Las organizaciones tradicionales se caracterizan por su burocracia estricta y enfoque en resultados a corto plazo, mientras que las nuevas tendencias fomentan la interacción constante, mejora continua de procesos y trabajo en equipo. Ambos tipos de organizaciones comparten objetivos como desarrollar productos o servicios lucrativos con recursos limitados y metas de eficacia, aunque difieren en su liderazgo, estructura y capacidad de adaptación.