón a DQ. En la ficción antigua se obligaba
al autor a destacar el quebrantamiento moral, pero en
DQM de 1615 solo se cuenta la promesa, no la traición,
por lo que es un narrador infidente.
LA RELACIÓN DEL CREADOR CON SUS CRIATURAS
El cuestionamiento de las «fábulas mentirosas» inscritas
en el mismo corazón de las vidas que se manifiestan ante
nuestros ojos en la lectura, procede de una intuición
singularmente nueva, la relación problemática que todo
creador entabla con sus criaturas.
Constantemente enfrentados en la narración, los distintos
personajes y las distintas voces proponen otras tantas
verdades parciales que terminan por abolirse en el seno
de una verdad superior capaz de reconciliarlas. Ese juego
de espejos permite al narrador ocultarse en todo
momento detrás de los seres imaginarios a los que presta
su voz, llegando a veces a delegarles sus poderes. Cide
Hamete Benengeli es el más fascinante de esos dobles,
pues al mismo tiempo que autor ficticio, es «puntualísimo
historiador» altivo que desvela su esfuerzo por captar a
esos héroes en toda su plenitud. Así, Cervantes nos hace
entrar en el acto de la creación literaria.
5. LOS TEMAS DEL QUIJOTE
5.1. LOS TÓPICOS CABALLERESCOS
PARODIADOS
Don Quijote hace suyos, tras muchas horas de lectura, los
tópicos y motivos de las novelas de caballerías que el
lector del S.XVII reconocería con facilidad, pero que hoy en
día sirven más para proceder a la inversa. Cacho Blecua
(2002) hace una recopilación de estos tópicos, de los
cuales hay quince fundamentales que aparecen en el
Quijote. Los enumeramos a continuación:
1. El sabio cronista y el manuscrito encontrado.
2. El amanecer mitológico: topografía y cronografía
caballeresca (es un ejercicios retórico amplificativo)
3. La investidura, con la petición de armazón del aspirante
por parte del padrino y el ceremonial.
4. La defensa del menesteroso: del escudero oprimido y
de la princesa raptada.
5. El desafío por la dama.
6. Los sabios encantadores, que pueden convertirse
indistintamente en auxiliares o antagonistas de los
héroes caballerescos.
7. El gigante, que representan la desmesura moral, son
infieles y enemigos del cristianismo y encarnan el
orgullo y la soberbia a los que se oponen la moralidad
y fortaleza de los héroes.
8. El requerimiento amoroso.
9. La guerra y los ejércitos.
10. El amor: el caballero y la dama. El hecho de que se
retiren y cambien de nombre cuando son rechazados
por su dama es imitado por D.Q.
11. Engaños y burlas caballerescas: la aventura fingida.
Diseñadas como pequeños montajes teatrales, lo
suficientemente verosímiles como para confundir al
caballero.
12. Las bestias fieras, como el endriago de Amadís de Gaula
o los leones de Palmerín de Olivia.
13. El encantamiento.
14. La cueva de las maravillas.
15. El caballero pastor.
5.2. LA LOCURA, LA LITERATURA Y LA
VIDA
Al comienzo de la historia ya aparece lo que será de un
extremo a otro el resorte esencial: la locura de DQ; más
exactamente, la decisión aberrante de un oscuro hidalgo
manchego cuyo cerebro ha sido alterado por la lectura de
los «Amadises» y que, creyendo resucitar la caballería
andante, sale a recorrer el mundo en busca de aventuras.
Si nos atenemos estrictamente a sus propósitos, su
creador habría tenido como único fin «deshacer la
autoridad y cabida que en el mundo y en el vulgo tienen
los libros de caballerías».
En realidad, así justificaba Cervantes, en tono divertido, el
desarrollo paródico de la novela y su dinámica. Al mismo
tiempo, se dejaba las manos libres para plantear un
problema de fondo: el de las condiciones que deben
cumplir las «fábulas mentirosas» (obras de imaginación)
para «casar […] con el entendimiento de los que las
leyeran», es decir, para acreditar en el espíritu del lector
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la verdad que les es propia, la verosimilitud poética que
Aristóteles distingue de la verdad contingente de la
historia.
En el Quijote tiene cabida toda una teoría de la literatura
cervantina que se encuentra en los diálogos entre los
personajes3 y en las observaciones de los narradores, así
como en el Prólogo. En cierto modo, toda obra literaria es
un producto autocrítico porque no se puede componer
sin tener en cuenta ciertos criterios y convenciones, sin
embargo, en el Quijote, se da un acto de reflexión que se
integra con naturalidad en el asunto principal de la
historia narrada. Todo el juego literario para hacer sonreír
al lector, en el fundo, tiene los problemas teóricos que
surgen de la interacción de la historia verídica con la
ficción inventada. Según la teoría del Siglo de Oro, la
historia y la poesía son los dos polos entre los cuales
circulan los relatos de todo tipo. A partir de tales
consideraciones fueron formulándose los nuevos
conceptos de la narrativa que habían de engendrar la
novela moderna, a diferencia de las variedades antiguas
de la prosa de ficción.
La locura de DQ se ilumina en su génesis, en el clima
cultural de la época. Desde ese punto de vista, se recorta
sobre todo un trasfondo donde se mezclan las chanzas
del bufón de Carnaval, el elogio erasmiano de la locura y
los debates del Renacimiento sobre el ingenium. Pero el
sentido que reviste es el de ilustrar a su manera la fuerza
contagiosa de la literatura en todos los que sufren su
hechizo. El lector ejemplar descubre inmediatamente las
relaciones entre la literatura y la vida que se dejan ver.
Como caballero errante, se convierte en el héroe de una
epopeya burlesca, en constante desfase con los modelos
en los que cree inspirarse. Y sin embargo, por irrisoria que
sea su realidad, ya que es la de un obstinado que descifra
el mundo con el código que encontró en las novelas, la
existencia a la que accede DQ le pertenece solo a él; nadie
puede cuestionársela. El ingenioso hidalgo mantiene
contra viento y marea el proyecto de un hombre libre.
Pero solo hay libertad sometida a la prueba de los hechos.
Resucitar la caballería andante es encarnarla en la
cotidianidad, en el marco familiar de una existencia
concreta: las llanuras de la Mancha donde el héroe va en
busca de aventuras, la venta donde es armado caballero,
los caminos por los que se cruza con cabreros, monjes y
galeotes solo muestran el «realismo» cervantino como
signos de un presente del que no podría abstraerse y que
lo devuelve siempre a la tierra. Don Quijote no tiene más
salida que integrar este presente en sus sistema de
pensamiento, de tal manera que no le queda más
remedio que explicar sus contrariedades por la acción de
encantadores dedicados a perderlo (la desaparición de su
biblioteca o la metamorfosis de gigantes en molinos), se
provee de los medios para interpretar las contradicciones
de lo real sin salir del ámbito de la ilusión.
Atento a relativizar así lo absoluto, DQ logra poco a poco
edificar sobre las ruinas del mundo legendario al que se
3 «Habría que recordar, siguiendo a MONIQUE JOLY, la importancia del
encuentro de DQ y del galeote Ginés de Pasamonte. Este decidió escribir
la historia de su vida, a despecho del Lazarillo de Tormes y de «todos
cuantos de aquel género se han escrito o escribieren». Al hacer esto
denuncia, por diferentes caminos, el artificio pseudo-autobiográfico en el
que se basa la fórmula picaresca, el cual establece que el autor no sea ni
refiere, el mundo ambiguo del que es héroe. Con Sancho,
puede seguir luchando con la realidad.
5.3. LA ESPECIFICIDAD DE LA SEGUNDA
PARTE
En la Segunda Parte, los protagonistas extienden el
campo de sus descubrimientos, como hemos dicho ya. El
azar de los encuentros los pone en presencia de
individuos de todas las condiciones: campesinos y
pastores, pero también actores en gira, hidalgüelos de
pueblo, grandes señores rodeados de la gente de su casa,
caballeros ciudadanos. La aparición del morisco Ricote,
que regresó clandestinamente a su patria, contribuye a
anclar la acción en la realidad cotidiana, asegurando el
cruce de la aventura con la actualidad inmediata. DQ y
Sancho constituyen el eje en torno al cual se ordena este
universo.
Sin renegar del artificio de los relatos interpolados, esta
vez vez declara no «ingerir novelas sueltas ni pegadizas,
sino algunos episodios que lo pareciesen, nacidos de los
mesmos sucesos que la verdad ofrece, y aún estos,
limitadamente y con solas palabras que bastan a
declararlos». Así justifica la inclusión de seis historias
episódicas, subordinadas a la acción principal a la que se
encuentran orgánicamente ligadas, gracias a la
participación directa y decisiva de los dos héroes.
Los protagonistas aquí lo son en el total sentido del
término, manifiestan como tal su existencia atentos a
mostrarse en carne y hueso a los lectores de la Primera
Parte que se encuentran por el camino. Viven de la fama
de su propia fama, pero quieren recusar las fábulas más
o menos sospechosas que se propagan sobre ellos. DQ ya
no tiene que inventar su propio mundo, sino que en
adelante son las circunstancias o simplemente los
hombres quienes fabrican un universo a medida de sus
hazañas o de sus deseos. La aventura puede surgir:
- Por sí misma: el desafío del león en su jaula, o la
bajada a la cueva de Montesinos.
- Debida a la voluntad de un demiurgo: Sancho
interviene persuadiendo a su amo de la
metamorfosis de Dulcinea para ocultarle que
nunca la vio; Maese Pedro al representar un
teatro de títeres de Gaiferos y Melisendra; el
duque y la duquesa, que montan una
fantasmagoría cuyo culmen es la aparición de
Merlín y de Dulcinea, la aventura de Clavileño y el
gobierno de Sancho en la ínsula de Barataria; por
último, Sansón Carrasco adoptando la apariencia
de la Blanca Luna.
En ese mundo, hasta los personajes más sanos de espíritu
terminan por vacilar en el momento de señalar la frontera
entre el ser y el parecer, como cuando Teresa Panza
recibe la visita de un paje que le lleva un collar ofrecido
por el gobernador Sancho.
El lector cómplice, que se divierte con esa desazón, se
siente menos seguro cuando se entera por boca del
el pícaro ni su doble arrepentido. DQ afirma de esta manera su
singularidad frente a las tres figuras emblemáticas de la ficción novelesca
—el caballero, el pastor y el pícaro—, mientras que cada una de sus
aventuras coloca un nuevo jalón para profundizar en una reflexión
constantemente reajustada en el taller de la escritura» J. CANAVAGGIO.
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caballero de las «cosas admirables» contempladas por él
en la cueva de Montesinos. DQ se pregunta si no ha
soñado; Cide Hamete, por su lado, da a entender que se
trata de una aventura apócrifa. Atrapado entre el héroe de
ese destino, del que cae por su peso que no podría mentir,
y el cronista ficticio de sus hazañas, cuyo testimonio por
definición es mentiroso, el lector oscila entre la ilusión y
el artificio; de ahí el vértigo, observado por Borges, que lo
lleva a preguntarse por momentos si él mismo no es
también un ser de ficción.
6. PERSONAJES
EL LOCO INGENIOSO
Ya hemos hablado de la locura antes. Desde Erasmo de
Rotterdam la locura equivalía a una conciencia superior
de los desajustes del mundo. La demencia de DQ
consistía en no distinguir entre las criaturas de su
imaginación literaturizada y las de la realidad, por ello se
hace caballero andante y sale a deshacer entuertos.
AMÉRICO CASTRO llamó a esto realidad oscilante. Hoy se
diagnosticaría como mitomanía literaria, que en la
literatura europea es una forma de crítica metacultural
(quijotismo).
Es ingenioso, según AVALLE-ARCE, en referencia a la teoría
de los humores de los que se compone el cuerpo (cólera,
sangre, melancolía y flema). Se dice en DQM que en él
predomina la cólera y, en el Examen de ingenios de Juan
de Huartes, dice que los ingeniosos son los coléricos con
manías. El sueño restablece la humedad, y como no
dormía, su locura cada vez iba a más.
SANCHO PANZA
Sancho surge de todo un sustrato de representaciones del
campesino, ampliamente difundidas por el sustrato y
reelaboradas por el teatro del Renacimiento. Es un
manchego de estilo prelopista que aparece hablando
sayagués (literario): su amistad con el rucio, el buen
comer, el tinto o sus sueños de ínsula así lo muestran.
Sin embargo, bajo su máscara, es moralmente sano y
sensato
- Vida familiar
- Cristianismo caritativo y cordial
- Notas dialectales
- El gobierno de la ínsula hace que se penetre en
su capacidad de locura
7. EL ESTILO DEL QUIJOTE
MARTÍN DE RIQUER presenta multitud de modalidades
estilísticas. Hemos hablado antes de la precipitación de la
composición que se manifiesta en los datos a destiempo
(Olvidábaseme de decir…), lo que al mismo tiempo
convierte a la novela en afectivamente próxima.
En 1605, hay una variedad de estilos y personajes que
hace que sea menos uniforme. Hay pasajes de novela
pastoral (Marcela y Grisóstomo) o parlamentos entre
Ambrosio y Marcela, que llevan al modo de las Dianas y
Galateas, así como pastores poetas, aunque el cabrero
Pedro molesta a DQ con las salpicaduras de vulgarismos
en su discurso. En la de 1615, DQ quiere ser pastor en
una fingida Arcadia, lo que hace que sea una parodia de
libros de pastores.
Aparece el estilo de la novela picaresca (I, 22) con la
figura de Ginés de Pasamonte. También de novela
morisca con la historia del Cautivo. El curioso impertinente
presenta el ambiente italiano.
Los discursos son ejercicios de estilo oratorio, como el de
la Edad de Oro (I, 11), Las Armas y las Letras (I, 37) en la
venta de Palomeque, y es versión renacentista del
medieval debate entre el clérigo y el caballero; la
respuesta al eclesiástico en el palacio de los duques (II,
32), es discurso forense de defensa.
Las cartas presentan una tipología variada: amorosa serie
(Luscinda a Cardenio, I, 27), la amorosa paródica, como la
de DQ a Dulcinea (I, 25). En las que dicta Sancho rige la
naturalidad y la gracia, pero las supera las de Teresa
Panza a la duquesa y su marido (II, 52). La «libranza
pollinesca» (I, 25) es parodia del estilo mercantil.
Además, aparecen cuentecillos tradicionales que
presentan el estilo coloquial del pueblo.
Por supuesto, es fundamental el diálogo, sin el que les es
imposible vagar. HATZFELD señala que en el Quijote todos
hablan desde su condición (moriscos, galeotes, vizcaínos,
etc.), lo que es uno de los grandes aciertos de Cervantes.
Además, la ironía o el humor alcanzan a todos.
Un rasgo estudiado por AMÉRICO CASTRO es la economía de
medios con la que se enfoca la sustancia de la historia. Es
un estilo elusivo que plantea muchas supresiones: el lugar
de la Mancha, su nombre, no se describe la casa de D.
Diego de Miranda porque «al traductor de esta historia le
pareció pasar estas y otras semejantes menudencias en
silencio, porque no venían bien con el propósito principal
de la historia».
8. INTERPRETACIONES/RECEPCIÓN
Dijimos en la introducción que hay constantes en la
historia de las interpretaciones que se han sucedido del
Quijote:
1. El tipo de comprensión histórica definido por
Schleiermacher, que remite siempre al dominio
lingüístico del autor de sus lectores contemporáneos.
2. De índole acomodaticia, trata de adecuar el sentido del
texto, a pesar de su infraestructura de supuestos arcaicos,
a la perspectiva mental del lector moderno. Es la postura
espontánea del lector medio y también la del crítico
literario en cuanto portavoz de los intereses de ese
supuesto lector.
La frecuente tensión entre las dos actitudes oculta una
simbiosis latente que se remonta a los orígenes de la
hermenéutica, de la cual se derivan las premisas de la
historia literaria moderna. Si bien la exégesis de la
primera era del Cristianismo interpreta el Antiguo
Testamento a la luz del Nuevo, acomodándolo por medio
de un código alegórico, aquellos intérpretes, ante la
proliferación de versiones heréticas, se vieron obligados a
fijar reglas de interpretación para acotar el terreno de las
lecturas legítimas. La misma alternancia entre flujo
liberador y reflujo regulador puede observarse en la
tradición que ahora nos ocupa.
S.XVII: Del testimonio de los contemporáneos de
Cervantes se desprende que el éxito del Quijote en primer
lugar fue el de una novela cómica, una epopeya burlesca.
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Incluso Lope, que llegó a impedir que le escribieran
halagos al comienzo de DQM, acabó elogiándolo en 1631.
Todas las ficciones literarias del XVII lo toman como héroe
haciendo de él una triste figura en el sentido del
castellano de aquel momento, es decir, un personaje
ridículo. Ejemplo de ello es el poema burlesco del
testamento compuesto por Quevedo. El hecho de que no
fueran interpretados como otras obras de corte risible y
excéntrico como La Celestina o el Guzmán de Alfarache, se
debe a que Cervantes, en el prólogo y la Primera Parte
reniega de la gravedad ejemplar y sentenciosa que las
otras sí tienen, como sentencia Gracián en Agudeza y arte
de ingenio.
S. XVIII: Surge un nuevo punto de vista. Las malandanzas,
ciertamente, siguen haciendo reír, pero se carga de un
significado condicionado por la decadencia del poderío
español: el solitario que se obstina en defender el ideal de
un época caduca se convierte en el arquetipo de un país
que no supo resolver sus contradicciones.
En este siglo cabe mencionar en el extranjero la valoración
del figurón en Inglaterra, que da pie a la creación de
personajes extravagantes pero amables modelados
directamente sobre DQ y la elaboración de un tipo de
humor caprichoso y reflexivo que exhibe Cervantes como
narrador del Quijote, incluido todo el repertorio de trucos
tendentes a llamar la atención sobre la ilusión ficticia o
ironizar acerca de las convenciones literarias. Todo ello
culmina en The Life and Opinions of Tristam Shandy, de
Laurence Sterne, que encierra una innovadora
interpretación del Quijote que tendrá que esperar al siglo
XX para su formulación.
Los dos intérpretes principales del siglo son Mayans i
Siscar y Vicente de los ríos. El primero elogia la obra como
sistema artístico coherente y el segundo hace un primer
análisis sobre la dicotomía entre ilusión y realidad. Para él,
el Quijote contiene una novela épica encajada dentro de
una novela realista, y esta estructura concéntrica la
consigue mediante las dos perspectivas sobre la acción.
S. XIX: El romanticismo alemán —Ludwig Tieck, los
hermanos Schlegel, Henrich Heine— dará el paso
decisivo, desarrollando, a menudo con lirismo, una
concepción nueva de la novela. Así, pasa a considerarse
síntesis del drama y de la epopeya, y la aventura
quijotesca se convertirá en el símbolo del Ser y del No-
Ser: una odisea mítica donde se expresa la dualidad
humana, y cuyo protagonista es héroe de nuestro tiempo.
S. XX-XXI: Las interpretaciones modernas son de diversa
índole:
- «Sanchificación» de D. Quijote y «quijotización» de
Sancho, enunciada por Salvador de Madariaga.
- Perspectivismo que subraya la relatividad de las cosas,
debido a Leo Spitzer.
- El conflicto entre el DQ admirable y risible ha sido
tratado por John J. Allen, Don Quijote, Hero or Fool?.
- Interpretación psicoanalítica en Madness and Lust de
Carrol B. Johnson.
- Interpretación marxista desde la corriente de la radical
historicidad, de Juan Carlos Rodríguez en El escritor
que compró su propio libro, basado en la concepción de
4 Echar un vistazo a la hora de estudiar al resumen sobre las
interpretaciones del Quijote: Unamuno y Ortega y Gasset.
DQ como un sujeto libre en un nuevo mundo, y de
Cervantes como el primer escritor moderno en que
pueden rastrearse las exigencias del mercado, puesto
que el Quijote, desde esta óptica, se escribió
simplemente por hambre.
- Interpretación nacionalista de la G.98 y novecentista,
en que se contrapone Don Quijote como cristo laico al
resto de Europa e incluso Cervantes.
J. CANAVAGGIO considera que la interpretación romántica
ignora el propósito declarado del autor, y comparte su
indiferencia, a falta de captar toda la sal de una comedia
basada en la parodia: las fábulas caballerescas, modelo
sobre el cual el ingenioso hidalgo modela su conducta, se
han vuelto ajenas a nosotros. Al mismo tiempo, ya no
miramos la locura como antes (Foucault). Habituados a
verla compartir la vida cotidiana, los hombres del
Renacimiento se divertían sin avergonzarse de la
extravagancia del loco. Con la generalización del
manicomio y del encierro de los dementes, la locura se ha
convertido en fuente de inquietud en una civilización
separada de las fuentes de la cultura popular y que ya no
participa del espíritu de Carnaval. A través de sus
fracasos, el héroe de Cervantes encarna en adelante un
destino sentido como trágico, porque consagra la derrota
del individuo, medida de todo y referencia suprema.
Como hemos dicho, estas dos interpretaciones no se
anulan, sino que se complementan4.
9. CONCLUSIÓN
El Quijote es una obra que sin cesar desborda todas las
interpretaciones a las que se lo ha querido reducir. Su
recepción mundial ha sido amplísima, desde los
alemanes románticos a Schopenhauer y la metafísica del
voluntarismo trascendental; anglosajones como Swift,
Sterne, el Walter Scott de Ivanhoe o Dickens y Joyce; en
rusos como Gógol o Dostoievski; estadounidenses como
Mark Twain o Faulkner y francese como Faulkner, amén
de autores más actuales como Nabokov, Kundera, Borges,
Italo Calvino, Paul Auster, García Márquez o Luis Landero.
El Quijote provee de un nuevo espacio narrativo a la
literatura, en forma de novela moderna. Los personajes
hasta entonces no tenían derecho a la palabra en los
relatos ficticios, no tenían la libertad de usarla. Cervantes
sí deja que nos muestren, por la manera en que la usan,
cómo reaccionan ante el acontecimiento. Fue el primero
que les otorgó ese privilegio, mientras que el juego de los
narradores permite introducir a su lector en el seno de la
ilusión novelesca.
Como bien dijo Ortega en sus Meditaciones del Quijote,
«toda novela contiene al Quijote en su interior como una
marca de aguas».
10. BIBLIOGRAFÍA
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