La educación tradicional se basa en la transmisión acrítica de conocimientos de maestro a alumno, donde el maestro es el protagonista y los alumnos juegan un papel pasivo. Con el pensamiento democrático y teorías como el aprendizaje significativo, la enseñanza tradicional ha perdido relevancia al centrarse ahora en el estudiante como sujeto de su propio aprendizaje.